martes, 31 de julio de 2012

San Ignacio de Loyola


MARTES DE SEMANA 17
             En las Iglesias jesuíticas, hoy celebraremos como solemnidad litúrgica a San Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús. Pero el blog va más allá de esas fronteras y seguirá, como –en toda la Iglesia- la LECTURA CONTINUA.  En ella, pues, me detengo.
             Los estereotipos nos llevan siempre a  esa lectura “molesta” de los profetas, o narraciones de una historia desde la visión de los hechos humanos, que –por otra parte- no sabían narrar sino desde los sentimientos de un pueblo agresivo (y los hagiógrafos (historiadores de la Sagrada escritura) que al mismo tiempo no podía explicar esa historia si no era poniendo a Dios en la cúspide de todo, y por tanto –en la narración- como autor necesario tanto del bien como del mal.  Habría que remitirse a los estudios de los especialistas, o de la Historia de las Religiones, cosa de la que libero a mis lectores y me libero yo.  Y yo, como hombre de fe, como creyente en Dios. Como sabedor de que Dios no puede hacer el mal porque eso va contra su propia esencia (“conjunto de todos los bienes s, sin mezcla de mal alguno”), leo la Biblia desde esa clave y no desde la clave judía ni primitiva de hace tantos siglos.
             Leo, pues, a Jeremías como el narrador del HOY presente…, como si Jeremías fuera el cronista de nuestros tiempos, que estuviera narrando la realidad de los periódicos de este 31 de julio.  ¿Y qué es lo narraría?  - La terrible desgracia de la doncella de Israel –del mundo de hoy, mundo amado de Dios- que sufre fuertes dolores, y que se traduce –en la realidad- en que salgo al campo y veo muertos a espada (o a bombas, o a esclavos de los poderosos) y entro en la ciudad y veo desfallecidos de hambre, y profetas y no profetas vagando por el país sin saber adónde ir.  Y veré al vulgo ignorante que se vuelve a pedirle cuentas a Dios, a echarle las culpas de los males, mientras el propio vulgo es el que produce tanta desgracia porque “el hombre se ha vuelto un lobo para el otro hombre”.  ¿Es de eso de lo que culpamos a Dios?   En el lenguaje de Jeremías no culpa a Dios, sino que no tiene otra manera de explicarse que pensando que si algo ocurre, es Dios quien lo hace.  Nosotros, con una cultura muy diferente, sabemos que el enemigo malo lo ha hecho, sobresembrando cizaña sobre la buena semilla que habían dado EL DUEÑO.  Que el Dueño jamás daría una semilla contaminada, porque NO LA TIENE NI LA PUEDE TENER. Y porque aquí abajo se manipulan las semillas y las contaminan y les quitan su naturaleza fértil y las convierten en híbridas.
             Jeremías da el paso muy acertadamente: Nosotros hemos pecado. Nosotros hemos “creado el mal”.  Nosotros nos hemos apartado de la fuente. ¿Cómo vamos ahora a echarle la culpa a que no llegue el agua que fecunda y da frutos?   Y con humilde y amorosa petición dice a Dios:  No nos rechaces…, ¡por tu Nombre Santo! (¡porque Tú eres Dios y no hombre, y porque estás muy por encima de tanta bajeza humana.  Porque Tu eres Dios y no puedes dejar de serlo, y porque Tú, al ser Dios, TODO LO CONDUCES AL BIEN, todo lo haces bueno, y de tus manos nada malo puede brotar.
             Nuestro mundo ¿qué está haciendo?  ¿Tiene Dios la culpa de que se abra el agujero de la capa de ozono, de que las naciones trafiquen con armamentos, de que se mate a los ya concebidos, de que el egoísmo de unos aplasta a los otros?  Necio sería quien echara la culpa a Dios.
             Que si uno se mira a sí mismo: ¿es que tiene Dios la culpa de que yo sea un fanfarrón, un criminal, un explotador, un vicioso?  ¿Dios es quien provoca en mí los celos y recelos, los rechazos y los malos afectos, la envidia y el rencor, la distancia con el prójimo al que ya –en mi corazón- tengo alejado por mis personales pasiones humanas?  ¿Fue Dios quien sobresembró cizaña y ocultamente?  Las respuestas –y ampliación de preguntas- es ya muy personal.  Brindo una nueva lectura de Jeremías y una purificación de nuestros sentimientos primarios, porque en cuanto dejemos razonar a nuestra inteligencia, ayudada por la fe, habremos entrado mucho más directamente en lo que es HISTORIA DE SALVACIÓN, que ocupa toda la Biblia…, y esa oscura historia humana que también refleja la Biblia…, y las emerotecas de todo el mundo.

lunes, 30 de julio de 2012

Cinturón, mostaza y levadura


PARÁBOLAS A GOGÓ
Empecemos a leer la 1ª lectura por el final.  El proyecto eterno de Dios, y su posterior historia concreta con la humanidad, en el más concreto aún Pueblo de Israel, Pueblo de Dios, es el proyecto de un Dios ceñido a la vida de cada criatura como un cinturón nuevo se ciñe a los lomos de quien lo lleva.  Y Dios no había pensado en otra cosa.  Pero le revela a Jeremías la realidad de la vida: la humanidad, concretada ahora a su pueblo ha tomado ese cinturón, lo ha maltratado y llevado a humedales que no eran su finalidad ni su destino, y ha inutilizado el cinturón.  Cuando Jeremías quiere ponerse –por encargo de Dios- el cinturón que se podrido, ese cinturón está inútil. Pero Dios lo había soñado para que fuera “su fama, su alabanza, su adorno”.
Voy a traspasar siglos para poder entender ese mismo “sueño de Dios” en concepción más afín a nuestro tiempo.  Cuando San Ignacio pone en el frontispicio del libro de sus Ejercicios lo que él llama: Principio y fundamento, escribe este comienzo: “El hombre ES (permanentemente) creado (y sostenido en la vida) pala alabar, hacer reverencia y servir a Dios, y de esta manera dar al hombre la mayor dignidad que puede tener, y que se concreta en salvar su alma (vivir la plenitud inmensa de criatura, que vive el don de su plena libertad de corazón). [Permitidme esas clarificaciones del sentido auténtico del texto].  Por tanto ese sueño de Dio, expresado a Jeremías, no es el de un Dios egoísta que busca su alabanza y provecho, sino e de un Dios que –al crear y sostener a cada persona humana en la existencia-, no es n Dios egoísta que busca su provecho, sino un Dios de amplio Corazón que al querer ser “cinturón ceñido a la criatura”, lo que está buscando y pretendiendo es la dignificación de la propia humanidad que, en tanto es más humana cuanto que se ciña más al proyecto creador de Dios.
Y sigo mirando lo real humano…  Ahora lo hago abriendo los ojos al mundo que vivo. ¿Qué hacemos con el “cinturón de Dios”?  Lo hemos utilizado así, nuevo, en la finalidad propia de ese cinturón?  ¿Lo hemos separad de nuestros lomos para meterlo en la cloaca de la vida, al margen de Dios?  ¿Nos sirve ahora para ser felices “ese cinturón” maltratado?  Con abrir los ojos lo estamos viendo.  DIOS FUE UN GAN PEDAGOGO al plantear esa extraña “parábola real” del cinturón, que expresaba –sobre todo, y ya desde aquellos tiempos- al Dios que todo lo hace con amor y para bien de la humanidad que Él creó y sigue creando con el amor de quien permanece siempre buscando la plenitud de este Hombre/mujer que Él ha soñado.
Pasamos al Evangelio y siguen las parábolas de Jesús para expresar lo que es el Reinado de Dios… (el sueño eterno de Dios).  Si en la parábola e la cizaña advertía de LO QUE RESTA y no construye…, de lo que es la acción el “enemigo malo” que entorpece la siembra buena, hoy expone en positivo la realidad de ese Reino:  empieza con la humildad y pequeñez de la semilla de la mostaza, pero –una vez sembrada- llega a constituir un arbusto capaz de cobijar aves de todo plumaje.  Todas juntas, todas formando una “colonia” variada pero todas bajo el mismo arbusto.
Pero hay más:  no es sólo n arbusto que cobija pasivamente…; el Reino es LEVADURA.  También empieza en lo pequeño…: un pequeño puñado de levadura que se mete en la masa, y la masa empieza a esponjarse… No es sólo que “esa”  masa se esponja, son que –a su vez- la nueva masa se hace nueva levadura para seguir ampliando los efectos creativos y constructivos. Como aquellos primeros cristianos que se conocían desde fuera y contagiaban a los paganos, admirado de ver cómo se amaban.  Y los cristianos eran perseguidos y ellos, en su huida y sufrimiento, seguían siendo levadura contagiosa de ilusión y amor.  <eso era su sello distintivo. Ese era su auténtico Padre nuestro.

Cuando hoy miro nuestro blog, credo con tanta ilusión y con tanto deseo de crear y ayudar a crecer, y veo cómo es seguido a diario por cientos de personas, que cada día “se desayunan” gozosamente del aporte de levadura que pude ofrecerle, cobijando a más y más bajo “sus ramas”, tengo que tener un agradecido reconocimiento a sus orígenes y finalidad, a la razón para que fue creado, a la lucha mantenida siempre por mejorarlo y mantenerlo en su pureza original, con eso que he insistid siempre de un Blog para CREAR, CRECER, AYUDAR, CONSTRUIR, REMAR HACIA ADELANTE, y SE TESTIGOS ABIERTOS de este Reino único de Jesucristo.  Por eso, las tres parábolas de hoy me son un estímulo para seguir adelante, y que el sueño de Dios de que todo cuanto hagamos redunde en su gloria y alabanza, nos haga a nosotros mismos MÁS PERSONA, MÁS CONSTRUCTORES DEL REINO.  O de menos es el “yo” y el “tú”.  Lo importante es el “nosotros” de esta familia del blog…, y el TÚ INFINITO DE DIOS Y SU REINO…, el cinturón que ciña nuestros lomos par alabanza, amor y servicio de nuestro Dios.

