domingo, 24 de junio de 2012

24 de Junio


24
Corazón de Jesús, receptáculo de justicia y de amor, Tú deseaste hace veinte siglos que to­dos fuésemos uno, y nos enseñaste a decir: «Padre Nuestro».

Hoy, cuando todo progresa y parece exigir nue­vas orientaciones sociales, nosotros nos convence­mos más aún de la perennidad de tu Cuerpo Místico y de tu Evangelio, como una solución eterna, acep­table y definitiva. Nos hablas de un paso cada vez más decidido de lo individual a lo social, del aisla­miento a la anchura y grandeza de corazón para abarcar en él a todos.

Corazón de Jesús, que nos has traído con tu amor palpable el mejor alimento de unión entre los hom­bres dispersos, haz que vivamos plenamente, a pesar de nuestros prejuicios y nuestro egoísmo, esta hora decretada por tu Providencia.

Que nos sintamos diariamente miembros de un mismo Reino, de un mismo Cuerpo Místico. Que nos sintamos también ruedas responsables de la máquina social.
Concédenos, Señor, que al lado de esas magní­ficas realidades enormes, nos resulten pequeños, en su verdadero tamaño, los roces inevitables con los que viven codo a codo con nosotros.

Danos la unión con que Tú habitas en el Padre, y con que las espigas dispersas se juntan en tu pan. Y mirando a nuestros prójimos como templos del Es­píritu Santo y miembros tuyos, no traicionemos jamás por espíritu inquieto o por cobardía, tu doctrina de justicia y de amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!