miércoles, 31 de octubre de 2012

Celebraciones...


PUERTA ESTRECHA
          Ayer se dirigía San Pablo a los esposos, creando esa nueva relación, absolutamente novedosa de dos personas a la misma altura y unidas por el lazo del amor respetuoso recíproco, que nada quita al amor pleno que evita las chabacanerías, la falta de respeto en ambas direcciones.
             Hoy le toca a otros dos grupos: Padres/hijos; esclavos/amos. Siempre tratado desde una visión positiva para que los hijos y padres vivan la relación paterno-filial con esa misma dosis de respeto y cariño que antes había recomendado a los esposos.  El hijo tiene su puesto y al hijo le toca –en principio- aprender y honrar a sus padres. A los padres les toca una educación creativa, que haga avanzar, y nunca una forma autoritaria que exaspera y más bien crea rebeldía y rechazo.  Padres e hijos de nuestro tiempo pueden muy bien dar testimonio de eso.  Hijos que se quejan porque no se les exigió a tiempo, y eso hizo de ellos temperamentos amorfos sin capacidad ni fuerza para enfrentarse a la vida (que lleva en sí tanto sacrificio y renuncia y lucha).  Y tantos padres que se culpan a sí mismos –muchas veces con razón, pero no siempre- porque no educaron a sus hijos para esta realidad.  Aunque ¡tantos sí lo hicieron, pero los hijos no honraron a sus padres!
             El tema de los amos/esclavos era otro tema de mucho calado. No podía San Pablo entrar directamente en la oposición y negación de esa forma de vida, donde el esclavo era una realidad normal.  Pero sí puede Pablo, y así lo hace, entrar en esa exhortación a los esclavos cristianos para que en su servicio pongan amor y profundo respeto, mirando que en ese servicio están prestándole un servicio al propio Jesucristo.  No es aprobar la esclavitud, sino elevar el sentido del servicio, de modo que el esclavo sea libre en su interior, porque no está ejerciendo su labor por el temor a los golpes, sino porque sirve a Cristo, que se hizo esclavo por nosotros.  Pero simultáneamente habla a los amos, que tienen que saber estar a la altura de esa misma realidad, no amenazando, no tiranizando, sino mirando al Amo que tienen en el Cielo, y que no les lleva con temores y amenazas sino con actitud imparcial hacia los de arriba y los de abajo.  Y desde luego, si alguien quiere entrar en a enorme profundidad de exigencia de Pablo para con los amos respecto a sus esclavos, que lea la carta a Filemón, que es una pieza maestra pedagógica y cristiana, hasta el extremo.

             El Evangelio es –en San Lucas- una síntesis de pasajes de otros evangelistas.  Habla Jesús de la PUERTA ESTRECHA con exhortación a entrar por ella, aunque hay que vencer dificultades; no e entra de corrida.  Hay que dejarse un poco de piel en el intento. Pero quien quiere entrar, puede.
             Aquí no habla de “caminos” ancho o estrecho, aunque ya se supone que no se puede transitar por autopistas de la comodidad y la falta de dominio del Yo.  Luego también entremezcla lo que San Mateo explica con más dramatismo en la parábola de las jóvenes sensatas o insensatas. Entra en el banquete quien está preparado cuando tiene que estarlo. No entra quien se ha tomado a broma esa actitud de expectativa, y se piensa que ya tendrá tiempo.  Tal persona llega tarde, por lo general, con la puerta cerrada, y –con lo que es peor- como desconocido.  Porque las formas externas y superficiales…, descuidadas en la práctica de la voluntad de Dios (que tiene siempre algo que decir), equivale a no tener nombre en ese Reino donde Dios reina y donde Jesús es conductor a través de su vida, pasión y muerte.  Que quien así se presentó –esperando- a las puertas del banquete, ese vive también y reina también en el Reino de Dios.

             Dos FIESTAS podemos evocar hoy de dos almas que supieron estar a la espera en días de calor y de frío, bajo tormentas y en apacibles tiempos de serenidad:  uno, SAN ALONSO RODRÍGUEZ, el Hermano Portero del Colegio jesuítico de Mallorca. Hombre de inmensa sencillez e inmensa santidad. El religioso que se define a sí mismo como niño de teta ante con su madre, que ni se sabe elevar ni puede, porque es niño. No cabe duda que “el que se hace como niño, posee el Reino”.  ¡Y cuánta falta haría que nos convenciéramos que así tenemos que ser y vivir!  Y que cuando lo hacemos al revés, hacemos el ridículo ante los semejantes y no crecemos ante Dios.
             Otra celebración es el aniversario de la muerte de la BEATA MADRE MARÍA DE LA PURÍSIMA, de la Compañía de Hermanas de la Cruz. Tengo el gozo de haberla conocido y de haber dado Ejercicios a dos centenares de Hermanas en ese santuario donde yace incorrupto el cuerpo de Santa Ángela de la Cruz.  Beatificada a los muy pocos años de su muerte en 1998, destacaría yo en esta Religiosa su positividad. Hablando de la abnegación del Yo, o de la vida de unión con Dios, de la fe o de la pobreza…, ¡de lo que sea que hablara o escribiera!, su forma de exhortar es siempre constructiva. El “NO” negativo lo emplea muy pocas veces, porque aun para corregir, lo hace moviendo hacia adelante, exhortando al más, a lo que es mejor. No utiliza las amenazas ni los miedos para hacer observaciones a sus Hermanas de Congregación.

             He traído a colación estos dos ejemplos porque el Evangelio de hoy está hablándonos de ENTRAR PR LA PUERTA ETRECHA.  Y la puerta estrecha exige, pero no cierra el paso…, como no sea a los “gordinflones” tan llenos de “grasa de amor propio” que no entenderán nunca de la abnegación de su propio YO…, porque nacieron para estar como la espuma…

martes, 30 de octubre de 2012

Primer Viernes

El VIERNES DÍA 2  es PRIMER VIERNES.

Nos reunimos a las 5'30 
                             en el Salón de Actos de la Casa de los Jesuitas.
Se desarrolla un tema.
Se comunican noticias.
Luego EN LA IGLESIA, SANTO ROSARIO.

A las 7 hay una "HORA SANTA"
                                      ante el Santísimo Sacramento.

Se concluye con la SANTA MISA a las 7'30

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El libro del Padre Cantero

que se anuncia en el BOLETÍN DE NOVIEMBRE como ya en venta, estará pronto en las librerías, pero aún no ha llegado.

ESPERAMOS TENERLO PARA EL DÍA 10

Lo que es la fuerza cristiana


2000 años atrás
          San Pablo escribía hace 2000 años y en una cultura completamente centrada en el varón, donde la mujer-esposa era sierva, esclava, a las órdenes del “amo”.  Por eso, aunque no nos resulte apropiada la forma en que escribe en esta carta sobre esa forma de  relación d marido y esposa, habrá que ver en su carta un avance muy notable, casi abismal, desde el planteamiento al que lleva el sentido de la fe cristiana.  Ya no es que el marido domine a la esposa sino que la ame…, y que la ame como cuerpo suyo…, como él se ama a sí mismo, como él ama su propio cuerpo.  Más aún: es que en su propio cuerpo…, su propia carne, ¡porque ese es el GRAN MISTERIO…, el Sacramento, que pone la unión del hombre y la mujer a la altura de la unión irrompible y amorosa de Cristo hacia su Iglesia. Y por tanto no es el varón el que se beneficia o “aprovecha” de la mujer, sino quien busca enriquecerla en perfecciones y en irla elevando (=purificando) para colocarla ante sí a la misma altura.
             Si utiliza dos verbos distintos cuando dice al varón que ame a su esposa, y la esposa le dice que respete a su marido, en realidad está buscando el equilibrio en aquella desequilibrada balanza de su cultura ambiental.  Precisamente la liturgia ha elegido hoy un Salmo que –tomado al pie de la letra en nuestro lenguaje- nos lleva a un equívoco concepto. Porque el temor de Dios, como don que es del Espíritu Santo, jamás puede ser una inspiración divina al miedo a Dios, a la distancia temerosa de Dios. Cualquiera que se detenga a leer los pasajes bíblico que hablan del “temor a Dios”, descubro el paralelo de la frase o suceso siguiente que insiste exactamente en el AMOR  A DIOS. Así “temer” bíblico es amor respetuoso, amor de hijo a padre o amor de esposo a esposa. Entonces el “respeto” que se le pide a la esposa es precisamente el salto vertiginoso de la mujer esclavizada al marido, tomada más como “cosa” que se posee que como esposa con la que se une una vida, a la novedosa y amorosa relación por la que bien merece la pena dejar la propia familia, el propio hogar, para constituir una familia nueva,).  Por tanto, no es el respeto que distancia sino la nueva realidad de unión en la igualdad. Pablo ha avanzado en salto de gigante sobre su cultura judía y de 2000 años atrás, y está rompiendo moldes ante los cristianos de Éfeso, para que descubran la gran novedad que supone ese MISTERIO que Cristo ha instituido. (“Misterio” en griego es igual que “Sacramento” en latín).
             Y en esa línea podríamos hoy entender un sentido tan bello del Evangelio como para ver en las dos breves y concisas parábolas del grano de mostaza y de la levadura, esa vocación que encierra la vida del Reino, que es la vida cristiana:  lo muy pequeño y diminuto crece y crece y acoge como ramas en donde anidar. Lo que era impensable en aquella sociedad, se hace realidad en e Reino:  que lo pequeño se hace grande.  Que las formas antiguas se hacen novedosas y acogedoras. Que donde parecía no haber nada, surge un arbolito.  Realmente la FE EN CRISTO y el seguir el camino de Cristo, es un cambio tan absoluto en la misma cultura que ya no puede tener vuelta atrás, porque hay un vino nuevo que no podrá ya retroceder hacia los moldes viejos.  Que Cristo ha puesto la marcha del mundo en tantas revoluciones que es imposible parar a quien se sienta verdaderamente tocado por esa llamada. Que, aun humanamente, la cultura cristiana llega a invadir el mundo y ese mundo progresa mucho más allí donde se va asentando la Iglesia a través de los siglos.  Como también podemos palpar el efecto contrario en nuestra incultura cristiana actual, en la que la dignidad de la mujer ha regresado a los tiempos de la mujer-objeto y a la explotación de la mujer…  En realidad también del varón. ¡Y del niño! Hemos regresado a la prehistoria de la cultura, cayendo en la aberración y el disloque.
             Pero un cristiano que tome conciencia de su vocación, en el grado  en que Cristo ha situado el Reino, no puede ser una mujer u hombre detenidos, paralizados, parados en el lamento y en el fracaso…, y mucho menos en la esterilidad de su Bautismo.  Porque Jesús nos ha puesto la parábola de la levadura para hacernos comprender que –aunque poca levadura- su fuerza interna le lleva por impulso intrínseco a hacer esponjarse toda la masa.  Impulso incoercible que tenemos que experimentar los que amamos a Jesucristo, y tendremos que salir gritando, como San Francisco de Asís:  el Amor no es amado.
             Levadura somos por VOCACIÓN.  Ahora nos toca responder a esa exigencia imperiosa de quien –sabiéndose objeto del amor sacrificado de Jesucristo- no puede guardárselo en el pañuelo.