domingo, 29 de julio de 2012

La grandeza de alma


DAR Y SOBRAR
Desde que lee uno la lectura ya vislumbra pr dónde va a ir el tema de este domingo.  Lo que narra de Eliseo es como un anticipo en miniatura de la multiplicación de los panes por Jesucristo,.  El contexto de ese relato de Eliseo es una gran hambre en la región de Gálgala. Ante Eliseo se plantan los hijos de los profetas, unos 100 hombres, que tienen hambre, pero Eliseo no tiene para darles de comer.  En eso se presenta un forastero que trae en su alforja 20 panes de cebada.  Y Eliseo dice a su criado que los reparta entre aquellos cien. Objeta con razón el criado que con eso no hay para dar de comer a cien personas, y Eliseo le insiste en que lo haga, afirmando que habrá para todos.
Damos el salto del tiempo y tenemos a Jesús en el descampado, a donde había ofrecido a su apóstoles un descanso, pero al llegar encuentra una gran masa de personas que le están esperando, porque encuentran en Jesús ese buen corazón que se ocupa de las personas y las atiende. Y Jesús, que había pensado aquella tarde de descanso para sus apóstoles, tiene en su sentimiento más hondo la compasión de esas otras gentes que están anhelantes como ovejas que no tienen pastor, imagen muy sentida en aquella cultura.  Ahí se acaba el pretendido descanso, porque Jesús se va derechamente a aquella multitud para atenderla.  Les habla del Reinado de Dios, les habla de una forma que embelesa, que llena los corazones. Y ni Jesús ni ellos llegan a pararse a pensar que la tarde decae y que allí no hay para comer, y que es multitud necesita irse a las aldeas más cercanas para buscarse víveres.   Sabemos por otros evangelistas que fueron los propios apóstoles quienes llamaron la atención de Jesús sobre lo avanzado de la hora, y Jesús tiene la ironía de preguntarle a Felipe qué dinero sería necesario para comprar pan para todos.  Felpe abrió los ojos como platos, porque haría falta un dineral (aparte de que ¿cómo se traería el cargamento de miles de panes para tanta gente?  Quedaba, pues claro, que no había solución. Para más abundamiento Andrés había hecho sus pesquisas indagando quiénes habrían traído viandas de entre esa multitud.  Y lo único que apareció fue un muchacho con 5 panes y dos pescados.  Y vuelta a la misma reflexión: Pero ¿qué es esto para tanta gente?
Está demostrado que no hay solución humana.  Y ahora entra Jesús en acción. Con la mayor naturalidad pide que la gente se siente en la hierba de primavera (estaba cercana la Pascua).  Toma en sus manos los 5 panes y los dos peces, realiza un gesto eucarístico dando gracias a Dios,  y va dando trozos a los apóstoles para que “sigan repartiendo”. Debió ser un poema el  gesto de aquellos hombres…: ¿qué iban a repartir cuando cada uno no llevaba ni medio pan en su alforja?  ¡Repartieron!  Ya cada pedazo que daban, otro nuevo les quedaba… Y solo en varones había 5000…, y hubo para todos y todas…  Y todos y todas comieron abundantemente, sin que –mientras saciaban su hambre- llegaran a advertir plenamente lo que había pasado.  Jesús, muy intencionadamente hace a sus apóstoles recoger las sobras, y todavía llenó cada uno su alforja con los trozos sobrantes.
Ni que decir tiene que entonces es cuando se enardece esa multitud saciada y cuando piensan que Jesús sería el gran “rey” de Israel, puesto que soluciona así los problemas más graves.  Jesús se va perdiendo de la escena porque aquello no es lo que Él ha buscado, y se mete por el monte y se va a orar…  Si estuviéramos en el evangelio de San Juan, desembocaríamos ahora en la gran promesa de la Eucaristía, que Jesús multiplicará para vida y alimento de todos los siglos futuros.
La 2ª lectura nos viene como una concreción de este aspecto: Sed fieles a la vocación que habéis recibido:  humildes, afables…, con capacidad de comprensión mutua para poder sobrellevarse con amor, esforzándose por mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.  Diríamos, primero, porque coméis un mismo pan…, ese pan multiplicado, con único origen, que es Jesús, y porque si no hay comunión de ánimos, no hay Comunión auténtica en el Cuerpo de Cristo.  Que de eso ya advirtió muy seriamente a los fieles de Corinto.  Pero todavía ahonda ahora en aspectos muy profundos: Porque somos UN SOLO CUERPO, tenemos UN ÚNICO Y SOLO ESPÍRITU SANTO, y  caminamos hacia UNA SOLA Y ÚNICA ESPERANZA en la ÚNICA VOCACIÓN a la que hemos sido llamados..  Porque –dirá en otro lugar- “si os mordéis y os devoráis” os destruís, siendo así que todos estáis teniendo UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE, UN SOLO BAUTISMO, UN SOLO DIOS Y PADRE que lo llena todo y los trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo.
Cae de su peso ese estribillo del Salmo que hemos repetido: Abres Tú la mano y sacias de favores (no sólo de pan) a todo viviente.  A corazón más grande para salir de sí y para más y mejor dar, MÁS COMUNIÓN en el Cuerpo de Cristo, más comunión de ánimos, mas construcción de bienes repartidos, más Comunión en el regazo de un mismo Padre.

sábado, 28 de julio de 2012

Toda PALABRA


TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS
Nunca acaba uno de ver la inmensa riqueza de la Palabra, y cómo se descubren venas nuevas inexploradas, que –sin embargo- están ahí y surgen en el momento oportuno, en las circunstancias oportunas. Leer hoy a Jeremías es un regalo, porque bastaría cerrar los ojos para no saber si quien habla es un profeta antiguo o es el propio Jesús en cualquiera de sus intervenciones del Evangelio.  “Ponte a la puerta del templo y grita allí esta palabra”. [Jesús paseaba por el Templo y gritaba: quien tenga sed, que venga a mí…].  Y lo que debe proclamar Jeremías es: “Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones y habitaré con vosotros”.  [Convertíos, porque se acerca a vosotros e Reinado de Dios;  vendremos a ese y habitaremos en él].  No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo:  Es el templo del Señor; el templo del Señor.  [No todo el me dice: “Seños, Señor” entrará en el Reino de los cielos].  “Si enmendáis vuestra conducta, si juzgáis rectamente, si no explotáis al débil ni derramáis sangre inocente… [No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados;  con la medida que juzguéis os juzgarán los demás].  “Entonces habitaré con vosotros en este lugar”. [Habitaréis en mí y yo en vosotros;  como el sarmiento unido a la vid, permaneced en mi amor].   Y si los que están delante son los belicosos o los soberbios que se creen mejores:  “Mirad; vosotros os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada…, robáis, matáis, quemáis incienso a Baal (traduzcamos: al propio YO]…, y decís: “estamos salvos”.  [El fariseo oraba así: gracias, Señor, porque no soy cm los demás hombres: ladrones, perversos adúlteros…, ni como ese publicano…  ¡Ay de vosotros, hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta y el comino…, y anuláis el mandamiento de Dios por seguir vuestras costumbres…   Se dijo no matarás… Yo os digo: el que ofende a su hermano, ya lo ha matado en su corazón… Esquilmáis a las viudas con pretextos de oraciones…].  “¡ATENCIÓN, QUE LO HE VISTO!” [Nada hay oculto que no llegue a saberse].
Y como con guante de seda entra hoy la parábola de la cizaña. La buena semilla, sembrada a la luz del día y por los hijos del reino. Sin trampa ni disimulo.  Todo preparado para una estupenda cosecha;  para poder irse uno a la cama en la paz de haber hecho bien el trabajo, y para el bien: para que ese campo dé lo mejor, para que crezca la buena semilla y construya siempre.  ¿Cómo es que hay cizaña, cuando la semilla que se plantó fue tan buena?  “Un enemigo malo lo ha hecho”.  Subrepticiamente; entre las oscuridades de la noche”.  “¿Arrancamos la cizaña?  - No, porque pude dañarse el buen trigo.  Dejadlos crecer juntos;  que al tiempo de la siega daré orden de segar primero la cizaña, atarla en manojo que debe ser quemado”,  para que su semilla no vaya a reproducirse y haga luego más estrago.
Gran realidad de la vida. Los vericuetos del mal son mucho más peligrosos que la bondad que se siembra de día.  Lo bueno tiene siempre los límites de lo que es bueno y no debe ser nunca malo.  Lo malo siempre traspasa cualquier límite con tal de hacer el mal.  Por algo son hijos del diablo, y por tanto no pueden competir a igual nivel los hijos del reino.
En mis años docentes en un centro educativo y formativo, había que pensar mucho si convenía quitar a “los malos” de la clase, porque el efecto evidente era que –en cuanto se eliminaran a aquellos- había esos otros que están en el límite del “trigo-cizaña” que pasarían automáticamente a ser “los malos”.  Y en la responsabilidad pedagógica de salvarlos a esos, había muchas veces que mantener a “la cizaña”.  Ya habría tiempo…:  “Atención, que lo he visto”…, esa última palabra de la primera lectura, que coincide exactamente con la decisión del dueño del campo aquel.  Al final, el buen trigo será el que se recoja en el granero.

