martes, 30 de septiembre de 2014

ZENIT: Por los que sufren

recemos por los que sufren y evitemos hacer teatro
El Santo Padre este martes en su homilía invita a pensar en las tragedias de quienes han sido desplazados de sus casas por ser cristianos
30 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El lamento en los momentos oscuros puede transformarse en una oración, pero atención con los los “lamentos teatrales”.
Lo indicó este martes el papa Francisco, en su homilía en la eucaristía celebrada en Santa Marta.
En la primera lectura de la misa se leyó un pasaje del Libro de Job y el Papa señaló que existen grandes tragedias, como los cristianos desplazados de sus casas debido a su fe.
Job maldice su vida y el Papa recordó que “fue puesto a prueba, perdió toda su familia, sus bienes, la salud y todo su cuerpo se convirtió en una llaga, una llaga asquerosa”. En aquel momento “perdió la paciencia y dijo esas cosas. Son feas. Entretanto Job estaba acostumbrado a hablar con la verdad y esa es la verdad que él siente en aquel momento”.
El Santo Padre recordó que también Jeremías “usa casi las mismas palabras: ‘¡Maldito el día en que nací!’”. ¿Pero este hombre no blasfema?, es la pregunta que hago, dijo el Pontífice. Y Jesús, cuando se lamenta – ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’ , ¿blasfema? El misterio es éste.
"Tantas veces yo he visto a personas que están en situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas, que vienen a lamentarse y hacen estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? Se rebelan contra Dios".
Yo le digo: ‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración’. Era una oración cuando Jesús dijo a su Padre: ‘¿Por qué me has abandonado?’”.Es la oración la que hace Job aquí.
Porque rezar es llegar a ser verdad delante de Dios. Y Job no podía rezar de otra manera”. O sea que “se reza con la realidad porque la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive”.
“Es la oración de los momentos oscuros de la vida, donde no hay esperanza, donde no se ve el horizonte”. Y el Pontífice indicó que “tanta gente hoy se encuentra en la situación de Job. Tanta gente buena, como Job, no entiende lo que le ha sucedido, porqué es así”. Tantos hermanos y hermanas no tienen esperanza. Pensemos en las tragedias, en las grandes tragedias, por ejemplo estos hermanos nuestros que son echados de sus casas por ser cristianos y pierden todo.
Pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ¿Creer en Ti es una maldición, Señor?”, dijo el Papa y recordó a “los ancianos dejados de lado, a los enfermos, tanta gente sola, los hospitales”. Para toda esta gente y “también por nosotros cuando vamos por el camino de la oscuridad la Iglesia reza” recordó el Pontífice.
“¡La Iglesia reza! Y toma sobre sí este dolor y reza”. Y nosotros, “sin enfermedades, sin hambre, sin necesidades importantes cuando tenemos un poco de oscuridad en el alma, nos creemos mártires y dejamos de rezar” dijo. Y no falta quien dice '¡Estoy enojado con Dios, no voy más a Misa!', ¿por qué? Y respondió que tantas veces es “por una cosa pequeñita”. Santa Teresita del Niño Jesús, en los últimos meses de su vida, recordó el Papa, “trataba de pensar en el cielo, y sentía dentro de sí como si una voz que le decía: ‘Pero no seas tonta, no creas en fantasías. ¿Sabes qué te espera? ¡Nada!’”.
Porque, indicó Francisco: “Muchas veces pasamos por esta situación, vivimos esta situación. Y tanta gente que cree que terminará en la nada. Y ella, Santa Teresa, rezaba y pedía fuerza para ir adelante, en la oscuridad. Esto se llama entrar en paciencia. Nuestra vida es demasiado fácil, nuestros lamentos son lamentos teatrales”.
Delante de los lamentos de tanta gente, de tantos hermanos y hermanas que están en la oscuridad, que prácticamente han perdido la memoria, la esperanza, que son exiliados, también de sí mismos.
El Santo Padre recordó que “Jesús ha hecho este camino de la noche, al Monte de los Olivos hasta la última palabra de la Cruz: ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’”.

Al concluir, Francisco indicó dos cosas que pueden servirnos. “Primero: prepararse, para cuando vendrá la oscuridad”, que aunque no sea tan dura como la de Job, “tendremos un tiempo de oscuridad. Preparar el corazón para aquel momento”. Y segundo: “Rezar, como la Iglesia reza, con la Iglesia por tantos hermanos y hermanas que sufren el exilio de sí mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin esperanzas a la mano”. Porque la “oración de la Iglesia por todos estos 'Cristos' que sufren, que están por todas partes”.

30 sep.: EN DIRECTO

Evangelio con substancia
          Hay relatos evangélicos que casi se toman como anécdotas en la vida de Jesús, y que es fácil pasárselos de lado. El de hoy (Lc 9, 51-56) es uno de ellos. Jesús ha decidido ir a Judea (en concreto a Jerusalén). Como está en Galilea, necesita pasar por Samaria, la cismática. Lo normal es que ese paso lo ha hecho varias veces sin mayores problemas. Pero esta vez da con un pueblo más fanático de sus convicciones y surge la dificultad.
          Jesús ha enviado por delante e Juan y Santiago para que preparen alojamiento y se encuentran con la contrariedad de que no les quieren dejar pasar. Y los dos “hijos del trueno” (con razón así les llamaba Jesús), se exaltan ante tal situación y se van a Jesús para preguntarle si piden fuego del cielo que acabe con ellos. Era una reminiscencia de un hecho del Antiguo Testamento y, a su vez, una puesta en práctica del “ojo por ojo” (al modo extremoso judío).
          Yo quiero meterme en el sentimiento que le produjo a Jesús aquella actitud de sus dos apóstoles, tan desproporcionada. Dice el evangelio que “les regañó”. Pero a mí me gustaría entrar más adentro en los sentimientos que se levantaron en Jesús. Porque era evidente que Juan y Santiago se habían pasado. Se habían dejado llegar del orgullo. Habían procedido como un fariseo fanático cualquiera. Allí no había nada del “negarse a sí mismo”, ni del “qué vale el mundo entero si se arruina la vida”. Realmente Jesús podía recriminarles que “no sabéis de qué espíritu sois”. Desde luego que no del espíritu de Jesús, del estilo de Jesús. Y Jesús les corrige con algo fundamental: Porque el Hijo del hombre no ha venido  a perder a los hombres sino a salvarlos.
          Queda muy hermoso meditarlo. Queda muy humano ver la desilusión de Jesús ante esta salida tan estentórea de sus dos discípulos. Y hasta queda esa otra visión del Maestro que ve tan exaltados a dos hombres ante una cosa tan pequeña que –casi en el fondo- acaba sintiendo una tentación de sonrisa. Y aquella expresión: No sabéis de qué espíritu sois, ya no está en el regaño sino en la ironía limpia de un padre que corrige bondadosamente a sus hijos.
          Pero a mí no se me acaba el tema ahí. Porque estoy pensando en las tensiones en las que estamos viviendo y las que estamos provocando. En la tentación exaltada y orgullosa de quienes –a la primera de cambio- quieren pedir fuego del Cielo. Pienso en aquellos que el orgullo y el amor propio les hace actuar en caliente pretendiendo que caiga fuego del cielo contra otros, sin mirarse a sí mismos que son los que que tendrían necesidad de ese fuego que purifique sus propias escorias. Pienso en las personas con apariencias espirituales que –sin embargo- “no saben de qué espíritu son”, porque actúan por los impulsos de su propia soberbia y no ven más allá.
          Porque el Espíritu de Cristo no ha venido a perder a nadie sino a salvarlo. Porque el Espíritu de Cristo pide negarse a sí mismo para poder seguir a Cristo. Porque el Espíritu de Cristo empieza por eliminar el “ojo por ojo” y abrirse a un corazón tal que se viva unánimes y concordes (como nos decía Pablo el domingo): un mismo sentir, un mismo corazón, una sola alma.

          El paso negado a Jesús no sólo ocurrió entonces en Samaria. Puede ser que se le impidan más pasos “por nuestro territorio”…, porque “no sabemos de qué espíritu somos”.