lunes, 29 de octubre de 2012

Así lo quiere Dios

EN POSTIVO
          La respuesta que hoy damos en el Salmo es la síntesis mejor del modo que debe presidir una enseñanza en clave de FE CRISTIANA. Una respuesta en positivo, una respuesta que exhorta, una respuesta creativa: Seamos imitadores de Dios como hijos queridos. Por eso chirría en la finura del alma las expresiones gruesas y amenazantes de los típicos predicadores de calamidades, los que pretenden apoyar sus argumentos en palabras gruesas que lejos de provocar atracción hacia Jesucristo y su doctrina y su Iglesia, repelen.  Cuando hoy repitamos ese “Sed imitadores de Dios como hijos queridos” estaremos en el meollo de LA FE EVANGÉLICA, en el centro mismo del Corazón de Cristo.
             Y Pablo, cuyo corazón era como corazón de Cristo para trasmitirse a sus fieles, se desborda en la carta a los efesios, como hemos ido viendo.  Y es él mismo quien acuña este frase que hemos repetido en el Salmo, frase –si se quiere- atrevida pero buen reflejo de lo que desea trasmitir EN POSTIVO.  Y eso se va concretando en “sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó en Cristo”.   Y se sigue concretando en ese aviso sobre la inmoralidad, indecencia, afán de dinero…, de lo que no hay ni que hablar, porque sois un pueblo santo. Otra argumentación EN POSTIVO.  Las chabacanerías, estupideces o dobles intenciones (en las palabras), están fuera de sitio.  Lo vuestro es alabar a Dios.  Otra vez creando Pablo, apuntando hacia arriba, poniendo los fundamentos que animan y construyen. Porque la inmoralidad, indecencia y afán de dinero –verdadera idolatría- cierran el paso al Reino de Cristo y de Dios.  Por consiguiente: que nadie os engañe con argumentos que atraen el castigo sobre los rebeldes. Vosotros sois ya LUZ porque sois cristianos, VIVID, pues, COMO GENTE HECHA A LA LUZ.  Siempre recuerdo aquella afirmación de un hombre consagrado, que no llevada vida ordenada, y que no le habían movido en nada las amenazas del infierno ni los efectos tremendistas que vendrían por su mala vida.  Pero cuando el que daba los ejercicios entré en la exposición del PADRE BUENO, en la famosa parábola de Lucas 15, con el hijo desarrapado y destruido que es acogido, abrazado y cubierto a besos por su padre, allí entró aquel hombre en profunda contrición de sus pecados.  Había encontrado a Dios EN POSITIVO. Y eso sí podía cambiarle su vida. “Ser imitador de Dios como hijo querido”, eso le movía y le cambiaba su vida.  Y Pablo, que conoce el Corazón de Cristo, lo ha hecho así con aquella Comunidad de Éfeso, a sus cristianos, sus hijos y discípulos en la fe, cuando la misma situación de Pablo, prisionero de Cristo Jesús, le pone en corazón blando y más cercano la ternura misma del Corazón de Jesucristo.
             El Evangelio vuelve a las andadas de tantas veces.  Las “leyes” farisaicas que llevan al extremo y al ridículo, el sentido auténtico del descanso sabático, que Dios había querido como una “higiene mental y laboral”.  Que, por tanto no entraba en esas ridículas minucias a las que los fariseos habían descendido.  No se podía trabajar. ¡No se debía trabajar!..., pero no como ley coercitiva sino como ley positiva para favorecer el descanso y el tiempo posible para dedicarlo a Dios.  Jesús lo sabe, y Jesús quiere irlo dejando en claro y Él mismo lo lleva a la práctica haciendo en sábado lo que perfectamente se puede hacer dentro de la intención de Dios.  Y muy de Dios es que una mujer que padece aquella joroba que no la deja mirar al cielo, pueda enderezarse y ser como persona normal. No hacía falta “trabajar” para lo que Jesús hacía con una palabra o con un “toque” sobre el punto de la enfermedad. Incluso una simple imposición de manos –como dice aquí- que no implica siquiera tener que tocar sino bendecir o hacer trasmisión del poder sanador de Dios.
             Ni eso lo llevaron a bien los leguleyos fariseos.  Y hasta “predican” a las gentes que en vez de venir los sábados a ser curadas, vengan otro día y no los sábados.  Y así dejan ellos asegurada “su ley” peculiar.
             ¡Qué escalofrío da de ese pensamiento, metido en muchos “cristianos”, pendientes también de “la menta, el enebro y el comino, y descuidando lo principal: la misericordia, el amor y la comprensión!  ¡Qué pena dar de vez gentes perdidas en minucias de detalles (más cercanos al fanatismo o a “asegurarse”) que a abrir el alma al Evangelio y encontrar ese océano inmenso de la Palabra de Dios, del Corazón de Dios, de la obra y sentimientos del mismo Corazón de Jesucristo!

             Y como precisamente quiero seguir esa línea del Salmo y del Evangelio, y de la positividad de Pablo, tengo que “romper mi sábado” en este momento porque alguien “encorvado” me reclama en la Sala de Visitas sin haber anunciado antes su venida…  Pero ¿qué mas da, si lo importante es estar ahí donde la necesidad aparece?

domingo, 28 de octubre de 2012

GOZO Y ALABANZA

ALEGRÍA, REGOCIJO, ALABANZA
Así ha estallado hoy la Liturgia de la Palabra. El profeta Jeremías lleva esos sentimientos a un pueblo –al resto de un pueblo- que se ha mantenido fie a Dios y a sus preceptos y que ahora puede regocijarse con toda el alma porque ya vuelve a su patria, a su libertad, a su lugar santo: El Señor ha salvado a su Pueblo, cumpliendo sus promesas.  Y con cita especial nombra a los más débiles como los más alegres: los ciegos y las mujeres.
El tema de los ciegos tiene en la historia de Israel un sentido muy significativo, y viene a simbolizar una característica mesiánica.  David, rey belicoso, luchaba frente a una plaza fuerte para conquistarla. La embajada irónica de deprecio que le mandan los mandatarios d aquella ciudad es que los ciegos y los cojos se bastarán para impedirle entrar.  Aquella ofensa al rey que es emblema de Israel por su importancia en la historia mesiánica, dejó en Israel tal sentimiento adverso que se plasmó precisamente en el desprecio a los ciegos y a los cojos.  Y de ahí que la promesa mesiánica e salvación incluya precisamente el dar vista a los ciegos y hacer andar a los cojos.
De ahí también que en los evangelios aparezcan tantos ciegos y tantos paralíticos, objeto de la atención de Jesús.  Y por ahí va hoy el Evangelio.  Un ciego pide limosna. Era su única manera de subsistir. Oyó el tropel de muchas gentes que pasaban y preguntó qué era aquello. Y como si no fuera nada con el ciego, le dicen que pasa Jesús Nazareno.  Posiblemente las gentes no alcanzaban a más de ir tras el hombre de los milagros y de las enseñanzas que llenaban sentimientos del alma. Pero el ciego –que en realidad no es ciego del alma- traduce inmediatamente a aquel “Jesús Nazareno” por el Hijo de David, el Mesías. Y si era el Mesías, daría vista a los ciegos.  Y el hombre se puso a gritar desde su cuneta… Con tanta gente hablando, Jesús no lo oyó.  Y la gente, que iba a lo suyo y que –al fin y al cabo- era un ciego quien gritaba, le regañaba para que se callase. Pero él gritó más fuerte, y sus gritos llegaron a Jesús, que se detuvo y lo mandó llamar. Y cuando lo tuvo ante sí, le hace una pregunta que nos podría parecer absurda: ¿Qué quieres que haga por ti?  No es la primera vez que nos encontraremos ante “el mendigo” que se acerca a pedirnos, y que lo que nos pide no es ni una primera necesidad, sino “algo” que está más allá de ella…, más oculto… Y entonces lo que nos va a pedir es dinero, y no nos va a aceptar el trabajo que le ofrecemos, ni el bocadillo.
Jesús ha preguntado al ciego qué es lo que realmente quiere y por lo que ha gritado. Y el ciego que, en realidad, ha llamado con su grito no a Jesús, sino al Hijo de David, pide lo que realmente es su gran necesidad, y lo que tiene prometido en la llegada del Mesías: Señor, que pueda ver. Y como eso es reamente LA FE, y como la fe mueve montañas cuando es fe verdadera, Jesús le responde:  tu fe te ha salvado.  Y el ciego deja de ser ciego y ahora ve.
Una segunda lectura, tomada de la carta a los Hebreos –de autor desconocido- nos pone delante a Jesucristo como el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, escogido de entre los hombre para representar a los hombres y ofrecer en nombre de ellos sacrificios y dones que equilibren la balanza de una humanidad pecadora. Por una parte es hombre y puede comprender y sentir el dolor de la humanidad y participar de él, envuelto en las debilidades de la humanidad para así sacarla desde su fango de pecado, porque –por otra parte- Él no tiene pecado y tiene libre acceso para  entrar en el Santuarioen Dios- y así levantar de la basura al pobre.
Nadie puede arrogarse esa misión ni es dignidad.  Y sin embargo de la exuberancia de su fuerza salvadora, Él puede llamar y atraer a sí otros hombres y trasmitirles esa misión.  El Sacerdote ministerial es uno que es incorporado por Jesucristo a la misión salvadora que Él obtuvo desde su Sagrado e infinito Sacerdocio.  Y asocia a esa misión a hombres débiles, pero a los que comunica su misión sacerdotal

