sábado, 30 de junio de 2018


Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra
          Culminamos el MES DEL SAGRADO CORAZÓN y lo hacemos con esta invocación de las letanías. Nos abre hacia ese destino al que somos abocados quienes vivimos el amor al Corazón de Jesús que, remedando la expresión de Pablo, hemos corrido nuestra carrera, hemos mantenido la fe en el Corazón de Jesús, y hemos centrado nuestra espiritualidad en Jesucristo, ese Corazón que tanto ha amado a los hombres, y al que queremos corresponder con respuesta de amor.
          Eso lleva consigo la esperanza en el final de nuestra vida. Final que, sin embargo, es comienzo de verdadera y definitiva vida, que se adquiere tras nuestra resurrección. Los que nos hemos apegado al Corazón de Jesús, esperamos sin duda ese abrazo eterno que expresa la resurrección, la vida perenne que viviremos con él. Sentiremos el ardor de su Corazón abierto, que nos acoge y nos abraza y hace de ello una eternidad nuestra infinitamente feliz.

Liturgia:
                      En Mt.8,5-17 hallamos dos sucesos con dos actuaciones salvíficas de Jesús. Jesús entra en Cafarnaúm y lo primero que se encuentra es a un centurión romano que se acerca a él y viene a suplicarle por un criado que está enfermo, paralítico, y sufre mucho. Y Jesús, sin dudarlo, toma la iniciativa de ir a la casa a curarlo.
          Lo sorpresivo es que aquel centurión, que no es judío, pero que ha oído hablar de Jesús como hombre que hace maravillas con los enfermos, le objeta a Jesús que él no es nadie importante para que Jesús vaya a su casa, y que basta que lo diga de palabra y el criado quedará sano.
          Jesús se quedó admirado. La verdad es que no había visto en Israel una fe tan grande, y que le llama la atención que vengan de fuera las personas con esa fe tan grande.  Y levanta su voz y lo pronuncia ante los testigos del caso, y comenta que vienen de fuera los que se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob, y echarán a los ciudadanos del reino, a los que se creen con todos los derechos para ser los primeros. Había sido un centurión romano el que había tenido ese acto de fe tan fuerte, que se conforma con una palabra que diga Jesús, porque está seguro de que esa palabra tendrá toda la fuerza de una acción directa. Y lo ha razonado el centurión con su propia experiencia de mando: a él le basta mandar y sus soldados obedecen.
          Al llegar aquí no puedo menos que hacer una reflexión sobre esa oración del centurión que la liturgia ha acogido como inmediata preparación a la Comunión. Una oración que me temo se recita de rutina por muchos fieles, a juzgar por el modo en que se hace, que más bien atropella la oración y el sentido intimista de esas palabras,  que el hecho de estar suplicando humildemente a Dios.  A lo mejor diría Jesús que no se está rezando con toda la fe de quien habla a Jesús y le dice con el corazón que no soy quién para que entres bajo mi techo
          A la vez se me ocurre otra idea: no queremos decirle a Jesús, como el centurión, que no somos dignos y por tanto que no venga a “nuestra casa”. Muy al contrario, aun reconociéndonos indignos, necesitamos de esa palabra de Jesús que nos purifique. Y que venga a nosotros. No queremos renunciar a su venida.
          Y bien sea esa “parálisis” que nos hace sufrir mucho…, o sea la fiebre de la suegra de Simón (que también recoge el evangelio de hoy), lo que necesitamos siempre es que Jesús se nos haga presente y nos tome de la mano y nos haga salir de nuestra “gripe” y nos pongamos a continuación a servir a Jesús como aquella mujer.
          La narración concluye con la actuación de Jesús, a la caída de la tarde (cuando ya ha acabado el sábado) con aquellas gentes que se le han venido a las puertas, trayendo a sus enfermos, y ansiosas de ver a Jesús y escuchar su enseñanza. Nueva lección de este día, que es el ansia de encontrarse con Jesús y estar ahí con “nuestra enfermedad” para que Jesús pase junto a nosotros y nos vaya imponiendo sus manos y nos vaya liberando de tales “enfermedades”. Y poner atención a su palabra con la que ensancha el alma y nos marca la pauta de lo que debemos vivir.

viernes, 29 de junio de 2018

29 junio: Gran fiesta


Corazón de Jesús traspasado por una lanza
          Una de las invocaciones más reales. Porque es un hecho que la lanza del soldado atravesó el Corazón de Jesucristo. La salida de sangre y agua de que nos habla el evangelio de San Juan, es la demostración científica de que la lanza había roto el corazón y se producía la salida del suero del pericardio, el agua que brotó al punto, como nos lo atestigua el evangelista, que se define como testigo directo: el que lo vio, da testimonio y su testimonio es verdadero; él sabe que dice verdad.
          La acción del soldado es material. Profana al cadáver de Jesús. Pero hay algo que es mucho más denso que la acción material del soldado: es el misterio del Corazón abierto, y qué fuerza movió aquella lanza. Fue la fuerza del pecado del mundo, por una parte; y la fuerza del amor de Dios que quiso que quedara patente que Jesús volcaba sobre la humanidad lo más profundo de su vida y de su muerte, para la salvación de muchos.

Liturgia: Santos PEDRO y PABLO
                      Celebra la Iglesia en fiesta conjunta a los dos apóstoles más señalados en la era que se abre a la muerte de Cristo, de modo que casi copan en su totalidad el libro de los Hechos de los Apóstoles. De ese libro está tomada la 1ª lectura (12,1-11) y en ella leemos la liberación milagrosa de Pedro, que estaba en la cárcel por orden de Herodes, de quien no se podía esperar nada bueno, pues ya había mandado decapitar a Santiago, el hermano de Juan. Y al ver que eso agradaba a los judíos, mandó detener también a Pedro, con la intención de matarlo cuando pasasen las fiestas de la Pascua.
          Dieciséis soldados tenía asignados para su custodia mientras la Iglesia oraba por él. Dios envía a su ángel la víspera del día señalado para su ejecución, que lo despierta y le manda seguirlo: Date prisa, levántate. Ponte el cinturón y las sandalias.
          Pedro creyó que era una visión y no una realidad, pero el hecho es que atravesaron los diferentes puestos de guardia hasta llegar al portón que daba a la calle, que se abrió solo. Y Pedro quedó en la calle abierta, y el ángel desapareció. Pedro ve entonces que era una realidad y que había sido liberado de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.
          La 2ª lectura está dedicada a Pablo y es como una autobiografía breve. En 2Tim.4,6-8.17-18 nos dice de sí el Apóstol que se ve ya a punto de ser sacrificado y que el momento de su partida es inminente. Ante esa perspectiva Pablo hace un recorrido de su vida: He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Por tanto lo que ahora me aguarda es la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día.
          Lo que ha sido su vida queda marcado en los versículos siguientes: El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. El Señor me llevará a su reino del Cielo.
          Concluye la liturgia de la fiesta con el texto ya clásico y definitivo de la promesa del primado a Pedro: Mt.16,13-19, tras la confesión que hace sobre Jesús: Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. A lo que Jesús responde con otra identificación de Simón: Tu eres Simón, el hijo de Jonás; bendito tú porque eso que has dicho no es lo que se palpa por la carne y huesos, sino porque te lo ha revelado mi Padre que está en el Cielo. Lo que podía ver y palpar Simón era al Hombre Jesús. Lo que el Padre le revela es que es el Hijo de Dios vivo.
          Por eso, yo, a mi vez, te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Le ha cambiado el nombre de “Simón” por el de “Piedra” (=Pedro, Roca) que es la misión que este apóstol ha de llevar adelante.
          Y para ello, Jesús le da plenos poderes: Te daré las llaves del Reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. El poder de atar-desatar expresa todo lo que hay por medio, y por tanto los poderes absolutos que son los mismos poderes de Jesús sobre la obra de la Iglesia. Jesús marchará de esta tierra pero su presencia se hará continuada y patente en Pedro. Y no en “Simón Pedro” personal sino en la nueva figura de PEDRO que se prolongará por los siglos mientras el mundo sea mundo.