ZENIT: los ángeles nos defienden

Los ángeles nos defienden contra Satanás
El Santo Padre en la homilía de este lunes invita a los fieles a rezar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
 29 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Satanás presenta las cosas como si fueran buenas, pero su intención es destruir al hombre, quizá con motivaciones "humanistas". Los ángeles luchan contra el diablo y nos defienden. Esta ha sido la idea que el santo padre Francisco ha desarrollado esta mañana en la homilía de la misa de Santa Marta, día que se celebra la fiesta que los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Este lunes, el Papa ha hablado de la "lucha entre Dios y el demonio". Las lecturas del día nos presentan imágenes muy fuertes: la visión de la gloria de Dios contada por el profeta Daniel con el Hijo del hombre, Jesucristo, delante del Padre; la lucha del arcángel Miguel y sus ángeles contra "el dragón grande, la vieja serpiente, él que es llamado diablo" y "seduce toda la tierra habitada" pero es derrotado, como afirma el Apocalipsis; y el Evangelio en el que Jesús dice a Natanael: "veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
Así, Francisco ha indicado que "esta lucha sucede después de que Satanás intenta destruir la mujer que va a dar a luz al hijo. Satanás siempre busca destruir al hombre: ese hombre que Daniel veía allí, en la gloria, y que Jesús decía a Natanael que habría venido en la gloria. Desde el inicio, la Biblia habla de esto: de esta seducción por destruir de Satanás. Quizá por envidia".
Además, ha recordado que en el salmo 8 leemos "'Tú has hecho al hombre superior a los ángeles’, y esa inteligencia tan grande del ángel no podía llevar sobre sus espaldas esta humillación, que una criatura inferior fuera hecha superior; y trataba de destruirlo”.
Por tanto, Satanás trata de destruir a la humanidad, a todos nosotros. El Pontífice ha explicado que "muchos proyectos, menos los pecados propios, pero muchos, muchos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia el hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis: es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción".
Y ha añadido que "los ángeles nos defienden. Defienden al hombre y defienden la Hombre-Dios, el Hombre superior, que es Jesucristo perfección de la humanidad. Por esto la Iglesia honra a los ángeles, porque son los que estarán en la gloria de Dios -están en la gloria de Dios- porque defienden el gran misterio escondido por Dios, es decir, que el Verbo se hizo carne".
Por otro lado, el Santo Padre ha querido recordar que "la tarea del pueblo de Dios es custodiar en sí al hombre: al hombre Jesús" porque además "es el hombre quien da la vida a todos los hombres". Sin embargo -ha proseguido-, en sus proyectos de destrucción, Satanás inventa "explicaciones humanísticas que van, propiamente, contra el hombre, contra la humanidad y contra Dios".
Para concluir, Francisco ha subrayado que "la lucha es una realidad cotidiana en la vida cristiana: en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro pueblo, en nuestras iglesias… Si no se lucha, seremos vencidos. Pero el Señor ha dado esta tarea principalmente a los ángeles: luchar y vencer. Y el canto final del Apocalipsis, después de esta lucha, es tan bello: ‘Ahora se ha cumplido la salvación, la fuerza y el Reino de nuestro Dios y el poder de su Cristo, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, aquel que los acusaba ante nuestro Dios día y noche’".

Finalmente, el Santo Padre ha invitado a rezar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y a "rezar esa oración antigua, pero tan bella, al arcángel Miguel, para que sigua luchando para defender el misterio más grande de la humanidad: que el Verbo se ha hecho Hombre, ha muerto y resucitado. Éste es nuestro tesoro. Que Él siga luchando para custodiarlo".

lunes, 29 de septiembre de 2014

ZENIT: Ángelus del 28: A LOS MAYORES

el ángelus
28 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Al finalizar la santa misa celebrada en el sagrado de la Basílica Vaticana, el Papa ha entrega el libro de los Evangelios -impreso con letras grandes- a algunas personas ancianas. El mismo volumen es distribuido después del rito a los participantes al encuentro dedicado a las personas de la tercera edad, esta mañana en la plaza de  Sant Pedro .
Antes de finalizar la celebración eucarística, el Santo Padre ha recitado el ángelus con los fieles y los peregrinos presentes.
Estas son las palabras del Papa antes de la oración mariana:
Antes de concluir esta celebración, deseo saludar a todos los peregrinos, especialmente a vosotros ancianos, venidos de tantos países. ¡Gracias de corazón!
Dirijo un saludo cordial a los participantes al congreso-peregrinación "Cantar la fe", promovido con ocasión del trigésimo aniversario del coro de la diócesis de Roma. Gracias por vuestra presencia, y gracias por haber animado con el canto esta celebración, unidos a la Capilla Sixtina. ¡Continuad desarrollando con alegría y generosidad el servicio litúrgico en vuestras comunidades!
Ayer, en Madrid, fue proclamado beato el obispo Álvaro del Portillo. Su testimonio cristiano y sacerdotal ejemplar, pueda suscitar en muchos el deseo de unirse cada vez más a Cristo y al Evangelio.
El próximo domingo iniciará la Asamblea Sinodal sobre el tema de la familia. Aquí está el responsable principal, el cardenal Baldisseri. Rezad por él para que lo logre. Os invito a todos, particulares y comunidades, a rezar por este importante evento y confío esta intención a la intercesión de María Salus Populi Romani.

Ahora rezamos juntos el ángelus. Con esta oración invocamos la protección de María para los ancianos del mundo entero, de forma particular para los que viven situaciones de mayor dificultad.

29 septiembre: ARCÁNGELES

Dos líneas de lecturas
          Hoy es la fiesta litúrgica de los tres Arcángeles, y van a prevalecer las lecturas de la fiesta sobre la lectura continuada.
          De la fiesta, tenemos una lectura (Ap. 12, 7-12) muy personalizada en el arcángel Miguel (=Fuerza de Dios), que entabla en el cielo la lucha contra el ángel soberbio, dragón o serpiente llamado Satanás. Éste con sus huestes –los otros ángeles rebeldes- pelean para mantener su acción en el Cielo, pero Miguel con sus ángeles lo derrotan y lo lanzan de allí y lo precipitan a la parte baja del universo (la tierra). Y entonces se levanta en el Cielo un canto de clamor y adoración a Dios: Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios.
          El Evangelio (Jn 1, 47-51) es el relato del encuentro de Jesús con Natanael (=Bartolomé) en el que Jesús admira al personaje porque lo ha visto cuando estaba debajo de la higuera (momento de tal intimidad de Natanael que se extraña y le rinde a Jesús, al que reconoce “Mesías, Rey de Israel”. Y Jesús le lleva a más altura cuando le dice que le quedan por ver cosas mayores, cuando vea el Cielo abierto y a los ángeles de Dios al servicio del Hijo del hombre.

          A Satanás lo hubiéramos visto hoy actuar en ese relato del libro de Job, que corresponde a la lectura continuada de hoy. Por lo pronto salta a la vista que no se trata de un relato histórico sino de una larga parábola, un intento lejano en el tiempo, de plantearse la vida con un sentido de esperanza, cuando todavía ni se vislumbra la existencia de otra vida posterior.
          Job es un hombre bendecido por Dios y creyente en Dios. Bendecido por Dios en tantos bienes materiales como posee, no sólo en hijos sino en posesiones. Y el autor se plantea que así es muy fácil creer en Dios.
          Entonces aparece Satanás que –ante Dios- se burla un tanto de esa fe de Job, al que todo le va tan bien. Y Dios le permite a Satanás actuar, pero respetando siempre la vida de Job. Y viene ese relato tan forzado de desgracias que viene una sobre otra sin que haya acabado un mensajero cuando ya está el siguiente anunciando otra mayor.
          Y Job se levanta de la mesa del banquete, se rasga el manto, se tapa la cara y se echa por tierra…, todo ello como signos de hombre en desgracia que se humilla. Y pronuncia esa frase lapidaria que se ha repetido tantísimas veces en la vida: Dios me lo dio; Dios me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor. Y añade el autor algo muy especial y profundo: A pesar de todo, Job no protestó contra Dios.
          Evidentemente Job habla en las categorías de su tiempo: “Dios me lo dio; Dios me lo quitó”, poniendo a Dios como el causante de aquellas desgracias (cosa que se lleva mal con el sentido auténtico de la acción de Dios). Pero nos vale para el argumento fundamental: A pesar de todo, Job no protestó contra Dios. Lo que resalta es el hombre profundamente religioso y creyente que, aun en sus momentos trágicos y muy dolorosos, no se revuelve contra Dios.

