domingo, 10 de junio de 2012

Solemnidad del CORPUS


          LA GRAN FIESTA DEL CUERPO Y SANGRE DE JESÚS
            Hoy celebramos la solemnidad del CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, o el misterio del AMOR HCHO EUCARISTÍA. El momento sublime en que Cristo inventa el milagro permanente de permanecer con nosotros TODOS LOSM DÍAS HASTA EL FIN EL MUNDO, de una manera real.
            Presagiada en símbolo por Moisés ante un pueblo que se juramenta a hacer todo lo que le ha dicho el Señor, y Moisés levanta “acta notarial” (a su modo primitivo”, con sangre de animales que se esparce sobre el pueblo como rubrica de una ALIANZA que Dios ha hecho con ellos.
            Pero si ya la sangre de animales tiene ese valor de sella un   compromiso, y atrae las bendiciones de Dios, ¡cuánto más la Sangre del propio Jesucristo, que se ofrece  sí mismo, podrá librarnos de nuestros pecados.
            Por eso en la noche decisiva de su propia muerte, Jesucristo hace el ofrecimiento y entrega  su CUERPO y derrama su SANGRE en un gesto inaudito que adelanta su propio Sacrificio de la Cruz.  Por eso, lo que hoy vivimos es el mismo Jueves santo, pero acentuando el sentido festivo y gozoso de los efectos de aquella noche de Pasión y de muerte que culminó en la inmolación cruenta e la CRUZ.


            NOS PREPARAMOS A COMULGAR
            Hemos pasado el PUENTE (=Jesús, PONTÍFICE MÁXIMO) y nos hemos echado en brazos del Padre, de NUESTRO PADRE. En Él hemos centrado nuestros anhelos esenciales de un creyente: que Dios sea aclamado Santo en su Ser y en sus obras, que su Reinado de Padre y de Dios venga a nosotros, y –consecuentemente- nosotros hagamos en todo su voluntad y besemos su mano allá donde no entendamos sus porqués.  Que Dios nos dé cada “Pan” (del cuerpo y el alma…, lo verdaderamente esencial que necesitamos, entre lo que tiene mucha importancia el sabernos perdonados por Él y el que nosotros –a la par- perdonemos a los otros, para que el maligno no tenga parte en nosotros.
            Si eso es así, ya hacemos un primer paso de COMUNIÓN abriéndonos de par en paz a la PAZ que tenemos dentro y que trasmitimos de brazos a abiertos a nuestros semejantes, amigos, enemigos, cercanos y lejanos, agradables y molestos.  De lo contrario, ha llegado el momento de parar la celebración y de irnos a reconciliar con el hermanos que tiene quejas de mí  [no dice que yo las tenga de él, porque eso ha entrado en el “perdonamos a los que nos han ofendido”).
            Y si todo está ya en orden, AHORA PODEMOSM INICIAR LA PROCESIÓN hacia el Altar para recibir la COMUNIÓN

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