jueves, 31 de mayo de 2018

31 mayo: Fin del mes de María


Añadir leyenda
Visita de María a Isabel
          Concluimos el Mes de Mayo con una fiesta mariana: la visita de María a Isabel, apenas supo que ésta estaba embarazada, según el aviso y prueba que le aportó el ángel de la anunciación. María, ya madre del Hijo del Altísimo, se pone en camino desde Nazaret a las montañas de Judea, para atender a su parienta mayor, un largo y pesado viaje por caminos incómodos que requerían de varios días.
          Lo importante de este recuerdo litúrgico es ver a María en actitud de servicio, precisamente cuando ya se sabe privilegiada de Dios, a cuyo Hijo lleva en sus entrañas maternales.
          Es un espejo para mirarnos. La tentación de “hacernos grandes” y el deseo de “ser servidos”, queda con un claro mentís en la actitud de María, que aprovecha la oportunidad para declararse por segunda vez “esclava del Señor”, admirada de que Dios haya puesto sus ojos en su pequeñez.

Liturgia:
                      Entre las 2 primeras lecturas, a escoger, yo prefiero la de Rom.12,9-16 porque es mucho más expresiva de lo que es una actitud de persona que ha elegido el camino de Dios.
          La caridad de María no es nunca una farsa; para ella vale de pleno esa exhortación: aborreced lo malo, apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.
          La actividad de María, ardiente, sirviendo contantemente al Señor, firme en la tribulación y asidua en la oración.
          Alegre con los que están legres y sabiendo ponerse junto al que está triste, teniendo un trato igual para con todos, por saberse poner del lado de la gente humilde.
          Son unas pinceladas en la personalidad de María, aprovechando la llamada que Pablo hacía a sus fieles de Roma.

          La lectura de Sofonías (3,14-18) encaja menos al describir a María y más bien es una referencia al Hijo que María lleva en sus entrañas, que está en medio de Israel, llevado por la presencia de María.

          El evangelio es el de la visitación: Lc.1,39-56. En él se nos van describiendo los pasos de aquella visita, cuando al llegar María a la casa de Zacarías e Isabel, ésta -con una inspiración del cielo, llena de Espíritu Santo- prorrumpe en una alabanza hacia la madre de su Señor, porque ¿quién es ella para que vaya a visitarla? Bendita tú entre las mujeres y vendido el fruto de tu vientre.
          Isabel ha sentido que su hijo, en su seno, daba saltos de gozo al escuchar la voz de María, y la alaba porque ella ha creído en el anuncio que Dios le había hecho, anuncio que Isabel afirma que se cumplirá.
          No se dice nada de Zacarías quien era mudo pero no sordo, y que debió salir precipitadamente al oír las exclamaciones de su esposa. Y aunque él no podía manifestar de palabra la misma admiración, sí podía hacerlo con sus gestos. Estaba haciéndose muy consciente de la importancia de aquella visita, y vivió la alegría del encuentro mientras acogía en su casa a la parienta de su esposa.
          Por su parte, María se ha sumido en éxtasis de alabanza a Dios, porque aunque ella es la que está celebrada por Isabel, María quiere que toda esa celebración y alabanza sea elevada a Dios: Proclama mi alma que Dios es grande porque Él ha sido quien se ha fijado en mí, pequeña y esclava. A más grandeza, la de Dios, mayor alabanza desde lo pequeño que Mará reconoce en sí. Si bien no niega que en esa pequeñez Dios ha hecho cosas grandes porque su misericordia llega a sus fieles, de generación en generación. Cuanto hay en María, es pura misericordia de Dios. No tenía ella méritos para ganarse aquel favor y elección de Dios.
          Pero Él hace proezas con su brazo: escoge a los de clase humilde y rechaza a los que se creen algo y caen en la soberbia. Deja a un lado a los que lo tienen todo y se fija en los que pasan necesidad. Derriba del trono a los que se encumbran y abraza a los sencillos.
          Es un himno lleno de teología evangélica, como Jesús enseñará después que los primeros serán últimos y los últimos primeros.
          Y María se quedó en casa de Zacarías e Isabel hasta que Isabel dio a luz a Juan, que nace ya santificado por ese encuentro que hubo entre los dos hijos, en el seno de sus madres.

miércoles, 30 de mayo de 2018

30 mayo: ¿Podeis beber el cáliz?


El nombre de la virgen era MARÍA.
          Puede ser sencillamente que así se llamaba. Un nombre, por lo demás, muy hebreo y que ya habían llevado varias mujeres señaladas en la historia del pueblo de Israel. Un nombre común.
          Me gusta pensar que MARÍA era un nombre por el que Dios conocía a aquella muchacha. Su nombre “era” de antemano MARÍA, como nombre elegido de Dios para expresar a la “agraciada”, “llena de gracia”, de tal manera que en el saludo primero del ángel no la nombra con su nombre sino con el “llena de gracia”, como si viniera a ser equivalente lo uno por lo otro.
          Dicen algunos que “María” significa “la amarga” y quieren referirla a la Virgen dolorosa al pie de la cruz. Pero pienso que no le encaja a María porque ella no fue nunca una mujer amargada sino dolorosa en su momento. Por lo demás es “causa de nuestra alegría” porque ella es esencialmente alegre.

Liturgia:
                      Ayer tocaba San Pedro la idea de la salvación y la santidad, concluyendo con las palabras del Señor: Sed santos porque yo soy santo”. Hoy (1Pe.1,18-25) se eleva a la redención que nos salva a precio de la sangre de Cristo. Por él creemos en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio la gloria.
          Ahora, pues, estáis purificados por vuestra respuesta a la verdad. Y eso se manifiesta en que llegáis a quereros como hermanos con un amor intenso de corazón. Mirad que habéis vuelto a nacer de un padre inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera que permanece para siempre. Esa es la palabra del Evangelio que os anunciamos.