          Es el hombre que aun con su pensamiento primitivo de un Dios que provoca ese daño, sigue sabiendo que Dios es Dios, y que ni siquiera en la tragedia que Job sufre, hay razón para protestar contra Dios. Y esto expresa el sentido de la fe auténtica que sabe que Dios está siempre por encima y más allá de esos hechos. Hoy diríamos nosotros, con la sabiduría de una fe cristiana (emanada de la enseñanza de Cristo) que Dios escribe derecho con nuestros renglones torcidos.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Los sentimientos propios de Cristo

Domingo 26-A, T.O.
          Seguimos con el tema de la JUSTICIA, que ya se tocó el pasado domingo. Una JUSTICIA, la divina, que sobrepasa todos los límites de la justicia humana, porque es la JUSTICIA DE DIOS que quiere que todos se salven. Pero con la clásica expresión de San Agustín, “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.
          Así en la 1ª lectura de hoy (Ez 18, 25), Dios propone dos casos: el de la persona buena que lleva el mejor camino, pero que en un momento de su vida trunca esa buena dirección y obra el mal y se estanca en él: Ese tal no podrá aducir sus antiguas bondades, porque su árbol se torció y cae del lado torcido.
          A la contra, un malvado que pasa la vida haciendo el mal, pero un día algo se le cruza en el camino que le hace recapacitar y su corazón se endereza al bien. Y cuando le llega la muerte, su alma está asentada en el bien y llega al abrazo de Dios. No se le tienen en cuenta sus años malos, porque lo que importa es cómo ha vivido en esa etapa final.
          Dicho de otra manera, el Evangelio nos pone el caso más concreto. Es una de las parábolas intencionadas de Jesús: dos hijos a quienes el padre les encomienda ir a la viña. El primer, instintivamente díscolo, responde un: No quiero”. Luego, se arrepiente y va. El otro, más suavón de carácter, dice: “voy”…, pero no va. La parábola no es un simple cuento. Está reproduciendo la realidad que vive Jesús: los fariseos dicen que “sí”…, pero es que no. Y los publicanos y meretrices están diciendo “no”, pero luego agachan la cabeza y van. Por eso ellos ganan la partida y son los que entran en el Reino. No es la “justicia” humana que se queda en las apariencias y buenas o malas palabras: se trata de los hechos reales, que marcan el verdadero ser de la persona.
          No podemos dejar a un lado la 2ª lectura de hoy, que puede ser una de las piezas decisivas del mensaje cristiano. Escribe Pablo, desde su prisión, a los fieles de Filipos. Escribe con el corazón en la mano y hasta parece que va a pedir compasión y cariño para él.  Dice: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor…, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría… [¿Verdad que parece a primera vista el buen abuelete que va a pedir cariño para sí?]. Pues Pablo continúa su secuencia de esta manera: manteneos unidos como una sola alma, en mutuo acuerdo, con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación; dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás… Bastaría ya esa petición del Apóstol, esa norma de oro de lo que es vivir como cristianos… Bastaría para nuestro propio examen de sentimientos y actitudes. Pero no se ha quedado ahí. Nos eleva ahora a la razón esencial Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús. ¿Y cuáles son? Cristo Jesús, Él, a pesar de su condición divina [de ser Dios por esencia], no hizo alarde de su categoría de Dios. [No hizo el disimulo o ficción de “no ser”…, pero lo soy…] Al contrario: se despojó de su rango [se vació, se anonadó]  y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. [O sea: se hizo HOMBRE, tan hombre, que no mantuvo “el paraguas” de Dios para evitar la tormenta]. Y así, actuando como un hombre cualquiera [porque era plenamente hombre] se rebajó hasta someterse incluso a la muerte ¡y una muerte de Cruz! [lo más bajo y humillante; lo más humano deshumanizado].
          Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre [la plenitud de su plena realidad de hombre Dios], de modo que toda rodilla se doble –en el Cielo, en la tierra en el abismo- y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
          Ante la plenitud de su divinidad, que vive tras su abatimiento de hombre fiel y obediente, la Creación entera dobla se inclina y adora: en el Cielo, en la tierra, y aún en los mismos infiernos –a su pesar-.

          Hemos llegado a algo fundamental y muy para el momento actual: sólo desde ese abatir la soberbia humana, se verificará la resurrección de un mundo. Frente a la rebeldía, la obediencia. Frente al endiosamiento, el abajamiento. Y entonces se producirá esa eclosión de nueva gloria: las rosillas dobladas ante Jesucristo, el Señor.

sábado, 27 de septiembre de 2014

27 sep.: SORPRENDIÉNDONOS

EL PREDICADOR SIGUE SORPRENDIENDO
          El libro del Eclesiastés rompe y rasga. Pero debajo de la “cáscara” encierra verdades muy interesantes que llevan a reflexionar. Hoy nos sorprende con lo que pensaríamos que es una “manga ancha” peligrosa. Su consejo a los jóvenes nos haría pensar en unas consecuencias fatales y un mundo disoluto: 11, 9-12, 8 dice: Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien…; déjate llevar del corazón. El pensamiento inmediato es: ¡adónde nos lleva eso!
          Resulta que San Pablo dice también: Probadlo todo y quedaos con lo bueno. Lo que encierra la misma idea, que no sólo se dirige a los jóvenes.
          Lo que no podemos es cortar la lectura de esas afirmaciones como si cada frase se encerrase en sí misma. El propio libro del Eclesiastés concluye esa idea con una advertencia esencial: Pero sabe que Dios te llevará a juicio. Es decir: disfruta y pásalo bien…, pero bajo la mirada de Dios. El “juicio de Dios” no está como un “post” que juzga ya cuando los hechos se han consumado, sino como un faro de puerto que indica posición y ayuda a que las cosas vayan bien. Pensando que Dios ve y que Dios sabe lo que es bueno, disfruta y déjate llevar del corazón bajo la mirada de Dios.
          Es la idea de Pablo: otea todo, “prueba” todo…, pero quédate con lo bueno. Y la piedra de toque para saber con qué te quedas es que todas las coas son vuestras y vosotros sois de Cristo y Cristo hace lo que agrada a Dios.
          Más claro no puede ser. Y es lo que recoge San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios: Todas las cosas son buenas porque son hechas por Dios. Pero el uso de ellas ha de depender de cada persona, en orden a que les conduzca al bien…, les conduzcan a Dios. El azúcar es bueno para la persona. Pero un diabético en tanto puede usar en cuanto le ayude y en tanto prescindir cuanto le dañe. “La cosa” en sí es buena, pero no en toda ocasión y para toda persona. “Prueba todo; se queda con lo que le es bueno a tal persona”.
          El Mesías de Dios es bueno. Pero a los apóstoles no les va el mesianismo que anuncia Jesús. (Lc. 9,44-45). Ellos proclamen y quieren un mesías. Pero se han cerrado a una idea humana. Y Jesús quiere que “prueben todo”, y que se queden con lo verdadero. Y por eso no los deja en la inopia de sus ideas mesiánicas, y les presenta un panorama absolutamente distinto. No es el más gustoso. Pero es el de Dios…, es el camino de Dios.
          Ellos no entendían ese lenguaje. Y Jesús tendrá que repetirlo muchas veces. Ellos quieren quedarse con lo placentero, lo triunfalista, la idea que traen arrastrada… Y Jesús no da un paso atrás. Ellos no quieren ni preguntar (como si con eso evitaran enfrentarse a la verdad). Jesús volverá a repetirlo cuantas veces sea necesario. Habrán de quedarse con lo bueno… Pero eso lleva su tiempo. Y el propio tiempo les acabará metiendo en la realidad, aunque les escandalice hasta última hora. “No entendían” y les costará mucho llegar a entender… Tendrán que suceder los “desastres” y que, todavía, tenga que venir el Resucitado a enseñarles que así tenía que padecer el Mesías para entrar en su Gloria…, y tendrá que abrirles el entendimiento para entender las Escrituras… Lo demás es vacío…, vaciedad.