Hoy estamos aquí, y tenemos un sacerdote, y tenemos abundancia de Misas, y tenemos la facilidad de elegir horario y lugar. ¿Cuánto nos va a durar esto?  La realidad nos va mostrando que no pasará mucho tiempo en que muchas Iglesia permanecerán cerradas y pocos sacerdotes podrán seguir realizando esta esencial misión.  Y lamentamos la falta de sacerdotes…, la carencia de vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada. Y sin embargo todo eso nos ha de llevar  a una reflexión que nos implica más directamente de lo que parece.  El ritmo de vida subió a límites insospechados. A más abundancia nos fuimos acostumbrando a un tren de vida subido al vagón de la comodidad…, y a esos padres que pusieron como ideal que sus hijos no pasaran por donde ellos. Se disminuyó el número de hijos y se mantuvo el tren de vida consumista y de disfrute.  A menos hijos, menos posibilidades de jóvenes para una posible vocación. Pero es que a menos hijos –y cada vez menos- se aumentó exageradamente el hedonismo de la vida, centrado en el tener y el gozar…, en no carecer, en no tener que sacrificarse, en poseer todos los caprichos…, y más a allá de los caprichos. Y esa disminuida juventud se encontró con la vida placentera en sus manos, sin haber tenido que sacrificarse por nada.  Y, encima, sus padres, fomentaron ambientes de competitividad, asegurar puesto en la vida…  Y quedó ahogada la posibilidad de generosidades de entrega… Se pusieron trabas  a las llamadas de Dios (que sigue llamando), pero que da en oídos sordos y ensordecidos voluntariamente.

Cuando hoy llegue el momento de vivir el Sacrificio de Cristo Salvador, que hizo su obra sacrificándose…, cediendo de sí para dar vida a los demás, ¿no tendremos que preguntarnos hasta cuándo podremos tener facilidad de participar en esta inmensa obra de salvación que oficia un sacerdote…, y hasta qué punto llevamos muchos una responsabilidad de que esto esté así?

sábado, 27 de octubre de 2012

ATRASAR UNA HORA ESTA NOCHE

La UNIDAD como PLENITUD

UNIDAD Y PLENITUD
          Conforme avanza la carta a los cristianos de Éfeso, Pablo se va enardeciendo más en su exposición.  Entre su situación de “prisionero por Cristo” y la mayor capacidad de aquella comunidad de cristianos, ha ido creciendo el contenido de su carta.  Si “a cada uno de nosotros se nos ha dado la gracia según la medida del don de Cristo”, es evidente que se nos ha dado la Gracia sin medida. Y eso queda corroborado en que el día que Jesus subió al Cielo –cerrando así su misión directa en la tierra- no subió solo, sino que “ya llevó consigo –cautivos de su amor- a cuantos habían esperado ese momento en que se abriera el Cielo por la redención que nos ganó con su Sangre”.
             No se ha quedado ah el apóstol Pabloí. Jesús repartió dones y constituyó apóstoles a unos hombres, y a otros, evangelistas, pastores y doctores…, pero no como prebendas por sus valores o “sus enchufes” sino “para el servicio y perfeccionamiento de los fieles”.  Se trataba nada menos que de la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que llegáramos todos a LA UNIDAD EN LA FE Y EN EL CONOCIMIENTO DEL HIJO DE DIOS y, de esa manera a la la madurez del Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
             Y explica Pablo hacia dónde va todo eso: “Para que no seas niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por cualquier viento de doctrina”.  Creo que muy bien se puede extender a algo distinto, e incluso de más detalle concreto.  Si se habla de UNIDAD, no habla Pablo de ciencia ficción. “Unidad” lleva el signo de la paz (que es todo lo contrario de las guerras bajeras que se establecen a cualquier nivel, por el amor propio, por las autosuficiencias, por las posiciones extremas, por los dogmatismos, por las visiones miopes).  Desde luego no es así como Pablo concibe al HOMBRE PERFECTO, y mucho menos si ha de ser según la medida de Cristo en su plenitud.  Eso es claro como la luz del día. Por eso habla de “niños que sacudidos o llevados al retortero”,  caen en la trampa que camufladamente conduce al error.  Y entonces vuelve a tomar vuelos el discurso de los pensamientos y sentimiento del Apóstol para apuntar a la altura de la Cabeza, Cristo, realizando la verdad en el amor para hacer crecer todas las cosas HACIE ÉL, que es la Cabeza, de la cual todo el cuerpo BIEN AJUSTADO Y UNIDO, procura el crecimiento de todo el cuerpo, para construcción de sí mismo.
             Yo no sé si somos capaces de leer ese párrafo con cada detalle, cada matiz, cada punto…, porque desde luego nos lleva a un examen de conciencia de los más fuertes que pueden hacerse, quizás menos a niveles de minucias personales y devotas, per muy mucho hacia el sentido verdadero de Iglesia o comunidad de creyentes en el único y verdadero Jesús, y de la exigencia que lleva consigo pertenecer a ese Cuerpo en que tengamos la unión perfecta de los que reman en la misma dirección y van construyendo y ensamblando el edificio con la positiva aportación de todos, siempre sumando y nunca restando.

             Un poco de lo que está al final del Evangelio de hoy que nos pone ante una realidad muy seria:  aquella higuera no sirve en la forma que está. Muchas hojas y ningún fruto.  Procede cortarla porque si no sirve, ¿para qué se quiere?  Pero el labrador es una persona que tiene debilidad de amor por sus plantas y todavía pide al dueño que le deje un año más, y que la va a cuidar aún más; que la va a abonar y regar con más esmero durante ese año.  Si al final no da fruto ni así…, la cortarás.  [Claro: si me pongo en “el año más”, todavía imagino al labrador buscado otra excusa para mantenerla.  Pero cada vez viendo más claro que aquella higuera es inútil y esquilma el terreno sin provecho de alguien y con daño de otros árboles.
             El tema planteado en esos dos sucesos que han ocurrido, le da pie a Jesús para abordar el problema del mal…  Eso que ha ocurrido no ha sido ni por culpa ni por castigo, sino suceden las cosas simplemente.  Lo que importa es que quien ve las barbas del vecino pelar, que eche las suyas a remojar.  Y como el MAL es algo que pulula a tantos y tan diversos niveles, lo que a cada uno corresponde es vivir en ese equilibrio de vida que dé oportunidad a crecer y no a disminuir.  Y que así, llenos de alegría, vayamos a la casa del Señor.