          El evangelio de Mc (10,32-45) es un contraste muy fuerte entre el pensamiento de Jesús y el de dos de sus apóstoles. Se repite lo que tuvimos hace pocos días: mientras Jesús va anunciando su pasión y su muerte, los discípulos están en la onda de sus bajos intereses.
          Ya en el camino Jesús “se les adelantaba”. Caminaba como quien lleva prisa, hasta el punto que sus discípulos se extrañaban  e iban asustados.
          ¿Adónde camina Jesús con esa prisa? Tomó aparte a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Mirad que estamos llegando a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará”. El panorama no podía ser más sombrío y el anuncio más triste. Cierto que con un final luminoso pero que yo digo siempre que de eso no se enteraban, ofuscados ya por todo lo anterior.
          Pues bien: en medio de todo eso, los dos hijos de Zebedeo se le acercan con cierto sigilo porque: Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir”. Ya la forma de plantearlo es fea. Ponen delante lo que “ellos quieren”, “lo que van a pedir”, pretenden que Jesús lo haga.
          ¿Y qué quieren?, les pregunta Jesús: -Concédenos sentarnos a uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria. En tu triunfo. En tu dominio. Evidentemente no estaba en la órbita de una gloria sobrenatural. Y Jesús tiene que decirles: -No sabéis lo que pedís. Y les cambia ese planteamiento egoísta por otro completamente diferente pero con una connotación atractiva: que es “estar con Jesús”: ¿podéis beber el cáliz que yo voy a beber y ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado? Yo digo que no entendieron ni una palabra, salvo que era CON ÉL, con Jesús. Y respondieron: -Lo somos A lo que asintió Jesús: Así será. Pero lo de “la derecha y la izquierda” no es cosa que os toque pensar a vosotros. Eso será decisión de Dios.
          Decimos de Juan y Santiago, los dos protagonistas de la escena. Pero los otros no se quedaban detrás en su ambición, y la prueba es lo a mal que llevaron aquel intento de los dos compañeros. Tuvo Jesús que hacer lo que tantas veces: sentarse y comenzar de nuevo la catequesis… Los jefes de los pueblos mandan y tiranizan. No así entre vosotros, antes el que quiera ser servido y ser grande entre vosotros, que se ponga a servir, y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescata por todos.
          La lección vale para todos y para cualquier circunstancia. El evangelio es vivo y nos cuestiona a nosotros.

martes, 29 de mayo de 2018

29 mayo: Dejarlo todo


MARÍA Y JESÚS
          No se entiende a María sin Jesús. María está donde está porque aceptó la encarnación del Hijo de Dios. Y vivió ya su vida pendiente de Jesús. En Belén, en Nazaret –infancia, adolescencia, juventud de Jesús-, en el humilde silencio de los 3 años de la vida pública de Jesús, en la Pasión, en Pentecostés… Nazaret fue la gran escuela de Jesús. Porque aunque el Niño asistiera a las escuelas rabínicas, la gran influencia que recibió la tuvo en María y en José. Ellos fueron los grandes educadores del niño. Y en último término, más lo fue María, que dirigió los detalles de la vida de Jesús mientras José había de salir a su trabajo.
          Nosotros vivimos bajo la mirada de María, y bajo su magisterio maternal hemos de dirigir nuestros pasos. Que otra cosa sería el mundo si mirara más a María para aprender de su estilo.

Liturgia:
                      Las cartas de san Pedro son menos conocidas y menos utilizadas que las de San Pablo. Eso hace que nos resulten más arduas las del Príncipe de los Apóstoles y con más dificultad de uso.
          En 1Pe.1,10-16 –texto que tenemos hoy- Pedro nos habla de la acción del Espíritu ya en tiempo de los profetas, a los que se les revelaba para tiempos futuros que son los nuestros y, por tanto, para nuestro aprendizaje. Lo cual hoy nos llega por medio de predicadores, que nos ponen al corriente de aquello que el Espíritu quiso comunicar, para lo que debemos estar debidamente preparados.
          Por lo pronto, nuestra actitud de hijos obedientes debe hacer que no nos amoldemos a las costumbres paganas, que teníamos en tiempos de nuestra ignorancia. Lo que dicho de otra forma equivale a exhortarnos a formarnos constantemente y no dar por sabido lo que tenemos que vivir en nuestra vida cristiana. Porque “ignorancia” no es sólo no saber sino no aprender lo que debemos de ir aprendiendo continuamente. Y todo ello para vivir una vida más comprometida: la que se formula en esa palabra final: Seréis santos porque Yo, el Señor, soy santo.

