domingo, 30 de septiembre de 2012

"Esto es un infierno"


CELOS Y ESCÁNDALO
          Es muy claro que se ha insistido en un tema común en ls dos lecturas que llevan la voz cantante:  los celos “por la gloria de Dios”…, mal entendida.  Eldad y Medad no había estado en el momento en que una parte del espíritu de Moisés fue traspasado por Dios a los setenta ancianos. Pero no por eso han dejado de recibirlo.  Y aun sin haber estado allí, profetizan (=anuncian a Dios y las maravillas y enseñanzas de Dios). Eso “escandaliza” (se crean malestar celoso, envidioso) a unos que inmediatamente se vienen a Moisés para avisarle…  Josué, hombre de confianza de Moisés entra en ese juego de los celos y le pide a Moisés que les impida profetizar.  Y Moisés, hombre de Dios, le pregunta con ironía: ¿Estás celoso de mi? ¿Te piensas que a mí me molesta o que yo pierdo algo con eso?  Si lo que yo quiero es la gloria de Dios, y que Dios sea conocido y amado, ¿qué más me da si lo anuncian los que estuvieron aquí o los que no estaban en ese momento?  [San Pablo dirá un día: por mi vida o por mi muerte, lo que me importa es que sea anunciado el nombre de Dios]. Ojalá todo el mundo profetizase, dice Moisés.  Ojalá todo el mundo diera gloria a Dios y expresara palabras que vienen de Dios, o viviese como Dios pide el sus palabras.
             En el Evangelio nos encontramos con un caso muy semejante. Juan (al que solemos considerar siempre tan suave (Jesús lo llamó hijo del trueno…, y por algo sería), viene a Jesús muy ufano porque a uno que andaba echando demonios en nombre de Jesús, se lo ha impedido…, porque no era de nuestro grupo. Egoísmo, individualismo, corporativismo…, que no busca el bien sino la defensa del “grupo” como “mejor”, como contrapuesto a los demás: lo mío, lo nuestro, nuestro grupo.  Un signo de bajeza de miras, de pequeñez de espíritu… Y lógicamente una fuente de envidias y celos ridículos, como una autodefensa del “propio territorio” como contraposición a los “otros territorios”: mi asociación, mi cofradía, mi obra benéfica…  Evidentemente aquello no iba con Jesús, porque para Jesús, si es bueno lo que otro hace, ¡bendito sea Dios!  Si no está contra nosotros, es que está con nosotros.  La reacción frente a eso es envidia ridícula (la verdadera envidia que es el dolor por el bien ajeno, independientemente de que yo tenga todo lo que yo necesito). Es la envidia o son los celos, igualmente ridículos porque ni hacen ni quieren que otro haga.  Es la manifestación clara de la propia carencia pero expresada en forma de molestia por lo que el otro tiene o hace.