viernes, 27 de julio de 2012

Sabiduría divina


UNA RIQUEZA LITÚRGICA
Confieso –y no es la primer vez que lo digo así- que no soy un escritor como aquellos de quienes se dice en 24 horas pasaban sus obras de la musa al teatro.  Lo que cada día aparece en el blog, lleva detrás un largo tiempo de oración, ese momento grande en que uno acaba viendo lo que ni siquiera había imaginado en una primea lectura.  Hoy he tomado a Jeremías, como corresponde a este viernes, y me ha admirado algo que nunca había sido objeto de mi atención.  Jeremías, el profeta tan perseguido por profetizar ruina de Jerusalén, hoy abre a la esperanza, humilde de momento, de que los mismos hijos apóstatas volverá UNO de una ciudad y DOS de una tribu… Muy poquito a poco… Pero al final os multiplicaréis y creceréis en Jerusalén.  Y lo que me ha resultado muy llamativo es que anuncia que ya no se nombrará el arca de la alianza del Señor;  no se recordará, no se echará de menos ni se hará otra.  Si ayer, cuando puse en el blog una explicación aclaratoria sobre “DEVOCIÓN y devociones” hubiera tenido delante este texto, casi que hubiera parecido que lo estaba explicando yo con mis palabras. Hoy es el Profeta quien lo explica, y nada menos que con el arca de la alianza del Señor, el símbolo sagrado de generaciones, porque de alguna manera les hacía presente a Dios.  Pero Jeremías está apuntando ya a esa nueva Jerusalén mesiánica, al momento en que ya no se seguirán la maldad del corazón obstinado…, el momento en que llega Jesús mismo, que ya no es un símbolo, una representación.  Y hasta el mismo arca sagrada no se nombrará ni se recordará ni se mencionará, ni se echará de menos.  Porque lo que hay delante, Jesús mismo, no tiene ya parangón con lo demás.
Otro momento grande evangélico es la parábola del Sembrador, de la que hoy escuchamos la EXPLICACIÓN. [La exposición se “perdió” con la Solemnidad litúrgica de Santiago].  Pero la explicación vuelve a cada detalle y, además, explicado por Jesús.  En e entendimiento de esta explicación caben las interpretaciones maniqueas de “buenos” y “malos”, como personas diferentes.  En realidad es mucho más personal.  En toda persona que recibe la siembra de la Palabra hay tierra buena y mejor.  Por tanto es una parábola para quien ya recibe y acoge la Palabra.  Pero no toda Palabra, ni en todos los aspectos. Porque yo he confesado muchas veces la clara conciencia que tengo de mi impermeabilidad para determinadas llamadas de la Palabra. Hay durezas “de camino” que impiden que la semilla entre en la tierra; espacios de vida personal “muy hechos” a la propia manera, donde n me bajo del burro, y dejo perder la semilla…, la Palabra está ahí, pero yo no me la aplico. Me llevaría a bajar del burro de mis conveniencias y seguridades, y a eso estamos poco dispuestos. El tipo fariseo (de entonces o de ahora) sintetiza muy bien esta realidad. Otra zona es más sutil, más engañosas, más traicionera. En la primera no quedan sordinas sino humildad. En l segunda hay claras sordinas.  “Se goza” con la Palabra, se cree haberle ofrecido tierra, pero era tan poca tierra que la solanera del amo propio y de muchas influencias distintas, dejan en ciernes lo que había comenzado. Nace la planta, PERO…  Es la palabra más demoledora ante el Evangelio.  Es la de los buenos, PERO…  Sigue la zona de matorrales. ¡Peligrosísima!  Jesús la explica como ese lugar donde la Palabra se ahoga entre los afanes de esta vida, la educción de las riquezas…  Y ahí en “las riquezas” está esa autosuficiencia en la que uno se ahoga, tanto más cuanto que “la culpa es de los matorrales” (un término genérico, sin nombre propio, sin autocrítica), del que ya no es posible liberarse.  ¡Si pudiéramos “individualizar” cada hierba de ese “matorral”…!
En mis tiempos de niño había una colección de cuentos de Pinocho y Chapete.  Chapete era el enemigo visceral de Pinocho, que le hacía todas las perrerías mayores que podía hacerle. Chapete parecía queda siempre encima porque parecía ser el último que hablaba y hacía.  Pero estaba siempre el “pájaro Pifa” que se encargaba de buscar a tiempo la ayuda necesaria para que vinieran a arreglar los daños que Chapete le había hecho a Pinocho. Pues bien: otro personaje era clave en “la historia”: Pepito Grillo, que era “la conciencia” que iba de acá para allá para intentar ayudar en el fondo de los personajes.  Y yo siempre pienso en la gran labor que Pepito Grillo debe hacer en mí ayudándome a ir tomado hierba por hierba, poniéndole nombre, buscando el remedio para que mi tierra buena del 30 se pueda aumentar al 60 cuando haya logrado yo identificar “mi matorral” y, por tanto pueda empezar por quitar una mala hierba.  Claro: lo normal son los “Pepitos Grillos” que Jesús expresaba, de quienes teniendo la viga en su propio ojo, pretenden servir para sacar la paja del ojo ajeno.  Aquí, ante la parábola dl sembrador, ni cabe hablar de ello.  Pero sí mucho de esa personal conciencia que sabe buscar en uno mismo aquello que le está siendo afán de su propia existencia y mundo al que se aferra, o la seducción de ese YO, que siempre intenta emerger sobre nosotros mismos y sobre los demás, y lo que no deja es el espacio que la PALABR está necesitando para desarrollarse siquiera en el 30…, o en el 60.

jueves, 26 de julio de 2012

POR FIN...


TRAS UN DÍA SIN PODER ENTRAR EN GOOGLE a través del WI-FI, me he decidido a meter MI MODEM y aunque sea ya tan tarde, podréis recibir lo que yo os escribía esta mañana a las 8..., y ahí ha estado guardado

SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA
Celebra hoy la Iglesia la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, que la tradición señala como los padres de la Virgen María. Culto que comienza a darse en el siglo X.  El Leccionario trae unas lecturas propias, pero la INSTRUCCIÓN DL MISAL advierte que esas lecturas deben quedar para los lugares donde tiene una especial relevancia el culto o particular devoción a unos santos. Porque, si no, siempre debe prevalecer –salvo en rango de “fiesta” o “solemnidad” litúrgicas con lecturas propias-, la LECTUR CONTINUA.  Hasta tal punto que se recomienda que, allí donde se hubieran tomado las lecturas del Santo, al día siguiente sería deseable que se juntaran la lectura continua no hecha, con la correspondiente a la nueva de ese día.  Aunque luego se deje opción a la conveniencia pastoral.  Con las que el Leccionario señala para San Joaquín y Santa Ana tendríamos una alabanza a las personas de bien, nuestros antepasados cuya heredad de fe y buenas costumbres, nos han sido trasmitidas.  Y Cristo trasmite a sus discípulos el gozo de haber llegado ellos a poder ver lo que ni los profetas ni hombres justos anteriores pudieron ver. Sería la referencia al valor superior de esta nueva etapa en la que ya está Cristo Salvador.  Y así, una alusión a esos sus antepasados que hicieron posible su nacimiento en este mundo nuestro.

En la LECTURA CONTINUA de este jueves 16 del Tiempo Ordinario encontraremos la fuerza de la HISTORIA DE LA SALVACIÓN, y sus dificultades para salir adelante el proyecto salvador de Dios. Lo que Dios  hizo fue recordar con gozo -1ª lectura, de Jeremías- esa ternura del amor de Dios a su Pueblo, la Esposa de la juventud, a la que lleva al desierto donde puede vivirse la intimidad del amor sin las interferencias de otros.  Y Dios quiere que ese Pueblo suyo recuerda aquel cariño de novia, de primer amor, siempre defendida por el amor de un enamorado celoso de la felicidad de su amada. Gozos de huertos de buenos frutos para que ese pueblo tuviese lo mejor. Y en esto aparecen los profanadores del amor puro, aquellos dirigentes soberbios y egoístas, que arrebatan a la esposa, y se rebelan contra Dios. Y apartan al Pueblo de su Dios, fuente de aguas vivas, para llevárselo ellos a sus aljibes rotos donde se pierde el agua que echan, Porque siendo egoístas y no mando a esa doncella de Israel, pretenden tenerla como su goce y objeto de sus maldades.  Una realidad histórica bajo unas expresiones poéticas y parabólicas.
En esto engarza directamente el Evangelio  de hoy, en el que los apóstoles preguntan a Jesús por qué habla al pueblo en parábolas y a ellos les explica su sentido.  Y Jesús les dice que ese pueblo capta mucho mejor el “cuentecillo” que las explicaciones directas.  Primero (digámoslo nosotros) porque pueblo oriental, no entiende los conceptos abstractos. Necesita audiovisuales. Porque de lo contrario mira y no ve;  oye pero no entiende. Y se cumple lo de Isaías: han cerrado sus ojos para no ver y sus oídos para no oír.  Y Yo quiero que vean y entiendan.  Y como a un niño, que se le educa mejor con el cuento que asimila y en el que se mete dentro y va pudiendo sacar sus enseñanzas, así Yo lo hago para que puedan entender.  Y dichosos vosotros que vis lo que los mismo profetas no pudieron entender. [Exactamente el evangelio de los Santos de hoy].  Y una advertencia muy fuerte:  cuando alguien no quiere oír ni entender, acaba perdiendo hasta lo que oía y entendía. Palabra de Jesús que bien puede aplicarse hoy, cuando la “sabiduría” de “sabios y poderosos” va minando las bases de la fe de un pueblo, que acaba embruteciéndose. Incapaz de captar las más sencillas enseñanzas de las personas de bien, a las que hacía referencia la lectura aplicada a San Joaquín y Santa Ana.


Al margen de lo dicho, una avería en la bandeja de salda de mi correo electrónico, me impide acudir a la cita que yo tenía prevista y preparada para FELICITAR  a los Joaquines y Anas de mi ámbito y conocimiento.  A quienes por aquí les pueda llegar, sepan que los he tenido ya muy presentes en mi oración tempranera, con sus nombres y rostros.

DEVOCIÓN y devociones


DEVOCIÓN y devociones
La gran ayuda que me prestan quienes comentan en el blog, me sugiere una reflexión sobre la diferencia que hay entre DEVOCIÓN y “devociones”.
Etimológicamente devoto es la persona que ha comprometido una actitud en su vida con VOTO.  Es un ser “de voto”. De ahí que la DEVOCIÓN sea algo tan profundamente serio como una actitud de compromiso estable- Así una devoción a Cristo no es lo mismo que una “devoción” piadosa hacia una determinada imagen de Cristo.  Y lo mismo si se habla de la Virgen o de una determinada advocación mariana, aunque con la diferencia de que una consagración propiamente dicha sólo se hace a Dios o a Jesucristo.
Cuando hablo de la devoción al Corazón de Jesús procuro que quede claro que no hablo de una “mera devoción piadosa” como la que se le puede tener a un santo, a una imagen, a una reliquia.  Con Jesús es mucho más una espiritualidad que abarca todo un modo de ser y actuar.  Es el encuentro con todo el Cristo del Evangelio, el Reinado de Dios desde el AMOR.  El suyo a nosotros. El nuestro –en correspondencia comprometida- a Él.
De ahí que caben devociones siempre que se sepa que son piadosas tendencias de nuestro espíritu, y sintonías particulares con alguna determinada forma de vida, o escritos, o manifestaciones, que pueden hacernos mucho bien, iluminarnos aspectos concretos evangélicos, y que llenan nuestra concreta necesidad o sensibilidad.  Yo digo que me da devoción especial San Francisco de Sales por su sencillez y humanidad, o San Pedro de Alcántara por su reciedumbre y austeridad. Pero no me liga más a estos egregios Santos.  En cambio hacia Jesucristo y hacia sus sentimientos de su Corazón (que el Evangelio me comunica), me siento constreñido y atraído y llamado a rendir mi persona.
Tengo mis imágenes de especial devoción, o mis rezos preferidos.  De ellas y ellos puedo prescindir sin que me altere ni un ápice de mi espiritualidad, en más o en menos.  No puedo prescindir de Dios, de Jesús, del Evangelio, de la Virgen María, de mi Bautismo, de la Eucaristía…  Todo eso sobrepasa la devoción y se constituye en vida de mi vida,  Soy DE VOTO…, algo que ya me compromete todo mi ser.