             Esa es la vocación a la que estamos llamados: a ser alegres, a contagiar alegría a los cuatro vientos, a vivir la PLENITUD, a ser miembros vivos de Cristo, tan distintos en nuestras características, pero donde la Palabra de Dios construye y siempre ayuda a ir adelante.  Donde la Palabra de Dios empuja hacia la UNIDAD.  Donde Jesus mismo nos advierte que quien no está contra nosotros, con nosotros está, y que tenemos la inmensa alegría de estar todos caminando hacia la casa del Señor, porque si no, no estaríamos en esto, que San Pablo ha descrito como dones para el perfeccionamiento de los fieles y edificación del Cuerpo de Cristo POR LA UNIDAD .

viernes, 26 de octubre de 2012

"Signos de los tiempos"


ESLÓGANES
          Ya confesé mi particular “alergia” a los eslóganes. Comprendo que están en la base de una cierta forma de cultura y que tienen su eficacia. Y al mismo tiempo compruebo que pueden crear rechazos instintivos.  Este periplo litúrgico que llegará hasta octubre del próximo año, vamos a escuchar mucho –los que somos “gentes de Iglesia” hablar del AÑO DE LA FE.  Y juntamente vamos a escuchar hablar de la NUEVA EVANGELIZACIÓN.  Claro: lo nuevo no es la Evangelización sino la importancia que personalmente le demos cada uno al EVANGELIO como fuente y base de nuestra verdadera fe en Jesucristo y en el Dios que nos presenta Jesucristo (que es el Dios auténtico al que tenemos que ir conociendo por una oración reflexiva, lenta, perseverante, profundizadora, muy personal y en el ámbito del silencio interior).  Sin esa personalización de LA FE, de nuestra FE, queda cojo el otro “tinglado religioso” que puede crearse alrededor, pero sin el “fundamento de los apóstoles y profetas” al que nos conducía ayer San Pablo, y al que no tenemos más remedio que acudir mediante la iglesia (que era la otra condición que ponía el Apóstol a los fieles de Éfeso.
             Ya ellos les lleva hoy, precisamente en esos fundamentos de la fe que procede de Cristo y de su evangelio, a vivir unidos, a la humildad, amabilidad, comprensión, capacidad de sobrellevarse mutuamente CON AMOR, para mantener el vínculo de la UNIDAD y de la PAZ…, como corresponde a la vocación a la que habéis sido llamados.
             Ya debería bastar ese trozo de la carta –escrita desde la prisión, casi como un testamento- para que muchos…, muchos modos de religiosidad, muchos estamentos eclesiales, muchos cristianos…, nos sintiéramos exigidos a una auténtica NOVEDAD DE EVANGELIO (“nueva evangelización”) sin muchas alharacas pero con una profunda reflexión en niveles íntimos personales y otros más corporativos, más de asociaciones y movimientos y Hermandades, y todos los etcéteras de la muy variada forma de Iglesia que sale de la riqueza inagotable de la Iglesia.
             Esa es LA FE que hay que meter en un eslogan como un recordatorio (y que no debiera nunca ser una coletilla que hay que sacar en donde pega y en donde no pega…, para luego seguir todo como está).
             Para Pablo el enorme fundamento de LA FE y del vivir cristiano, está en que nos sintamos –como realmente lo somos por definición de “iglesia” (=asamblea, reunión de hermanos)- UN SOLO CUERPO Y UN SOLO ESPÍRITU, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a que la que hemos sido convocados (llamados).  Y poniendo las raíces en suelo firme, inalterable, todo es porque tenemos un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo y lo invade todo.
             O esto está en el fondo substancial de nuestra evangelización personal…, de la viva FE que nos mueva y nos constriña en la realidad práctica, o los eslóganes son pan mojado que acaban molestando. Porque hablar es muy fácil pero dar trigo es otra cosa.

             Jesús ha entrado en un terreno que es de una importancia total, y Él mismo lo tuvo que experimentar en diversos momentos de su vida y obra. La vida que nos rodea, las nuevas realidades que nos van invadiendo, el mundo que está ahí y que se impone –nos guste o no- nos obliga perentoriamente a leer en todo eso caminos de Dios que, o bien son parte de ese evangelio vivo que se va desgranando en el día a día (Jesús lo llamó “signos de los tiempos”, y fue un valor para la Iglesia al que se refirió Juan XXIII al convocar “osadamente” el Concilio Vaticano II). Fue el Papa sencillo, procedente del pueblo sencillo, quien veía evidente que la Iglesia no podía planear sobre el mundo como ave que mira a distancia los avatares y realidades de la vida.  Tenía la Iglesia que aterrizar en esos signos que provenían de una nueva realidad cultural, social, psicológica, ambiental, y saber leer lo que ese mundo nos estaba pidiendo.
             Hoy es el Evangelio del día el que nos hace el desafió, aquí y ahora, a leer los signos de este tiempo presente (ya no hay otro), para dar una respuesta de creyentes en Jesucristo y su evangelio, que sea útil, acorde y correspondiente al momento en que estamos y vivimos.  Caparazones para escondernos e ignorar lo que tenemos delante, en profundos desafío, no caben en personas responsables y acordes con su fe.  Empezando por los que han de estudiar con hondura la situación, y siguiendo por los “de a pie” (que nos toca lidiar el toro de la vida EN EL MUNDO), hoy necesitamos tener ansia de formación que nos lleve a saber dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza. Lo diré en “román paladino”:  hasta los niños vienen hoy a plantearnos cuestiones para los que una mayoría de creyentes de toda la vida no sabemos ni responder ni tener argumentos sólidos para dar respuestas adecuadas.  Luego se impone esa concreción del eslogan en una urgencia de formación personal.  En un manejo directo del Evangelio, del Catecismo de la Iglesia, de Conferencias y cursillos, de lecturas adecuadas. Porque si no, vamos a meternos en nuestro caparazón de comodidades, y que nadie venga a trastornar ahora nuestra tranquilidad.
             Es muy serio el momento actual de la Iglesia en nuestras latitudes para quedarnos en la posición de quien cree que ya lo hizo todo y ahora puede tumbarse y comer y beber y banquetear con lo que ya tiene.  No cabe ahora esperar a “verlas venir”. Eso es lo que promueven las dos expresiones de AÑO DE LA FE y NUEVA EVANGELIZACIÓN.

jueves, 25 de octubre de 2012

REUNIÓN EN MADRID


REUNIÓN DE MADRID
          Para los muchos que hay interesados en el tema del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN, para el que he tenido el viaje a Madrid de ayer miércoles, y que me preguntan, INFORMO.

             Teníamos recibido un amplio documento de trabajo sobre el tema, ya varias veces tratado en el BOLETÍN mensual de RECREAR EL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN
             “Recrear” no es simple renovar porque no se pretende echar vino nuevo en odres viejos. Dado el cambio radical de la sociedad y la mentalidad desde que se comenzaron las semillas primeras de lo que sería el Apostolado de la Oración, la Dirección Mundial y su Secretariado Internacional andan haciendo consultas para establecer unas bases de un Apostolado que tenga en este momento la misma fuerza y atractivo y sentido esencial que tuvo en sus orígenes, pero con la realidad de un mundo totalmente distinto.
             Tras consultas realizadas por correo electrónico a responsables del Apostolado en los diferentes países, se elaboró un documento de trabajo para ir ya sobre unas bases concretas.  Los Secretarios Nacionales habían de consultar a sus “bases” sobre ese documento para volver a enviar sugerencias, correcciones, ideas al Secretario Mundial, el P. Claudio Barriga, y eso se pretendió que ya se hiciera no por correo electrónico sino en reunión al vivo, tras haber estudiado los responsables el documento.
             La reunión se tuvo en Madrid ayer 24. Hubo tres sesiones de trabajo de hora y media cada una. Dos por la mañana de 10’30 a 12 y de 12’30 a 14, y una por la tarde de 15’30 a 17.
             Se siguió un CUESTIONARIO que ya se incluía en el Documento. Por la mañana con más orden que por la tarde, y por tanto con más provecho y mejor posibilidad de seguimiento.  Por la mañana se estudiaron 4 de los 12 puntos del Cuestionario. Se hizo con orden y exponiendo cada uno sus aportaciones. Y resultó más enriquecedor porque hubo mucha mayor oportunidad de aquilatar términos.  Había estudios más concretos de responsables que no pudieron acudir a la cita (por compromisos anteriores) y que estaban muy bien preparados.
             Por la tarde…, ese fenómeno típico del “final”: quedaban muchos más puntos para mitad de tiempo.  Quienes más acaparan la atención se llevaron la mayor parte del tiempo y poco ordenadamente y con esas “ganas” de poder decir lo que ellos querían decir cuando ya no había mucho tiempo para sosegar estudio, orden (en modo y forma) y posibilidades de intervención de otros.  Por tanto, menos aprovechable para estructurar unas respuestas a los diversos puntos del cuestionario con participaciones que deberían haber sido más variadas y plurales.
             Queda el último trabajo de síntesis que ha de hacer el Secretario Nacional para llevarlo al grupo de consultores continentales que elaboren la respuesta llegada de cada lugar y así presentarla al Secretario General.
             Hay, pues, todavía un recorrido por delante.

             Sobre puntos concretos:
             Insistencia en que recrear no es crear algo nuevo, sino revitalizar el Apostolado de la Oración.  Hay países donde funciona perfectamente lo que ES hoy, y no sería aceptable presentarles algo “creado de nuevo”.
             También clara insistencia en que hay que conseguir que los Responsables Mayores impliquen  a “las cúspides” en la realidad tan importante que es el Apostolado de la Oración, para que no sea que los Directores diocesanos o locales anden de francotiradores en sus respectivas influencias directas (grupos ya constituidos en tantas Parroquias, diócesis y Casas Religiosas, con particular énfasis en los jesuitas, que fue donde nació –hace ya tiempo- la espiritualidad del Apostolado, y en donde el P. Arrupe tuvo intervenciones muy concretas para este motivo.
             Punto repetido fue la necesidad de que los 60 folios del documento quedaran reducidos y concretados en un fascículo manejero de 16 o 18 páginas, mucho más asequible y práctico.
             Hubo coincidencias con matices en la aceptación de dos puntos concretos: uno, para el ITINERARIO DE FORMACIÓN que tenía alguna leve modificación respecto de la hoja que ya se adjuntó a nuestro BOLETÍN mensual (de septiembre).  OTRA coincidencia fue el llamado “PERFIL del miembro del Apostolado de la Oración” (que espero adjuntar en Diciembre  al BOLETÍN). Pero se insistió en su carácter ideal y casi utópico, y por tanto a largo plazo…, que nosotros (en mayoría) ya no veremos.
             El lanzamiento a formas modernas de comunicación se tocó también, y aunque no quedó más que una referencia, se nombró a nuestro BLOG como una realización de lo mismo, ya en curso.  Y en cualquier caso, la recomendación de que todos estos modos ya existentes, queden recogidos con su ENLACE correspondiente en la página web del Apostolado en Roma.

