SANTOS CIRÍACO Y PAULA

SANTOS CIRÍACO Y PAULA

             Hoy celebra la Iglesia de Málaga las fiesta de sus Santos Patronos, los mártires Ciríaco y Paula.,  Al celebrarse como solemnidad litúrgica, corresponden lecturas propias, con dos lecturas y Evangelio.

             No obstante yo me voy a quedar en la continuidad de las lecturas que hubieran correspondido a este lunes normal, por considerar que tienen una importancia de reflexión que toca directamente el mundo que vivimos.  Y como el blog puede tomarse esa licencia, máxime cuando su finalidad es pedagógica, me permito ir por esa línea: el caso de la viña de Nabot, que el rey Ajaz quiere comprar o cambiar por otra igual o mejor, por estar lindando con su palacio.  Pero Nabot no cede porque es herencia de sus padres, y tiene un valor superior que el material. La mujer de Nabot, taimada  e injusta decido solucionar el caso por directo: un falso juicio de acusaciones fuertes contra Nabot, sentencia de muerte, y –una vez muerto- Ajaz queda libre para tomar aquella viña.

             Y en el Evangelio, Jesús recuerda aquella norma del “ojo por ojo y diente por diente” (que se dio a los antiguos y que en realidad no era lo hoy suena, sino una norma equitativa de no hacer al enemigo más daño que el que el enemigo viene a hacer).  Para los judíos se había convertido en venganza, en pasarse tres pueblos cuando alguien les hiciera un daño. Jesús corta por medio y, frente e a la violencia y venganza, establece la mansedumbre de las Bienaventuranzas: poner la otra mejilla;  ceder antes que pleitear.  NO; Jesús no nos quiere abofeteados.  Lo que NO NOS QUIERE es vengativos, ni guardando el veneno dentro del corazón.

             Hoy no nos gusta hablar de “demonios” porque mejor no hablar y así es como si no existieran.  Pero es que yo tampoco estoy por la labor de meter a demonio como coartada e nuestras propias culpas.  Pero sí hablo del demonio de nuestro corazón, del “demonio-esclavitud, del “demonio”-YO-mismo.  Y ese sí que lo creo a pie juntillas.  Porque ese “demonio” es el que, por una parte, quiere eliminar hablar de demonio, y por otra parte lo utiliza como coartada de sus propias acciones.

             ¿No fue DEMONIO en toda en regla lo de Nabot? [sin necesidad de demonios de infierno].  ¿No es demoníaco el “ojo por ojo y diente por diente” al modo recalcitrante y vengativo que usan los judíos?  Y no hacen falta demonios infernales.

             Por eso no dejo de ver que los hay en el corazón cada vez que encerramos en el esos resabios, esas evocaciones continuadas por las que parece que tenemos que ver el mal donde se puede no ver tal.