          No se ha acabado el episodio del joven rico. Colea la reacción de los apóstoles, que se han quedado impactados por la palabra de Jesús. Eso sí: ellos están muy seguros de estar viviendo esa pobreza que Jesús exige para vivir el Reino. En Mc.10,28-31, Simón Pedro reivindica para los Doce una promesa especial. Porque nosotros lo hemos dejado todo. Y en consecuencia, “¿qué nos toca”?
          Yo me atrevo a adelantarme a la respuesta de Jesús y plantearle a Pedro y a Juan y a Tomás…, etc., si realmente lo han dejado todo. Y me podrán decir que han dejado las redes, la barca, la familia… De acuerdo. Pero ¿se han dejado a sí mismos? Porque entre ellos hay una constante tendencia a “ser el primero”, “el de la derecha”, “el más importante”… Y eso no lo han dejado.
          ¿Por qué plantearlo así? –Porque quiero que sea útil para nosotros. Es cierto que ellos habían dejado lo de más importancia. Como podemos sentirnos nosotros cuando ya tenemos una vida más fiel a la voluntad de Dios. Pero ¿Y los detalles? ¿Y dejar a un lado nuestros pensamientos fijos, nuestros juicios, nuestras seguridades de carácter, nuestros genios, nuestro ponernos por delante de los otros…?
          Estaremos posiblemente en estratos de fidelidad en las cosas grandes (que no es tampoco evidente en todos). Pero suponiendo que lo estemos, ¿cómo miramos las cosas pequeñas de la vida diaria, en lo familiar, relacional, caritativo…, en los criterios acordes al evangelio, en no quedarnos parados donde estamos sino sabiendo que algo nuevo se nos pide en nuestro caminar diario?
          Jesús dio por bueno lo mucho que habían dejado en las cosas grandes y respondió a Simón que vosotros, los que habéis dejado casa, padres, hermanos, tierras o hijos, recibiréis cien veces más en este mundo y luego la vida eterna. Eso sí: “con persecuciones”…, con contrariedades, con dificultades… Pero vais a tener lo equivalente superior a los padres y hermanos, hijos y tierras… Aun en esta vida vais a experimentar el gozo y la paz de haber liberado el espíritu. No sin lucha diaria y teniendo que presentar batalla para mantener la fidelidad a la voluntad de Dios. La vida del hombre espiritual es gozosa. Pero lleva consigo muchas negaciones de gustos y formas personales.

lunes, 28 de mayo de 2018

28 mayo: Dios todo lo piede


REINA DE LAS FAMILIAS,
una de las invocaciones de las letanías más recientemente incorporadas. La familia está en crisis, en profunda crisis. La labor de los últimos años ha ido a destruir el sentido de la familia, incorporando a ese término “familia” otras realidades absolutamente diversas de lo que es la familia como tal. La familia hoy, en términos generales, no tiene una influencia constructiva. Está lejos de ese grupo compacto que sigue unas pautas y que defiende la unidad de la familia, donde unos se apoyan a los otros y donde existe un vínculo esencial de padres a hijos.
          María vivió una SAGRADA FAMILIA, donde un padre de familia era el que tenía una autoridad, una madre de familia que daba cohesión y un hijo que obedecía y aprendía y crecía en sus diferentes aspectos humanos. Y los tres remaban en la misma dirección, respecto a Dios y respecto a los demás.
          Encomendemos a María la familia actual para que conserve y fomente valores esenciales de convivencia y amor recíproco.

Liturgia:
                      De la 1ª lectura, tomada de la primera carta de San Pedro (1,3-9) podríamos destacar algunos puntos principales: Dios,  por la resurrección de Jesucristo, nos ha hecho nacer de nuevo para vivir una vida nueva, que tiene una herencia incorruptible, reservada en el cielo.
          La fuerza de Dios nos custodia en la fe para la salvación que nos aguarda. Alegrarse, pues, aunque de momento toque aún pasar por la prueba. Pero vuestra fe se aquilatará y llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo.
          Finalmente nos enfrenta a esa gozosa realidad de que aunque no hemos visto físicamente a Jesucristo, creemos en él y nos alegramos con gozo inefable y transfigurado porque alcanzamos la meta de nuestra salvación.

          El evangelio es un clásico: el ofrecimiento del joven rico, a quien Jesús le pone delante la condición para estar con él. (Mc.10,17-27). Se presenta espontáneamente un joven a Jesús, con la pregunta de qué hacer para tener vida eterna. La intención del joven no está explicitada todavía pero no deja de ser un dato que es a Jesús a quien le pregunta.
          Jesús no manifiesta que quiera “pescar” al joven y le responde con una orientación muy general. Es un judío…, ¡guarde los mandamientos de Dios!
          El joven con sencillez declara que él los ha guardado desde que era niño. Por tanto es claro ahora que no viene simplemente a saber lo que tiene que hacer para ser “bueno”. Busca algo más… Busca sin duda ser acogido por Cristo en su discipulado. Y Jesús le dice entonces: Una cosa te falta: ve, vende lo que tienes, repártelo a los pobres; tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
          Le ha puesto delante de pronto todo un camino de renuncia, pobreza, y finalmente de tesoros divinos y de formar parte del grupo de Jesús.
          El joven era una persona muy rica. Y no había contado con aquella exigencia del seguimiento de Jesús. Y se vino abajo, y volvió las espaldas y se marchó triste y disgustado.
          Jesús lo vio marchar y con hondo dolor en su alma, comentó a sus apóstoles: ¡Que difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios.
          Y como los discípulos se admiran, Jesús no suaviza lo que ha dicho sino que lo ratifica y concreta: Qué difícil es entrar en el Reino a quien se apoya en sus riquezas. Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de Dios.
          Más se admiran y se espantan los Doce. Y entonces Jesús matiza un aspecto fundamental: lo difícil es que un rico que permanece rico, entre en el Reino, Pero lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Dios lo puede todo.
          He ahí el secreto. He ahí el por qué de muchas situaciones que “empobrecen”, que hacen bajar del pedestal, que humanamente destrozan… Son como los golpes del escultor sobre el buril para ir “quitando lo que sobra”…, para hacer posible que el rico sea menos rico, para hacernos sentir en nosotros nuestra limitación y nuestra pobreza. Para Dios es posible. Y en realidad debemos pedirle al Señor que nos vaya tallando con su mano divina para prepararnos a poder entrar en el Reino.

domingo, 27 de mayo de 2018

27 mayo: El misterio de Dios


HIJA, MADRE Y ESPOSA
          Hija del Padre. Como toda criatura. Vuelta ella al Padre Dios, cuya voluntad y deseos quiere ella secundar y vivir…; Hágase en mí según tu Palabra. No tiene otro norte. Su vida no tiene otro sentido. Escucha la Palabra y la vive en la práctica.
          Madre del Hijo, porque el Hijo se encarnó en sus entrañas, y en en ellas se desarrolló durante los nueve meses de una gestación. Madre que da a luz, Madre que cría y educa, Madre que acompaña en los largos años de Nazaret, y finalmente al pie de la cruz.
          Esposa del Espíritu Santo, quien realiza en ella el misterio de la encarnación del Verbo, cubriéndola con su sombra y haciéndola madre con su obra en las purísimas entrañas de María. Madre de la Iglesia por la virtud del Espíritu en Pentecostés, viviendo sobre ella.