             A eso precisamente se refiere ahora Jesús, a continuación. En un corazón generoso, hasta dar un vaso de agua en nombre de Jesús, ya es un acto meritorio.  Y molestarle a uno que alguien dé el vaso de agua, ya es escándalo.  [Convine aclarar que el concepto “escándalo” en el uso común, se refiere a algo que ha movido, incitado o llevado al pecado, al daño grave de otra persona].  Aquí es todo mucho más trivial, siguiendo el contexto. Ya es un “escándalo” que Juan considere que es contra ellos si alguien hace un bien pero no es de nuestro grupo.  Ya es escándalo que discutan unos padres y e estén dando a los hijos una imagen de desamor y violencia. Ya escándalo que en la Iglesia haya grupos contra grupos. Ya es escándalo que alguien escurra el hombro en el trabajo y provoque o el mal ejemplo (para los demás), o les cargue a los otros lo que él no hace. Ya es escándalo que andemos molestándonos unos a otros.  Y Jesús, que le gusta expresarse con “exageración andaluza”, enfatiza e mal que hace el escándalo que llega a decir que te cortes la mano que escandaliza, o el pie que da malos pasos, o te arranques el ojo que mira mal… Yo me apresuro a decir: ¿Jesús nos prefiere mancos, cojos o tuertos?  Evidentemente no.  Pero con la misma evidencia nos está advirtiendo que esa situación que provoca escándalo (que me lleva al mal o crea mal en otros) es un auténtico infierno. Digámoslo de una manera muy llana: donde hay daño, donde hay celos, donde hay cualquier clase de mal (una familia que discute, una mala relación de personas que están en el mismo trabajo, unos niños que humillan a sus compañeros…, están creando “un infierno”.  ¿No lo decimos en el lenguaje coloquial: esto es un infierno?  Porque “infierno” significa una situación en la que no está Dios, en la que no puede estar. Por eso, más te vale estar manco, cojo o tuerto y estar con Dios, que con las dos manos, los dos pies o los dos ojos (=con tu egoísmo, expresado al modo que sea) quedarte al margen de Dios.
             La EUCARISTÍA es el lugar real de la Presencia de Dios en Cristo. O también, el lugar donde la palabra hablada de Dios se hace Palabra viva y real en el sacramento.  Donde la Palabra que contiene un libro, salta hasta la vida personal de cada humano por medio del mismísimo Cristo-Palabra y Eucaristía, hasta el punto de hacerse una sola cosa.  Y con lo mismo, venir a cada uno de nosotros, HECHO UNA SOLA COSA:  lo que hemos leído o escuchado de la Palabra, sentirlo dentro de nosotros como clamor de Jesús que nos impulsa con lo mismo que ha enseñado. [De ahí el fallo muy serio de los fieles que llegan a la Misa y no prestan total atención a la Palabra…, o ni siquiera llegan a tiempo de escuchara].  Diríamos que han perdido ya una parte de la COMUNIÓN.
             Santiago expresa todo esto bajando a la arena de la realidad. “Ricos· son los que tienen dinero y no socorren al pobre o incluso lo estafan.  Y rico es todo el que se enaltece y se engríe y por eso mismo aplasta o trata de aplastar al otro. Ese grito del oprimido  llega hasta el Cielo, a los oídos de Dios.