jueves, 28 de junio de 2018

28 junio: La casa sobre roca


Corazón de Jesús obediente hasta la muerte
          En la carta de Pablo a los fieles de Filipos, en ese himno inmenso cristológico, se afirma claramente que Jesús fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Por consiguiente esta invocación de las letanías del Sagrado Corazón es revelada y hace una afirmación de gran sentido teológico. El Corazón de Jesús, que es Jesús mismo, vive la obediencia absoluta a los misteriosos planes de Dios, obedeciendo hasta el extremo de la muerte. Un plan de Dios por el que la muerte del Hijo iba a ser el precio de la redención del género humano. ¿Tuvo Dios otra salida? Por supuesto que sí. Pero usó la salida del máximo amor por la que ponía en un platillo de la balanza los pecados de la humanidad –ofensa a Dios-, y en el otro platillo la redención por la sangre y vida de su propio Hijo –precio de valor infinito-. Y el Hijo fue a la cruz y nosotros salvados de nuestro particular infierno.

Liturgia:
                      Mt.7,21-29 concluye el sermón del Monte que empezó con las Bienaventuranzas, y nos ha ido dejando una estela de enseñanzas concretas que definen el estilo del seguidor de Jesús. Ayer advertía Jesús sobre los falsos profetas, que se conocen por sus obras. Hoy lo hace de forma muy concreta avisando que no todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el reino. Hay mucho falso profeta. Muchas apariencias de fidelidad o de querer suavizar los términos. O como dice aquí, de invocar al Señor y quedarse en esa superficialidad. Jesús completa esa palabra con una conclusión muy clara: el reino de los cielos es para quien cumple la voluntad del Padre que está en los Cielos.
          Vendrán de muchas partes a pretender congratularse con Jesús: ¿No hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios y hecho muchos milagros? Dice Jesús a esas apariencias de “los buenos” (que no fueron fieles a la Palabra de Dios): Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados. Y es que el falso profeta de las apariencias, de la piel de oveja, es mucho más peligroso que el enemigo abierto al que se le ve venir. Del enemigo se puede uno poner a cubierto. Del falso profeta, no. Por eso: Alejaos de mí.
          Y entra en la parábola, en la que Jesús expresaba tan bien sus propios sentimientos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece al que construye su casa sobre roca: cayó la lluvia, soplaron los vientos, y descargaron contra la casa. Pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
          Es una descripción admirable. El que escucha la palabra de Dios y la guarda en su corazón, y procede de acuerdo con ella, y no se deja tambalear por los elementos, es persona asentada sobre Cristo, que es la Roca. Y ya pueden venir los ríos desbordados de las ideas falsas…, los huracanes que remueven las ideas, que sobre todos ellos se mantienen incólumes las ideas y se defienden contra viento y marea los criterios. El cimiento que se ha echado en Cristo, en la Palabra de Dios escuchada y vivida, es más fuerte que todos los embates que llegan desde fuera.
          Y poniendo negro sobre blanco para resaltar la idea, explica las consecuencias de la casa construida sobre arena. Se salen los ríos y soplan los vientos, y arruinan la casa totalmente, porque no tenía cimientos. Es lo que tiene quien vive al aire de la última moda, de la última palabra que le llega, del último gusto, del último goce. No hay criterio, no se está por la negación de las comodidades y gustos…, y el resultado es el de una carencia de personalidad y de raíces.
          La arena varía de forma y posición según los vientos. Las dunas son variables y adquieren figuras caprichosas. Hoy son de una manera y mañana son de otra. No tienen consistencia. Hoy día es muy fácil de encontrar estas situaciones. Yo relato la anécdota de aquel muchacho que me vino un lunes a pedirme cambiar una práctica religiosa, que podía cambiarse sin ninguna trascendencia. Y cuando el miércoles le pregunté por qué otra forma podría cambiarse, me respondió que: “aquello que dijo era verdad el lunes”. El miércoles ya no valía. Pura arena sin consistencia.
          Por el contrario el que se asienta sobre la Palabra de Dios, sobre las verdades incuestionables, sobre criterios fuertes y rectos, ese mantiene hoy y mañana la misma actitud y la misma decisión.
          Y concluye el texto afirmando la admiración de las gentes por Jesús y por su enseñanza, porque enseñaba con autoridad y no como los doctores de la ley.

miércoles, 27 de junio de 2018

27 junio: Por sus frutos los conoceréis


Corazón de Jesús despedazado por nuestros delitos
          La formulación es muy fuerte y posiblemente no admitida en términos teológicos. Pero responde a una historia, la historia de la Pasión, en la que Jesús fue maltratado y torturado hasta el tormento inhumano de la cruz. Y por si faltaba algo, traspasado finalmente por la lanza del soldado. El Corazón de Jesús es JESÚS. Podemos fijarnos en esa plena realidad humana en la que los azotes desgarraron su cuerpo y las espinas traspasaron sus sienes, y los clavos atravesaron sus brazos y sus pies. No se puede decir con exactitud de vocabulario que Jesús “fue despedazado”, pero lo demás es un hecho histórico.
          ¿Razón de toda esa carnicería? –Teológicamente la redención. Y la redención era el pago que Jesús hacía por nuestros pecados. Por eso se puede decir con toda verdad que fueron nuestros delitos los que causaron aquella tragedia en Jesús. Mucho padeció físicamente Jesús, pero mucho más en sus sentimientos, en su Corazón.