Liturgia: La SANTÍSIMA TRINIDAD
                      El final del tiempo pascual ha llegado con Pentecostés, pero queda una recopilación de todos los misterios en el misterio por excelencia, que es el de la Santísima Trinidad, el misterio de UN SOLO DIOS que se expresa EN TRES PERSONAS distintas pero que son un solo y único Dios.
          Comparaciones se han hecho muchas para intentar acercarse al misterio. En realidad es un misterio de fe y la mejor explicación que cabe es CREER sin más explicaciones ni comparaciones. Dios es Padre en cuanto que en su eternidad engendra al Verbo, el Hijo. Dios es Hijo porque ese Verbo es igual al Padre, porque ese Verbo o Palabra o Pensamiento eterno (=Logos) de Dios es una realidad viva que es Persona en el seno de Dios. Ese Verbo se encarna en el tiempo, “en la plenitud de los tiempos” y toma la realidad humana y el nombre de Jesús, Salvador. El Padre y el Hijo se aman con amor eterno y ese AMOR personificado es el Espíritu Santo, igual al Padre y al Hijo. Tres personas y un solo Dios. Una infinitud que se manifiesta de tres maneras, y ninguna es mayor ni anterior a la otra. Como he dicho: no hay razonamientos que expliquen. Sólo la fe, que asiente convencidamente de que Dios es uno y trino.

          La liturgia en el ciclo B, en el que estamos, nos trae un texto del Deuteronomio (4,12-14.39-40) en el que hay toda una admiración ante Dios…, Dios que es excelso y a la vez se ha acercado a la tierra, a los hombres. No hay otro dios que lo haya hecho así. Dios se ha acercado a los hombres y les ha hablado y se les ha revelado, y se ha hecho un pueblo en medio del cual habita, con signos y prodigios, con mano fuerte y brazo poderoso. Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón que el Señor es único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra. En consecuencia, guarda sus preceptos y mandatos que te prescribe hoy para que seas feliz tú y tus hijos y tus descendientes y prolongues tus días en la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre
          La 2ª lectura es de Rom.8,14-17 y en ella se hace una directa referencia al Espíritu Santo, quien habita en nosotros y desde dentro de nosotros nos hace clamar: ABBA (=Padre), de manera que el Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo. Aparece, pues la conjunción de las tres divinas Personas en una misma acción en nosotros: que podamos llamar “Padre” a Dios y seamos coherederos con Cristo por la acción del Espíritu Santo.
          El evangelio (Mt.28,16-20) es el final de ese evangelio de Mateo, con el encargo de despedida de Jesucristo, quien envía a sus discípulos a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñando a guardar todo lo que os he enseñado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Quiere decir que el misterio de la Trinidad de Dios no se queda solamente en la mente y el corazón que asienten con fe, sino que supone una llamada fuerte al creyente para hacer lo que Dios manda. Y que esa unión de tres Personas en un solo Dios, nos está invitando al difícil arte de sentir, pensar y querer con actitud de unidad aunque seamos muchos. Aplicable a la familia, a las relaciones humas, sociales y en lo esencial de las políticas, aunque sean diferentes concepciones de la vida y de la historia.
          COMULGAMOS el Cuerpo de Cristo, la 2ª Persona de la Trinidad, pero donde está el Hijo está el Padre y el Espíritu. Y así todos los días hasta el fin del mundo.


          Que el Espíritu Santo nos inspire nuestras peticiones al Padre.

-         Porque se dé la unidad de los creyentes en Dios, dentro de la variedad, Roguemos al Señor.

-         Para que la fe en la Trinidad nos lleve a vivir de acuerdo con los proyectos y mandatos de Dios, Roguemos al Señor.

-         Para que en el mundo haya un movimiento de reconocimiento de Dios. Roguemos al Señor

-         Para que la Eucaristía nos haga conscientes de que Jesús vive en nosotros todos nuestros días, Roguemos al Señor


Que el Espíritu Santo que nos hace sentirte “Padre”, impulse en nosotros la actitud de hijos obedientes a tu voluntad.
          A ello nos conduzca Cristo nuestro Señor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

sábado, 26 de mayo de 2018

26 mayo: Ser como niños


AVE MARÍA PURÍSIMA
          Un saludo frecuente entre la gente piadosa. Una confesión de fe en la inmaculada concepción de la Virgen María y su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto. La mujer purísima en todo instante de su vida.
          Las gentes piadosas se saludan con esa palabra y con ella honran a María Santísima en uno de sus privilegios notables, que vienen a ser el marco de su Maternidad divina. Porque “Madre de Dios”, en ningún segundo de su existencia estuvo en roce con el pecado. Porque “purísima” no sólo es referencia a la virginidad sino a su realidad de enemistad total con el mal, con el pecado, con el demonio, que no pudo jamás inficionarla. Es muy bella la descripción de Apocalipsis 12, en la que queda patente la defensa que Dios hace de María frente a la tentativa diabólica de mancharla con su baba.