sábado, 29 de septiembre de 2012

San Miguel, San Rafael y San Gabriel


ARCÁNGELES
          San Gregorio Magno, papa, escribió lo que lo que puedo dejar aquí mejor que con mis propias palabras.

          Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser, del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles.
Por esto a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría.
Por la misma razón se les atribuyen también nombres personales, que designan cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica para la cual nos son enviados. Y, así, «Miguel» significa: «¿Quién como Dios?», «Gabriel» significa: «Fortaleza de Dios» y «Rafael» significa: «Medicina de Dios».
Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando al fin del mundo será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se entabló una batalla con el arcángel Miguel.
A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas.
«Rafael» significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con razón es llamado «Medicina de Dios».

Es de notar la terminación "el" en los nombres hebreos.  Es la terminación que expresa la referencia a Dios. ENMANUEL, Natanael, Isabel, Daniel... La primera parte designa la misión o característica de la persona (generalmente).  Pero en esos nombres hay una referencia directa a Dios.  En tiempos no lejanos hubo costumbre (en la partida bautismal) añadir al nombre que se imponía al bebé la denominación: "de la Santísima Trinidad". Los hebreos añadían "el" designando esa pertenencia o referencia al Dios de Israel. (otro nombre acabado en ël", y que fue dado por el propio Dios a Jacob, aquella madrugada de la famosa lucha de Jacob con "el ángel de Dios".  Y no digamos en el anuncio de Dios a Acaz, de "la virgen que concebirá y dará a luz un hijo al que pondrá por nombre Enmanuel (=Dios con nosotros).