          Aunque me haga repetitivo, esto fue –por parte de Cristo y de la experiencia de la primera comunidad- su  evangelización. Trabajo cuesta…, pero ese es el camino. Y ese camino será indispensable para aceptar la nueva evangelización en nuestros momentos actuales.

ZENIT: ¿Cristo sin la cruz?

no se puede entender a Jesucristo sin la Cruz
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre advierte que ser cristianos no es un mérito, es un camino espiritual de perfección
 26 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Un cristiano no puede entender al Cristo Redentor sin la cruz, sin que esté dispuesto a llevarla con Jesús. El papa Francisco se ha dirigido así a los presentes durante la homilía de este viernes en Santa Marta. Por eso, el Santo Padre ha recordado que el cristiano es igual al "cirineo". El tener fe está en esta identificación: se pertenece a Jesús y se lleva con Él el peso de la Cruz. De lo contrario, se recorre un camino "bueno" en apariencia, pero no "verdadero".
El Papa ha tomado como referencia para su reflexión el Evangelio del día, en el que Cristo pregunta a los discípulos qué dice la gente sobre Él. Este episodio -ha recordado el Papa- se encuadra en el contexto del Evangelio en el que Jesús cuida "de una forma especial su verdadera identidad". En más de una ocasión, cuando "alguno se acercaba" a comunicarla, "lo paraba", así como impide más de una vez también al demonio que revele su naturaleza de "Hijo de Dios" venido para salvar al mundo. Así, Francisco ha explicado que esto es para que la gente no se equivocara y pensara en el Mesías como un líder venido para expulsar a los romanos. Solo en privado y a los Doce, Jesús comienza a hacer catequesis sobre su verdadera identidad, ha indicado el Santo Padre.
Y ha proseguido: "el Hijo del hombre, es decir el Mesías, el Ungido, debe sufrir mucho, ser rechazo por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y los escribas, ser asesinado y resucitar. Este es el camino de vuestra liberación. Este es el camino del Mesías, el Justo: la Pasión, la Cruz. Y les explica su identidad. Ellos no quieren entender y en el pasaje de Mateo se ve como Pedro rechaza esto: '¡No, no! Señor...' Pero comienza a entender el misterio de su propia identidad: 'Sí, yo soy el Hijo de Dios. Pero este es mi camino: debo ir en este camino de sufrimiento".
De este modo, el papa Francisco ha subrayado que esta es la "pedagogía" que Jesús usa para "preparar los corazones de la gente, para entender este Misterio de Dios". El Pontífice ha afirmado al respecto que "es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la Cruz. No se puede entender Jesucristo Redentor sin la Cruz: ¡no se puede entender! Podemos llegar hasta pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, es un santo. Pero el Cristo Redentor sin la Cruz no se puede entender. Pero los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las Profecías, no habían entendido que Él era precisamente el Cordero para el sacrificio. No estaban preparados".
Fue el Domingo de Ramos -tal y como ha indicado el Papa- que Cristo permite a la multitud decir, "más o menos", su identidad, con ese "Bendito el que viene en nombre del Señor". Y esto es porque "¡si la gente no grita, gritarán las piedras!", ha añadido. Sin embargo, solo después de su muerte, la identidad de Jesús aparece en plenitud y la "primer confesión" viene del centurión romano, recuerda el Papa. Paso a paso Jesús nos "prepara para entenderlo bien", nos prepara para "acompañarlo con nuestras cruces en su camino hacia la redención".

Para concluir la homilía, el Obispo de Roma ha observado que Jesús "nos prepara para ser cirineos para ayudarlo a llevar la Cruz. Y nuestra vida cristiana sin esto no es cristiana. Es una vida espiritual, buena... 'Jesús es el gran profeta, también nos ha salvado. Pero Él y yo no...' No, ¡tú con Él! Haciendo el mismo camino". Y así, Francisco ha finalizado indicando que "también nuestra identidad de cristianos debe ser custodiada y no creer que ser cristianos es un mérito, es un camino espiritual de perfección. No es un mérito, es pura gracia".

viernes, 26 de septiembre de 2014

Experiencias espirituales, 2

EXPERIMENTANDO A DIOS EN EL
                                                     SILENCIO DE LA NOCHE.
                      Lucrecia Mª Arigocena

Anoche me dormí en paz;           y a las dos de la mañana,
con paz y sin sobresalto              siento...como que me llaman.

Experimento al abrir                  mis ojos al nuevo día,
un sentimiento de gozo              que me da mucha alegría.

El Costado de Jesús,                  siempre en mi alma presente,
va mostrándome su amor,         de una manera patente.

Ahora ya no bebo Agua,          ni Sangre, ni nada bebo,
pues Él mismo me zambulle    en la Fuente y el Venero.

Los gozos dentro del Pecho,         no se pueden describir,
porque allí son tan sublimes,        que no hay palabra a decir.
¡Oh Esposo, ¿qué es esto ahora,   a estas horas de la noche,
                             que tanto a mi me enamora?

Y la respuesta callada                que en sentimiento se plasma,
me dice que allí está Dios,         entregándose a mi alma.

Allí, no sé qué decir                  a este Dios, que así me trata,
y en acto de donación,              yo le entregué allí mi alma.

A Matrimonio Divino                me van sabiendo estas cosas,
y sin carne de por medio,           son más puras y sabrosas.
Parece que desvelado                 mi cuerpo, quedó en reposo;
mas no es posible dormirse,       sintiendo cerca al Esposo.

Así, yo en contemplación          que a esa hora favorece,
mi alma quedó prendida            en Aquel que la enardece.

Volví a dormir, siempre en paz,     hasta que a las seis volvió
con otro toque amoroso,                 este Dios mi Creador,
                          que hasta viene en mi reposo.

Cierto es que para Él                   no hay noche, tampoco día,
se comunica a las almas              sin que nadie se lo impida.

¿Dormir ya más?, imposible,     pues yo quedé tan tocada,
que mi alma enamorada             sólo podía rezar.

Yo, queriendo responder,               y, rebasándome el don,
me quedé en acción de gracias,      profunda, de corazón.

Gracias, Señor, que aún teniendo     debilidad y pecado,
Tú no lo tienes en cuenta,                 y entras en mí, sin reparo.

¡Gracias, gracias, mi Señor!.        Mi ser estalla en amor,
mi corazón se dilata,                    pues todo es gracia, Señor.
     
Corta fue la noche, sí,                 corta y celestial ha sido,
mas, tengo que aterrizar,             sin dejarla en el olvido.
El termómetro seguro                 que ha de decir si es de Dios,
ha de ser, que a mí los otros,      me experimenten mejor.

La medida de este don               ha sido tan remecida,
que a otros yo no puedo dar      con raquítica medida.

Si a esta conclusión yo llego,       después de tanto Costado,
es que merece la pena                  servirle bien al Amado.



                            

26 sep.: Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?