Liturgia:
                      Nuevas recomendaciones de Santiago (5,13-20). La primera se considera la alusión a lo que sería el Sacramento de la Unción de los enfermos. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo. Y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo curará, y si ha cometido pecado, lo perdonará.
          Luego pasa a una recomendación que no es sacramental: “confesaos unos a otros”. Es una manifestación humilde de las propias culpas que se hace ante miembros de la comunidad, no como equivalente al sacramento sino como expansión del espíritu y liberación del peso psicológico del pecado. Comunicar la propia situación es ya un modo de liberarse. Eso lo tenemos visto en la vida diaria: la gente necesita expresarse, ser escuchada. De ahí el éxito que tienen los psicólogos cuando la gente ha perdido la gran solución de acudir al confesor.
          Mucho puede hacer la oracion del justo, es otra de las afirmaciones del apóstol. Para concluir con la necesidad de la corrección fraterna, porque si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío, se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

          El evangelio de Marcos nos presenta a Jesús acogiendo a unos niños que le han presentado (10,13-16). De una parte los discípulos intentan impedirlo para que no molesten al Maestro. A la otra parte es Jesús quien quiere que dejen a los niños acercarse a él.
          No perdamos de vista el contexto: ayer los apóstoles se admiraban de la exigencia de Jesús con los casados, a los que tiene Jesús que expresar como “adúlteros” si dejan a su cónyuge y se casan con tercera persona. Y en ese contexto, Jesús ahora quiere que dejen a los niños acercarse a él porque de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro: el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. ¿Entendemos ahora mejor esta preferencia por los que son como niños, supuesto el contexto en que está situado este hecho?
          Diremos que el mundo de hoy no entiende el lenguaje de Cristo. Es de temer que ya no lo entienden ni aquellos católicos que se han encontrado con el problema del divorcio en sus propias carnes o en alguien de la familia. Es de temer que el criterio que reina en la sociedad sin principios ni valores y que da todo por bueno, esté acabando de inficionar a los mismos creyentes, que ya se tambalean en sus criterios de siempre, afectados por el modo del mundo y los pensamientos del mundo. Han perdido la “inocencia del niño”, ya no son “como niños en la aceptación del Reino de Dios”. He ahí por qué está situado este tema a renglón seguido del que tuvimos ayer. La fe que se nos pide es la fe ciega que acoge, acepta y aplica los criterios de Cristo por encima de toda la avalancha de pensamientos mundanos que reptan en una sociedad que desprecia todo valor objetivo y sólo se rige por su apetencia placentera del gozo inmediato y la vida hecha de mantequilla para aceptar todo lo que sea más fácil. Se nos pide la “fe del niño”, la fe que acepta a ciegas, aunque en el niño sólo vaya aún en plano de su fe “en los mayores”.
          Jesús los abrazaba y los bendecía porque encontraba en ellos esa alma virgen que deja esculpir en su vida –en el caso que Jesús está tratando- todo lo bueno de la confianza total en la palabra que se les siembra.

viernes, 25 de mayo de 2018

25 mayo: ¿Es lícito divorciarse?


MARÍA AUXILIADORA
cuya fiesta correspondía a ayer, pero quedó en segundo plano al celebrarse la fiesta litúrgica de rango superior de JESUCRISTO SACERDOTE.
          El recuerdo de MARÍA AUXILIADORA tiene una gran acogida en diversas congregaciones y asociaciones cristianas, siendo un elemento importante en la formación de los colegios de los Salesianos. Pero esa devoción se extiende mucho más todavía y centra una parte de la devoción mariana de otras facciones cristianas.
          Su título es ya sugestivo porque todos estamos necesitados de un auxilio superior, y que en este caso es además un auxilio maternal, con todo lo que eso conlleva de ternura, delicadeza e instinto.
          Acojámonos a su auxilio y misericordia y sintámonos hijos privilegiados por su recuerdo, y exigidos desde el fondo de nuestra alma a ofrecer a la Madre nuestros detalles filiales.

Liturgia:
                      Sigue Santiago con sus consejos sencillos y muy válidos. En 5,9-12 empieza advirtiendo contra el vicio de la murmuración o crítica…, contra la mala costumbre de quejarse unos de otros, y dice que se evite tal cosa para que no seamos juzgados nosotros por el juez que está a la puerta. ¿Se refiere a Jesús? ¿O quiere decir que el que juzga a otro ya se ha sentenciado a sí mismo? Porque el que se queja de otros, encontraría la misma moneda en esos otros que “están a la puerta” y lo pueden juzgar a él. Y el que juzgó primero se encuentra enredado en su misma queja o crítica. ¡Se define a sí mismo!
          Recurre a la paciencia de Job para enseñarnos a ser compasivos y misericordiosos.
          Y acaba con otra advertencia: ¡NO JURAR! Jurar suele ser el problema del mentiroso, que como no se puede fiar uno de él, o bien se le pide que jure o bien él echa mano del juramento para hacerse creer. Santiago nos dice abiertamente que no debemos jurar nunca, y que al que es persona formal, le basta el cuando es “sí” o el No cuando es no. Y todo lo que se pase de ahí, dice el apóstol, puede ser juzgado…, puede considerarse una salida de tono. Y es que el verdadero juramento es apoyarse en Dios y la veracidad de Dios. Y frente a eso hay algo tan claro como no tomarás en vano el nombre de Dios.