Liturgia:
                      Otra advertencia de Jesús a los oyentes del Sermón del Monte, y con mucha fuerza a sus propios discípulos. Mt.7,15-20. Se trata de tener mucho cuidado con los falsos profetas, que se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Dice Jesús que se les conoce por sus frutos, lo que implica la prudencia de quienes escuchan a determinados mensajeros, para no caer en la trampa de la verdad a medias, de las palabras ambiguas…, de las mentiras adobadas que atraen a primera vista pero que con pleno poder hay que rechazar.
          Hoy surgen muchos falsos profetas que, cambiando el nombre a las cosas, nos acaban metiendo embolados carentes de espíritu evangélico e incluso frecuentemente contra ese espíritu. No podemos prestarles atención, no podemos concederles cuartelillo. Tenemos que situarnos claramente en contra porque son falsos profetas que vienen vestidos con piel de oveja pero en el fondo son lobos rapaces. Pongámosles el filtro de la Palabra de Dios, de la puerta estrecha, de la abnegación, de la pureza de costumbres, y en definitiva, de las bienaventuranzas, y no nos dejemos rebajar a las dulcificaciones de la vida que crean espíritus blandos sin consistencia para afrontar la reciedumbre de Jesucristo.
          Con su facilidad de transportar a la parábola las enseñanzas que quiere trasmitirnos, pregunta Jesús si se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos… Es evidente que no. Que cada árbol da el fruto que le corresponde por su naturaleza. El árbol se conoce por su fruto. E incluso dentro de los árboles de la misma especie, los hay buenos y malos. El árbol bueno da frutos buenos. El árbol dañado da frutos malos. De ahí que se catalogan los árboles por el fruto que producen.
          El profeta verdadero, el que habla en nombre de Dios y pronuncia palabra de Dios, es descubierto por la gente, que se vuelca inmediatamente sobre él. Los grandes apóstoles de nuestros tiempos, los grandes santos, son seguidos inmediatamente por las gentes sencillas, que tienen un olfato o sexto sentido para descubrir al hombre de Dios, a la mujer de Dios. Y no son profetas que halagan los sentidos, que suavizan el mensaje, que intentan atraer con suaves palabras.
          Pero ellos son recios y viven lo que predican, y se transparenta en ellos la verdad de Jesucristo. Austeros, sacrificados, desprendidos, viviendo en pobreza y sin aprovecharse de la lana de las ovejas, y eso es lo que atrae y lo que presenta pronto la nobleza del fruto. Y por ese fruto son conocidos como árboles buenos, como mensajeros de la verdad de Dios.
          Por otra parte son muy humanos, proclives a la misericordia y a la compasión. Hablan al corazón de las gentes, les llenan de esperanza al mismo tiempo que les exigen el perdón de los enemigos y les presentan un Dios que llena las almas de las criaturas porque es Dios que acoge y abraza, que sale al encuentro, que no se cansa, que tiene paciencia, aunque siempre pide a la persona el cambio interior, la concreción de propósitos para adelante, y que se echa a las espaldas el pasado de cada individuo, para no verlo más.
          El buen profeta llevará siempre a Dios, con el evangelio en la mano, y un Cristo lleno de amor que quiere, como el mismo Padre, que todos los hombres se salven y lleguen a conocer LA VERDAD.

martes, 26 de junio de 2018

26 junio: Normas de vida


Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados
          El perdón de los pecados es obra de Dios. Y Dios lo realiza a través de Jesús. Jesús paga, redime, con el precio de su propia sangre y deja clavada en la cruz la multa que merecíamos por nuestros pecados. Ya he comentado alguna vez aquel individuo que decía que le dieran un crucificado y le dejaran del Corazón de Jesús. Y el otro le respondió: ¿Y tú has visto alguna vez un crucificado sin corazón? Por tanto, sabiendo que la redención se realiza en la cruz y muerte de Jesús, ese crucificado llegó a la cruz por su gran corazón. De donde bien se puede afirmar que el Corazón de Jesús es propiciación por nuestros pecados. Jesús ofreció todo su amor, hasta la muerte, para realizar el perdón de la humanidad. Nos perdonó de todo Corazón. En su corazón divino ha hecho encerrar al pecado para llevarlo hasta la cruz y redimirlo. Y el corazón humano es la plasmación de todo ese amor.

Liturgia:
                      El evangelio de hoy es un mosaico de enseñanzas de Jesús. Mt.7,6.12-14 abarca varias afirmaciones. La primera es de enorme profundidad: No echéis lo sagrado a los perros, ni le echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán  para destrozaros. Esto tiene hoy una realidad muy fuerte. El mundo de hoy se ha hecho no sólo impermeable a lo sobrenatural sino enemigo abierto de lo religioso. No sólo prescinde de ello sino que lo ataca frontalmente. Toda esa táctica de “gestos” aparentemente inocuos de eliminar los crucifijos, de “prometer los cargos” suprimiendo los símbolos cristianos, de atacar los tiempos dedicados a las clases de religión católica, de favorecer a otras religiones…, etc., es realmente un exponente claro de aquello que Jesús pronunciaba en el sermón del Monte: ‘echar lo santo a los perros o las perlas a los cerdos’, es algo que acaban ellos pisoteando y revolviéndose contra la Iglesia con afán de destruirla. Jesús hablaba en su tiempo y en sus circunstancias. Pero el mensaje que Jesús nos dejó es perfectamente aplicable al momento actual. Es un principio general que tenemos que tener en cuenta.
          La segunda enseñanza que nos deja Jesús es: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas. Una regla de oro que habría que saber llevar a los detalles de lo cotidiano. Porque no basta con que no se haga el mal porque no queremos que a nosotros nos hagan mal, sino que el secreto está  en un detalle de gran importancia: Vivir pensando en los demás, actuar siempre contando con el que viene detrás. Esto hay que concretarlo en mil detalles de la vida diaria. Y tengo para mí que hay una ausencia muy fuerte de este principio, porque vemos que cada uno va a lo suyo: la persona mayor por su egoísmo de supervivencia, y el joven por su egoísmo de inconsciencia.
          Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. Estamos en lo mismo anterior. La “puerta ancha” es puro egoísmo. Todo para mí y para mi comodidad y placer. Todo para mí: ande yo caliente y ríase la gente. De esto, estamos infestados de mala manera. Donde varios viven juntos, es fácil comprobar esa manera de proceder. O el que vive solitario y todo lo hace girar sobre su propio gusto. Muchos entran por ese camino, dice Jesús.
          Y advierte que  es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos dan con ellos. Y sin embargo es el planteamiento cristiano. Yo diría incluso que el planteamiento de una mera urbanidad, como aquella que aprendimos los mayores y que hoy ha caído en desuso. Y sin embargo la urbanidad era una verdadera lección para formar hombres y mujeres en la verdadera extensión del término…, y disponerlos a vivir los principios cristianos de la “puerta estrecha y el camino angosto”, pero que hacía posible la convivencia placentera de los grupos de personas. Todos más felices porque todos se privaban de gustos personales, contando con el que venía detrás, con el que se convivía. Aquel rótulo que había en algunos baños: “Déjalo mejor que te lo encontraste”. Y así en todo. Y el resultado era poder estar a gusto y tener esa satisfacción de que lo mismo que yo me cuido de hacerlo bien para cuando llegue el otro, también el otro se esforzará por hacerlo bien para cuando llegue yo.
          Esto es evangelio llevado a la vida. ¡Y es evangelio…!