             De la tarde no me arriesgo ni a intentar una síntesis.

Guerra y paz


NO PAZ SINO “GUERRA”
             Hoy sigue la carta de Pablo a los cristianos de Éfeso en un in crescendo notable y emocionado. Y hoy lo hace ya de rodillas como el que cae rendido ante lo sublime y maravilloso (las maravillas de Dios, que decían los de antes de Cristo), pero que para San Pablo se concentran y explosionan en Cristo. Por eso dobla sus rodillas ante el Dios y Padre ante quien toma nombre (=existencia) toda familia en el cielo y en la tierra.
             Y desemboca en una exaltada emoción ante esa “dimensión inconmensurable” (parece contradecirse en los términos…, pero no) del AMOR DE CRISTO.  Y lo expresa con “dimensiones” de alto, ancho, largo y profundo sin determinar medida, porque expresa lo infinito que no puede mensurarse.  Quienes lean u oigan la lectura “oficial” van a ver que el texto habla del amor cristiano.  Lo más originario y fuente de cualquier amor es precisamente el amor de Cristo.  Y cuando hablamos del “amor de Cristo” estamos tocando precisamente SU CORAZÓN.  De modo que uno de los textos de la Misa del Sagrado Corazón es ésta. Ante esta Maravilla superior, inconmensurable, que toca las entretelas mismas de Jesucristo es precisamente el Corazón de Jesucristo, en donde palpamos de cerca los sentimientos y las ternuras de Jesús…, y al fondo, DEL MISMO DIOS PADRE, ante quien Pablo ha doblado sus rodillas en postración amorosa y admirada por su misericordia sin fronteras.
             Y eso no se queda sólo en Jesucristo, sino que esa Plenitud de Cristo redunda en plenitud nuestra “en la medida” de la Plenitud de Dios. [Si ahora recordamos que Jesús es descrito como el “Pléroma” de toda la Creación –la PLENITUD PLENA- nosotros estamos inmersos en ese piélago inconmensurable de Dios y de Cristo, porque hemos sido destinados a ese inmenso fin: sentirnos dentro del amor infinito del Dios infinito y del Cristo-Amor igualmente infinito.  Y Pablo acaba en una alabaza amorosa hacia Dios, que actúa en nosotros a través de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas as generaciones de edad en edad.  El AMÉN conclusivo de este párrafo de Pablo es toda la riqueza de sea palabra hebrea, sin traducción castellana, porque encierra tantos matices y supone tal grado de adhesión a Dios, que ya es expresiva por sí misma para que entendamos todo lo muy grande y hermoso que ha querido trasmitir el Apóstol a aquella comunidad cristiana.

             El Evangelio sigue esa línea, al ponernos as palabras de Jesús que ha venido a traer fuego a la tierra y quiere que se vea emprendida como esos gigantescos fuegos incontrolables de los veranos.  Claro que es un fuego, el de Cristo, generador de grandeza, de amor, de adhesión a Él, que es la raíz y el germen de toda felicidad aquí en la tierra.  Quiere con ansias que su bautismo de amor, expresado desde la cruz, se realice ya, para que el mundo pueda así arder…, purificar las escorias del mal, dejar el oro limpio de toda ganga.
             Y cuando se llega al último párrafo de este evangelio, se produce en muchos un tambaleo, una confusión. ¿Cómo es que Cristo no ha venido a traer paz?  ¡Si todo lo que ha predicado ha sido la paz…, y a sus discípulos les ha enseñado a saludar con la paz y a quedarse donde haya paz…, y si el Resucitado sólo entiende de saludo y consuelo de paz…, ¿cómo es que Jesús afirme ahora que viene a traer guerra?
             Porque Jesús se está remitiendo a los hechos que desgraciadamente ocurren, precisamente por las diversas posturas que se toman ante Él.  Se cumple la profecía de Simeón: Éste es bandera discutida ante quienes se divide la humanidad. Jesús quiere establecer paz. Jesús sólo entra en donde hay paz.  Y en la sociedad, en los pueblos, en la historia de las religiones, EN LA FAMILIA, es un hecho (precisamente contrario al deseo de Jesús), que se produce división a costa de Jesús y de la fe.  ¿Hay que irse muy lejos para comprobar esto?  ¿Qué familia hoy no está en ese sufrimiento y tensión –guerra- en razón de Cristo y de la Iglesia, por esas actitudes opuestas que toman unos miembros contra los otros?  ¿No se produce un lenguaje despreciativo ante quienes mantienen una fe en Cristo?  ¿No se está intentando manipular la fe en Cristo y en Dios porque cada cual tira de su manta y pretende que los otros se avengan a su idea…, o pasen frío? ¿No hay quienes aferrados a una fe del carbonero, hasta hacen “sus propagandas” adversas contra quienes no siguen su concepción “religiosa” (sin admitir que la Iglesia es viva, que Cristo VIVE y que el Espíritu Santo es alma vivificante QUE NO ESTÁN SOMETIDOS A LAS MEDIDAS HIUMANAS? De ahí vienen “las guerras” a muchos niveles.  Pero no es eso precisamente la “guerra de Cristo”, sino la que cada uno tenemos que hacernos en nosotros mismos, en nuestro amor propio, en nuestras cerrazones, en nuestra falla de ductilidad para comprender y admitir que LA PLENITUD DE DIOS siempre rebasa la miopía humana.  ¡Y que nos queda tanto que seguir aprendiendo y viviendo…, para llegar a esas “dimensiones sin medida” que nos pone delante el Corazón infinito de Jesús.

martes, 23 de octubre de 2012

Para no faltar a la cita


UN APUNTE
          Me limito a un apunte, porque EL 24, Dios mediante, he de estar en Madrid para tema del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN en su proceso de puesta al día en un mundo y mentalidad tan distinta de cuando nació.

             Nos va a acompañar San Pablo en este inspiradísimo texto a los efesios, en el que al reconocer la abundante distribución de gracias del Señor, a Pablo le ha tocado desvelar el misterio de Cristo, que no se había manifestado a nadie antes de los apóstoles y profetas:  que los gentiles también son herederos y partícipes de la Promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del que soy ministro por la gracia de Dios. Insignificante como soy, dice el Apóstol, el menor de todo el pueblo santo, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles el misterio insondable que es Cristo misterio escondido en los siglos en Dios.
             Ahora, mediante la Iglesia, podemos conocer la sabiduría de Dios, que se expande en todas las direcciones y personas, y que queda revelado-y al que tenemos libre acceso- POR JESUCRISTO, QUE NOS ABRE EL CAMINO HACIA DIOS.
             ¡Inmenso y sublime, y que sobrepasa –aun en lirismo- muchas otras narraciones más conocidas.
             Con razón el SALMO nos ha metido en esas fuentes de la salvación, de las que sacaremos aguas con gozo.  Que si recordamos el título de la gran Carta Magna del Corazón de Jesús (o del amor de Dios) [que podéis pinchar en el lateral derecho del blog para leerla), se llama “Huarietis aquas”=Sacaréis aguas”].
             En el Evangelio vuelve e tema de saber estar preparados (no sólo preparándose…, como si nos quedara mucho tiempo…, a nuestro gusto..), porque la realidad es que estar preparados debe ser la nota esencial en la vida de un discípulo fiel de Jesús…, de quien ha sabido descubrir el valor del Reinado de Dios en nosotros.
             Muy curioso, Jesús entra en una “casuística” interesante, ¡y que ojalá los fieles supieran meterse dentro:  tiene culpa el que sabe que lo está haciendo mal y –pudiendo hacerlo bien- no se detiene.  No tiene culpa el que no lo sabe o no puede hacer otra cosa.  El caso tan típico del que se manifiesta “pecador” porque no pudo ir a Misa por tener 39º de fiebre. ¿Tendrá esa persona ni la más lejana idea de lo que es la culpa moral? ¿O será “el pecado” una especie de teja que le cae a uno cuando va por la calle, sin –lógicamente- haberlo querido el que lo sufre?]
             Puede bastar leer lo que dice Jesús en esta parábola.