          El evangelio es de una actualidad pasmosa: ¿Es lícito a alguien divorciarse de su pareja? Los fariseos le plantearon esa pregunta a Jesús. (Mc.10,1-12). Y Jesús responde muy claramente, como pocas veces: quien se divorcia y se casa con otro u otra, comete adulterio. La razón es muy simple: el matrimonio es una conjunción de hombre y mujer que por amor se comprometen a vivir esa vida conjunta y crecer en ella. De tal manera unidos que ya no son dos como dos partes aisladas sino una unidad absoluta. Y lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
          Los apóstoles se quedaron impactados, como correspondería que quedasen impactados los matrimonios actuales. Y le presentaron a Jesús la dificultad extrema de lo que él había planteado. Y Jesús no se echó atrás ni un ápice: el divorciado o divorciada que se casa con otra u otro, comete adulterio. Así de llano. Y Jesús lo ratifica con que así fue el principio, así fue lo que surgió del proyecto de Dios.
          Los fariseos objetan que Moisés concedió dar el varón a la mujer el acta de repudio. A lo que Jesús responde que fue por razón de la terquedad de un pueblo que había perdido el sentido de la institución matrimonial.

          ¿Qué planteamientos de fondo traen muchas parejas? ¿Realmente tienen asumida esa permanencia en su unión? ¿Traen ya en la recámara la “salida” preparada para romper la relación en el momento que se les presente la dificultad? Evidentemente ahí falla el concepto del amor. Y ahí falla la autenticidad de esa unión. El matrimonio es nulo. Así de simple.
          Y admitido ese punto, lo que habría que tener es la valentía y la honradez de plantear esa declaración de nulidad de lo que no fue matrimonio en ningún momento. Lo que no vale es la ruptura de la convivencia con una o con uno y a renglón seguido repetir la misma secuencia con nuevas parejas ya ilícitas por estar vigente el vínculo sacramental. Naturalmente he hablado suponiendo el matrimonio sacramental, que es el que se encierra en el discurso de Jesús.

jueves, 24 de mayo de 2018

24 mayo: Jesucristo Sacerdote


Ntra. Sra del CAMINO (de la ESTRADA)
          Celebran hoy los jesuitas el recuerdo de la Virgen de la Estrada, advocación muy querida por San Ignacio y los primeros compañeros, imagen que se venera en la Iglesia del Gesú, de Roma, en un cuadro que ya se veneraba antes en una capillita junto al Capitolio, al pie del camino.
          La Virgen como “camino”, como paso necesario para llegar a Jesús. Como camino que ella recorre en su vida y nos deja un modelo de caminar en la presencia de Dios. Jesús dijo de sí: “Yo soy el camino”. María nos puede también afirmar que ella conduce al camino que es Cristo, y que para llegar a él hay que pasar por ella, que sin desviarnos en nada nos va a poner en la vía que lleva a los hombres a la vida.

Liturgia:
                      La liturgia de hoy celebra como fiesta a JESUCRISTO COMO SUMO Y ETERNO SACERDOTE. Es la fiesta de exaltación del sacerdocio, centrada en la persona de Jesús, el creador del nuevo sacerdocio del Nuevo Testamento, encarnado en él, primeramente, y participado luego por cada sacerdote que tenemos la dicha de haber sido llamados a ejercer ese excelso ministerio. La ORACIÓN de la Misa pide para los sacerdotes a los que Él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido.
La lectura 1ª (preferible entre las posibles) está tomada de la carta a los hebreos (16,12-23): Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
            La contraposición con los sacerdotes del Antiguo Testamento era que –siendo ellos también pecadores- tenían que repetir los sacrificios, numéricamente distintos, en su intercesión por el pueblo. No así Jesucristo, quien ha ofrecido la ofrenda de sí mismo de una vez para siempre. Los sacerdotes no ofrecen otra víctima ni otro sacrificio sino que reviven y actualizan el único sacrificio de Cristo.
Y la consecuencia es que «no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes». Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados. Y por tanto, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.

          El evangelio de Lucas (22,14-20) es la narración que nos hace este evangelista del momento de la institución de la Eucaristía y la constitución de los apóstoles como sacerdotes primeros, que comienzan la fila de los otros sacerdotes que irán siendo consagrados por las manos de los Obispos, sin que se corte la trasmisión a través de los siglos. Jesús manifiesta su ansia con la que ha deseado comer esa Pascua con sus apóstoles antes de padecer. Es el momento de dejarles el Testamento de su última voluntad: “antes de padecer”. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: —«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; HACED ESTO EN MEMORIA MÍA». Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: —«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros». No sólo daba su Cuerpo bajo la apariencia de pan y su Sangre bajo la apariencia de vino sino que encargaba a sus apóstoles hacer esto en memoria mía, con lo que los constituía sacerdotes que habían de continuar aquel gesto y realizar aquel milagro en el transcurso de los siglos, que perpetúa el Sacerdocio de Jesucristo.
          Es la fiesta que hoy celebramos.
          Hay otras posibles lecturas en la liturgia de hoy en el nuevo leccionario, que sitúa el evangelio en el texto de San Marcos, que es el evangelista del ciclo actual. Diversos caminos para llegar a la misma celebración: JESUCRISTO, HIJO ÚNICO DE DIOS, ES EL SUMO Y ETERNO SACERDOTE DE LA NUEVA ALIANZA.

miércoles, 23 de mayo de 2018

23 mayo: Sumar y no restar


ESTRELLA DE LA MAÑANA
          Es el foco que orienta a los navegantes. La luz que sirve de brújula a los que van buscando el puerto. Luz orientadora que da confianza a los que pasaron la noche sin certeza de navegar en la dirección adecuada. El Lucero de la mañana con su brillante luz en el horizonte, que ya anuncia la llegada del Sol.
          María es invocada con esa advocación en las letanías y nos está expresando que tenemos que mirar a María para no errar nuestro camino. En medio de la tormenta y de la tempestad de la vida, cuando todo parece oscurecerse, la luz de María nos abre el horizonte de la salvación. Y nos encamina hacia el Sol de Justicia, hacia el día sin ocaso, que es Cristo el Señor.