lunes, 25 de junio de 2018

25 junio: No juzguéis


Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad
          La fuente es algo que mana sin parar y a la que pueden acercarse todos los que desean aprovecharse de su caudal. Jesús dijo de sí mismo: Yo soy la Vida (Camino, verdad y Vida: la resurrección y la Vida). Tiene en sí la vida misma, que mana de sus entrañas como el manantial mana desde las entrañas de la tierra. Todo el que quiera participar de la vida ha de beber en esa fuente. En Cristo no hay muerte, porque aun su misma muerte vino a ser “resurrección y vida”. Todo el que sigue a Jesucristo sigue a la Vida y tendrá vida para siempre. Seguir a Jesús es la santidad: Sed santos como Yo soy santo. Bebed en su fuente el elixir de la santidad y practicad las obras que esparció por doquier el Corazón de Jesús. Imitad a Jesucristo.

Liturgia:
                      En el Sermón del Monte llega hoy Jesús al tema de los juicios que se hacen sobre otras personas y que se emiten con cierta facilidad. Mt.7,1-5 enuncia el principio: No juzguéis y no os juzgarán. Es un principio absoluto. Sencillamente no juzgar. Ver, veremos lo que hacen los otros, pero nunca podemos enjuiciar el por qué de sus acciones porque no conocemos sus razones personales y últimas.
          Lo más fácil es hacer un juicio sobre lo que vemos. Y enjuiciamos desde nuestra particular captación del hecho, y desde el baremo de lo que nosotros hubiéramos hecho en esa misma circunstancia. Sin embargo es una realidad que uno cae en sus mismos juicios y que lo que ha juzgado mal, luego lo hace él mismo y ya le parece que lo suyo está bien hecho.
          Somos muy proclives en juzgar y en consecuencia muy fáciles a emitir juicios. Y a más facilidad, más fácil también errar. Y nos advierte Jesús que al final nos van a juzgar con la misma medida con que nosotros juzgamos. Aun humanamente el que enjuicia, acaba siendo el cazador cazado porque su vicio de juzgar se acaba volviendo contra él.
          Y de alguna manera nos advierte Jesús que el defecto de criticar lo que vemos en otros, acaba volviéndose en una medida que van a tener los otros para juzgarnos a nosotros. Y sería triste que el juicio de Dios sobre nuestros actos, viniera a ser tan implacable como el que con facilidad se emite sobre los hechos del otro. Menos mal que Dios es mucho más objetivo y justo y va a usar de la medida de la corrección y de la misericordia para calibrar aquellos juicios que tan fácilmente emitimos.
          Pregunta Jesús ¿por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano y no adviertes la viga que tienes en el tuyo? Y pregunta entonces Jesús cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Déjate que te saque la mota de tu ojo’ cuando tú tienes una viga en el tuyo… Está muy comprobado cómo le gusta a Jesús exagerar las expresiones. La “viga” en el propio ojo es sencillamente un obstáculo para ver con claridad. Dicho así: “la viga”, se hace más llamativo aunque menos real porque nadie puede tener una viga en un ojo. Pero está diciendo: un obstáculo que te impide ver… ¿Cómo puede entonces decirle al hermano: “Déjate que te saque la mota de tu ojo”?
          Y Jesús llama hipócrita a ese tal y le enseña que primero se quite el obstáculo de su propio ojo, para poder ver claro, y entonces podrá ayudarle al prójimo a liberarlo de su pequeña mota.
          Generalmente el que enjuicia no advierte que cae en la ligereza de ver con su propio ojo lo que en realidad la otra persona ha hecho desde aspectos y razones muy diferentes. Y las cosas son muy diversas según el punto de mira en que uno se sitúa. Yo he hecho la prueba de enseñar una postal por el revés y comentar la belleza de la figura. Y me han dicho: Ahí no hay ninguna figura. Cierto, desde la parte de allá. Pero la postal era verdaderamente una figura llamativa desde la visión que yo tenía. Las caras de un prisma son muy diferentes según la ubicación de la persona. Y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de enjuiciar y emitir juicios, dándole al otro la posibilidad de que está viendo una cara que yo no he captado aún.
          Jesús hablaba de las cosas de la vida y las observaba con detenimiento. Estaba muy acostumbrado a ser mal enjuiciado por los fariseos y los sacerdotes y sabía muy bien que ellos no tenían la visión de todo el asunto. De ahí que le juzgaran mal y le criticaran. Podía enseñar Jesús con conocimiento de causa.

domingo, 24 de junio de 2018

24 junio: San Juan Bautista


Corazón de Jesús, rico para todos los que le invocan
          El pobre invoca la piedad del rico. El hijo acude a la seguridad que le dan sus padres. El que puede menos, el que tiene menos fuerzas, busca la ayuda y la protección del que es más poderoso.
          Pues nuestra condición de pobres criaturas, siempre necesitadas de ayuda, acudimos al poder y al amor del Corazón de Jesús, de manos abiertas para atendernos. Rico para todos los que le invocamos. Desgraciados los que no sepan o no quieran acudir a su misericordia, a su ayuda, a su riqueza de bondad y de gracia. Él está siempre abierto a atender a todo el que se llega a él. Depende de la criatura el saber acudir a quien es fuente de amor y compasión.

Liturgia: SAN JUAN BAUTISTA
                      La celebración de San Juan Bautista se antepone a la del domingo que hoy correspondería. San Juan es uno de lo santos de más importancia en el santoral cristiano porque fue el que anunció ya la llegada del Mesías y le preparó el camino.
          Es el único santo del que se celebra su nacimiento. De todos los demás se celebra su muerte porque es el momento en que nacen para el cielo. San Juan Bautista nació ya sin pecado porque fue santificado en el vientre de su madre en el momento de la llegada a la casa de Zacarías e Isabel de María, que ya llevaba en su seno a Jesús. En aquel momento Isabel fue llena del Espíritu Santo y su hijo fue santificado.

          La liturgia lo recoge en varias lecturas. La principal, el evangelio (Lc.1,57-66.80) en el que se cuenta el hecho excepcional de la imposición del nombre al niño que ha nacido. Lo normal era ponerle el nombre del padre, y así lo nombran los parientes hasta que Isabel interviene para decir que se va a llamar JUAN. No dan crédito a la mujer y le preguntan al padre, quien asevera decididamente: JUAN ES SU NOMBRE. Ni siquiera es que se va a llamar de una manera elegida por us padres, sino que trae un nombre ya dado por Dios: Juan ES su nombre. La mano de Dios estaba con él. Y ese nombre significa: “Misericordia de Dios”.