viernes, 28 de septiembre de 2012

Sentidos diversos


TIEMPO PARA TODO
          La lectura del Eclesiatés (3, 1-11) es ambigua; puede leerse desde varios ángulos. Hace un año exacto que me la pidieron para unas Bodas de Oro matrimoniales. La hija que se ocupó de preprar la Liturgia, vio n esta enumeración  una buena síntesis de la vida de sus padres, que tuvieron el tiempo para todo y para cada cosa.  Fue un tema de reconocimiento y alabanza a sus progenitores.
             Leído así, es un relato bello (dentro del estilo primitivo de enumeración).  Expresa como bueno que cada momento tenga  lo suyo y que no vivamos ni el ayer que pasó ni el mañana que no ha llegado. Que no pretendamos resolver ya hoy lo que va a ocurrir el mes que viene (y que posiblemente no ocurrirá o no ocurrirá así).  Sería un aspecto positivo de la vida para vivir a tope el momento presente, para sentirse responsable del momento en que vivo.  Algo se aprende del pasado, y algo se proyecta en el mañana.  Pero HOY me toca vivir hoy.  Que hay un tiempo para cada cosa.
             Un aspecto pesimista, pasivo, irresponsable: dejemos correr las cosas como están y no nos metamos en más.  Nos cruzamos de brazos y ya irá pasando cada cosa de modo fatalista.  O sencillamente, pasivo.  Muy típico del beduino del desierto que vive sin reloj, sin prisa, sin prevenir.  Lo que salga, saldrá.   Lo que posiblemente sea el sentido originario de Qohélet al escribir ese párrafo.  ¿Qué saca el obrero de sus fatigas?, se pregunta, y concluye en un primer término, que Dios encomendó ocupaciones a los hombres para afligirlos.  Luego piensa mejor y ve que Dios le puso al hombre el mundo hermoso en sus manos para que los humanos pensaran que no puede abarcar la obra de Dios.  Es una nueva luz, que ya sería muy positiva si el pensamiento de hoy retirara esa utopía absurda de pedir “YA”, en vez de pensar y arrimar el hombro y aportar.
             Por eso cuando hoy nos vuelve el Evangelio de las preguntas de Jesús a sus apóstoles: quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre, yo creo que podremos irnos tranquilamente a los comentarios del blog para ver una muestra clara de lo que dicen. Es sólo una muestra.  Más aún: nos implica inmediatamente a nosotros porque Jesús nos pregunta ahora: Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?  Menos mal que Simón habló y dijo…  Pero aun así, ni Simón daba en el clavo.  Y es que hablar es muy fáci, pero dar trigo, hay que cultivar con tiempo y esfuerzo, en temporales buenos y malos. O dicho de otra manera: el bla, bla, bla, es muy típicamente moderno, por aquello de critica, critica, que algo queda. Cuando Jesús plantó por delante lo que es el Mesías, el sacrificio que supone, hasta la muerte, las cañas se volvieron lanzas.  Y precisamente contra Jesús.  Lo que no hacía Simón es aplicarse a sí mismo la lección.
             Le era mucho más fácil protestar, porque eso lo hace cualquiera. Jesús concluyó su aclaración con una esperanza: Resucitaré al tercer día. Es lo que no acabamos de querer entender porque cada cual quiere “el mesianismo que le interesa”.  Morir uno a sí mismo, no.  Y Jesús dirá, como el domingo pasado, que o tenemos simplicidad de niños, o no entenderemos el Reino (un Reino que Él mismo concreta y determina en LA IGLESIA.  Y que escandalizar es tan grave que más le valía al que provoca el escándalo cortarse el pie, o la mano, o incluso sacarse el ojo ahora, que pretender el “reino” con sus dos pies, manos y ojos.  Ese mesianismo, que empieza por uno mismo y que se proyecta para el bien de los otros, es el que nos toca a cada uno para responder coherentemente a la pregunta de Jesús: Y TÚ, ¿QUIÉN DICES QUE SOY YO?
             De ahí que Jesús se enfrentara directamente a aquellos fariseos que en vez de construir, andaban pendientes de los fallos de “los discípulos de Jesús”.  Hablando en plata: era el ataque contra el propio Jesús, pero con la mano izquierda y por la espalda.  El cso era lavar a base de codos los platos y las ollas… Pero su corazón está lejos de Mí, aunque se vistan de piel de oveja pretendiendo “dar un culto”…, que acaba siendo “culto de hombres”…, que anulan el mandamiento de Dios para sacar adelante sus invenciones humanas interesadas. “Tú eres el Mesías” obliga, en sinceridad, a la coherencia.  Y el día que un grupo no quiso escuchar a Jesús, tal cual, optó por las de Villadiego.  Y al menos fueron coherentes.  Pero estar con Jesús, permanecer en la verdad, supone ese saber dar TIEMPO A CADA COSA, no en pasividades opiáceas sino en esa paz honda que es signo indicativo de estar con Jesús y Jesús con la persona.  Y luchando en el cada día con el afán de que mañana sea mejor.  Porque para minar los caminos y hacer explotar los valores esenciales, para eso están los terroristas.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Mucho contenido