Liturgia:
                      Santiago vuelve a ponernos ante un detalle de la vida diaria, y que hoy día se ha ido perdiendo en muchas personas, y por supuesto en lo público. Nos echa en cara (4,13-17) que hagamos planes como si estuvieran en nuestras manos y como si el futuro estuviera en nuestras posibilidades. Dice Santiago que a la gente le ha dado por decir: Mañana o pasado iremos…, pasaremos…, cuando nadie sabe lo que va a poder ser “mañana”. Y advierte que nuestro lenguaje ha de ser: Si Dios quiere y vivimos…. O como se usa en el lenguaje ordinario: Iremos Dios mediante
          Lo contrario lo ve el apóstol como fanfarronería y jactancia, que son mala cosa.
          Y no es que dejemos de planificar, pues el que puede hacer el bien, debe hacerlo. Pero en el horizonte de lo futuro, siempre hay que contar con que sea acorde con la voluntad de Dios: Si Dios quiere.

          Mc 9,17-19 es el caso de Juan apóstol, que ha visto a uno echar demonios en nombre de Jesús y lo ha llevado a mal. Muy pagado de su situación de discípulo de Jesús, no soporta que haya alguien que sin ser del grupo, pueda hacer las obras propias de Jesús. Es la mirada miope del que quiere reducir hacer el bien a un grupo de doce personas y a Jesús como capitaneando al grupo cerrado. Y Juan tan no lo soporta que se ha atrevido a intentar impedírselo a aquel que echaba demonios en nombre de Jesús. Es decir: tenía todo a su favor: actuaba bajo el nombre, el poder y la fuerza de Jesús, y echaba demonios con la autoridad de Jesús. Al parecer de Juan le faltaba un detalle: que “no era de nuestro grupo” Y en función de ello, pretende impedirlo, y hasta viene eufórico a contárselo a Jesús como quien ha hecho una proeza.
          Jesús no es de corazón chico y no tiene esas limitaciones, y responde a Juan, y en definitiva a los Doce: No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a favor nuestro
          Es una lección que da Jesús para siempre. No podemos vivir encerrados en “nuestro grupo”. En absoluto no es mejor “mi grupo”, aunque para mí pueda ser lo mejor. Pero en el conjunto, “mi grupo” no es exclusivo como si todo lo mejor estuviera ahí, en contraposición con los otros grupos. Yo podré defenderlo como “lo mejor para mí”…, el que puede ser una “vocación personal” donde yo me desarrollo mejor en mi personalidad.
          Pero al mismo tiempo debo tener una acogida, un respeto y una admiración por los otros grupos. Por supuesto por los otros grupos cristianos. Pero no sólo. También en los otros grupos que no tengan su connotación religiosa hay una parte de verdad. Y la verdad, el bien, la belleza, estén donde estén y provengan de donde provengan, tienen un reflejo de Dios y pueden ser acogidas. Lo importante es saber recibir la verdad en donde esté y no encerrarse uno en su propio modo de pensar.
          Y esto no se limita al tema religioso. ¿Qué sería de la vida pública de nuestra nación si hubiera otra acogida de las cosas buenas aunque puedan venir de otro pensamiento y grupo político? Si en vez de andar a la gresca, negándose el pan y la sal unos a otros, se pusieran a remar juntos en la misma dirección, toda la ciudadanía saldría beneficiada porque sería sumar fuerzas en vez de estarse tirando siempre las acusaciones a la cabeza. Casi todas las cosas tienen varias caras. Si en vez de acentuar lo que desune, se acogiera la verdad que hay en cada propuesta, entonces habría verdadero diálogo y hasta verdadera democracia. Y verdadera intención de actuar para el bien común.

martes, 22 de mayo de 2018

22 mayo: Ser como niños


CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA
          La alegría es un don de Dios. Dios es alegre. La unión a Dios hace personas alegres. María es alegre y es fuente de alegría. El saludo del ángel que la llama “Agraciada” expresa una mujer que rezuma gracia y sencillez. Y no podía ser menos porque la elección que Dios hace de ella era ya suficiente para rebosar de gozo, para que su sonrisa se expandiera y dentro de su corazón brillaran sus sentimientos de alegría. Me llamarán feliz todas las generaciones. Y es que verdaderamente María era una muchacha feliz. Fue una mujer feliz. Su labor de Nazaret, sabiéndose madre de aquella familia, con su misión de llevar adelante al Niño –el Hijo del Altísimo-, ya eran motivos suficientes para que su alegría fuera completa. La Virgen de la mañana de resurrección fue la explosión más profunda de su alegría. Y nos quiere hijos alegres por encima de toda realidad.

Liturgia:
                      Después de leer la 1ª lectura (de Santiago 4,1-10) tengo la tentación de dejar el texto tal cual, porque es tan evidente que bien vale la pena presentarlo y dejar que se piense despacio.
          Dice así: ¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros? Ambicionáis y no tenéis, asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada; lucháis y os hacéis la guerra y no obtenéis porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer a vuestras pasiones.
¡Adúlteros! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, si alguno quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.
¿O es que pensáis que la Escritura dice en vano: «El espíritu que habita en nosotros inclina a la envidia»? Pero la gracia que concede es todavía mayor; por eso dice: «Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes».
Por tanto, sed humildes ante Dios, pero resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Lavaos las manos, pecadores; purificad el corazón, los inconstantes. Lamentad vuestra miseria, haced duelo y llorad; que vuestra risa se convierta en duelo y vuestra alegría en aflicción. Humillaos ante el Señor y él os ensalzará.

El evangelio es de Marcos (9,29-36). Jesús va instruyendo a sus discípulos y no hace otra actividad ni pretende ser reconocido por las gentes.  Lo que les intenta hacer comprender es, nuevamente, el mensaje de su pasión y muerte futuras: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán. Y después de su muerte, a los tres días resucitará. Y esto que estaba tan diáfano, los discípulos no lo entienden y les daba miedo preguntarle. A lo mejor es que no querían entender porque aquello no encajaba en sus pensamientos. Pensamientos que eluden la realidad y se enfrascan en discusiones absurdas de quién de ellos era el más importante. Parece como que escondiendo la verdad no va a ocurrir.
Y Jesús, llegados a casa, les pregunta de qué discutían por el camino, a lo que ellos no saben contestar, no quieren contestar. Y Jesús, que es más lince que ellos, les sale al paso con la respuesta que necesitan: Se sienta, los llama, y les dice: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Jesús les ha ido a la mano. Ellos no quieren decir de qué han discutido pero Jesús les habla de lo que es  el verdadero orden de importancia: el del servicio al otro. Y pasando de las palabras a la “parábola en acción”…: tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
          El niño le es el símbolo de la inocencia, de ir en verdad, de no andar en secretos, en no ir con recovecos… Y lo pone en medio y se lo presenta a ellos para que tomen pie de esa actitud para acoger la verdad de Jesús y para que salgan de sus pensamientos.
          Es que acoger al niño –las características del niño-, es acoger a Jesús mismo, y acoger a Jesús es acoger al mismo Padre del Cielo. que envió a Jesús.

lunes, 21 de mayo de 2018

21 mayo: Una fiesta de María


MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA
          El Papa ha querido que el lunes de Pentecostés se celebre en la Iglesia la memoria litúrgica de MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA, llevando así a la liturgia celebrativa la decisión que ya viene desde el Concilio Vaticano II, en el que Pablo VI proclamó a María, Madre y Tipo de la Iglesia.
          Su vinculación a Pentecostés queda ya explicada en el mismo texto que exponíamos ayer: El Espíritu Santo viniendo sobre María y los apóstoles unidos en oración en el día de Pentecostés, repetía aquel momento de la encarnación cuando el Espíritu cubrió con su sombra a María y ella concibió a Jesús. Ahora Cristo es “nuevamente encarnado” en la realidad de la Iglesia, la prolongación de Jesús en la vida de los hombres.

Liturgia:
                      Entramos en la 7ª semana del Tiempo Ordinario, que ya nos durará hasta noviembre, aunque salpicado de fechas solemnes.
          La 1ª lectura está tomada de la carta de Santiago (1,13-18). Y se pregunta el apóstol: ¿Quién de vosotros es sabio y experto? Puede ser que alguno levante la mano pretendiendo serlo. Santiago, que escribe una carta con los pies en el suelo, responde: Que muestre sus obras como fruto de la buena conducta, con la delicadeza propia de la sabiduría. Sin las obras que demuestren esa sabiduría, no hay nada que hacer.
Pone a continuación el contrapunto para que nadie se llame a engaño: Pero si en vuestro corazón tenéis envidia amarga y la rivalidad, no presumáis, mintiendo contra la verdad. Porque, sigue respondiéndose el autor: Esa no es la sabiduría que baja de lo alto, sino la terrena, animal y diabólica. Pues donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencia y toda tipo de malas acciones.
No cabe duda que nos ha ayudado mucho para echar una mirada sobre nosotros mismos, para examinar los defectos de nuestro egoísmo, y para que nos sinceremos con nuestra conciencia.
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz. Es el mismo examen de conciencia pero mirando desde lo positivo. Nos queda que entrar en el fondo de nosotros para dilucidar nuestra actitud…, nuestra sabiduría, y poder responder a la primera pregunta: ¿Quién de vosotros es sabio y experto?

El Evangelio es de San Marcos (9,13-28) como corresponde al ciclo B en el que estamos. Sucede el episodio a renglón seguido de la transfiguración: cuando Jesús hubo bajado del monte. Allá en el llano observa que hay discusión en la que están implicados los 9 apóstoles que no han subido al Tabor. Se trata del padre de un epiléptico que ha pretendido que los tales apóstoles curaran al hijo enfermo, en ese tipo de enfermedades que atribuían al demonio. Y los discípulos no han podido hacer nada.
Jesús se acerca, dialoga con el padre mientras el hijo está en uno de sus ataques y convulsiones: ¿Desde cuándo le ocurre esto? A lo que el padre responde que desde niño, con episodios peligrosos en que el hijo ha caído en el agua y en el fuego…, allí donde le ha cogido el ataque. Y con el alma en la mano y la sencillez en sus palabras, dice el padre a Jesús: Si puedes algo, ten lástima de nosotros. No era todavía la fe que Jesús necesitaba para actuar, y le devuelve la pregunta al padre: ¿Si puedes? Todo es posible al que cree. El tema no era el poder de Jesús sino la fe de aquel padre.
Y el padre responde humildemente: Tengo fe. Pero dudo. Ayúdame.
Jesús ve que la gente se arremolina y utilizando el modo de pensar de la gente, y la del mismo padre, increpa al “espíritu” para que libere a aquel muchacho, y nunca más vuelva a entrar en él.
Se produce una última fase del ataque, una tremenda sacudida que hace creer que el muchacho ha muerto. Jesús lo toma de la mano y lo levanta. Y el que estaba enfermo, se puso en pie.
No se habían quedado conformes los discípulos, y preguntaron: Por qué nosotros no pudimos curarlo? A lo que Jesús responde que hay un género de demonios que sólo se expulsan con oración. Algunos códices añaden que también con ayuno. Aceptemos que para vencer determinadas tentaciones, hace falta privarse (ayunar) de cosas. Algo muy necesario de tener en cuenta en los momentos actuales.