          Se ha preparado ese hecho con el texto de Isaías (49,1-6) en el que se adelante proféticamente la existencia de aquel personaje, que ya desde el seno materno había sido llamado por Dios, y que había pronunciado su nombre. Y lo destinó a ser palabra anunciadora de la salvación de Israel. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob; te hago luz de las naciones para que tu salvación alcance hasta el confín de la tierra. En realidad es una profecía mesiánica, pero que la liturgia la aplica hoy a Juan Bautista, en una exaltación del personaje.

          En el libro de los Hechos de los Apóstoles (13,22-26) Pablo habla a las gentes de David, hombre según el corazón de Dios, que tuvo a Jesús como descendiente, según lo prometido para la salvación de Israel. Pero en ese proceso interviene Juan Bautista que, antes que llegara Jesús, vino predicando un bautismo de conversión. Y que, a punto de morir, afirmó que detrás de él venía el verdadero salvador del mundo, a quien no merezco ni desatarle la correa de sus sandalias, es decir, no merezco ni ser su esclavo. Sin embargo fue elegido para ser el anunciador de la llegada del Mesías.
          Su papel está en medio de los dos testamentos, el Antiguo y el Nuevo. Es el último profeta del tiempo antiguo, y su predicación tiene mucho el estilo de los profetas, incisivo y amenazador. Y al mismo tiempo ya entra en el nuevo testamento bautizando a Jesús y dando su vida por la defensa de la verdad.

          Nuestra participación en esta Eucaristía de hoy nos pone ante la sinceridad del Bautista en su vida y penitencia, y su predicación para que se cambien actitudes para recibir dignamente a Jesús. Hoy sigue valiendo la gran personalidad de este hombre para hacernos recios en nuestra actitud de creyentes y para esperar la llegada de Jesús a nosotros.



          Con la intercesión de San Juan Bautista, pedimos hoy al Señor.

-         Que vayamos a Jesús con la fidelidad de San Juan Bautista. Roguemos al Señor

-         Que con la humildad del Bautista nos hagamos servidores de quienes nos necesiten. Roguemos al Señor.

-         Que seamos fieles a nuestros principios cristianos, hasta las últimas consecuencias. Roguemos al Señor.

-         Que nos dispongamos a participar de la Eucaristía con espíritu de sacrificio en favor de otros. Roguemos al Señor.


Que la voz de Juan Bautista nos lleve a prepararnos mejor a recibir a Jesús.
            Lo pedimos por el mismo Jesucristo N.S.

sábado, 23 de junio de 2018

23 junio: La providencia


Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia
          Jesús se sitúa ante el mundo judío y se topa con un estilo de vida y de religiosidad que está completamente enfrentado a su manera de sentir la relación con Dios. Pero no le hace frente en lo que al pueblo se refiere sino que con paciencia les va orientando hacia otra realidad, que es la del Reino de Dios. Previene de la falsa justicia de los fariseos y doctores de la ley, y enseña a sus discípulos a ir mucho más adelante en su forma de estar ante Dios. No significa que es entendido ni seguido siempre, ni por sus mismos discípulos. Jesús, que es todo Corazón, no se irrita sino que una y otra vez empieza por el principio… Es paciente y de mucha misericordia.
          Yo pienso en la mirada de hoy del Corazón de Jesús al mundo actual. Un mundo que se ha vuelto de espaldas, y hasta se ha hecho hostil a la palabra y la obra de Jesús. Más de uno pensaría pedir fuego del cielo que abrase a los enemigos. El Corazón de Jesús sigue teniendo mucha paciencia. No detesta a este mundo despistado y corrompido. Sigue mirándolo con misericordia y paciencia.

Liturgia:
                      El mensaje de Jesús hoy (Mt.6,24-34) es que busquemos el reino de Dios y su justicia (=su bondad y equilibrio) y lo demás se dará por añadidura. Por tanto no os agobiéis por el mañana, porque mañana traerá su propio problema. A cada día le bastan sus disgustos. Se trata de vivir en plenitud HOY con todo lo que hoy trae consigo, y resolver las situaciones que hoy se presentan. Ya no tiene que preocupar AYER, porque “ayer” ya ha pasado y no lo podemos modificar. Y MAÑANA  no ha llegado y no podemos actuar sobre él. Lo que importa es el hoy, aquí y ahora, que tenemos entre manos y donde nos es posible hacer lo que podemos hacer.
          Del pasado se aprende, se escarmienta, se sacan lecciones, y eso es lo que hay que incorporar al momento actual. Suelo decir que “el pasado es ya historia”. Se ha ido de nuestras manos y lo absurdo es ir dando vueltas sobre “lo que pasó” o torturarse por el recuerdo de “lo que no se hizo”. Lo que no sea sacarle las consecuencias y proyectarlo en el momento actual, es una pérdida de tiempo y de paz personal.
          Ahí en este presente es en el que tenemos que actuar. Y aun en este presente con tranquilidad, sin agobios, sin pretender sacar higos de las zarzas. Por eso dice Jesús: no os agobiéis pensando qué vais a comer o con qué os vais a vestir. Sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de todo eso.
          Y con aquella finura con la que Jesús observaba la naturaleza y sacaba sus consecuencias de tipo práctico, nos lleva a mirar a los gorriones que no siembran ni siegan y sin embargo se alimentan… O la belleza del lirio silvestre, al que no igualó Salomón con todo su fasto. Pues si a la hierba, que hoy está verde y mañana está seca y se echa al horno, Dios la sostiene y la viste de hermosura, ¡cuánto más Dios se encarga de alimentar y vestir a los hombres…!
          Es muy difícil comprender esta palabra cuando se encuentra uno con zonas marginales carentes aun de lo más esencial. Y sin embargo ya tienen sus recursos y ayudas ajenas para que coman y se vistan cada día.
          Luego tenemos las hambrunas de territorios más alejados, y lo que queda patente es que son zonas que incluso tienen riquezas materiales, cultivos autóctonos que podrían ser suficientes, y donde la mano del hombre ha entrado a sembrar la miseria y el abuso y el robo de esos bienes naturales que servirían de sobra para que esas etnias estuviesen alimentadas. Dios se ha ocupado del HOY  de esas criaturas, y la mano del hombre ha destruido la ayuda natural.
          De ahí que en ese día de hoy en el que nos desenvolvemos, sea indispensable enfocar la luz hacia un MAÑANA que debe ser mejor. El problema que yo planteo a cada paso es: ¿Y mañana, qué? Porque se vive dando muchas vueltas a lo que no se hizo, y sin embargo poco previsores y poco atentos a la solución que hoy hay que dar para que mañana sea mejor. Cierto que cada día tiene su propio problema y que no debemos preocuparnos por el mañana. Pero una cosa es “preocuparse” y otra muy distinta es OCUPARSE. Y algo hay que procurar que mañana sea mejor que hoy, que es la manera de ir haciendo que la vida sea un poco más viable. Aquello de “vamos a ser tú y yo más honrados, y habrá dos pillos menos en el mundo”.