EL “ECLESIASTÉS”
          Es el título de un libro de la Biblia, también llamado Qohélet, equivalente a “el predicador”.  Es libro distinto al titulado “el  Eclesiástico”, también en el canon de las Sagradas Escrituras (al que se le va llama el Sirácida” por razón de su autor). Con esos nombres más determinantes se trata de distinguir mejor un libro de otro. El “Eclesiastés”, es la lectura tenemos a partir de hoy en la celebración de la palabra en la Santa Misa.
                “Canon”: es la lista que un día quedó fijada  de los libros admitidos como revelados.  No significa que no pudiera haber otros igualmente revelados, pero hubo que fijar ese “canon” para evitar las confusiones que se provocarían en la duda de si salían nuevos libros, lo que provocaría una incertidumbre.
             Puede observarse  primera vista un sentido pesimista, estático, “muy humano”, de este predicador. La Biblia de Jerusalén lo introduce advirtiendo que no hay un plan concreto sino fluctuante, en que dice algo y, a continuación,  se corrige a sí mismo, en un conjunto que no es coherente. Partiendo del primer versículo (no incluido en la lectura de hoy: “Todo es vanidad”, se comienza la lectura con su equivalente: Todo es vaciedad sin sentido.  Que se va desarrollando en un círculo concéntrico repetitivo de que lo que fue, será, y que nada hay nuevo bajo el sol.  La lectura no deja –en sí misma- un sabor agradable, y está considerada como “obra de transición”: lo tradicional se debilita y lo nuevo que lo sustituya no ha llegado.
             Esto mismo hace de este relato una lectura muy visible de la realidad que estamos viviendo.  También acabamos diciendo: todo da igual, no hay nada que hacer, qué mal estamos… Pero después de nuestros lamentos no hemos aportado nada. Sólo lamentos, pesimismo, amargor.  El libro del Eclesiastés pertenece a un momento muy concreto de la historia, y precisamente una situación de ambigüedad religiosa…, que muy bien podríamos definir como “una sociedad que ha perdido el rumbo”, una etapa del Pueblo que ha perdido a Dios.  El relato, entonces, carece de luces de esperanza, mira al presente con amargura, y afirma que nadie se acuerda de los antiguos, al igual que los que vengan no se acordarán de nosotros.
             La parte positiva de todo el libro es la convicción de que no podemos aferrarnos a nada humano, y que lo mejor es vivir desprendidos de todo.
             ¿Qué le pasaba a Herodes en el relato correspondiente al Evangelio de hoy. Exactamente que es un hombre atemorizado, suspicaz, cargado del peso de su propia molicie oportunista, cobarde y hasta asesina.
             “No sabía a qué atenerse” al escuchar lo que hacía Jesús.  Y como su conciencia le atormentaba, se obsesionaba con el “fantasma” de “Juan Bautista, al que yo mandé decapitar”.  Tremendo “retrato” de la persona con mala conciencia, reptando en su propio fango, y sin hacer nada por salir de él.  Sí: plasmación al pie de la letra de ese pesimismo de Qohétet.  Uno y otro en una perspectiva negra donde Dios no tiene presencia…, como un mundo en donde no hay valores fijos y fuertes de referencia, apoyo y esperanza.  O que se hace urgente necesidad de una seria vuelta y compromiso con Dios, de modo que los CREYENTES N CRISTO seamos luz en medio de la tiniebla, y demos un claro testimonio de que nuestra fe en Cristo, en Dios y en la Iglesia, nos fortalece, nos da sentido. Porque esa fe nos abre la esperanza porque Dios no es un ser estático ni alejado del mundo, en el que se ha hecho presente y Salvador en Cristo –el Señor Resucitado-, y concretado en LA IGLESIA, que Él funda y en la que queda activo y presente, desde el más alto al más bajo, constituyendo una ÚNICA IGLESIA.  Curiosamente fundada sobre el Simón pescador, constituido en PIEDRA (=Pedro= que se asienta sobre la PIEDRA ANGULAR que es Cristo, y el cimiento de los apóstoles y evangelistas (otros pescadores, un publicano, unos hombres toscos…, pero también leal israelita sin doblez (=Natanael), y donde tenía cabida el mismo Judas Iscariote, si él no hubiera elegido otro camino desde su actitud beligerante, protestona y desesperanzada). Esos hombres a los que Cristo les da todo poder (recibido por Él de su Padre) para ser ellos quienes –en nombre de Cristo- aten y desaten, y que perpetúen la presencia de Jesús en el mundo, cuantas veces hagáis esto en memoria mía. Con todos los fallos que caben en lo humano (porque Cristo no pretendió una iglesia angélica), y porque –con esos mismos fallos- Jesucristo realiza la obra de perfeccionamiento y purificación progresiva, para conducirla hacia la IGLESIA santa, inmaculada, libre de pecado.
             Ahí estamos de protagonistas responsables cada uno, del menos al mayor. Ahí están quienes con su buena fe arriman el hombro para que el proyecto de Jesús llegue a buen puerto.  Pero como Jesús es tan realista, sabe perfectamente que en su buen trigo hay un enemigo malo que sobresiembra cizaña.  Y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
             El final, lleno de luz y esperanza es que será el trigo el que se recoge en los graneros del Padre.  El mundo será el del “Eclasiástico”. El REINO hacia el que caminamos en la BARCA DE PEDRO, LA IGLESIA, es el gozo luminoso hacia el que nos apunta la flecha certera de la RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.  Esa es la dirección.  No hemos llegado. Hemos de buscar llegar, porque si Jesús nos llama, es que es posible la empresa.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dios, nuestro escudo