Una lección básica


UNIDAD, MUESTRA DE ÚNICA FE
          Una síntesis que salta a primera vista en esa lectura de la carta a los fieles de Éfeso es el nuevo “status” de la historia a partir de la llegada  redentora de Jesucristo.  Si antes los habitantes de Éfeso no habían tenido un Mesías salvador y eran extranjeros y forasteros para el pueblo judío, y eso os dejaba cerrada la razón de una esperanza, ahora  en cambio, estáis en Cristo JesúsAhora la sangre de Cristo os ha acercado hasta derribar con su cuerpo el muro que separaba.  Ahora no son los mandamientos y reglas de un pueblo determinado lo que da la pauta. Cristo los ha derribado para crear una criatura nueva, un nuevo modo de ser y vivir: unidos en un solo pueblo mediante la cruz, dando muerte al odio.  Podremos muy bien concluir que –con la misma razón, a los celos, a los recelos, a las tensiones, al tuyo y al mío. Porque Cristo trajo la noticia de LA PAZ para toda la humanidad. Así tenesmos un único Padre y una única fuerza vital: la del Espíritu.
             Ya sois pueblo de Dios. Cristo sostiene todo el edificio, y las columnas que le dan consistencia son los apóstoles y profetas. POR CRISTO, TODO EL EDIFICIO QUEDA ENSAMBLADO PARA FORMAR UN TEMPLO CONSAGRADO AL SEÑOR, y así ser morada de Dios por el Espíritu.
             Admitidme, os comento yo ahora en esta reflexión diaria, que me haya limitado a copiar el texto, pero cuando habla tan clara la Palabra revelada, es mejor el quedarse ante ella y orar con ella sin interrumpir el que deber ser PASO DEL SOPLO DEL ESPÍRITU           .
             Si con situaciones tan extremas como la división que había hecho el pueblo judío, en la que el mundo se dividía en dos:  ellos y los demás, bien a las claras nos queda lo que es obligado que exista entre los que hoy formamos la Iglesia, aun desde la variada riqueza de carismas y formas de acogida y vivencia del Evangelio, pozo sin fondo donde cabemos todos y en donde todos al unísono –y pluralidad- tenemos que remar en la misma dirección.   Que en cuanto estemos al acecho de lo que los otros no coinciden…, y siempre –cada uno- desde su óptica (tantas veces miope), estaremos rasgando la túnica inconsútil de Jesucristo.
             Que luego el Evangelio lo plasma en esa advertencia de Jesús, en su “cuentecillo” pedagógico, advirtiendo que hemos de estar preparados siempre porque el Amo llega cuando Él quiere llegar.  Y no es entonces momento de querer resolver pidiendo perdones.  El tema del Evangelio de ayer con el rico que espera vivir tumbado y gozando de sus bienes…, pero que esa misma noche de sus sueños de vivir de las rentas, es llamado inesperadamente… Y ahora, concluía Jesús: ¿De qué le ha servido atesorar en la tierra?   ¡Aviso para navegantes!

lunes, 22 de octubre de 2012

Ora riqueza


RICO PARA DIOS
          Hoy podía bastar el Evangelio para entender todo lo que va en las dos lecturas. Porque el tema de base es la inutilidad [la esencial incapacidad] de la persona y los medios humanos para llegar al Reino, a lo que es el agrado de Dios, como algo substancial e insustituible.
             La petición de aquel sujeto que pretende que Jesús medie en una cuestión de herencia [¡tantos que viven sin Dios y sin religión, pero que cuando les aprieta el zapato pretenden que Dios les resuelva sus problemas!], da a Jesús pie para incidir en un tema tan constante y nuclear del evangelio que es NO PONER LA CONFIANZA EN LA “RIQUEZA” (sea del tipo que sea).  Y recurre Jesús a su pedagogía habitual: la parábola.  Y aquel hombre que ha conseguido una gran cosecha y ya no piensa sino en agrandar sus graneros y dedicarse ahora a no hacer nada;  a comer, beber y divertirse.  Humanamente está bien pensado… Pero lo que no ha caído en la cuenta es que la vida no se compra con dinero ni se almacena en los graneros.  Que la vida se puede ir entre los dedos, y que lo que ahora cuenta –en esa hora- es si se almacenó para Dios.  ¡Y desgraciado del que sólo vive para sí, pensando así y pretendiendo que todo gire en su derredor!
             La carta a los efesios es hoy la parte teórica de esta misma realidad, pero con final feliz.  ¿Qué erais vosotros y qué era yo antes? Unos muertos por nuestras culpas y pecados, en las que seguíamos las corrientes del mundo bajo el “jefe” de esta zona inferior, el espíritu que sigue actuando en los rebeldes contra Dios.
             ¿Qué somos ahora? Unos rescatados por Jesucristo, que nos ha hecho patente la misericordia de Dios.  Ese Dios que nos amó cuando estábamos muertos por el pecado y nos ha hecho vivir con Cristo. Y añade Pablo lo que es esencia de su mensaje: POR PURA GRACIA ESTAMOS SALVADOS.  No han sido nuestros méritos, ni nuestras obras (aun las buenas).  Ha sido Dios quien nos ha resucitado con Cristo y nos ha sentado junto a Él en el Cielo. Y así nos muestra la inmensa riqueza de su Gracia y bondad para con nosotros.  ¡Puro don!;  por eso, nadie podemos presumir. Somos, pues obra suya; nos ha creado para que nos dediquemos a las buenas obras que Él determinó que practicásemos.
             ¡ESA ES LA RIQUEZA QUE SE ALMACENA EN EL GRANERO! sin temor ni riesgo.  Porque ese granero es Dios mismos; esa RIQUEZA viene de Dios mismo, ese seguir trabajando nosotros –aunque así seamos dichosos ricos (dichosos pobres)- porque lo que no se permite es no seguir haciendo lo que hay que seguir haciendo.  Porque Dios nos ha llamado a ser continuadores de su obra.  Y es no nos permite dormirnos en los laureles.

*** *** ***

             Aunque su sitio sería otro, porque me voy a referir a un comentario de ayer en el blog, pienso que tendrá más lectura directa si lo pongo ahora en esta entrada mía.
             Por supuesto que Juan y Santiago fueron amigos privilegiados de Jesús. Jesús los llamó y ellos no dudaron en seguirle. Claro: siempre con una idea que no dejaba de ser muy humana (el pensamiento de la liberación política de Israel) al par que se entusiasmaron con Jesús y eso les pudo sobre lo demás.  Pero su trayectoria humana –como tú y como yo- fue constantemente humana. Si Jesús se los llevó al Tabor fue porque –aunque ellos no hablaron- se escandalizaron igual que Simón del anuncio que Jesús hizo de su padecer.  Y aunque callados, también estaban ellos en que no se te ocurra eso nunca más.  Simón fue más arriesgado, por más tosco, pero Jesús respondió vuelto hacia los otros discípulos.  Por algo era.
             Como los demás, estuvieron metidos en las disputas del mayor y el menor.  Y desde luego que en relato del evangelio de ayer en Mc 10, hay un abismo entre lo que Jesús acaba de anunciar: vamos a Jerusalén, donde me van a torturar y matar…, y a renglón seguido se vienen los dos –totalmente fuera de contexto- a pedir incondicionalmente [queremos que hagas lo que te vamos a pedir] el privilegio de los dos mejores puestos de mando en el nunca abandonado deseo de un reino terreno…, de un caudillaje humano. Con Razón Jesús les tuvo que ir a la mano: No sabéis lo que pedís. Ellos siguieron a Jesús en ese si pero no…; no pero sí…, que nos es tan familiar a cada uno de nosotros. Y esto es lo que no podemos ni debemos perder de vista, porque en el fondo de la cuestión estamos también en ese sí pero no…  ¡Y qué trabajo nos cuesta abandonar ese resquicio de escapatoria por el intentamos escurrirnos ante la cruz real que presupone siempre el Evangelio: quien quiera venir detrás de Mí, que se niegue a sí mismo y tome su cruz.  LUEGO…, SÍ, LUEGO, vendrá ir tras Jesús.
             Que al final entraron en el terreno del Reino, en la totalidad del Evangelio, en el testimonio supremo del amor (martirio de Santiago), ¡sin duda!  Que Juan nos legó una joya de teología esencial, con experiencia vivida del Evangelio y compartida con una comunidad cristina que ya pujaba, también.  Pero eso fue tras la Resurrección, tras el entendimiento abierto por el propio Jesús para que entendieran las Escrituras, y TRAS RECIBIR LA FUERZA DE LO ALTO, el Espíritu del Resucitado que les llevó a vivir todo lo que Jesus les había enseñado
             El tema del discípulo amado en la Cena y la cruz, va por otro sitio.