viernes, 22 de junio de 2018

22 junio: Tesoro del corazón


Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados
          Es quizás la invocación de estas letanías más difícil de descifrar. En la Biblia Dios aparece en diversas altas montañas, de modo que el nombre de Dios: el Sadday significa “el Montañudo”. En los salmos hay una expresión: Levanto mis ojos a los montes, que ha creado  confusión que se ha resuelto con interrogante: ¿De dónde me vendrá el auxilio del Señor? para evitar la que pareció durante tiempo una realidad: que Dios “habita” en las montañas…, una manera de expresar su excelsitud.
          De ambos sentidos puede proceder esta invocación. Mirando a Jesús en lo más alto de los cielos y de la tierra. De la tierra, porque Jesús se manifiesta en el monte de la Bienaventuranzas, en el Tabor y en el monte de Galilea (aparición). Y de los cielos porque no de otro sitio pueden ser los “eternos” collados.
          Pues bien: aún los “eternos collados” desean al Corazón de Jesús. El Cielo y la tierra miran hacia el Corazón de Jesús, que encierra en sí –como lo hemos visto ya- la plenitud de la divinidad.

Liturgia:
                      El peligro que tiene lo terreno es el intento de asegurarse la existencia a base de acumular “cosas”. Y desgraciadamente se hace acopio de posesiones, a veces las más simples y aun absurdas por personas que siempre piensan que “mañana les puede servir”. Jesús sale al paso de esa avaricia advirtiendo (Mt.6,19-23) que no amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y roban. Muchas personas, pobres en su vivir, son luego acaparadores de fruslerías, que se van a dejar aquí y no les van a servir para nada. Ni siquiera aquí.
          Jesús salta de plano y aconseja amontonar tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma, ni ladrones que roben. Es la ventaja de acumular valores espirituales, virtudes y méritos que se alcanzan con las buenas obras y con esa lucha diaria en la que es importante el buen hacer. Porque donde está tu tesoro, está tu corazón…, porque el tesoro que se tiene está arraigado en un corazón ancho y desprendido, y a la vez generoso y misericordioso.
          En este contexto puede leerse de dos formas el párrafo siguiente: La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo tendrá luz. Si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta oscuridad!
          Al hilo de lo anteriormente dicho, se está hablando de la pureza de mirada con la que se ve la vida y las personas. Si el ojo es  limpio, el corazón es limpio y el tesoro merece la pena. Si el ojo es sucio, todo lo que mire lo verá sucio. De ahí la crítica y la murmuración, la tendencia a ver la parte negativa de las personas o las cosas (o que el ojo sucio considera “parte negativa”). Y cuando ya todo se mira desde las gafas negras, ¡cuánta oscuridad!
          El caso de la casa de los mil espejos a la que entra un perrillo y al mover la cola, los mil espejos reflejan a mil perrillos moviendo la cola. Y el perrillo sale tan satisfecho de la acogida que ha tenido Entra otro perro gruñón y enseña los dientes. Mil perros gruñones le enseñan los dientes. Y sale de allí diciendo que aquella casa es muy poco acogedora. Ojo limpio u ojo sucio. He ahí la diferencia.

          Alguien ha forzado el texto refiriéndolo al “tesoro”. Si la vida se basa en acumular y esa es la “lámpara” que marca la vida de la persona, acabará perdiéndolo todo porque la riqueza no hace feliz. La carcoma y la polilla roen la falsa riqueza, y cualquier ladrón acaba llevándose lo que se había acumulado. En cambio si eres desprendido, te sientes libre y tu “ojo” tiene luz. Y ahí, en los tesoros espirituales nadie puede entrar para robarlos. De donde la pobreza es camino de felicidad, y la riqueza origina oscuridad. Y cuando se ha puesto todo el valor en la riqueza, ¡cuánta oscuridad!

          Por uno u otro camino llegamos a la misma conclusión: la necesidad de plantear la vida desde los valores interiores, porque a la hora de la verdad es lo que nos vamos a encontrar. Y también desde la visión positiva de las cosas y las personas para no quedar de escarabajos peloteros que se alimentan de la porquería de los defectos ajenos (o lo que se interpreta como defectos ajenos).

jueves, 21 de junio de 2018

21 junio: Padre nuestro


Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido
          Somos lo que somos porque estamos inmersos en la Gracia de Dios. Porque Dios puso su mano en nosotros y nos bendijo. Porque nos envió a Jesús como Redentor. Porque puso en nuestro camino al Corazón de Jesús, plenitud en sí mismo (como ya vimos otro día) pero de cuya plenitud todos hemos recibido. Como dice San Juan en el prólogo de su evangelio, hemos recibido gracia sobre gracia, o una gracia que supera todo amor. Jesús está lleno porque en él está toda la Gracia de Dios. Él nos da como un manantial que no por dar agua se queda seco. Y Jesús nos da de su plenitud, sin él perder ni un ápice de esa plenitud que posee por esencia.

SAN LUIS GONZAGA.- 450 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO
          Nació en Italia en 1568, el mayor de los hijos del Marqués de Castellón de los Estiverios. A los 9 años hizo voto de perpetua castidad ante el altar se la Virgen. Permaneció en España varios años como paje de María de Austria. Obtenido el permiso de su padre, tras ardua lucha, entró en la Compañía de Jesús en 1587. Estudiaba teología cuando se declaró la peste en Roma, donde se contagió sirviendo a los enfermos. Fue canonizado en 1729 por Benedicto XIII, y declarado patrón de la juventud estudiosa. A su sombra han crecido generaciones de jóvenes en todo el mundo, bajo la denominación de “los luises” en las Congregaciones marianas.