DENSIDAD DE LA PALABRA DE DIOS
          La Palabra de Dios tiene densidad; tiene peso específico propio. Tiene entidad indiscutible, dice el libro de los Proverbio (30, 5-9). Precisamente por eso Dios es escudo para los que se refugian en Él. La Palabra puede ser aclarada ara su entendimiento mejor, pero no se le puede añadir ni quitar.  A una Palabra que ha dicho Dios no se le puede manipular, disminuir, aumentar, endulzar, eliminar lo que no agrada, ni utilizarla como arma arrojadiza.  Porque Dios no es así ni actúa así. Su Palabra es viva y eficaz.  Y pide el autor del libro que no le niegue Dios dos peticiones: aleja de mí la falsedad y el engaño; no me des riqueza ni pobreza.  Dos peticiones nobles, que espera alcanzar.  Y lo segundo que pide en ellas es tener lo necesario.  Ni más, ni menos. No menos, para no verse necesitado, que podría levantarle sentimientos contra Dios. Pero tampoco que le sobre para que no se sienta saciado.  Cada día su ración  Suena a Padre nuestro: danos el pan de cada día, con eso que no es sólo pan sino lo necesario para la vida con dignidad.
             Cantará el Salmo como estribillo: Lámpara es tu Palabra para mis pasos.
             En el Evangelio hay una aplicación muy concreta de lo dicho.  Al enviar Jesús a sus apóstoles a la misión por aldeas, pueblos y ciudades, para predicar y echar espíritus malignos, les pone expresamente en estado de desprendimiento: no deben llevar para el camino ni pan, ni dinero, ni alforja, bastón ni túnica de repuesto.  San Mateo lleva un extremo lo que otros evangelistas expresan más atemperado en detalles normales, como el poder llevar bastón para  ayudarse en el caminar (que era propio de aquellos pueblos de origen nómada).  Pero la forma que Mateo presenta es como “modelo”, como “gesto” significativo (paradigmático), de la vida apostólica.  El apóstol no va “para ganar”, ni va apoyado en su bagaje humano;  ni siquiera en su saber.  Va tan desnudo de todo que lo único que lleva en su espalda es LA PAZ para trasmitirla, y para blindarse contra la falta de paz. Por eso, si alguien no les recibe en alguna aldea, ¡no se alteren! “Sacudid hasta el polvo de los pies” para no quedaros con nada; ni siquiera el resentimiento.  Y os vais a donde haya paz.  Y la paz que lleváis es la Palabra de Dios, y –en fuerza de esa palabra- expulsar todos los espíritus inmundos…, que –como concluye el texto de hoy- será curando todas las enfermedades.  Todo ello será LA BUENA NOTICIA, la noticia que el mundo necesita, la que lleva el qu sea discípulo de Jesús.  La camorra, la discusión banal, la pérdida de tiempo de saludar por el camino (que es una de los añadidos de otro evangelista en este envío), queda fuera de lugar.  Los enviados de Jesús van a sembrar BUENA NOTICIA.  Y curar.
             Coincide perfectamente con el propio estilo de Jesús ante tantas ganas de disputas absurdas de los fariseos.  En cuanto no era aclarar un concepto, una actitud acorde con la Palabra de Dios, Jesús cruzaba a la orilla opuesta.  Sabía lo inútil del cuerpo a cuerpo con quienes ya llevaban sus prejuicios.  Y los fariseos se quedaban con la palabra en la boca y rechinando por dentro, y hasta meditando cómo acabar con Jesús.  Es lo propio. Jesús, mientras tanto estaba en “el otro lado”, en donde la gente sencilla y abierta a recibir lo descubría de momento y se le juntaban muchedumbres.  ¡Algo tendría LA PAZ de Jesús!  El día que la mujer del pueblo lanzó aquel grito tan castizo: Bendita sea la madre que te crió, lo hacía como reacción espontánea de alma sencilla frente a los enrevesados fariseos, ávidos de discusiones sin fin y tergiversando cualquier palabra o gesto de Jesús.  La mujer del pueblo, no entraba por esas. Y su voz queda ahí como una sonora afirmación del valor de lo sencillo.