¿Quién decimos que es Jesús?
             Hay tiempo para todo, y cada cosa tiene su tiempo. Es el argumento de la lectura del Eclesiastés (3, 1-11), escrito con el estilo simple repetitivo y cadencioso de un escritor que tiene tiempo para tener tiempo de ir diciendo cosa por cosa. Y lo que no ha dicho explícitamente, aunque fácilmente se colige, es que hay tiempo de orar y hay tiempo de actuar. ¡Con cuánta frecuencia nos encontramos con la persona “muy religiosa” que ”no ha tenido tiempo de orar”, porque tiene tantas “obligaciones” entre manos, que no le queda tiempo para ORAR! Ha tenido tiempo de levantarse, tiempo de preparar el día, de arreglar a los niños o el instrumental de trabajo, tiempo de desayunar, tiempo de llevar los niños al colegio, tiempo de comprar, tiempo de pararse en una esquina a contar algo a la persona conocida, tiempo de trabajar, tiempo de comer, tiempo de relajarse tras el almuerzo, tiempo de resolver temas pendientes, tiempo de ir al médico, tiempo de llegar cansados a la noche y tiempo de acostarse agotados… Lo que no ha habido es tiempo de ORAR.
             El Eclesiastés fue señalando tiempos y se acaba preguntando: ¿Qué saca el obrero de sus fatigas?, para concluir que Dios lo hizo todo hermoso y lo dio al ser humano para que pensara… Aquí entra la ORACIÓN, si en el pensamiento que tenga cada persona sabe ponerse las gafas del color de Dios, y mirar el mundo y su propia vida desde la luz de Dios. Por tanto: tiene que haber un tiempo de orar… Y yo lo formulo de una manera concreta: el día sólo tiene 23 horas; la otra no me pertenece. Es hora de Dios. La semana es de 7 días. Pero 7 días menos una hora, porque hay un domingo que tiene una hora sagrada, que es la hora de Dios.
             Así engarza hoy de lleno el Evangelio de Lucas (9, 18-22), tan conocido, repetido y reflexionado. Cierto que los hombres hoy ya no dicen nada de Jesús. Llevamos dos generaciones “incultas” en el tema auténticamente espiritual. Incultas en la formación básica. Para muchos de ellos poco cuenta ya Jesús y poco pueden decir de Jesús. A lo sumo, que es un ejemplo, un símbolo…
             Por eso hoy puede quedarse en la pregunta final…: ¿Quién decimos nosotros que es Jesús? Y no es de poca monta esa pregunta. Porque podemos decir preciosidades de Jesús, y quedarnos anclados en nuestro sitio sin hacer nada que muestre la influencia exigente de Jesús en la vida personal. Empezando por la vida personal en la que tendremos que preguntarnos por nuestras posturas y actitudes consecuentes a ESO QUE ES JESÚS PARA MÍ. En el plano de servicio en el ámbito cercano. En nuestra actitud justa (de justicia social). En nuestra VERDAD o mentira camuflada para presentar las situaciones personales. En la caridad con los más próximos. En los colmillos retorcidos para “quedarnos con la nuestra” mientras se aplastan valores esenciales de salida del YO (siempre justificándonos, engañándonos, buscando las vueltas para ser yo quien llevo la razón).
             Quién digo yo que es Jesús cuando entro en oración. ¿En qué oración? ¿Cómo me cambia el paso la oración? ¿Cómo me bajo de mi burro en razón de lo orado? ¿Cuándo oro de forma que se me presente delante Jesucristo no como el que aprueba todo lo mío y me da la razón, o –por el contario- me cuestiona y me hace echar marcha atrás de esos hilos sutiles del amor propio?
             ¿Quién es Jesús en la distribución de mi tiempo, en el uso del mismo? ¿Quién es en mis palabras y quién es en mis silencios?
             Mala o corta respuesta podemos dar si al final hacemos girar a Jesús alrededor nuestro, en vez de plantearnos quién es Jesús desde sus propias llamadas alma; porque el Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados… Y hemos de reconocer que ese Jesús así no es el Jesús de nuestra “devoción”. Un Jesús que va haciendo “juegos de prestidigitación” para curar, salvar, alegrar…, es mucho más asequible. Y ahí está LA ORACIÓN para pedirnos un muy diferente CONOCIMIENTO de quién digo yo que es Jesús. Necesitamos aun un trecho para que dejemos a Jesús ser Jesús en mí…, o bien –formulado por San Pablo-: Ya no soy yo; ya vive Cristo en mí.
             Y con una formulación mucho más contemporánea: nueva Evangelización, que nos pone en un brete para contrastar si la vida que estamos viviendo se adecúa con los principios evangélicos y la vida toda de Jesús (quiero decir en sus diversas facetas). Porque estamos viviendo unos tiempos que nos exigen romper capisayos y fórmulas “de toda la vida” y empezar a desbrozar las llamadas mismas de Jesús en el Evangelio. HAY TIEMPO DE ANTES Y TIEMPO DE HOY; hay maneras de hace un tiempo y maneras de enfocar hoy… Y hoy ha cambiado tanto la vida misma, que nos exige cambiar nuestra expresión de fe cristiana. Nos exige la puesta en práctica de la nueva evangelización para responder –honradamente- quién decimos nosotros que es el Hijo del hombre.

             La respuesta es de ESTE OTRO TIEMPO. Hay tiempo de…, y hay un tiempo ya perentorio de una novedad.

jueves, 25 de septiembre de 2014

ZENIT: VANIDAD, POMPA DE JABÓN

En Sta. Marta: 'Los cristianos vanidosos son como una pompa de jabón'
En la homilía de este jueves, el Santo Padre lamenta la actitud de quienes se envanecen. Se trata de una enfermedad espiritual muy grave
25 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Guardémonos de la vanidad que nos aleja de la verdad y nos hace parecer una pompa de jabón. Con estas palabras el papa Francisco ha advertido a los fieles presentes esta mañana en la misa de la Casa Santa Marta. En su homilía, partiendo de la cita del Libro de Eclesiastés de la Primera Lectura, el Santo Padre ha destacado que, también cuando hacen el bien, los cristianos deben rechazar la tentación de aparentar, de dejarse ver. 
Si tú no eres consistente, también pasarás como todas los cosas. El Pontífice se ha inspirado en el Libro de Eclesiastés para detenerse en la vanidad. Una tentación, ha observado, que no es sólo para los paganos, sino también para los cristianos, para las personas de fe. Jesús, ha recordado, reprendía mucho a los que se envanecían. A los doctores de la ley, ha añadido, decía que no debían pasearse por las plazas con vestidos lujosos, como príncipes. Cuando rezas, advertía el Señor, por favor no te dejes ver, no reces para que te vean, reza a escondidas, en tu cuarto. Lo mismo, ha afirmado el Papa, se debe hacer cuando se ayuda a los pobres: No hagas sonar la trompeta, hazlo a escondidas. El Padre lo ve, es suficiente:
Pero el vanidoso dice: Mira, yo doy esta ofrenda para las obras de la Iglesia y muestra el cheque, pero luego engaña a la Iglesia por otro lado. Esto hace el vanidoso: vive para aparentar. Cuando tu ayunas --dice el Señor a estos-- por favor, no te hagas el melancólico, el triste, para que todos se den cuenta de que estás ayunando; no, ayuna con alegría; haz penitencia con alegría, para que nadie se dé cuenta. Y la vanidad es así: es vivir para aparentar, para dejarse ver.
Los cristianos que viven así --ha proseguido-- para aparentar, por la vanidad, parecen pavos reales, se pavonean. Hay quien dice, yo soy cristiano, yo soy pariente de ese sacerdote, de esa religiosa, de tal obispo, mi familia es una familia cristiana. Se envanecen. Pero --ha preguntado el Santo Padre-- ¿y tu vida con el Señor?¿Cómo rezas? ¿y tu vida en las obras de misericordia? ¿Visitas a los enfermos? La realidad. Y por eso Jesús, ha añadido, nos dice que debemos construir nuestra casa, es decir nuestra vida cristiana, sobre la roca, sobre la verdad. Sin embargo, esta ha sido su advertencia, los vanidosos construyen la casa sobre la arena y esa casa se cae, esa vida cristiana se cae, resbala, porque no es capaz de resistir las tentaciones:
¡Cuántos cristianos viven para aparentar. Su vida parece una pompa de jabón. ¡Es bonita como una pompa de jabón! ¡Tiene todos los colores! Pero dura un segundo ¿y luego qué? También cuando miramos algunos monumentos fúnebres, pensamos que es vanidad, porque la verdad es volver a la tierra desnuda, como decía el Siervo de Dios Pablo VI. Nos espera la tierra desnuda, esa es nuestra verdad final. Mientras tanto, ¿me envanezco o hago algo? ¿Hago el bien? ¿Busco a Dios? ¿Rezo? Las cosas consistentes. Y la vanidad es mentirosa, es fantasiosa, se engaña a sí misma, engaña al vanidoso, porque antes finge ser, pero al final cree ser eso, lo cree. Lo cree. ¡Pobrecillo!.
Y esto, ha subrayado, es lo que le sucedía a Herodes el tetrarca, que, como narra el Evangelio de hoy, se preguntaba con insistencia sobre la identidad de Jesús. La vanidad --ha dicho el Pontefíce-- siembra inquietudes malas, quita la paz. Es como esas personas que se maquillan demasiado y después tienen miedo de que llueva y el maquillaje se caiga. No nos da la paz la vanidad --ha reiterado-- solo la verdad nos da la paz. Francisco ha insistido que la única roca sobre la que podemos edificar nuestra vida es Jesús. Pensemos --ha afirmado-- en esta propuesta del diablo, del demonio, también ha tentado a Jesús con la vanidad en el desierto diciéndole: Ven conmigo, vayamos al templo, hagamos el espectáculo; tú te tiras y todos creerán en ti. El demonio había presentado a Jesús la vanidad en una bandeja. La vanidad, ha asegurado el Papa, es una enfermedad espiritual muy grave:

Los Padres egipcios del desierto decían que la vanidad es una tentación contra la que debemos luchar toda la vida, porque siempre vuelve para quitarnos la verdad. Y para hacer que comprendieran esto decían: es como la cebolla, la coges y le vas quitando hojas --a la cebolla-- hoy le quitas una hoja a la vanidad, otra poca vanidad mañana, y te pasas toda la vida quitando hojas a la vanidad para poder vencerla. Y al final estás contento: me he quitado la vanidad, he quitado las hojas de la cebolla, pero te queda el olor en la mano. Pidamos al Señor la gracia de nos ser vanidosos, de ser verdaderos, con la verdad de la realidad y del Evangelio.

25 de sept.: LA VIDA CON OTRAS GAFAS

Al contrario
             Hoy es uno de esos días en los que no se le ve la punta a una exposición que tenga luz emanada de las lecturas del día. Porque si tomamos la primera (del Eclesiástico 1, 2-11) la sensación que deja es pesimista, que empequeñece, que diríamos hoy “pasota”. Porque el autor, en el comienzo de su libro, ha plantado una premisa que deja poca opción a una ilusión: “Vaciedad sin sentido; todo es vaciedad”. Es fácil sacar una conclusión que induce a “acostarse” y a ver venir, porque “todo lo que ocurrió volverá a ocurrir”. Y entonces puede pensar uno: ¿para qué voy a moverme, por qué ideal voy a luchar, qué voy a sacar con emprender algo?
             Si nos vamos al texto del Evangelio de hoy, Herodes es otro que está paralizado. Lo que ha hecho con el Bautista le ha creado pesadillas, y está detenido sobre una obsesión: si al Bautista lo maté yo, ¿quién es ese que hace cosas admirables? ¿Será que ha vuelto a la vida el que yo decapité? Ahí se ha encerrado. Salvo que tiene ganas de verlo, todo lo demás es estar encarcelado en el mismo miedo e incertidumbre que no le deja ser y actuar.

             En un panorama así de las lecturas no queda sino abrir al máximo el objetivo de la cámara y que pueda coger mucho más horizonte Porque lo que no cabe duda es que vivir pide más espacio abierto, más motivos de esperanza, más seguridades de que la vida es vida y está ahí para vivirla y para mejorarla. Vivir “hacia atrás” –de recuerdos, lamentos y nostalgias-, no es vivir. Vivir anclados en el presente sin más visión que lo que hoy tenemos delante, es empobrecer y cercenar el ansia de volar que se ha dado siempre en la persona. No se trata de vivir en el futuro (como huida del momento actual) porque es una quimera.
             Lo que hay es que VIVIR EL HOY con ansias del mañana que será mejor…, y que hoy mismo hay que empezar a construir. Se trata de romper el tabú de que todo es vaciedad. Puede serlo si nos anquilosamos en el pesimismo del presente y en los humanos que viven “acostados” sin hacer algo por el “más”. Pero NO ES VACIEDAD haberse levantado hoy con ganas de abarcar cuanto está en la mano de uno…, y hasta dando ocasión a la utopía. Se alcanzará el objetivo o no, ¡pero no se renuncia a él! Todo, menos quedarse parados a verlas venir. El mundo puede estar vacío, pero un puñado de hombres y mujeres cristianos y con fe no pueden quedarse envueltos en esa barahúnda del mundo. Tenemos que salir a él y hacerle frente. No vamos con armas agresivas de peleas; vamos con las ilusiones plenas y las esperanzas llenas de que las cosas pueden ser mejores. Y parta que no se quede en un vacío (vaciedad), cogemos el pico y la pala de una acción que ponga de manifiesto que todo no está perdido, y que ahí estamos nosotros para que este “cachito” de vida y de historia sea hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy.

             Se trata de entrar en la dinámica de Jesús, que nunca se arredra, que no se detiene sobre lo ya conseguido, que camina de aquí para allá, que siempre hace nuevas todas las cosas. Es saber sacar cada uno lo mejor que tengamos dentro y ponerlo a fructificar. Es no conformarnos con “lo bueno” cuando lo podemos hacer mejor, y no esperar a que empiece el vecino cuando yo puedo ya comenzar mi parte. Y ahí está el secreto. Qohelet, el autor de esa 1ª lectura puede optar por quedarse en su casi lamento…, y llorar la vaciedad. O puede empezar a romper el círculo vicioso que él traza y acabar diciendo que la vida merece vivirse. Herodes puede meterse en el último rincón de su Palacio a pensar en negro, o puede investigar y encontrarse con Jesús, con los hechos de Jesús, con la novedad de quien lo hace todo bien y se vuelca en hacer que las gentes puedan emprender una nueva vida: unos ciegos que ven los colores y el sol; unos cojos que corren; unos sordos que oyen; y hasta unos muertos que resucitan. ¿Eso también le produciría temor y desasosiego?  [Puede ser que sí, porque los egoístas ven pero no vislumbran la luz que hay detrás de su propio muro]. Pero el hecho es que detrás de sus miedos, hay alegrías que se desparraman por muchas personas de aquel pueblo. Y que el secreto está en caminar hacia adelante y sacar punta a los hechos de la vida, enfocados con la esperanza de la fe…, con LOS OJOS DE JESÚS.

HOY CELEBRAMOS  en Málaga EL BICENTENARIO DE LA RESTAURACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
PRESIDE LA CONCELEBRACIÓN EUCARÍSTICA EL SR. OBISPO DE LA DIÓCESIS en la Iglesia del Sagrado Corazón.

EL DÍA 27 EL PAPA ACUDIRÁ A LA IGLESIA JESUITICA DE ROMA PARA DAR GRACIAS A DIOS POR EL MISMO HECHO.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

ZENIT: Oraciones por víctimas del ébola (Papa)

En la audiencia general de este miércoles
24 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Bajo miles de paraguas de colores se han protegido de la lluvia los peregrinos y fieles venidos de diferentes rincones del mundo para poder compartir la mañana del miércoles con el santo padre Francisco en la audiencia general.
El Papa ha hecho su aparición en la plaza de San Pedro hacia las 9,30 de la mañana, en el jeep cubierto, lo que no le ha impedido detenerse durante el recorrido para saludar más de cerca a algunos fieles. Agitando sus banderas y levantando carteles con mensajes de cariño y cercanía para el Pontífice, los presentes mostraban su entusiasmo y alegría al verle pasar.
En la audiencia general, Francisco ha narrado su reciente viaje a Albania del domingo pasado. Por otro lado, el Papa ha hecho esta mañana un llamamiento por la epidemia del ébola y ha dedicado unos palabras a los países de África que lo están sufriendo: "Invito a rezar por ellos y por los que han perdido trágicamente la vida. deseo que no falte la ayuda de la Comunidad Internacional para aliviar los sufrimientos de estos hermanos y hermanas nuestros". 

Al hacer el resumen en español, el Papa ha indicado: "Queridos hermanos y hermanas, Hoy quisiera hablar de mi reciente viaje apostólico a Albania. Doy gracias a Dios por haberme permitido mostrar la cercanía de la Iglesia a este pueblo. Un pueblo durante tanto tiempo oprimido por un régimen inhumano, pero donde hoy se puede constatar un renacimiento de la Iglesia, y también la posibilidad concreta de una convivencia pacífica y fructuosa entre personas y comunidades diferentes religiones.

Ésta se basa en un diálogo auténtico en busca de lo que acomuna a las diversas formas religiosas: el camino de la vida, rechazando el relativismo, y la voluntad de hacer bien al prójimo, sin renegar de la respectiva identidad.

Hemos recordado conmovidos a tantas víctimas de la persecución y a los mártires. Ellos no son los vencidos, sino los vencedores, en un régimen que prohibía la fe y quiso exterminar a Dios de todos los ámbitos de la vida. En su testimonio heroico brilla la omnipotencia de Dios, que siempre consuela a su pueblo y abre vías de esperanza. Y nos recuerdan hoy que nuestra fuerza reside principalmente en el amor de Cristo, que nos sostiene en la dificultad y nos inspira la bondad y el perdón, mostrando así la misericordia de Dios".

A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española, "particularmente a los venidos de España, Puerto Rico, México, Ecuador, El Salvador, Costa Rica, Uruguay, Argentina y otros países latinoamericanos. Que la Virgen del Buen Consejo, patrona de este pueblo-mártir, le ayudé a abrirse a los hermanos en especial a los más débiles, y a construir el presente y el futuro del país y de Europa".

Al finalizar los saludos en todas las lenguas, el Papa ha dedicado unas palabras en especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Recordando que ayer hemos celebrado la memoria litúrgica de San Lino papa, el Santo Padre ha pedido que "su amor a la Iglesia, en época de fuertes persecuciones contra los cristianos, inspire la vida espiritual de cada uno: aprendamos a afrontar con valentía también los momentos de adversidad, convencidos que el Señor no deja que nunca nos falté su apoyo y su gracia para cada uno de sus hijos".

EL BLOG DEL APOSTOLADO Y SERVICIO

La riqueza del BLOG
             Uno de los sentidos que tiene este blog desde su creación es la participación de sus miembros. Tenemos que convenir que un porcentaje elevado de interesados, no pueden aprovecharlo porque no manejan la informática. Otro porcentaje, casi paralelo es de los temerosos que no quieren dar la cara y se aprovechan del blog pero no participan y no comunican. Un grupo es de seguidores y admiradores (como da la estadística. Y un mínimo es de participantes activos.
             La índole de este blog es espiritual y religiosa católica, como es propio de un instrumento del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN. Y lo que ahora nos pide y nos orienta el APOSTOLADO  es al uso de estos medios para realizar la labor de apoyo y vitalidad a toda institución eclesial, puesto que el APOSTOLADO  no es una asociación o cofradía de índole cerrada, sino que es el alma misma de toda institución ecleial, religiosa y de vida consagrada.
             ¿Por qué? Porque somos ORACIÓN (que está en la base de la mística evangélica), porque somos SERVICIO para estar donde podamos servir, y porque somos OFRECIMIENTO de toda vida, de todo ser, de toda actividad, sentimiento, obras, palabras, penas y alegrías…, y hacemos de vehículo al Padre por nuestra comunión con Jesucristo, sacrificado en el Altar para redimir a la humanidad. Todo es obra del ESPÍRITU SANTO  que clama en nuestros corazones, y labor maternal de MARÍA, que nos enraíza con la Iglesia, porque es Madre y es Tipo de Ella.
             Sacando conclusiones prácticas para este día:
-          Celebramos, en la Iglesia, el recuerdo de la VIRGEN DE LA MERCED. Nace de aquellos Religiosos que tienen como carisma ofrecerse en permuta a los moros que apresaban cristianos.  Y cuando ya no existe ese tema –al menos generalmente- se centran en la reinserción y atención a los presos de las cárceles, para esa otra “redención de cautivos”.
-          También es “redención de cautivos” la que hizo Jesucristo, y la perpetuó a través de sus apóstoles. En vida de Jesús ya los envía a la misión, y deben ir desprovistos de toso para no hacer apoyatura en nada humano. Van ellos, al desnudo, con el gran revestimiento de la PALABRA DE DIOS, y con ella y por ella, echando demonios que esclavizaban más que ningún otro enemigo.
-          Libera Cristo POR LA PAZ. Sus apóstoles llevan misión de paz como característica del Reino. Donde haya paz, se quedan. Donde no haya paz, se van, sin llevarse ni el polvo de ese suelo.
-          Y la misión se desarrolla de acuerdo con esas instrucciones del Maestro. [El misionero Padre Tarín, contemporáneo y en vías de beatificación, se lamentó una vez del proco fruto de una misión popular por el “mucho bagaje” que llevaba él en su “maleta”… Y se había presentado en el pueblo aquel con un simple bolso de mano. Quizás nosotros estemos pendientes de demasiados medios humanos para “la eficacia de nuestros apostolados].
-          El APOSTOLADO se orienta en estos momentos a la comunicación electrónica (medios digitales) para llegar a más lugares de la tierra. Este blog llega a los países más extremos, y quiere llegar también con la riqueza más variopinta. La renovación diaria tiene ya sus seguidores, dentro de un estilo ascético de reflexión en la Palabra.
-          Carismas hay en la Iglesia con una riqueza inabarcable, como inabarcable es el Corazón mismo de Dios y de Cristo. Y he considerado que no sólo la vida ascética –común a la mayoría- es un medio apostólico y de difusión y servicio. Puede haber espíritus de visos místicos a quienes les ayudarían experiencias profundas concretas y personales de alguien. Y así he ofrecido (y puedo seguir ofreciendo algunas de esas EXPERIENCIAS de nuestra asidua Lucrecia). Porque en el proceso de la vida cristiana hay un escalón nuevo en el desarrollo de las capacidades del espíritu, que Dios manifiesta con gracias cercanas a la mística. Y que –normalmente- en grandes místicos cristianos se expresan en verso por ser un género mucho más sutil y capaz de expresar lo inexpresable. Cualquiera puede comprobarlo en nuestros místicos más conocidos.

Incluso el libro de los PROVERBIOS, en el que estamos estos días en la 1ª lectura de la Misa, el estilo es poético, de expresiones cortas, de afirmaciones sincopadas, buscando precisamente el impacto en el lector que en dos renglones ha podido vislumbrar un secreto del alma. “La Palabra de Dios es acendrada // Él es escudo para los que se refugian en ella.  No añadas nada a la Palabra // porque te replicará y quedarás por mentiroso.  Dos cosas te he pedido: // no me las niegues antes de morir:  Aleja de mi la falsedad y mentira.  No me des riqueza ni pobreza // no me niegues mi ración de pan.

Lo mismo los SALMOS son poesía mística, expresiones breves, sentimientos sintéticos para expresar todo un poco de relación del alma con Dios, que no se podría expresar igual en prosa.

ZENIT: La vida cristiana es escuchar la Palabra y practicarla

23 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha recordado en la homilía de este martes en la misa matutina en Santa Marta que la vida cristiana es "sencilla". Consiste en escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, no limitándose a "leer" el Evangelio, sino preguntarse de qué forma sus palabras hablan a nuestra vida.
Las palabras que Jesús decía sonaban nuevas, como nueva aparecía la autoridad que llevba. Palabras que tocaban el corazón y en los que percibían "la fuerza de la salvación" que anunciaban. Por esto, ha precisado el Papa, la gente seguía a Jesús, "por conveniencia", sin demasiada pureza en el corazón, quizá por el "querer ser más buenos". A propósito, el Pontífice ha señalado que en dos mil años el escenario no ha cambiado mucho. También hoy muchos "escuchan a Jesús como esos nueve leprosos del Evangelio que, felices con su sanación, se olvidan que de Jesús les había devuelto la salud".
Y el Papa lo explica así: "pero Jesús continuaba hablando a la gente y amaba  a la gente y amaba a la multitud, hasta que punto que dice 'estos que me siguen, esta gran multitud, son mi madre y mis hermanos'. Y  explica: 'aquellos que escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica'. Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más. Sencillo, sencillo. Quizá nosotros la hemos hecho un poco difícil, con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida es así: escuchar la Palabra de Dios y practicarla".
Tal y como explica en pasaje del Evangelio de Lucas, es así como Jesús replica a quien le decía que sus parientes le estaba buscando. El Papa ha recordado las palabras de Jesús: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica". Por eso, Francisco ha indicado que para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. "Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿ Qué me está diciendo a mí, con esta palabra?" Y así, ha observado el Pontífice, nuestra vida cambia.
"Cada vez que hacemos esto --abrimos el Evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: '¿Con esto Dios me habla, me dice algo? Y si me dice algo, ¿qué me dice?-- esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón. Abrir el corazón a la Palabra de Dios. Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: '¿qué me dice Dios en esta Palabra?' Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros".
 Por otro lado, el papa Francisco ha recordado que poner en práctica lo que se escucha "no es fácil", porque "es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios". De este modo, ha afirmado que algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender, ha precisado. Asimismo, ha indicado que Él "es misericordioso y perdona a todos", "espera a todos, porque es paciente".