Liturgia:
                      Hoy toca Jesús el tema de la oración (Mt.67-15), explicando que la oración tiene que ser tal que llegue al corazón de Dios. No llega la oración farragosa, de mucha verborrea, como si a Dios hubiera que convencerlo con muchas palabras. Estaba tocando el caso de la oración de los gentiles. A Dios no hay que convencerlo. Somos nosotros los que tenemos que salir cambiados de la oración. Y eso exige precisamente intimidad y recogimiento. Y dice a las gentes: no seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis.
          Y entonces Jesús pone delante un modelo de oración que en pocas palabras dice todo lo que tiene que decirse y expone todo lo que hay que exponer a Dios. En esa oración se comienza con una palabra inusual en la oración judía: PADRE. Un judío no se dirigía a Dios con esa expresión de intimidad y confianza. Jesús la pone como distintiva. PADRE NUESTRO, indicando la paternidad universal de Dios, que hace salir su sol sobre buenos y malos. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE. Nosotros declaramos santo el nombre de Dios y queremos así honrarlo en su esencia del tres veces santo. VENGA TU REINO, tu dominio amoroso sobre todas las criaturas; tu Reino de justicia y amor, de verdad y de gracia, de santidad y paz. HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. La voluntad de Dios es el bien completo y total. La voluntad de Dios es voluntad de salvación y santificación de sus criaturas.
          DANOS HOY EL PAN NUESTRO. El pan del bien hacer, el pan que abarca todo lo que es necesario para la vida. El pan de hoy. Que ya mañana pediremos para mañana mismo. El Pan de la Eucaristía como el Pan bajado del Cielo. PERDÓNANOS NUESTRAS OFENSAS PUES NOSOTROS HEMOS PERDONADO A LOS QUE NOS HAN OFENDIDO. Necesitamos el perdón, pero en tanto nos atrevemos a pedirlo en cuando que nosotros ya hemos perdonado. No sería leal pedir un perdón de Dios mientras nosotros no hubiéramos otorgado el perdón a quienes nos ofendieron. Y Jesús se detiene en este punto porque si nosotros no perdonamos, no podemos ser perdonados.
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN. Que no es que las tentaciones se eliminan y dejan de existir, sino que nos libre de caer. Lo que supone que nos liberemos nosotros de meternos en ellas.
LÍBRANOS DEL MALIGNO. El maligno existe. El Maligno persigue. Dice el Apocalipsis que cuando fracasó en su intento de inficionar a María y matar al Niño, se volvió contra los hijos de los hombres. Junto al ángel de la guarda tenemos el demonio de nuestra condenación. Pedimos al Señor que nos libre de él. Y lo que es urgente es saber distanciarnos de todo ese enredado sutil que tiende sobre nosotros. Pero si nosotros no nos metemos en sus fauces, es un simple león rugiente que busca a quien devorar, pero que está atado con las cadenas de la gracia de Dios.

miércoles, 20 de junio de 2018

20 junio: Vivir en lo interior


Corazón de Jesús en quien el Padre halló todas sus complacencias
          En el evangelio tenemos al pie de la letra esa realidad: Éste es mi hijo amado en quien me complazco. Ese Hijo amado es el Hijo del Padre y, en aquella circunstancia era Jesús, el Hijo hecho hombre. El Hijo hecho hombre es Jesús, y Jesús es EL CORAZÓN DE JESÚS o Jesús manifestado en su amor profundo y total, que se encierra y se simboliza en el Corazón. El Padre se complace en ese Hijo y por tanto en todo lo que lleva en sí la obra de ese Hijo Único, que es el Jesús del evangelio, el amor y la misericordia vivido de muchas maneras. Todo eso que se expresa en la realidad del CORAZÓN DE JESÚS.

Liturgia:
                      Pasamos al capítulo 6 de San Mateo (1-6.16-18), que sigue presentando el Sermón del Monte. Jesús da pautas de conducta por las que deben regirse los que quieran ser sus discípulos o seguidores. Y la primera de esas pautas es cuidar de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos. Esa “justicia” que es la rectitud en el proceder. El bien que hagan, no sea para aparentar y agradar externamente, Eso lo hacen los fariseos pero no debe ser nunca el modo de proceder de quienes vayan con él. Porque esa conducta meramente externa no es la que ve Dios ni la que aprecia Dios., no es la que recompensa el Padre Celestial.
          Y va a poner Jesús tres casos muy concretos que ya eran habituales entre los fariseos, pero que han de evitarse decididamente por los discípulos de Jesús: sobre la la limosna, la oración, el ayuno.
          Dice Jesús: Cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de que los vea la gente y ser honrados por los hombres. Os aseguro que ya han recibido su paga.
          El argumento es el mismo en el tema de la oracion y del ayuno (o privaciones), y responde a una realidad que tenía vista constantemente Jesús en sus andanzas por entre los santones de Israel. Jesús veía a los que daban limosna de forma ostentosa, los que rezaban hipócritamente con aspavientos externos para que la gente los admirase, y los que compungían su rostro para que la gente observase su ayuno. Y Jesus reacciona frente a esas tres prácticas enseñando a las gentes a hacerlo todo con una actitud de interioridad: entra en tu aposento y tu limosna quedará en secreto y tu Padre –que ve lo secreto- te recompensará.
          Con la oración pasa igual: rezan los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga, paga tan exigua como la alabanza de las gentes. Por eso cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre. Y tu Padre que ve lo escondido, te recompensará.
          En el ayuno, lo mismo. Los hipócritas ayunan y desfiguran su rostro para demostrar su sacrificio y ser admirados de las gentes. Ahí se acaba ya su paga. Es lo que se llevan consigo. En cambio cuando tú ayunes, lávate la cara, perfúmate la cabeza para que tu ayuno lo note, no la gente sino el Padre que ve en lo escondido, y tu Padre que ve en lo escondido te recompensará.

          Repetitivo pero muy claro de entender. La vida de seguimiento de Jesús es algo íntimo y profundo que tiene su centro en lo hondo y escondido de la persona. La mano izquierda no se debe enterar de lo que hace la derecha…, buena manera de explicar que la vivencia cristiana es fundamentalmente interior. No es que la mano derecha no haga la limosna, pero de tal modo que “la izquierda no se entere”, no se haga para ser admirado sino porque el bien ha de hacerse. Pero será siempre con ese “secreto” que sólo puede ser visto por uno mismo y aquella otra persona que recibe el favor.
          ¿Habéis comprobado lo molesto que es la persona que reza bajito pero no tan en secreto que no se oiga? Ese mascullar oraciones que molestan a todo el que rodea… ¿Por eso les va a oír más el Señor? ¿No sería mucho más de agradecer que “entrara en su interior” y allí en lo secreto expresara su oración?
          Quizás habrá que repasar algunas expresiones de nuestra espiritualidad para ver si estamos viviéndolas en secreto, en el secreto del alma, y estamos más acordes con la enseñan de Jesús.

martes, 19 de junio de 2018

19 junio: Amor a los enemigos


Corazón de Jesús en quien habita toda la plenitud
          ¿Qué significa “plenitud” –Que no falta nada. Que está repleto. Que lo tiene todo en todos los sentidos y en todas las posibilidades. “Toda la plenitud” es reduplicativo. Porque si es plenitud ya es todo.
          El Corazón de Jesús es el Hijo de Dios, es Dios. Como Dios no puede faltarle nada. En lo humano sufrió muchas carencias como es propio de los hombres: pasó hambre, tuvo sed, no tuvo donde reclinar su cabeza, sufrió el dolor y hasta la soledad y el desamparo Como hombre llegó a la expresión más humillante de lo humano que es la muerte. Pero en todo eso también quiso vivir la plenitud del dolor y de la carencia, porque el Corazón de Jesús fue plenitud de amor hasta resumir su vida en un pasar por el mundo haciendo el bien.