domingo, 21 de octubre de 2012

DOMUND


MORIR PARA VIVIR
          Este domingo va enmarcado en el tema de un sacrificio salvador, una visión de que el mal no es el protagonista, aunque siempre está ahí, mientras  vivimos esta vida.  Pero que al final  acaba siendo un trampolín que desemboca a salvación y liberación.  El Servo sufriente de Isaías está triturado por el sufrimiento porque ha ofrecido su vida como contrapeso por la maldad que existe (y no “en el aire” como un ente anónimo. Sino en el egoísmo de cada uno. El Siervo sufriente asume ese papel de expiación del pecado y su paga es la liberación  de una posteridad que ni se determina en número, porque es inmensa  Y ese Siervo cargará con todo el veneno de los demás y aprenderá del sufrimiento a libará ese néctar de vida que va a purificar a muchos.
             Se queda un poco cojo este Evangelio porque empieza ya por la petición de Juan y Santiago. Pero si hubiéramos tenido el párrafo inmediatamente anterior, hubiéramos escuchado a Jesús que les advierte a sus apóstoles que caminan a Jerusalén en esa etapa última de su recorrido, porque en Jerusalén lo van a prender, condena y matar. Se correspondería con el anuncio de la primera lectura, de ese Hijo del hombre que va a quedar triturad por el sufrimiento.
             Y en ese contexto –y aunque parezca mentira- Juan y Santiago se adelantan a pedirle a Jesús –y además, incondicionalmente que les conceda ser los dos primeros magnates de ese reino que va a fundar Jesús.  Jesús les tiene que decir que no saben lo que piden.  Se lo podía haber dicho de otra manera, pero optó por elevar el tono hacia otro modo muy distinto de planteamiento, que volvía veladamente sobre el inicial de Jesús. ¿Podéis beber el cáliz que YO voy a beber?   Sin duda que ellos no se enteraron de nada de lo que estaba proponiendo Jesús.  Pero sí quedaba claro una cosa: que Jesús les estaba invitando nuevamente a un seguir con Él en el modo de Él.  Y aunque no entendían el fondo, sí entendían la forma: CON ÉL.  Y acabaron respondiendo: PODEMOS.  El “Siervo triturado” acababa atrayendo y llevando a caminos de salvación; otra salvación muy diferente de la que Juan y Pedro habían planteado.
             Y pensamos: ¡lo incoherentes que fueron aquellos dos!...  Pero los otros diez estaban en la misma onda, y por eso se indignaron tanto, y tuvo Jesús que volver a empezar, como tantas veces, y explicar que la misión del que vive el Reino no es buscar ser servido sino servir…, hasta dar la vida. Ser realmente misionero de un nuevo Reino, el de Jesús, que sufriendo libera a muchos.
             Cuando celebramos hoy el DÍA MUNDIAL DE LAS MISIONES en este año que la Iglesia nos propone a todos como año de impulso en la fe, la 2ª lectura exhorta –en su primera palabra- a mantenernos firmes en la fe. Que no es simplemente a estarnos en lo que tenemos y ya profesamos, sino a un ahondar en la mayor profundidad de una fe llena de contenido vital, por el que no se nos quede en simple “mantener” lo que ya tenemos. Nos exhorta a que no nos quedemos con los zapatos de los 15 años, porque –aunque en el caso poco probable de que nos sirvieran cómodamente- ya se han pasado de moda, y hasta dañan el pie.  Nos pone ante ese contenido esencial de la fe que es el sumo sacerdote Jesús, que ha arrostrado las dificultades propias de toda vida humana –sólo con la excepción del pecado- y que con ello ha podido levantarnos desde nuestra postración.
             Hoy, DOMUND, el tema de una fe que hay que trasmitir y llevar y predicar en lugares lejanos, ya nos está llamando a una forma práctica de vivir el Evangelio del día: estamos para servir…, y nuestros hermanos (en condiciones mucho peores que la nuestra) necesitan ser ayudados por quienes –mal que bien- nos desenvolvemos en un mundo mucho más desarrollado cultural y socialmente.  Aunque ellos, con muchas menos posibilidades que nosotros, pueden darnos muchas veces ejemplos de fe de muchos quilates.  Pero no tienen medios, y los misioneros seglares y sacerdotes y Religiosas que dedicaron sus vidas a servir como Jesús, están necesitados de que la otra sociedad más pudiente, les ponga a disposición instrumentos para continuar esa misión.
             Pero en un año como el que el Papa nos pone por delante, de profundización y renovación de nuestra fe, ya hemos de sentir nuestra exigencia de revisión y consolidación de nuestra propia fe, que no se quede en los zapatos de los 15 años.  Y un sentido misionero, de comunicación de esta fe, hasta el punto de sentirnos constreñidos a ser mas eficientemente testigos de la fe de Cristo y de la fe en Cristo.  Si la COMUNIÓN tiene siempre un valor esencial para dar contenido al DOMINGO, hoy le da una amplitud mucho mayor, porque ya no es solamente que cada uno nos hemos de sentir transformados por cada Comunión, sino que hoy obliga  a hacerse comunicativos de la fe…, misioneros en nuestros ámbitos.  Que hoy el mandato de Jesús a salir al mundo a dar testimonio del Evangelio, se hace vivo en esa marcha EN PAZ que haremos al acabar la celebración. Vamos como misioneros; no como personas ya satisfechas de nuestra fe vivida aquí dentro, sino como acuciados a trasmitir –al modo posible y prudente- que Cristo nos ha invitado a beber su cáliz, y que NOSOTROS PODEMOS. Podemos y queremos así SERVIR, y ser trasmisores de la fe.

sábado, 20 de octubre de 2012

Año de la fe (2)


HE OÍDO HABLAR DE VUESTRA FE
          Un tema muy a propósito para esta urgencia de la Iglesia en el momento actual: que pueda oírse, reconocerse, palparse NUESTRA FE.  Y que pueda ser como aquella que Pablo reconoce en los fieles de Éfeso, que no es simplemente que “creen” sino que su fe está muy tangible y ejemplar y contagiosa, de modo que Pablo puede dar gracias a Dios por ellos. Una fe que se plasma en amor de los efesios por todo el pueblo santo -todos los hermanos de aquella comunidad cristiana-. Y Pablo los pone así en su propia oración a Dios, el Dios de Nuestro Señor Jesucristo… [No es un dicho que se expresa como coletilla, sino algo enormemente serio y muy digno de considerar.  Porque los hay “ateos” que no son ateos de Dios sino ateos de ese Dios que reflejamos nosotros y al modo que lo reflejamos. Como aquel “ateo” que le decía a un “creyente: “Yo no creo en el Dios que tú crees”.  Y no es que no creía en Dios, el Dios de nuestros Señor Jesucristo; lo que no creía era en el Dios que le estaban trasmitiendo las obras o incluso las concepciones de aquel “creyente”].  No es, pues, en vano, la forma en que lo expresa Pablo cuando pide al Dios de nuestro Señor Jesucristo, que es el Padre de la Gloria, para que Él os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo.  Gran petición que tenemos que hacer por todos…, Y PARA NOSOTROS MISMOS. Porque al Padre Dios no lo conoce más que Jesucristo y aquel a quien Él se lo revela.  Por eso el espíritu de revelación hay que pedirlo. Porque sólo así podremos conocerlo.  Y CONOCER a Dios no es un acto intelectual, un fruto del estudio, ni una profundidad de la teología. CONOCER como Él nos conoce…, “CONOCER” en ese sentido íntimo, profundo, interior, penetrante…, que expresa la Sagrada Escritura para indicar algo tan inefable como el íntimo “conocimiento” de los esposos. [María respondió al ángel: “no conozco varón”.  ¡Claro que conocía a José, pero no en la profundidad que abarca a todo el ser]. CONOCER  A DIOS como oración, revelación…, es otra cosa.  Y esa es la que pide Pablo para los efesios.  Y esa debe ser la FE RENOVADA, EFECTIVA, que pidamos y busquemos los creyentes en el año de la fe.  Porque la inmediata preocupación de la Iglesia somos nosotros, los que –creyendo- no damos la talla, no contagiamos, no nos hacemos visibles como tales creyentes que han llegado al cambio de su vida en razón de una situación nueva como la actual, tan zarandeada por los enemigos de la fe.  Porque no nos acucia nuestra fe hasta el punto de modificar nuestras formas adquiridas. Porque no somos los testigos que necesita la Iglesia para testimoniar que estamos creyendo en el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el que Él reveló, por el que Él llegó a aceptar la muerte, para devolver a Dios un mundo perdido. Un mundo que era como el que ahora estamos viviendo nosotros.
             Llama Pablo a aquella comunidad -¡a todos nosotros!- a expresar la riqueza de gloria que da en herencia a los santos (=los fieles cristianos], la grandeza del poder de Cristo, la eficacia de su fuerza poderosa.  No dejemos “leídas” esas expresiones, y traigámoslas a nosotros; rumiemos… Porque nos viene a pelo para barruntar lo que se pretende con el AMO DE LA FE, y que no se quede en un slogan de tantos, que se nos escapa de la atención a la primera de cambio.
             Concluye con esa afirmación poderosa de que somos el CUERPO de una CABEZA que es Cristo, y que ese cuerpo que se concreta expresamente en LA IGLESIA –todos nosotros- ha de tender y buscar LA PLENITUD. Y eso no se encierra en la “vida piadosa” a la que nos hemos hecho y en la que nos asentamos.  MUCHO MÁS se esta pidiendo.  Pidamos el espíritu de revelación.

             Y el Evangelio viene ahí como llamada acuciante a tomarnos en serio todo esto. Esa frase, tan utilizada hoy en los “adjuntos” informáticos que nos llegan desde Sudamérica, con ciertos tintes amenazadores, los hemos de asumir como palabra de Jesús que nos hace caer en la cuenta de la responsabilidad que tenemos adquirida por razón de nuestro Bautismo y nuestra participación en la Redención de Cristo:  que no podemos esconder la cabeza bajo el ala y dejar que “otros prediquen”.  Que cada uno de nosotros tiene que afrontar esa responsabilidad de ser testigo de la fe en Cristo que hemos recibido, y no avergonzarnos ni de ser cristianos católicos, ni de profesar públicamente nuestra fe, ni de defender los principios esenciales de esa fe.
             El peor pecado que puede haber –el imperdonable- es el que no se reconoce y, por el contrario, “se tapa”, se justifica.  Porque así como es una Gracia de Dios descubrir en nosotros que hay un pecado al que no le habíamos prestado atención y de pronto se nos pone delante, es una condenación el negar y pretender justificar y ocultar ante nuestros propios ojos, el que realmente tenemos.  Y más de una vez debemos saber agradecer (no tirar balones fuera ni responder “insulto con insulto”) al que nos pone delante algún elemento nuevo en el que nos advierte de un fallo que se está viendo en nosotros.

viernes, 19 de octubre de 2012

Salvados por Cristo


CRISTO ES SALVADOR
          San Pablo escribe a los fieles de Éfeso. Él es judío y “estábamos destinados a ser alabanza de la Gloria de Dios  por decisión del que lo hace todo según su voluntad”  “También vosotros, los que escucháis la Verdad, la extraordinaria noticia de que habéis sido salvados, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia para alabanza de la Gloria de Dios”
             Ya está dicho todo. El Salvador es Jesucristo. “Nosotros” o “vosotros” tenemos el mismo destino, y ese destino es alabar a Dios. Ese es el canto que resonará siempre en el Cielo.  No ha pedido Pablo condiciones. Ha asegurado que el Salvador es Jesús.

