viernes, 29 de junio de 2012

29 junio


29
     Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Ti: en tu despedida anunciaste a los apóstoles que ibas a prepararles un sitio de permanencia defi­nitiva a tu lado.

Haz que ese pensamiento de abrazarte para siempre, en ese eterno vivir cara a cara contigo, estremezca de exultación y jubilo nuestras horas más tristes. Que la idea del Cielo, realísima y concreta, ilumine nuestro viaje por la tierra desierta.
Levanta cada día nuestro corazón al deseo de las cosas eternas, dispuestos a todo para conquistar esa presencia y posesión de Ti.
Convéncenos de que los sufrimientos de la presente vida, no son de comparar con aquella gloria venidera.

Corazón de Jesús, que ofreces tu Cielo a los que crean en Ti y se consagren por el Bautismo, haz que te seamos fieles a través de los mayores vérti­gos, en las horas de mayor renuncia y en las soleda­des y vacíos aparentemente más estériles. Fieles hasta el fin a tu Iglesia, fieles al Apostolado de tu Corazón, fieles a la doctrina que Tú nos enseñaste.

Y al llegar a la playa, como tus apóstoles, a través de la noche, por el inmenso mar de la vida, Te encontremos sonriente en la mañana trasfigurada, y exhalemos en tu Corazón, gastados por servirte, el último aliento del nuestro.

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