Liturgia:
                      Toca hoy el evangelio un punto substancial: Mt.5,43-48 nos pone ante la actitud básica y distintiva cristiana: EL AMOR. Y, supuesto el amor hacia los semejantes, los amigos, los que están del lado de acá…, Jesús extiende su mirada a los enemigos. Lo que se dijo a los antiguos era: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero YO OS DIGO…: es la palabra constituyente de la nueva manera  de vivir que Jesús viene a establecer. Y lo que YO OS DIGO es amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os persiguen y calumnian. Ya ha llevado Jesús el tema al extremo. Pero esta vez con mandato expreso y distintivo del que es discípulo suyo. Y es así hijo del Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos.
          Muchas veces “las pruebas” que tienen los incrédulos es que si Dios existiera no habría tanto dolor en el mundo. El dolor y la carencia existen aunque Dios envía su sol para todos y su lluvia para todos. También para los que se han declarado o hecho enemigos de Dios. Las diferencias no vienen de Dios sino de los hombres, de las injusticias, de los abusos, de la maldad que hay en la humanidad, que en realidad esta deshumanizada. Pero aun así, Dios sigue haciendo salir su sol y da su lluvia para todos.
          Pues de la misma manera el amor tiene que abarcar en las relaciones humanas a amigos y a enemigos para ser en verdad hijos de Dios.
          Y dice Jesús: ¿Qué mérito tendréis si sólo amáis a vuestros amigos? ¿Acaso no hacen eso mismo los paganos? ¿Qué distintivo tendrían los hijos de Dios, los seguidores de Jesús si nos comportáramos igual que los que no tienen fe? ¿No aman ya las gentes del mundo a sus amigos? Luego eso no es lo que distingue.
          La distinción está en el amor a los enemigos.
          Naturalmente no se pide un amor afectivo, un cariño hacia esos que se declaran enemigos y que se han situado enfrente de nosotros. Pero el amor no está centrado en los afectos sino en las obras y en las actitudes. Y lo que se nos pide hacia los enemigos son las obras de amor, de atención, de ayuda, de colaboración… que tendremos con los amigos. No se nos pide el afecto hacia quienes se han situado contra nosotros. Pero no se les puede desear ningún mal ni dejar de prestarles el servicio que necesitan en un momento determinado.
          Conclusión a la que nos lleva Jesús en este final del capítulo 5º: sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. No en la misma “cantidad”, no en la misma dimensión, como es muy fácil de comprender porque Dios es Dios y nosotros somos pobres criaturas. Pero podemos tender a una perfección propia de nuestra condición humana. Es más: nosotros no podemos ser nunca “perfectos”, acabados…, porque estamos en movimiento hacia…, caminamos, progresamos…, y siempre falta algo. Pero ya en ese mismo movimiento hacia un más, ya estamos siendo “perfectos” en nuestras posibilidades de perfección. Estamos en vías de querer coger el sol…, que nunca cogeremos, pero que no renunciamos alcanzar. Esa es nuestra perfección. Así, en nuestras posibilidades, podemos ser perfectos a la manera de la perfección de Dios, aunque él la posee completa y nosotros caminamos hacia ella.
          Pues a ello nos llama el Señor. Y no podemos conformarnos con haber llegado adonde hemos llegado. Siempre es posible un paso nuevo… Pues si es posible, hay que intentar darlo.

lunes, 18 de junio de 2018

18 junio: Ojo por ojo


Corazón de Jesús en quien están todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia
          La sabiduría se define como el grado más alto del conocimiento, y expresa la conducta prudente en la vida.
          La ciencia es el conjunto de conocimientos obtenidos por la observación y el razonamiento., de los que se deducen los principios y leyes generales.
          El Corazón de Jesús abarca el conocimiento más alto que puede tenerse, porque en él se halla la sabiduría de Dios. Y de Dios proceden los principios y leyes que rigen el universo. Dios es el que encierra todos los tesoros porque Dios lo tiene todo y no le falta nada. Por ello el Corazón de Jesús tiene en sí todo el caudal de sabiduría, y su conducta  -su modo de pasar por la vida entre los hombres- es un modelo incuestionable de todas las virtudes. Él ha cambiado el ritmo de la vida como legislador de nuevas leyes generales e indiscutibles como es la ley de la misericordia y el amor “como Yo os he amado”. Y él amó por encima de su propia vida. Es la nueva ciencia, la nueva sabiduría que marca un cambio en la historia de la humanidad. Miles de mártires y millones de almas, lo atestiguan como los nuevos sabios y prudentes de una nueva sabiduría.

Liturgia:
                      En Málaga (España) se celebra solemnemente la fiesta de sus Santos Patronos, los mártires Ciríaco y Paula con su liturgia propia. No obstante, este blog sale de esas fronteras y prefiero exponer la materia propia de este lunes, y en concreto –como venimos haciendo este mes- centrándonos en el evangelio, en el que se nos pone delante la plenitud de los mandamientos, tal como Jesucristo la fue desmenuzando en el Sermón del Monte.
          Hoy, con Mt.5.38-42, llegamos a un tema que está en candelero con las realidades que estamos viviendo en el Medio Oriente, y en los extremismos que se suceden todos los días de hechos y reacciones donde la muerte responde con la muerte, y el daño se paga con una violencia más fuerte.
          Se trata de la ley del talión, que estaba formulada por Moisés en los términos conocidos de ojo por ojo y diente por diente. Tal como la concibe Moisés no se trata nunca de venganzas que superan el daño recibido sino todo lo contrario. Lo que Moisés enseñó es a no hacer más daño del que uno ha recibido. Si te han dañado un ojo o te han partido un diente, tú no puedes ir más allá de atacarle al adversario un ojo y un diente. Pretendía Moisés atemperar los efectos de las venganzas desproporcionadas.
          Pero ahora Jesús lo lleva al terreno contrario: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario: si tu enemigo te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiere para caminar con él una milla, acompáñale dos.
          Es muy claro el pensamiento de Jesús. Y teniendo en cuenta cómo gusta Jesús de llevar las cosas al extremo para quedarse en el justo medio, es claro que Jesús no está buscando que le abofeteen a uno, o que tenga que ceder sus propias posesiones legítimas. Pero en su modo de exponer está dejando claro que lo que no admite es la venganza, ninguna clase de venganza. Antes hay que ceder de los propios derechos, que caer en la venganza y en el devolver el mal por el mal. Por el contrario se trata de vencer el mal a base del bien. Y eso es lo cristiano, eso es lo que pide el evangelio del Reino. Esa es la “plenitud” en el “no matar” y en el hacer el bien.


          La liturgia solemne de los Patronos de Málaga tiene tres lecturas: la 1ª, del libro de la Sabiduría (3,1-9). La vida de los justos está en manos de Dios, y no les tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían pero ellos están en paz.
          La 2ª lectura es de 1Pe.4,13-19: estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.
          El Evangelio está tomado de la literatura apocalíptica del texto de San Lucas: 21,9-19: Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas