martes, 12 de junio de 2012

COMUNIÓN


            COMUNIÓN
            Lo que puede decirse más al hablar de la Comunión, no es mucho, si vamos a la exigencia y realidad que debe marchar el hecho de COMULGAR.  La PAZ ha sido ya una Comunión anticipada, en el sentido profundo y básico de lo que es COMÚN-UNIÓN.  Y mucho hemos de pensar –y temer- que no nos hemos penetrado de esa inmensa realidad.  Andamos, generalmente, mucho más ceñidos a “recibir al Señor”, pedirle por los difuntos (o los vivos), los problemas que nos acucian más encima…  Pero conciencia que se adentre en lo que supone que Jesús está realmente presente en mí, y que eso no es para pura “devoción” ni ventanilla de intenciones privadas…, sino la concreción del MANDATO NUEVO…, que como Yo he hecho ASÍ HAGÁIS VOSOTROS UNOS CON OTROS…;  os he dado ejemplo, Yo, el MAESTRO Y EL SEÑOR…  Y que eso tiene que tener una traducción exigente en mi vida personal, familiar, social, con mayores y con iguales y con menores…  Y que cuando acaba la Comunión no se ha acabado ya “la cosa” sino que está ahí horadando en el alma, y no puede quedarse igual…
            Que sale uno del templo y tiene que ir transido…, con conciencia de algo que ha transformado…  Que ahí no hay ni lugar a una crítica, a un comentario negativo de algo, a “un defecto” que creo haber visto…
            Si los que comulgan y –cuanto antes se van a la calle- cayeran en la cuenta de que tendrían que ir acompañándoles con una vela encendida, porque aún va allí, realmente presente, EL SEÑOR JESÚS QUE HE RECIBIDO…  Si supiéramos que hiere esa maldita costumbre de salir hablando en voz alta desde el mismo templo, como si nada hubiera ocurrido o estuviera ocurriendo en mí, que hace unos minutos que comulgué…  ¿Tan se ha perdido ya el sentido de que mientras duran las especies sacramentales en nosotros, Jesucristo sigue realmente presente dentro de mí?
            Debiéramos llorar quienes hemos recibido tan infinito don, y no lo valoramos y VIVIMOS como una realidad inefable que debiera dejarnos aturdidamente admirados…    
               
COMUNIÓN EN LA MANO
            Ha venido a constituirse en dardo arrojadizo el hecho de recibir la Comunión en la mano.   Autorizado y plenamente aceptado tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, que tanto ha acercado la MISA al pueblo, han surgido luego los detractores de tal práctica que se usa muy legítimamente y con un sentido higiénico recomendable.
            Es cierto que aun hay muchísimas personas que no saben hacerlo debidamente.  Acompaño un croquis muy bien dibujado para explicar el modo correcto, y los pasos exactos.
            Por tanto:
Lo no correcto es poner una mano o las manos en forma de cuenco.
                 O poner la derecha tapando casi la palma izquierda.
             O hacer la pinza para “coger al vuelo” la Sagrada Forma.
                  O llevarla a la boca con la misma mano que ha recibido (lo que –aparte de feo- implica un riesgo de caída).

            Hay una antiquísima tradición de Santos Padres de la Iglesia primitiva explicando que la mano derecha bajo la izquierda, haciendo un trono donde se deposita al Rey de reyes.  Y con la derecha se toma reverentemente y se lleva a la boca.

            ¿Debe comulgarse en la mano?  No hay obligación ni mandato de lo uno o de lo otro. En la mano es recomendable para no llevar el sacerdote la salida de un comulgante a otro, ni el carmín pegado a los dedos.  Elo que lo hace de una forma o de la otra, está en su derecho.  Y ni unos ni otros deben hacer crítica de la forma distinta que otro usa.  ¡Estaría bueno desunirse a propósito de la Comunión… ¡Que rastreros somos, verdaderamente!

            LITURGIA DEL DÍA
            Jesús declara abiertamente que Él no viene a quitar la enseñanza de Dios y los mandatos de Dios, que Dios mismo dio a su pueblo.  Sí vendrá a anular tanta minucia ridícula que empequeñece lo divino…, la actuación misma de Dios.  Ahora bien: que Jesús no se salte ni un punto de lo mandado por Dios, no significa que todo quedará igual.  Ha venido Jesús a que lo que en un pueblo primitivo tenía que quedar en leyes de mínimos, ahora –en la plenitud del tiempo- ha de llegar a una interioridad que suponga una RELIGIÓN más adulta, madura y perfecta…, más interior…, que abarca más a la persona…  Que deja escapatorias falsas con tema de “leyes”, sino que la persona se encuentra cara a cara con su verdad , que es precisamente la VERDAD inagotable de Dios.  Y ahí tendrá Jesús terreno nuevo en el que –por ejemplo- pasará del amor a los amigos al amar a todos como a uno mismo, y al amar como Yo os he amado (que ya rompe todos los esquemas).  Es un caso.  Como ese, se podrán aducir muchos.
            La primera lectura es toda una forma primitiva para mostrar Elías que él es el Profeta que va en nombre de Dios.  Es una relato curioso. 

1 comentario:

  1. Manuel Cantero11:55 a. m.

    La 1ª Lectura me suscita un paralelismo fuerte con los tiempos actuales. Un Elías perseguido por ser Profeta de Dios, y 450 profetas de un dios Baal... La adoración a los "baales" es múltiple, llámense "revistas del corazón", deportistas, cantantes, erotismo de mil clases, cómoda tranquilidad, abuso del débil, política..., falsos movimientos liberadores que van alentados por partidismos ateos, belicosos, irrespetuosos con los valores de otros..., y hasta los "amigos" que tienden sus trampas de muy mala índole para ridiculizar... Valen mil etcéteras, para abarcar ¡CUATROCIENTOS CINCUENTA FALSOS PROFETAS..., CUATROCIENTOS CINCUENTA "BAALES".
    Elías está solo. Simplemente que..., apoyado por la verdad innegable de su honradez religiosa y su fidelidad al Dios de Israel. Y propone aquel "auto de fe"... El que sea verdadero Dios, actuará. Los baales están dormidos, o de viaje, o sordos o distraídos en sus hojarascas... Dios, el Dios del Cielo, está ahí. Y es el verdadero Dios. Y es el que realiza el prodigio.
    Allí se dio siquiera la honradez de un pueblo que acabó reconociéndolo. No es lo mismo que los FALSOS PROFETAS DE HOY que cada vez sacan más patrañas y las plantan en Internet o en suaves venenos televisivos..., y las gentes, amorfas, sin capacidad de reacción, sin criterios..., no reaccionan, y -pese a ver- prefieren seguir dromidos o de viaje con su "baal" de turno.

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