miércoles, 25 de julio de 2012

Patrón de creyentes


SANTIAGO
                Suelen llamar “deformación profesional” al hecho de que uno enfoque los temas desde aquello que “profesionalmente” vive uno con más fuerza. Yo estoy dando Ejercicios Espirituales y hoy entramos en el centro de gravitación esencial, que es JESUCRISTO. San Ignacio lo introduce con una contemplación de primer encuentro, que es –a la vez- la toma de postura básica del ejercitante.  En éstas, hoy celebramos a Santiago. Y el evangelio que tendremos en la Misa es el curioso y “extraño” hecho de Santiago y Juan (y en este evangelista que tenemos hoy, San Mateo), también la madre.  No podemos perder de vista el contexto, que nos llega entre el evangelio de Marcos y el de Mateo.  Jesús va caminando a prisa hacia Jerusalén. Los mismos apóstoles van extrañados de aquella prisa.  Y Jesús les avisa que van a Jerusalén y que allí va a ser preso, juzgado por tribunales religiosos y civiles, que lo maltratarán y lo matarán.  Y en ese contexto se presentan Santiago y Juan a Jesús para hacerle una “petición”.  Que basta leerla despacio para ver que más que súplica es un “mandato”, y además “incondicional”.  Di…  No piden como súplica.  Le dicen al Señor lo que tiene que hacer.  Y lo que tiene que hacer es privilegiar a Santiago y Juan con los dos primeros ministerios de ese reinado que Jesús va a tener (léase todo en clave nacionalista mesiánica, de poder humano y puestos de honor).  Chirría esta “petición” con el con el contexto. Lo lógico es la respuesta de Jesús: No sabéis lo que pedís.  Estáis fuera de órbita. Habéis caído del nido. Pero Jesús no da nunca por perdido.  Lo que le toca es enderezar aquello… Lo que hay en aquellos discípulos es amor propio (quieren lo mejor, y dejando atrás a los compañeros). Hay en ellos amor mundano (pretenden poder, prebendas, privilegios, sacar ventajas del seguir a Jesús…;  hoy podríamos llevarlo al terreno de querer tener “ventajas en la Iglesia”). Y detrás de eso hay un amor carnal (que busca la comodidad, el “no quiero líos”, ese placer tan embriagador de la poltrona, del puesto de privilegio que le pone a uno sobre seguro, y que le va haciendo una voluntad cada vez menos auténtica…, más a la búsqueda de sí mismo).
                Jesús les tiene que sacar de tal enredo y postura engañosa de apariencia amiga y espiritual.  Y les cambia totalmente el punto de mira: “¿Podéis beber el cáliz que yo beberé y ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?”  Podemos imaginar con todo fundamento que Santiago (y Juan) no entendieron absolutamente nada de ese cáliz  y ese bautismo.   Pero lo que sí les ha roto es el esquema que traían.  Tienen que hacer ahora la pirueta de olvidarse de esos amores que les movían al venir.  No saben qué cáliz y qué bautismo, pero hay algo que sí pueden comprender y advertir como atractivo:  que el Maestro no les ha mandado “ir”…, sino venir a MI cáliz o a MI bautismo”.  Y como es evidente que l atracción es A JESÚS, y el amor personal es A JESÚS, acaban por lanzarse a fondo perdido… ¡Fuera nuestro amor propio, carnal y mundano), y vamos a lanzarnos a a piscina en fuerza de un amor personal.  Y responden: PODEMOS.  San Ignacio le llama a esta determinación del ejercitante, oblación de mayor importancia.  Se acabó lo incondicional de ellos, y se entregan incondicionalmente a lo propuesto por Jesús, aunque no sepan a ciencia cierta adónde les lleva.  Pero a ciencia cierta es CON ÉL.
                La 1ª lectura nos pone a lo apóstoles en fidelidad plena a Jesús, por cuyo Nombre afrontan la cárcel, los juicios ante las autoridades, las sentencias de prohibición de nombrar a Jesús (¡para eso lo quisieron matado en cruz!)…, y ellos confiesan que no pueden callarse y que tienen que obedecer a Dios antes que a los hombres.  Consecuencia política es el martirio de Santiago, el primero en beber el cáliz y ser bautizado al modo de Jesús.
                Y en la 2ª lectura, nos advierte San Pablo que este tesoro del amor de Jesucristo y a Jesucristo, lo llevamos en vasijas de barro.  En nuestras manos se nos pueden romper los deseos y los ofrecimientos mejores.  Máxime cuando a mayor fidelidad, vamos a ser peor tratados, empezando por los mismos nuestros, que parecen estar en el mismo barco, pero que son proclives a meter estacas en las ruedas de quien camina.
                Por eso hoy la PARTCIPACIÓN EN LA EUCARISTÍA está pidiendo a gritos esa superación del amor propio, del amor carnal y del amor mundano, y hacer OBLACIÓN auténtica de nuestro YO.  Hoy, la patena del Sacerdote tiene que PESAR mucho más, si los auténticos cristianos hacen esa oblación de sí mismos y la ponen junto a las hostias que van a ser consagradas, y hacen que –junto a la OBLACIÓN PLENA DE JESÚS, vaya la entrega de MAYOR IMPORTANCIA Y AUTENTICIDAD de cada uno de los participantes en la Eucaristía.yu

martes, 24 de julio de 2012

Continuando lo comenzado


HOMBRE DE BIEN
                Acababa ayer la primera lectura con las palabras de Miqueas: Te he explicado, hombre de bien, lo que Dios desea de ti: simplemente que respetes el derecho, que ames la misericordia y que andes humilde con tu Dios.  Inmenso programa.
                La pedagogía de la lectura continua lleva hoy al capítulo siguiente, Dios encarga pastorear a sus ovejas con el cayado de pastor, a esas que estaban apartadas en la maleza.  Y que ahora pastarán como en los tiempos antiguos, en que Dios mostró su poder al liberar de Egipto.  Y el profeta se admira de que no hay un Dios como este Dios, que perdona el pecado y absuelve la culpa;  se complace en la misericordia, y volverá a compadecerse. ¿Cómo?  Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos y extinguirá nuestras culpas.
                Si pudiéramos expresarnos con atrevimiento, diríamos que “Dios es HOMBRE DE BIEN”.  Basta ir sacando el jugo profundo de esas expresiones para hacer labor de abejas que succionan lo que les va a llevar a hacer la miel, dejando la flor sin ajar. Bien podremos hoy hacer oración en esas palabras y “sentimientos” de Dios, y habremos planteado todo un proyecto de vida constructivo, el que siempre siembra y siempre construye.
                El Evangelio es uno de esos que los “piadosos” querrían no tener escrito. En realidad es una reafirmación que hace el evangelista de que en Jesús prevalece su misión, su llamada mesiánica sobre los naturales afectos. Cuando San Ignacio de Loyola abre el libro de sus Ejercicios, plantea la base fundamental de todo buen funcionamiento. Partiendo de que Dios ESTÁ PERMANENTEMENTE creando y sosteniendo a cada persona y a todas las cosas, es Dios mismo quien sabe cuál es la finalidad perfecta de cada criatura suya:   ser lo más que se puede ser…, el bien mayor que se puede tener: DIOS MISMO como objetivo. Y eso desde la pura gratuidad de alabarlo, el amor filial respetuoso de un hijo hacia su Padre, y la gran misión de servir a Dios que es lo que da la mayor libertad a la persona, y su mayor dignidad.  María sabe muy bien que su Hijo ha seguido la llamada de Dios, y que su finalidad en la vida es hacer la voluntad del Padre.  ¿No lo iba a saber Ella, que sólo tuvo como norte dejar que en Ella se hiciera conforme al proyecto y Palabra de Dios?. Por eso a María no le sabe a nuevo aquella respuesta de Jesús.  Incluso pudo pensar entonces si aquella venida de los parientes, que la habían traído hasta allí, sería solamente deseando y eligiendo lo que más agrada a Dios, o si los familiares se habrían equivocado en aquella “inocente” intención de llamar a Jesús con su recado de que “aquí están tu Madre y familia, que quieren verte”.
No hace mucho tiempo expliqué este texto en una charla de reflexión evangélica, relacionándolo con aquellos familiares de Jesús que pretendieron llevárselo por pensar que estaba fuera de sus cabales.  Como las devociones no tienen límite, alguien objetó alguna cosa frente a lo que yo sugería:  si quizás aquellos parientes habían intentado ahora la misma operación de antes trayendo a María, y enviando el nuevo recado a Jesús: tu Madre y tu familia quieren verte.  Imposible no es.  Lo que fuera en realidad, nadie lo va a poder saber ahora.  Ni voy a tratar de erigir una reflexión personal en piedra de tropiezo.  Sobre todo cuando el fondo de la respuesta de Jesús es –indirectamente- una gran alabanza a su Madre.  Porque es cierto que ahora estaba centrado en sus discípulos en su enseñanza del Reino, y eso estaba por encima de afectos familiares.  Los afectos son nobles y necesarios, pero secundarios. La misión está muy por encima.  Pero al definir Jesús a aquellos que le escuchaban como que “estos son mi madre y mis hermanos, porque todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre", estaba en realidad ensalzando inmensamente a la gran Mujer que era María, su Madre, porque también Ella realizaba con perfección y sacrificio su gran misión para la que Dios la puso en la tierra.  Estamos en el terreno de la obra de Jesús y de la fidelidad total de María.  Nuestras devociones van por otro camino, muy válido en cada cual, pero sin tocar el auténtico fondo del tema.
                No vendría mal acabar con el SALMO: Muéstranos, Señor, tu misericordia. Ni es de descartar lo que me ha servido de introducción:  el ser HOMBRES DE BIEN, que proceden anteponiendo a todo LA MISERICORDIA y EL RECTO PROCEDER.

lunes, 23 de julio de 2012

Desde ÁVILA, la Palabra de Dios


DIÁLOGO DE DIOS
                Miqueas nos expresa un diálogo de Dios con su Pueblo.  Un diálogo dolorido, del Dios que se ha volcado en su Pueblo, y de ese Dios que llega preguntarse –sin explicarse- cómo es posible que habiéndole dado tanto, le corresponda tan mal..  La pregunta es muy dolida:  Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué te molesté?  RESPÓNDEME.  Te saqué de Egipto, te redimí de la esclavitud, y envié por delante a Moisés…
                Responde el Pueblo: Con qué me acercaré al Señor, me inclinaré ante el Dios de las alturas? ¿Con holocaustos de novillos de un año?  ¿Con un millar de carneros? ¿le sacrificaré  un primogénito para expiar mi culpa?
                Responde Dios que Él no busca formas extrañas ni raras; que Yo “ya te expliqué que pido simplemente que respetes lo que es justo y ames la misericordia.
                Que en realidad, al que sigue el buen camino, le haré ver la salvación de Dios.  Y que no pido ni que me ofrezcas sacrificios  de reparación (que no es que te los rechazo, pues lo ue sean tus buenas obras las tengo siempre en cuenta).  Lo que no va conmigo es que te pases el tiempo en rezos, en repeticiones rituales de mis preceptos y de mi Alianza, y que luego detestes mis enseñanzas.  Eso es lo que hace que me repugnen los becerros que me ofreces: que al par, estás desechando mis enseñanzas.
                Y la prueba al canto. Cuando nos vamos al Evangelio, Jesús tiene que volver a la tremenda acusación bíblica: Pueblo perverso y adúltero.  Generación que va siempre detrás de una señal…, y nunca le basta la que tiene delante.  Pues no habrá más signo que el de Jonás…, que es exactamente la de la resurrección tras la muerte de Jesús.  Cuando juzguen a esta generación, la condenarán porque no se convirtió ante la obra de Jesús, mucho mayor que Jonás y más que Salomón.  Jonás predicó en Nínive, y todos hicieron penitencia y se convirtieron.  ¡Vosotros no os convertís…, seguir pidiendo signos…, y así hasta el infinito…, pero sin cambiar un ápice de vuestras maneras!
                La pregunta que resuena está proyectada a nuestra propia generación…, a nuestro momento actual, a otra generación a la que se le podrán aplicar directamente los mismos calificativos que a aquella.  De una u otra manera, ¿no hay un rechazo de Dios y de su Cristo Salvador, que en mucho más grande que todos los ídolos que constituyen el entramado de una sociedad sin principios, ni valores, ni el mínimo atisbo de regreso a ellos, porque vive emborrachada de su droga de turno, Yo, sexo indiscriminado, falta de respeto a la vida, engaño y competitividad, el mando total en poder del dinero y de los egoísmos de unos y de otros…, sin que se salve nadie?
                Al que sigue el buen camino, le haré ver la salvación de Dios.  El Salmo vuelve hoy a poner la nota.  En una parte, esperanza en medio de una realidad que destroza.  En otra, la llamada fuerte de Dios: no aceptaré ni un cabrito de vuestros rebaños mientras os estáis echando a la espalda mis enseñanzas y mandatos.