Para finalizar, el Obispo de Roma ha indicado que "Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas. 'Amigo', le dice, en ese momento en el que lo traiciona. El Señor siempre sembra su palabra, solamente pide un corazón abierto para escucharla y buena voluntad para ponerla en práctica". Y así concluye Francisco con una oración: "Guíame Señor sobre el sentimiento de tus mandamientos, es decir, sobre el sentimiento de tu Palabra, para que aprenda con tu guía y la ponga en práctica".

martes, 23 de septiembre de 2014

Colaboración

VIVENCIA INTERIOR EN LA BÚSQUEDA DEL COSTADO HERIDO DE CRISTO                              Lucrecia Mª Arigocena

¡Oh alma!
Que tu sed quieres saciar,
busca el Venero de agua
que en Cristo tú has de encontrar.

¡Agua!, ¡Sangre!, todo junto,
brota de este Manantial...
y...en esa Fuente de Vida
el alma queda con paz.

Con esa paz en lo hondo
y sentimiento de gozo,
el alma queda dormida,
en ese fuego amoroso.

Bebe y bebe y quiere más
y el Manantial no se agota,
¡es inmenso su caudal!.

El alma se va llenando
y estallando en plenitud,
y piensa que ya no puede
resistir su finitud.

Mas, como el Señor la quiere
de esa forma regalar,
su capacidad ensancha
y ella bebe más y más.

Ahora el alma se pregunta:
¿cómo salir del Costado,
en el que tanto pregusta
los amores del Amado?.

Ella quiere, día y noche
permanecer en la Herida,
que del Costado de Cristo,
ella recibe la vida.

 Tan enamorada está
de Cristo, y tanto gozando,
que pregunta si del cielo,
no será esto un adelanto.

La alabanza predomina
y también la acción de gracias,
pues, ¿que otra cosa ha de hacer,
el alma tan agraciada?.

Sintió mi alma temor,
por si la imaginación
a veces calenturienta,
fuera a ser ella causante,
de toda esta experiencia.

¿Y si el demonio, pensaba,
hoy se quiere disfrazar,
llevándome hacia el engaño,
de que Dios está y no está?.

Mis temores se acabaron
al compartir la experiencia,
y comprobar en verdad,
que en mí no hay mala conciencia.

Pero otro miedo ha surgido
que me trae desazonada:
¿sabré dar a los demás
la riqueza acumulada?.

Esta riqueza no es mía,
yo lo comprendo, Señor;
pero quizá mi egoísmo,
haga de ella posesión.

Quiero perder los temores,
viviendo sólo de amor,
metiéndome en su Costado,
que es donde yo estoy mejor.

23 sept.: ESCUCHAR Y PRACTICAR

Los proverbios
             De los diversos proverbios que hoy nos presenta el libro sagrado de ese nombre –en 21, 1-6, 10-13- entresaco los que tienen un sentido positivo:
-          El corazón del noble es una acequia en manos de Dios. La dirige adonde Él quiere.
-          Dios pesa los corazones.
-          Practicar el derecho y la justicia, Dios lo prefiere a los sacrificios.
-          Los planes del diligente traen ganancia.
-          El sabio aprende con la enseñanza.
Los dejo ahí como pensamiento capaz de crear deseos, estímulos, enseñanzas que nos haga sabios…, que nos haga crear planes que encierran ganancia, practicando el derecho y la justicia. Y Dios –que pesa los corazones- encontrará en nosotros la acequia generosa y fecundadora que Él puede dirigir a sus fines.
Todo eso queda como contrapunto a los pensamientos y planes de quienes van por sus caminos de conveniencias y proyectos humanos y malvados, altivos de ojos y de mente ambiciosa, atolondrados, embusteros, que buscan el mal y miran sin piedad a su prójimo. Hallan su paga en el vacío que encuentran en derredor.

Me llama la atención el breve evangelio –y texto casi en solitario- de Lc 8, 19-21. No hace relación con nada inmediatamente anterior ni posterior. Jesús está enseñando, tal como veíamos ayer, con el tema de la luz que está para iluminar. Y aparecen allí de pronto los parientes de Jesús, con la Madre de Jesús. E interrumpiendo la catequesis de Jesús, le comunican que están allí su madre y sus hermanos.
La pregunta que yo me hago es si esto está tan aislado como parece o si hay algunas conexiones con sucesos anteriores. Y me sospecho que sí, cuando nos consta que anteriormente esos familiares habían pretendido llevarse con ellos a Jesús por creerlo fuera de sus cabales. No lo consiguieron porque Jesús estaba muy cuerdo y estaba desarrollando sus primeros pasos mesiánicos, aunque no lo entendieran y aunque el tema de los “falsos mesías” estaba a la orden del día.
             No lograron su intento aquellos deudos y ahora han unido a su grupo a la Madre de Jesús, haciendo con ello fuerza. Claro que María es ajena a esas intenciones y viene –como madre- a esa “invitación familiar” de ir a ver a Jesús. Le era muy gozoso, pero nunca a costa de unas intenciones ocultas. Cuando le pasan el recado a Jesús y Jesús responde –parecería que fríamente- que “éstos que escuchan la palabra de Dios y la practican, son mi Madre y son mis hermanos”, María advierte que la embajada aquella de los parientes no va con el pensamiento de Jesús. Que aquellas palabras de Jesús llevan dos vertientes: una, que es una loa a su Madre, que escuchó siempre la palabra de Dios y la vivió. Otra vertiente hacia los parientes: que los verdaderos parientes de Jesús practican la voluntad de Dios y no apartan de ella.
             Estaba, pues, el hecho en cuestión muy centrado a pesar de estar ahí como solitario, emparedado entre dos hechos muy diferentes: Jesús enseñando y Jesús en plena tempestad del lago (si se sigue el texto evangélico). Que si se ojea el evangelio que va a venir mañana, Jesús sigue enseñando a sus apóstoles, y preparándolos para la misión.
             O sea: entre enseñanza y enseñanza (según el ritmo litúrgico), lo de hoy es una síntesis básica de la enseñanza global de Jesús: emparentamos con Jesús cuando escuchamos su palabra y la llevaos a la práctica. No son los lazos de carne y sangre los que nos ponen con Jesús, sino esos lazos fundamentales que definen una actitud ante la vida: escuchar la palabra, que es lo primero. Vivirla en la vida real, lo segundo.
             Éste tema me sigue siempre picando cuando pregunto a alguien si ORA con la palabra de Dios y me responde que REZA… (aun cuando sea que  rece con la oración litúrgica). Para mí “escuchar”  está mucho más allá de los ritmos de rezos. De ahí que siempre he de volver a la pregunta primera: Bien están los rezos, ¿pero ORA con la Palabra de Dios? Porque lo que no sean paradas sobre la marcha, vueltas atrás sobre lo ya orado, ideas y afectos que detienen sin dejar pasar adelante, “pellizcos” en el alma que están pidiendo respuestas…, me dejará siempre en la duda. Jesús no dijo que fueran “su madre y hermanos” los judíos que rezaban los salmos y que guardaban los sábados, sino los que al escuchar la palabra se sentían movidos a una realidad práctica de vida (que puede incluir los salmos y el sábado…, pero ¡de qué diferente manera!). Y porque –con el proverbio de más arriba, practicar la bondad y la rectitud lo prefiere Dios a los sacrificios.

             Que pienso que estas cosas nos quedan a muchos por asumir como realidad y novedad, incluso en estilos rezadores de personas espirituales, que aún les queda el peldaño de esa ESCUCHA que mueve y va transformando el mismo ritmo de la oración personal (y aun la comunitaria).