             En el Evangelio advierte Jesús –eso sí- que hay que precaverse de la levadura de los fariseos, precisamente el estilo de condicionamientos añadidos para obtener la salvación, como si esa salvación fuera a venir de las minucias farisaicas. En el fondo de esa “minucias” que no son tan “minucias” porque su esencia es la hipocresía, la apariencia, el aferramiento a leyes y leyes, y ridículas leyes.  Y dice Jesús que a esos es a los que hay que temer porque –en el fondo- matan.  Matan el cuerpo;  no pueden matar el espíritu…, pero pueden hacerle mucho daño y acabar “mandando al fuego”, encendiendo aversiones.  A eso sí hay que tenerle miedo.  En realidad toda esa mentira de la vida, todo ese disimulo, toda esa apariencia –que parece que no se hace nada, pero se está haciendo solapadamente, se acaba sabiendo, porque hasta ls piedras hablan…, o sale en cualquier momento a la luz del día.
             A quien no se le puede tener miedo es a Dios, porque Dios no mata sino que da vida; no agobia sino que ensancha; no atosiga sino que da oxígeno.  Porque Dios se cuida de nosotros…, hasta del pelo de nuestra cabeza que no podrá caer sin el permiso de Dios.  Si ya cincos gorriones se venden por dos cuartos, y Dios no se ha olvidado ni de uno solo, ¡cuánta debe ser nuestra seguridad de un Dios que ama a los hombres con pasión!

             Sigue, a la viceversa: estamos nosotros pendientes de muchos detalles. Nos ocupamos de muchas pequeñeces. No tenemos tiempo de dedicar a Dios un espacio. Perdemos el tiempo en “construir” paja y encima de todo nos quedamos satisfechos. Hasta nos creemos estar “haciendo algo meritorio”. Es evidente que luego “se pregona desde las azoteas” el ridículo de esas cosas. Uno se pegunta si corresponden esas “perfecciones” al amor cuidadoso de Dios o lavadura de fariseo.  Si está en el objetico central de muchas actuaciones DIOS, por ser Dios, y por el amor que merece SOBRE TODAS LAS COSAS, o si nos camuflamos de “dioses” y nos servimos a nosotros mismos, hinchándonos como pavos reales, para aparecer como salvadores de nosotros mismos por nuestros propios méritos.  Y surge esa pregunta de si hemos sentido en el fondo del alma la verdad inmensa del Dios providente, de Cristo Salvador, que ha proclamado el valor del humilde y sencillo frente al inflamiento del pagado de sí mismo, que se cree el “no va más” de toda la humanidad: “yo no soy como los demás”, prototipo del más llamativo ridículo humano.
             NO MÁS LEYES. MUCHA MAYOR FINURA. Mucha mayor sensibilidad para pensar antes en el otro que en sí mismo. Para saber que la vida no gira en torno a mí, que soy un insignificante punto en medio de la sociedad.  Y muchos más poner la mirada en Dios, orar, examinar, profundizar, analizar…, porque la insensatez es la carencia de la sensatez de quien hace inventario para saber lo que ayuda y lo que estorba.  Sin lo cual no se puede avanzar.  Bueno: es que ni se vive decentemente ante Dios, ni se deja vivir a los demás.

jueves, 18 de octubre de 2012

Más allá de lo que aparece


SAN LUCAS
          Uno de los dos evangelistas que no fueron testigos directos de la vida de Jesús. San Lucas fue compañero de Pablo y Marcos de Pedro. Lucas escribió su evangelio y los Hechos de los Apóstoles. El Evangelio, centrado en la misericordia de Jesús. Los “Hechos, en momentos importantes de aquellos primeros momentos de le Iglesia. Y luego se reduce ya a San Pablo, del que se hace casi un biógrafo.  Para su Evangelio hace una primera costatación de que lo que él no vivió directamente, lo ha investigado a fondo, rodeándose de testigos fidedignos de los que estuvieron con Jesús. Su evangelio es el más humano, el que más muestra la misericordia de Jesucristo y la bondad de Dios. Y tiene la gran pincelada divina del diálogo de Jesús con el buen ladrón, prometiéndole, hoy mismo, estar con Él en el Paraíso.
             En las lecturas de su Misa (fiesta litúrgica) hay una primera que casi parece nimia e impropia, porque son detalles de  muy poca monta para estar incrustadas en la “Palabra de Dios”. Está tomada porque en ella nombra San Pablo a su discípulo Lucas, el único que está con él.  Otros o bien han ido de misión apostólica a otros lugares, o han abandonado a Pablo porque les atrajo más la tranquilidad del mundo, o incluso alguno le ha hecho mucho daño. En el tribunal, nadie salió por él.  Y ahora a Timoteo cosas muy triviales…  Siendo tan simple esta lectura, nos muestra la gran realidad de la vida.  El hombre fogoso, emprendedor, que se ha dejado la piel…, ahora solo, sin ayudas humanas.  Pero sin perder la ayuda de Dios que le da fuerzas para predicar íntegro el mensaje de Jesus ante los mismos gentiles.
             Solos también, sin pertrechos humanos, casi ni los indispensables, aquellos muchos discípulos –no apóstoles- que envía Jesús a anunciar la llegada del Reino…, preparando el terreno delante de Él.  Su única arma, la paz y el mensaje de esperanza.  ¿Qué no les aceptan la paz que llevan y quieren trasmitir?  No se incomoden, no se desanimen.  Sencillamente hay más ciudades por delante a las que llevar la paz.  Y donde no la hay, se sacuden el polvo de los pies.  Pero se van al otro lugar.  Eso sí: en uno o en otro lugar, rechazados o acogidos, el anuncio es el mismo:  Está cerca el Reino de Dios.  Eso no se lo puede quitar nadie. Sacudirán el polvo…, tendrán que marcharse de allí…, pero EL REINO DE DIOS VIENE.

* * *
             No me resisto a pasar por alto la lectura de la carta a los fieles de Éfeso que hoy hubiéramos leído en la lectura continua, porque es una joya del Nuevo Testamento, en que cada frase es una perla preciosa.
             Alaba Pablo a Dios.
             A Dios, PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Lo alaba por ser Dios. Por enviarnos a Cristo. Porque Dios nos bendecido con toda clase de bienes espirituales yb celestiales.
             Y precisamente Cristo es la GRAN BENDICIÓN.
             Y lo es, misteriosamente, aún antes que el mundo existiese. Por decirlo más detenidamente. En una eternidad en que la Trinidad se bastaba a sí misma para toda la felicidad del mundo, el Padre Dios ya se está mirando en el Hijo encarnado en el mundo, Jesus, el Cristo…
             Y EN CRISTO…, envueltos ya nosotros en Cristo, o envueltos por el propio Cristo, somos elegidos nosotros para ser santos e irreprochables ante Él POR EL AMOR.
             ¿El amor de Él, que es el único que no falla?  ¿Por la respuesta de amor que demos nosotros?  ¿Por qué en el amor infinito de Cristo ya vamos envueltos nosotros y, a pesar de nuestros egoísmos, Cristo nos ha elevado a ser capaces de amar, porque Él mismo ama por nosotros?
             Y ese amor y ese Cristo del amor es Gloria de Dios…, en Gracia que nos invade y nos eleva por encima de nosotros mismos. Primero por Cristo ya nos perdona nuestros pecados (ha pagado la multa por nosotros). Y no sólo paga la multa sino que nos envuelve en un derroche s de sabiduría nueva y de prudencia, al darnos a conocer el misterio de la voluntad de Dios.  Está perdonado el pecado.  Y lo que nos toca ya no es volver sobre el pecado sino mirar hacia adelante, ahí donde nos llama a muchísimo más: a la gran perfección de buscar y hacer la voluntad y deseos de Dios.
             Nos llama a que cada capítulo nuestro…, nuestra vida…, con sus “faltas de ortografía” y todo, se vayan juntando en un solo “libro”…, recapitulando en Cristo todas las cosas del Cielo y de la Tierra.
                Ya no hay, pues, capítulos mejores y peores. La “edición” de “obras completas” va inmersa en ese inmenso Libro que es CRISTO.  Y Cristo ha eliminado el fallo y ha dibujado la letra gótica que derrocha el don de Dios sobre nosotros.
                ESA ES NUESTRA FE.  Ese es nuestro apoyo. Esa es la escritura derecha de Dios… Aunque Pablo se haya quedado solo y esté mostrando sus carencias y sufrimientos, los abandonos y hasta las traiciones.  Pero él se siente ELEGIDO EN CRISTO CON TODA CLASE DE BIENES ESPIRITUALES Y CELESTIALES.
                Y si dejamos el epílogo a Jesús,  a vosotros que lo habéis dejado todo, os corresponde la vida eterna, y aún la vida muy llena en este mundo…, aunque con persecuciones.