domingo, 22 de julio de 2012

Un Pastor para todos


Domingo16: PASTOR Y PACIFICADOR
             Comienza la 1ª Lectura con el sentimiento desgarrado de unas ovejas dispersas, perdidas sin que nadie se cuide de ellas. Y evidentemente  para un pueblo nómada y pastoril, aquello significaba mucho.  Detrás de la imagen del rebaño sin pastor está la realidad de un Pueblo que ha dejado a Dios, de unos malos dirigentes que se aprovechan de su pueblo.  Como dice un Santo de la primera Iglesia:  son los pastores que tienen las ovejas para aprovecharse de ellas, pero sin cariño ni cuidado de sus necesidades. De ahí que salga el profeta anunciando el planteamiento de Dios de reunir a sus ovejas, de darles un pastor que las conduzca a buenos pastos y las defienda de los peligros.  Y el anuncio profético: Llegan días en que un descendiente de David será el que conduzca a ese rebaño y le dé los mejores pastos.
             Cuando en el Evangelio aparece Jesús, está recibiendo a sus apóstoles que regresan de haber estado misionando por los pueblos y aldeas, y vienen todos con sus experiencias, muy deseosos de contarlas y de informar a Jesús de todo lo que han hecho.  Pero a Jesús lo busca tanto la gente, porque ven en Él una persona que hace el bien, que acoge que cura…., que llega a no tener tiempo ni para comer. ¡Cuánto menos para poder dedicar el tiempo a sus discípulos!  Y tiene Jesús la idea de retirarse con ellos al otro lado del Lago, a un lugar tranquilo, y –por decirlo así- ofrecerles un día de campo.  Pero las gentes observan la dirección de la barca y todos se van rodeando el Lago y hasta llevándose consigo más gente todavía.  Y cuando desembarca Jesús, encuentra aquel panorama, a aquella muchedumbre ansiosa de estar con Él.  Y se le viene a la mente ese sentimiento de misericordia hacia un pueblo que está como rebaño sin pastor…, que en cuanto han encontrado la acogida de Jesús, se vienen atraídos hacia Él.  Ahí se acaba “el día de campo” porque Jesús ve la necesidad de aquellas gentes que necesitan ser atendidas, ayudarles en su fe, curar sus enfermos, darles su tiempo…
             San Pablo dirá a los fieles de Éfeso que Los que estaban lejos antes, ahora se acercan porque Jesús vino a traer una paz profunda que une, que rehace, que recompone lo que se ha roto o que vive disperso…  Y conociendo bien la división entre el pueblo judío y el pueblo gentil, afirma rotundamente que Dios reconcilió a los dos pueblos, uniéndolos en uno solo mediante la cruz.  La paz es el signo distintivo de que una obra es de Dios
Precisamente a la Comunión se accede tras el gesto de la paz, un signo que debiera tener más valor en la práctica si al “dar la paz” es que la llevamos en el corazón.  A eso se añade que la misma Eucaristía (Comunión) es la realidad misma que debe crear en nosotros una urgencia de unidad, algo tan difícil en el modo egoísta de una sociedad competitiva y encerrada sobre su propio problema.  La COMUNIÓN es esa profunda argamasa de paz y de mutua comprensión que tiene que crear unión y bienestar recíprocos.  Otra realidad interior en nosotros, aunque mucho pretendamos ser, en realidad nos estaría rompiendo en vez de uniendo, “excomunicando” en vez de haciendo COMUNIÓN.

POR LO DEMÁS, MIS QUERIDOS SEGUIDORES EN ESTE BLOG, INTENTARÉ QUE EN LOS PRÓXIMOS 8 DÍAS TENGÁIS UNA EXPLICACIÓN, AUNQUE FUERA BREVE, DE LA LITURGIA DEL DÍA.  AHORA SALGO PARA TIERRAS TERESIANAS PARA DAR EJERCICIOS, Y NO PUEDO ASEGURARME PODER FUNCIONAR CON NORMALIDAD EN ESTA LABOR APASIONANTE DE ESTAR CADA MAÑANA CON VOSOTROS, SABIENDO QUE SOIS MUCHÍSIMOS LOS QUE SEGUÍS EL BLOG A DIARIO, COMO LO PRUEBAN LAS ESTADÍSTICAS.

sábado, 21 de julio de 2012

Paz sobre todo


ANTE LA DIFICULTAD
             Relata el profeta Miqueas a esos que se acuestan maquinando maldades y se levantan haciéndolas. Codiciosos, ladrones, opresores de sus semejantes. Naturalmente que nunca me quedo yo concretado a esos términos tan extremos, porque no hace falta llegar a ellos.  Muchas veces puede rebajarse la expresión y entrar en la vida diaria en la que encontramos al paso, desde que empezamos el día o vamos en el autobús o vamos al mercado. El tema no es la gravedad de los hechos sino lo que encierran los corazones.  Los psicólogos hablan de fallo anécdota y de fallo postura.  La “anécdota” ocurre casi inesperadamente, sin pensar, en un casi abrir y cerrar de ojos, sin premeditación.  La “postura” es ya una actitud, es un modo ante la vida, es un temperamento que maquina. Jesús habla de lo que sale del corazón.  En la vida diaria tenemos los dos casos a derecha e izquierda, y lo único que diferencia es que se reflexione o no para poder superarlo.
             El SALMO suplica al Señor la única solución que puede tener el que encuentra a su lado situaciones semejantes: No te olvides de los humildes, Señor
             El Evangelio es de una elocuencia enorme, para ponernos delante esa situación, que Jesús la padeció.  Los fariseos no dejaban de hostigar. Y Jesús intentaba hacerles entrar en razones, como –ayer- con aquello de las espigas y el sábado, y David y sus hombres comiendo los panes presentados al Señor (que sólo podían comer los sacerdotes). La reacción de fallo postura farisaico no es –naturalmente- la reflexión, o serenarse y dejar tiempo al tiempo para llegar a aprender y asimilar.  La reacción es “acabar con Jesús”.   Y Jesús, que sabe que Dios se ocupa de los humildes, pero que los humildes tienen que ocuparse también de sí mismos, opta –como tantas veces- por retirarse, hacer mutis por el foro, callar, quitarse de en medio.  Se van detrás los que también son gentes sencillas y sin legalismos previos, porque entienden más lo de la misericordia antes que los sacrificios.  Y en Jesús hallan misericordia.  Jesús cura sus enfermos, y les pide que ellos también guarden silencio para evitar la confrontación.
             Y hay un final de muchísimo valor que es el propio juicio que aporta el evangelista para explicar la actitud de Jesús:  Jesús hace real el anuncio de Isaías.  Jesús no va al “cuerpo a cuerpo” y deja correr.  No rompe la caña cascada; no apaga la mecha titilante, a punto de extinguirse. Jesús busca la paz, que es el instrumento que salva a judíos y no judíos.  La paz será siempre la clara expresión de que Jesús anda entre los pucheros.

viernes, 20 de julio de 2012

EPIQUEYA


VARIAS NOVEDADES
             Lo grande de la sagrada escritura es que siempre dice más de lo que parece decir, y que siempre puede uno ir a más en ese conocimiento del secreto que Dios ha encerrado en sus comunicaciones –no dictadas- al hagiógrafo (=escritor sagrado), que pone una parte de su cosecha, porque cada escritor es hijo de un tiempo, tiene unas cualidades, y pertenece a un pueblo que no escribía los sucesos sino que los guardaba en su mente, y al cabo –de un siglo- recopilaba, expresaba, dirigía pedagógicamente a una situación concreta del pueblo y la realidad que vivía.  Así hoy podemos hallar varias ráfagas interesantísimas para quienes ya leemos tras la venida de Jesús, y sabemos mucho más que lo que supieron aquellos autores, por la sencilla razón de que Jesús ha desvelado…: porque llegada la plenitud de los tiempos, Dios ha hablado EN SU HIJO.  Jesús no es sólo que habla, sino que Él ES LA PROPIA PALABRA ENCARNADA DE DIOS.
             Ezequías -1ª lectura- tiene una herida y enfermedad mortal.  Isaías cumple con su obligación prudente de decirle que haga testamento.  Ezequías va más allá y ORA A DIOS. Ora, llora y suplica.  E Isaías recibe ahora el encargo de Dios:  Ezequías no tiene aún que hacer testamento, porque Dios le añade 15 años más…  Pero –he aquí lo curioso- no es que Isaías trae una “Palabra” solamente, sino también un emplasto de higos para aplicr a la herida, que así se cura.
             Tenemos un añadido de 15 años y un emplasto de higos, que podría ser la “medicina natural” para aquella clase de herida. Se junta lo divino y lo humano;  la fe de Ezequías y el acierto del emplasto. O el mero signo del emplasto, que Dios utiliza para una acción sobrenatural.  Tenemos dibujado, en lejanía aún, lo que es un Sacramento cristiano. Un medio natural, como el agua, el aceite, el vino, el pan, el “sí” de dos novios, o los pecados reconocidos y arrepentidos…:  “emplastos” que Dios pide, quiere y exige.  Y la oración que da a esos medios naturales el valor de lo sobrenatural.  Habrá empecinados que pretendan “borrase” del libro de Bautismos, u otros que pretenden confesarse con Dios, o suplir la Misa con ser buenos y hacer el bien.  Resulta que cada “herida” requiere un “emplasto”, y eso no lo podemos inventar las criaturas.  Pero es que el tal emplasto por sí mismo tampoco traería salud a “tal herida”.  Porque hace falta LA ORACIÓN adecuada, la FE ADECUADA…  Y “adecuada” significa que se adecua al pensamiento de Dios.  No cada cual “a mi manera”, la gran expresión actual del egoísmo y la soberbia espiritual.
             Seguimos con el Evangelio.  Imagino que no es muy conocida ni estudiada la virtud de la EPIQUEYA.  Pues bien: hoy la pone por delante Jesús ante la miopía de los fariseos.  Los fariseos entendían de LEYES. Y la ley se aplica aunque el otro se muera. (Claro: siempre que ellos no se mueran, porque para eso tienen “sus salidas”).  Pues bien esas salidas, cuando están bien orientadas y aplicadas y discernidas, constituyen LA EPIQUEYA.  Se escandalizaron los fariseos porque los discípulos de Jesús habían “trabajo” en sábado triturando en sus manos unas espigas cogidas al paso por un sembrado.  Jesús les lleva a un suceso de David, gran maestro para ellos.  Volvía David y un grupo de hombres de un combate, y venían extenuados. David se dirige a casa del sacerdote y le pide pan.  El sacerdote –un buen pastor y no un leguleyo- simplemente le advierte que no hay más pan que el presentado esa mañana al Señor, del que sólo los sacerdotes pueden comer.  Ni afirma, pues, un sí o un no.  David interpreta que –dada l situación- bueno es ese pan.  Y come él y da a sus hombres.
             ¿Se excedió David?  ¿Practicó la VIRTUD DE LA EPIQUEYA?  Intento hacerlo más claro: un buen médico no es el que aplica a la misma enfermedad la misma medicina en todos los casos, sino quien estudia al enfermo y ve lo que le conviene. Y hasta puede llegar a usar la medicación contraria a la que correspondería.  Un mal Maestro es el que trata a todos los alumnos igual por una falsa concepción de la “equidad”  Un Pastor es un mal pastor cuando le dice lo mismo al “penitente A” y al “penitente B”, o en la “situación C” o la “situación D”.  Médico, maestro o pastor que se puedan preciar de tales, son los que saben que la “ley” mata y lo que tienen delante es “tal persona”, “tal situación”, y no aplica indiscriminadamente la misma píldora, aunque fuera una frase del Evangelio.  Y es que cada momento y cada persona es la que es, y propio de buenos maestros es dar una enseñanza personalizada a sus alumnos, y en el momento adecuado.
             Pues esa es la virtud de la EPIQUEYA, aplicable a cada caso de exposición de una palabra, de una situación moral, de la realización de una liturgia…  El vulgo tiene su manera de expresarlo, muy popularmente: La excepción confirma la regla.  La regla permanece inalterable.  La excepción es una excepción de la regla en un momento y situación o persona, no extensible a casos generales, a predicaciones masivas.  Como el médico, el maestro, el pedagogo, el pastor.

jueves, 19 de julio de 2012

Un engendro huero


Parir…viento
             Después de todos estos días que, entre Amós e Isaías, hemos ido calcando en la historia pasada –la del Pueblo de Dios- una realidad tan perfectamente vivida en nuestro tiempo, el profeta del destierro, acaba con una imagen muy significativa: Como la preñada cuando le llega el parto, se retuerce y grita angustiada, así éramos nosotros… Concebimos, nos retorcimos, dimos a luz… ¡viento!   Y así, en vez de aumentar, disminuyeron los habitantes del país:  no le nacieron hombres al mundo.
             Y supuesta su confesión penosa, que provoca hasta lástima (más que otra cosa), entra ya en lo propio del HOMBRE JUSTO Y RECTO. De en Dios al que allana el camino del justo, lo endereza…, y provoca en él un ansia del Nombre de Dios.  Y el nombre es Dios mismo, Dios de juicio de luz, de bondades en los habitantes de la tierra. Dios que dará LA PAZ cuando realmente se acude a Él y en Él está el objetivo directo de nuestros juicios y la fuerza del escarmiento.  De ahí que tus muertos vivirán, tus cadáveres se levantarán; despertarán jubilosos los que vivían en el polvo. El rocío de Dios es rocío de luz.
             El Evangelio viene a corroborar este renacer de la vida. No porque la vida de un cristiano se vaya a hacer vida de Jauja con casas de chocolate, sino porque el que realmente está poniendo su apoyo en Jesús, está siendo ayudado a sobrellevar su yugo.  Porque yo hay, queramos o no; lo acojamos o lo rechacemos.  El secreto es que acudamos a la súplica al Señor, y que nos dejemos levantar un poco el peso de ese yugo.  Nunca ha prometido Jesús que nos lo va a quitar. Tampoco Él se lo quitó. Lo que Jesús promete es hacerlo llevadero…, suavizar su peso, aligerar su carga. Eso sí: Él es quien puede hacerlo.  Luego estamos los humanos, pretendiendo arrancar yugos de encima…, y acabamos sufriendo el doble. Porque el yugo y la carga –la de cada uno- está ahí sobre nuestros hombros.  Unas veces porque está ahí, porque es nuestra, porque va inherente a nuestra realidad.  Otras veces porque nos lo echamos encima innecesariamente, y otras porque cargamos yugos sobre cuellos ajenos. En el puzle de la vida, nuestro papel tiene muchas facetas, y por ello sentimos muchas veces el peso del yugo que no es tal o tan grande.  Ir honradamente a Jesús y buscar en Él, será la gran sabiduría. Él nos ha invitado:  “Venid a Mí todos los estáis cansados y agobiados, y Yo os aliviaré.  Aliviar.  No hacer desparecer.

miércoles, 18 de julio de 2012

P. ARNAIZ. 18 julio


DÍA DEL P. ARNAIZ
             Hoy es el día natalicio al Cielo del siervo de Dios, P. Tiburcio Arnaiz.
             Comenzando nuestro tema por las Lecturas del día, la primera anotación que hay que hacer es que la Primera no es un texto continuado en el libro de Isaías sino párrafos de un mismo capítulo, con lo cual no aparece lo que es de Dios y lo que es del rey de Asiria.  Como buen israelita comienza Isaías poniendo a Dios como protagonista de la misma actitud de Asur de Asiria,  rey expansionista que va doblegando naciones y que finalmente cae sobre el propio Israel. Su dominio avasallador lo interpreta Isaías como instrumento de Dios para su Pueblo, que necesita una corrección.  Asur, por su parte –al que corresponde la mayor parte de la lectura, es un brabucón que se jacta de que va a tratar a Israel como el que coge nidos con la mano y los aplasta.  Y esa soberbia no es lo que Dios quiere. Asur se excede. Y en su afán expansionista, su propio ejército sufre una epidemia que es como quemadura en su hígado.  Cosa que –una vez más- Isaías pone a Dios como autor de ese castigo por sus excesos. El resumen sería: las realidades de un enemigo quiere Dios que sirvan de humildad y reflexión a su pueblo.  Pero el enemigo se sobrepasa tanto que Dios no quiere nunca el mal.  Y el mal que procuraba Asur desmedidamente, acaba volviéndose contra él mismo en un ejército diezmado por la enfermedad.
             El SALMO vuelve a ser la pauta de comprensión: Dios no rechaza a su pueblo.  Cuando el enemigo tritura materialmente a Israel, lo oprime, y asesinan a las viudas, huérfanos y forasteros, como si no existiera un Dios en Israel, Dios –que ve y que oye y conoce el corazón humano- sale en defensa de ese Pueblo y ofrece un porvenir a quienes son rectos de corazón.
             Encaja preciosamente el Evangelio, con Jesús dando gracias y alabando a Dios porque está de parte de los sencillos y humildes, y ellos –por su parte- son los capaces de conocer lo secretos de Dios. A ellos los revela Jesús, que es quien conoce lo íntimo de Dios.

             Tendríamos hoy un icono de esta realidad en el P. Tiburcio Arnaiz S.I., en el aniversario de su muerte en la tierra y un nacimiento en el Cielo. Sin poderme meter –evidentemente- en la riqueza de su vida, hay algo que pone a las claras el evangelio que hemos tenido hoy: algo especial tuvo el P. Arnaiz para que su devoción arraigase en el pueblo sencillo.
             Ese pueblo que lo honra con su peregrinaje constante a su tumba, en la Iglesia del sagrado Corazón de Málaga. Ese pueblo que hoy va llenando las diversas Misas que se celebran (seis), y que abarrotará materialmente ese hermoso templo en la Misa de 7’30 de la tarde. Prueba muy clara de que el P. Arnaiz fie el hombre bueno y sencillo que captó esa revelación de Dios, que sólo pueden captar los humildes.  Y que el P. Arnaiz se entremezcló con los más sencillos, y su preocupación por la enseñanza en los caseríos de la Provincia, le llevó a fundar ese callado ejercito de Escuelas rurales, para que el conocimiento de la doctrina cristiana llegase a esos rincones donde nadie llega.
             Con mucha razón, Jesús dio gracias al Padre por esa manifestación que hace de sí mismo, de su amor, de su predilección por los sencillos.

martes, 17 de julio de 2012

Sigue habiendo tomate


DIFÍCIL
             No me lo pone fácil lo que dejan hoy las Lecturas. Pero suelo explicar el sentido del salmo responsorial como el papel del CORO EN LA TRAGEDIA GRIEGA, o si se quiere más moderno, el Coro de una Ópera o de una Zarzuela: su labor es remarcar en uno u otro sentido el tema básico de fondo.  Hoy tendremos que irnos al Salmo para sentir lo que palpita bajo las dos lecturas. Dios ha fundado su ciudad para siempre. Dios no planifica a plazos.  Sus proyectos son siempre eternos, como Él mismo.  Y al fundar “su ciudad” –su proyecto hacia la humanidad- lo hace con mirada eterna y tal mirada que es siempre constructora de bondad.  Por eso “Grande es el Señor y muy digno de alabanza…; su Monte Santo es altura hermosa, alegría de toda la Tierra.  Por eso, cuando hoy tenemos unas lecturas tan poco gratificantes por sí mismas, hemos de ESCUCHAR AL CORO para saber por dónde vamos: en la 1ª Lectura por tres palabras básicas y definitorias:  ¡Vigilancia y calma!; No temas.  Tres aspectos fundamentales.  En lo humano, la prudencia, la vigilancia, el no perder el dominio de uno mismo. El no te acobardes”…   En lo divino: NO TEMAS, esa expresión tan repetida en la Sagrada Escritura, siempre que la criatura mira a Dios y mantiene su equilibrio y confianza.
             En el Evangelio también el CORO tiene que marcar ritmos.  Que Jesús se enfrente a las tres ciudades que, habiendo recibido sus mayores favores, viven al margen de su obra salvadora, lleva a Jesús a esa pedagógica amenaza que ya hemos visto en diversas reflexiones bíblicas. No es Jesús, ni es Dios, quien “castiga”.  Pero Corozaín, Betsaida, Cafarnaúm, los fariseos, los recalcitrantes que se empeñan en su negativa, esos sí son capaces de castigarse a sí mismos.  Y ya es muy penoso que Jesús se saliera de allí y se fuera a otras ciudades a predicar la salvación y la Buena Noticia de Dios que reina y salva, y funda su ciudad para siempre.
             Lo que yo no me quedo es tan tranquilo mirando a Corozaín y las demás “ciudades”.  Yo me vuelvo inmediatamente a hacer mi revisión personal. Porque yo no puedo caer en “lo Corozaín” impenitente; en “yo soy el bueno y los demás son los malos”; en “yo no tengo ninguna culpa”, o –como tantos que se parapetan en su: “yo no hago nada malo”.  Esto es lo que a mí me levanta una urgencia de reflexión personal, porque no fui llamado a “no hacer malo” sino a ser excelentemente bueno;  a serlo y a parecerlo.  Porque la Iglesia necesita SANTOS, que –sin ser de Altar- estén mostrando día a día que DIOS Y JESUCRISTO SON SANTOS.

lunes, 16 de julio de 2012

Aquí hay tomate...


Dos lecturas de DOS LECTURAS
Primera lectura:  la LITURGIA DEL DÍA
             No están las Lecturas actuales por darnos cuartelillo.  Si se lee a Isaías, en la 1ª lectura, encontramos a Dios que está clarificando posturas ante su Pueblo.  Se muestra un Dios que está harto de falsas religiosidades…, o cuando menos, tan parciales, que mientras aparentan una relación con Dios, en realidad están muy lejos.  Luego os quejáis de no obtener lo que pedísNo me traigáis más dones vacíos, más fiestas vuestras, que se me han hecho cargas insoportables.  Pero –por supuesto- Dios no se queda en eso, como el “quejica” que sólo dice: “no estoy de acuerdo”. Abre el camino de lo verdadero para abrir puertas a ese Pueblo: Lavaos, purificaos de vuestras malas acciones; aprended a obrar bien, buscad la justicia, defended al oprimido, sed abogados del huérfano, defensores de la viuda.  Todo eso tendría preciosas concreciones en la realidad actual social, generacional, ideológica, cristiana (más que religiosa)…
             Y Jesús concreta en el Evangelio, que está continuando su enseñanza a los apóstoles que envía a misión.  [Puede leerse mi artículo de este mes en la Revista “El Mes de tu Comunidad”, del Movimiento de Apostolado  Familiar, que titulo: Reciedumbre cristiana].  Jesús comienza por establecer un punto de partida:  Con Él no puede haber la paz de los bobos que no se plantean nada nuevo en su vida.  Con Él HAY ESPADAS. No espadas “contra otros” sino espadas que abren brecha en uno mismo. La espada que divide el YO, soberbio por naturaleza y que se defiende a sí mismo, de un principio fundamental: amar MENOS a cualquier otra realidad que a Dios.  Ya sea el padre, la madre, el hijo, el hermano, las posesiones, el YO, las propias ideas.  Y sin ese amar menos no hay camino en el vivir cristiano.  Ya advierte Jesús que el enemigo está en la propia casa…, porque en lo más interior de uno es donde están las fuentes de la soberbia espiritual.  Por eso, o coges tu cruz o no hay camino de vida. Y a la par, como la muestra más simple y sencilla de lo que es el Reino, basta el vaso de agua que se da al pequeño, cuando se da en Nombre de Cristo…, en puro desprendimiento de sí, y sólo porque Jesús es quien es.  Y eso tiene su paga.

Segunda lectura: Día de la Virgen del CARMEN
             Advocación posiblemente más popular de María.  La introduzco con unos versos del Oficio de Laudes:
Cielo y tierra parece que, a primores,
se compitieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores;
para que en Ti tuvieses tierra y cielo,
con no sé qué lejanos resplandores
de flor del Sol plantada en el Carmelo.
             María, como buena judía, tenía pleno conocimiento de ese texto de Isaías que ha dado hoy la primera Lectura.  Un judío conocía toda la Biblia de memoria.  Y en el Corazón de María resonaban siempre esas palabras de Dios: Estoy harto…   Por eso María hubo de emprender otro camino distinto y distante de aquellas religiosidades.  Pongamos una María de Nazaret que vivía la ilusión de su boda próxima, anhelando su casa llena de hijos…   María rezaba sus Salmos, dirigía su oración a Dios, ofrecía sus sacrificios…  Pero Dios está harto de las rutinas y un día Dios le cambia el paso.  Y ve que hay que amar más a Dios que a sus padres, que a José (su prometido), y que a Ella misma y sus proyectos, y su práctica fiel de mujer judía.  María ve claramente que es en su humilde actitud de esclava, donde Dios la quiere.  Y se despoja hasta de su voluntad y de su corazón… A partir de ahora, no es que entienda y comprenda… Es que le deja a Dios toda la iniciativa.  A partir de ahora, en lo que entiende y en lo que no puede comprender, opta por ofrecer el cofre de su Corazón…  Prefiere ir metiendo allí…  Dios se encargará de ir explicando…; o no explicará.  Pero Ella tampoco pedirá explicaciones ni pretenderá estar por encima del bien y del mal:  Ella, esclava del Señor.  Ella, dejando a Dios hacer su palabra,  la de Él…, no la de Ella.
             Dicen que el Monte Carmelo –yo no lo he visto- ocupa un lugar de atalaya a los cuatro vientos… Que es una forma de faro para los hombres de la mar y de la tierra.  Y en verdad que María está ahí como diciéndonos que LA PALABRA, y PALABRA DE DIOS, es el foco que ilumina.  Muchas cosas no se entienden, porque nadie somos Dios.  Pero el corazón orante en la Palabra, acaba descubriendo… O sencillamente no descubre, ni pretende descubrir.  En el silencio del corazón se van aclarando las ideas y los sentimientos.

domingo, 15 de julio de 2012

ORACIÓN DE LA MISA, hoy


ORACIÓN DEL DOMINGO 15 T.O.
             Estoy cercano a retirarme.  Acabo de rezar las VÍSPERAS de este domingo.  Con esas cosas que ocurren, me he parado más en la ORACIÓN de este domingo en la Misa y Oficio Divino.  Y no puedo menos que comunicar cómo me ha tocado en el alma, para un examen de conciencia personal muy hondo.  Y lo extiendo a mis lectores,
             Oh Dios, que muestras la LUZ DE TU VERDAD a los que andan extraviados, para que pueda volver al buen camino
             Preciosa plegaria.  Útil, práctica plegaria.
             Porque los caminos se tuercen y extravían.  Yo, que en estos días ando metido en la Parábola del Sembrador, no logro salir de la primera semilla…  Y me cuestiona internamente muy mucho.  ¡Es tan fácil dejar caer en balde la semilla!  ¡Es tan fácil extraviarse del camino que va recto y sin desvíos hacia Dios!   ¡Envía la luz de tu VERDAD, Dios mío…!
             Concede a todos los CRISTIANOS rechazar lo que es indigno de este nombre…  Otra que da en la diana. Y que cuestiona en cuanto se mire en oración ante la VERDAD del Señor.
             Y cumplir cuanto en él se significa.  ¡Ahí es nada!
            
             Pues, ¡buenas noches!, pero antes de acostarme, no me he resistido a hacer en voz alta este mi examen de conciencia.

"Profecía"


UN DOMINGO MUY SERIO
             Hace dos semanas que nos encontrábamos con el drama de Amós, un cultivador de higos al que le llega –sin pedirlo ni esperarlo- una palabra profética, y no precisamente de esperanza y optimismo. Lo que tiene que anunciar Amós es el desastre de un pueblo y una ciudad que va a ser asolada por un poder extranjero.  Pero como la verdad no quiere escucharse porque a todos nos gusta que nos halaguen o profeticen bienes, el sacerdote de Betel le insta a irse a otro sitio y que profetice allí.  Amós no tiene mucho que decir sino que él está donde está porque así le ha llegado una palabra que él no ha buscado.  Pero una vez que esa palabra le llega, ha de anunciarla.
             La respuesta que da la liturgia de hoy es un volverse al Señor, pedirle su misericordia y su bendición.  Otra cosa no queda.
             Tampoco el Evangelio está hoy para satisfacer dulcemente los oídos de los apóstoles aquellos, o de los fieles, nosotros.  Cristo envía a su Doce apóstoles, de dos en dos.  Llevan la autoridad de Cristo sobre los espíritus inmundos.  Y salvo las sandalias y el bastón de apoyo para recorrer caminos, tienen que ir en la absoluta humildad y la absoluta pobreza de sí mismos:  nada propio: ni en las alforjas con dinero, ni con pan y ni una túnica de repuesto.  Lo imprescindible. Habría que decir que Jesús les está pidiendo que no se lleven “ni a ellos mismos”, porque ellos son “su peor riqueza”, “su mayor egoísmo”, los peores enemigos de ese Reino al que –por otra parte- son enviados a anunciar.  Queda, pues, evidencia de que el mensajero no se predica a sí mismo. Él no es nadie. Él no va a buscarse a sí mismo, a aparecer como protagonista.  Lo importante es EL MENSAJE. 
             El arma esencial que llevan en sus manos es LA PAZ.  Con la paz han de saludar, y la paz han de comunicar.  Si alguien no tiene paz en su casa, no discutan los mensajeros, no les anuncien a quienes no quieren saber el mensaje… Es inútil.  Sencillamente, se salen, sacuden los pies para no quedarse ni con el polvo, y se van a otra casa o a otra ciudad (si fuera necesario).  Y adonde los reciban, ¡quédense allí! Y salgan a su labor desde ese su “cuartel general” que tiene por emblema la paz.  Si viniera Jesús en persona, sería allí donde se quedaría.  Que donde no hay paz, el primero que se va es Jesús.  [San Ignacio de Loyola, maestro en discernimiento  de espíritus, avisa claramente que donde no hay paz, no puede estar Dios;  más aún: quien no está en paz, no es ni sujeto idóneo para poder hacer los Ejercicios espirituales.  Bien podemos concluir con mucha más fuerza, que ni para poder hablar o para poder recibir  palabra de Dios].
             Los apóstoles salieron a predicar la conversión, y eso empezaba por echar los demonios  Después, todo lo demás.  Y si sabemos traducir con realismo que “demonio” es todo género de esclavitud que nos tiene maniatados, ahí es donde empieza la conversión, y adonde se dirige la predicación.
             Y San Pablo explota en alabanza de Dios porque nos ha bendecido en Cristo.  Bendecir es bien decir.  Jesús siempre “dice bien”, y eso es lo que nos trae bienes espirituales del Cielo.. Y no sólo “dice bien” sino que sus obras responden a sus palabras, y nos elige para que seamos consagrados e irreprochables por el amor.  Como quien no dice nada. Que aquí tiene uno que tentarse la ropa para experimentar que la elección que Él hace pueda llegarnos.  Por su parte, redimidos…, llenos de su Gracia que nos invade (todo lo que hagáis o digáis, sea siempre a gloria de Dios). Lo que Él hace es darnos a conocer el misterio de su voluntad.  ¡Qué serio es esto!  Porque cuando Dios manifiesta su voluntad es para que la vivamos. Y porque llegado el momento culminante, recapitulemos todo en la Persona de Cristo.  Es decir: el “ya no soy yo”, el ya no actúo yo ni a mi manera, sino que estamos todos como englobados en una unidad substancial, amasados totalmente en UN ÚNICO SENTIR, UN ÚNICO QUERER, UN ÚNICO AMOR.  “Recapitulados en Cristo” es que ya no hay “un capítulo mío” y un “capítulo tuyo”;  que ya no hay más que UNO, y ese uno –aunque sean muchos- ES CRISTO.
             Amós, en su resignada y arriesgada fidelidad;  los apóstoles en su total pobreza de sí mismos…; nosotros todos “recapitulados” en un solo ideal y estilo, que es Cristo.  Y LA EUCARISTÍA haciéndose el SIGNO SENSIBLE Y EFICAZ –sacramental- para que ahí nos abrace la Paz y no quede espacio para ningún espíritu inmundo.

sábado, 14 de julio de 2012

Dos llamadas de Dios


LA VOCACIÓN: LUCES Y CRUCES
             Los textos que nos trae hoy la Liturgia nos apuntan esas dos características: le belleza de la vocación y la cruz que conlleva el a Dios. Cuando Isaías nos habla de la llamada de Dios hacia él, inmensamente respetuosa y sin forzar nada, nos presenta una visión gozosa de Dios, de su trono alto y excelso, con los ángeles más sublimes que cantan alrededor em triple SANTO que viene a expresar esa santidad de Dios inigualable. Admirado Isaías ante tal visión, lo que se le pone delante –sobras suyas ante tanta luz de Dios- es su indignidad, su pecado…, y su sentimiento primario de estar ya perdido porque ¿quién puede quedar así ante el Sol brillante de Dios?  Un querubín –ángel de rango supremo que sirve directamente a Dios- se viene hacia el altar, toma una brasa ardiente con unas tenazas y se la acerca a la boca de Isaías.  Y dice una palabra trascendental (¡que tanta falta nos haría a todos saber escuchar y aplicar!):
Mira: tu pecado HA DESAPARECIDO. Está perdonado.  Parecería que podría acabar ahí el relato, pero Dios continúa ahora como quien habla solo…: ¿A quién mandaré?, ¿quién irá por Mí?  No se lo decía “a nadie”… Y sin embargo aquella pregunta estaba pidiendo una respuesta.  Y si tomáramos una expresión de San Ignacio de Loyola en los Ejercicios, quien tiene juicio y razón…, y quien quiere corresponder fiel y generosamente a tantos beneficios de Dios –Isaías ha sentido su alma purificada por aquel ascua que ha hecho desaparecer su pecado- siente el impulso profundo dentro de sí, y responde con la nobleza de un alma grande: AQUÍ ESTOY.  Mándame.
             El Evangelio continúa el envío que Jesús ha hecho de sus apóstoles a anunciar el Reino.  Pero –con juicio y razón y generosa decisión de responder al encargo- han de empezar por dejar a un lado amor propio, comodidades y deseos de tranquilidades…  Si ayer les advertía Jesús que los enviaba como corderos en medio de lobos, ahora continúa advirtiéndoles que el discípulo no es más que su Maestro, y que al Maestro le llamaron “Beelzebul” (=demonio).  Ellos nos van a ser más privilegiados. Y lo que ellos lleven en su corazón, se va a saber, porque nada queda oculto que no se manifieste.  [Otro tema para pararse un buen rato, y hacer examen de “nuestros sentimientos ocultos”, de nuestros resabios que no pasan de largo, y que se vomitan a la primera de cambio…: nada queda oculto, aunque lo pretendamos disimular, ocultar o emborrizar.  Todo eso es una parte dura del seguimiento de tal Maestro.
             Simultáneamente, surge el “ascua ardiente” para purificar nuestros labios y nuestro corazón:  “No tengáis miedo”.  Es emblema de Dios. El miedo, el temor, la actitud negativa ante cosas o personas, contradice a Dios, que empieza por su palabra emblemática: “No tengáis miedo”.  Y sigue Jesús: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.  La cruz de los apóstoles enviados y lo que pueden padecer, no debe crearles miedo ninguno.  A lo que deben tener pavor es a lo que mata el alma; a lo que crea infiernos interiores.  A eso sí hay que tenerles pavor.  A eso sí hay que estar vigilantes y en guerra total.  Lo demás, no tiene importancia, porque el día que Dios envía…, que cuenta con uno para algo, ese día va uno seguro.  Que si Dios se ocupa de gorriones, ¡Cuánto más de los que Él tanto ama: la humanidad!  ¡Que no hay comparación entre vosotros y los gorriones!
             Los que somos destinados Al Reino, sí tenemos que tener muy presente que no podemos escudarnos en nuestras cómodas posiciones de escamoteo de la misión a la que somos llamados: que hay que dar la cara y estar muy de parte de ese Dios que nos ha perdonado y nos envía.

viernes, 13 de julio de 2012

Una nueva "LOLA"

         En la última reunión del APOSTOLADO el pasado Primer Viernes, tuvimos una muy buena asistencia, con muchas novedades en personas que acudían a la llamada de una ESPIRITUALIDAD como la del Apostolado de la Oración.
         Estuvimos todos esos asistentes..., más una "oculta asistencia", que andaba aún sin ver la luz del día.
         Hace tres días ese nuevo "miembro" del Apostolado se ha decidido a ver este mundo nuestro, y muy hermosota ella, con más de 4 kilos, se incorpora a nuestra vida. Su madre, Marta, hermana de "LOLA", que muchas veces participa en este blog, y hermana también de Paloma, tres juventudes como tres soles que alumbran nuestro horizonte...  Pues la recién nacida, también LOLA, vendrá a tomar el relevo en una nueva generación.
         Una FELICITACIÓN y ACCIÓN DE GRACIAS les hacemos llegar a quien "ya estuvo con nosotros" una semana antes en nuestro Primer Viernes pasado.

EL AMOR DE DIOS


EL AMOR NO PASA NUNCA
             Esa es una conclusión de San Pablo tras mostrar las características del verdadero amor.  Oseas nos pone de manifiesto esa realidad del modo de ser de Dios.  El Pueblo ha sido (tendríamos que añadir: es y será) olvidadizo, díscolo, desagradecido…;  duro de cabeza, “adúltero” (por su facilidad de irse tras los ídolos humanos y egoístas). Aquel pueblo y este pueblo de hoy en el que podemos sentirnos inmersos y protagonistas. Ante esa situación, si Dios fuera el dios pelele que muchos imaginan, el dios culpable de los males y al que se le puede tratar como una camisa de quita y pon (según apriete el zapato), ¡tiempo ha que nos habría dejado ya de su mano, y a que vivamos a nuestro aire…, aunque sea un aire que nos asfixia).  Pero DIOS ES DIOS Y NO HOMBRE, como decía ayer la lectura. Y hoy queda apoyado todo eso en las nuevas actitudes de misericordia que nos acentúa la 1ª lectura:  Conviértete…, que es palabra de esperanza de Dios en el hombre y debe ser palabra de esperanza del hombre en Dios (porque siempre nos está esperando con infinita paciencia). Tropezaste con tu pecado…, pero vuélvete y pide perdón. Yo curaré tus extravíos (aunque no lo merezcas);  florecerás como azucena;  como verde olivo será tu esplendor…  Rectos son los caminos del Señor, y los justos andan por ellos. De esta manera, pese a todos nuestros pesares, el amor de Dios a nosotros NUNCA SE PIERDE.  Nosotros somos capaces de perder amor… Dios, no.
             Lo que el Evangelio traduce en realidades del amor, que –desde luego- no es un amor “de terciopelo” sino recio y con cruz por delante.  Porque Jesús advierte a sus discípulos que “os envío como corderos en medio de lobos”.  Por eso tenéis que ser sagaces como serpientes y sencillos como palomas, porque os llevarán hasta los tribunales…, vuestros mismos padres o vuestros hijos… No os preocupéis qué tengáis que responder, que el Espíritu Santo ya os inspirará.  Todos os odiarán por mi nombre.  Cuando os persigan en una ciudad, os vais a la otra…
             Queda muy claro que nuestra vida de seguidores de Jesús no es un paseo triunfal, no son privilegios;  no es “las gentes de Iglesia” ya tenemos nuestro “paraguas” para nuestra seguridad, ni nuestras “ventajas”, ni nuestros “dominios”.  El gran error de los que se apegan a las instituciones de iglesia es pensar que ahí han encontrado su seguridad y tranquilidad. Lo que Cristo nos ha anunciado es lucha, incomprensión, “lobos”… Y a mí, que me gusta dar la vuelta a las palabras, podemos ser lobos nosotros mismos.
             Lo que Cristo anuncia es su propia vida repetida en nosotros. Tribunales, acusaciones y calumnias.  Y persecuciones de los mismos “de la familia”.  ¿Acaso el discípulo va a ser más que su Maestro?  Pero no os preocupéis…  ¡Palabra clave!  Ya saldréis adelante.  El Espíritu es quien acompaña, inspira y sugiere.
             Y leemos estas cosas en el Evangelio y nos tiran para atrás, porque a todos nos gusta ver el terciopelo y los lirios del campo.  Pero eso es dejar parcial el evangelio, que tiene cruz.  O para decirlo con mucho realismo: La vida humana tiene cruz.  No hay vida sin cruz.  La cruz llega desde todos los ángulos.  Donde menos se espera.  Y posiblemente –muchas veces- sin culpa de nadie.  Con culpas, recelos, pasiones humanas de todo tipo, otras. Pero EL AMOR NO PASA NUNCA, y bien tenemos que rezar, VIVIR y aprender esa maravillosa frase de la oración de la Misa, antes de la PAZ:  No mires nuestros pecados…, SINO LA FE DE TU IGLESIANosotros seremos siempre imperfectos; no tendremos por dónde cogernos. Seremos capaces de cualquier cosa.  Y seremos capaces de ni sentirnos culpables.  Todo eso es posible, y hemos de darlo por asentado.  Pero LA FE DE TU IGLESIA es Cristo mismo, que va purificando y limpiando constantemente a esa su Iglesia, y cuando la fe es fe, cuando nuestro amor a Jesús es amor a Jesús (necesariamente –al par- a su Iglesia), nada te turbe, nada te espante; Dios no se muda.  EL AMOR NO SE PASA NUNCA.  Por supuesto el de Dios a nosotros.  Tampoco el verdadero amor de nosotros a Dios.