martes, 25 de septiembre de 2012

Regar hacia arriba


ACEQUIA DE AGUA
          Mi madre era muy amante del campo. Y yo mamé de ella ese regusto por él.  Me gustaba mucho regar.  Eso de tener una buena acequia de agua e irla llevando a los bancales (parcelas dentro de un terreno de labor), era un disfrute de mis veranos. Regar así fue tan gustoso que –aunque parezca mentira- yo he regado en una acequia cuesta arriba, y lo siento como uno de los logros más gustosos de esa labor. Las plantaciones de melones, calabazas sandías, crean rastras que caen sobre las acequias, y pueden pudrirse si quedan sobre el agua.  Por eso, previamente había que hacerles una “cama” de paja que cubría todas las acequias de ese plantío.  El agua entraba por debajo de la paja y las rastras reposaban sobre esas pajas sin mojarse.
             El libro de los Proverbios (21, 1-6, 10-13) empieza hoy diciendo que  el corazón del rey es una acequia en manos de Dios: la dirige a donde Él quiere.  Y eso es como esa agua fecunda que hoy penetra mi corazón, con la “cama” bien preparada de antemano para que las rastras no lleguen a mojarse. Si el corazón del rey (¡que es el rey) ya es conducido por la mano del Gran Labrador adonde el labrador quiere, significa que cualquier corazón también es dirigido por los zig-zag de las acequias de la vida, y que siempre las dirigirá con mano experta para que el riego beneficie y no dañe; que al agua llegue a la altura que debe llegar y no más, ni se quede en menos.  Y tiene que saber cortar la entrada de la acequia antes de que parezca todo lleno, para que no rebose.  Lo que Dios quiere es que se riegue con “justicia” y rectitud (lo justo, lo necesario y lo conveniente). Es lo que no hace el malvado, el de boca embustera, que –al final- se disipa como humo; busca la maldad y carece del sentido de la piedad (ese amor sencillo que mira a Dios y se refleja en el hermano).  Dios lo observa, como observa el corazón del justo. La oración del justo es acogida; los gritos del malvado no llegan ni a las nubes; por supuesto no traspasan más allá.
             Yo no sé si acierto en mi interpretación del Evangelio de hoy. Sé que un día se me hizo una luz que yo nunca había caído en la cuenta.  No hacía mucho que los parientes de Jesús consideran que Jesús ha perdido el juicio porque está pretendiendo actuar como mesías, y está predicando y haciendo cosas “muy raras” que aquellos parientes –como judíos del pueblo- no saben comprender.  Vinieron por Él para llevárselo…, pero se fueron de manos vacías. Jesús continuó su obra.
             En este evangelio de hoy reaparecen esos parientes, pero con una variante (¿una coartada?): traen a la Madre de Jesús, buen imán –pensarían ellos- para poderse llevar a Jesús.  Evidentemente María estaba muy ajena a esas intenciones. Venía, sí, con gusto a ver a su Hijo.
             Los parientes enviaron recado a Jesús de que “aquí están tu Madre y tus hermanos, que quieren verte”.  Muy bien conocía Jesús a su Madre. Muy bien conocía que su Madre jamás se había interpuesto en su camino. Bien sabía que su Madre vivía en un FIAT permanente, y que precisamente su gran sentido era –como se había ido viendo siempre- escuchar la Palabra de Dios y aceptarla y vivirla.  Su HÁGASE EN MÍ según tu palabra era el inmenso testimonio y el tesoro riquísimo que guardaba siempre en el arca de su Corazón, cuando entendía y cuando no entendía.  Por tanto podemos dar por hecho que  María no estaba en la dimensión de los parientes. Por eso Jesús puede quedarse sin acudir a la cita, mientras da la gran enseñanza (que muy bien alaba a su Madre), de que mi madre y mis hermanos ahora son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.  Y siguió en su catequesis con los que estaban el fas de escuchar.
             Cuando muy temprano he celebrado la SANTA MISA (y sigo con ese término de “MISA” porque es significación de “envío”…, poner por obra lo que se vive en ella), el PADRE NUESTRO me ha hablado con ráfaga luminosa. En efecto, el REY-Dios está tan por encima de los “reyes” que es Dios quien conduce y dirige las aguas de la acequia. Y saberse “rastra” que se acuesta sobre “la cama” para no pudrirse mientras las aguas están regando las raíces, santifica el Nombre de Dios: expresa la SANTIDAD de Dios y la proclama.  Y ahora se acuesta dulcemente con la seguridad de que siempre es buena esa voluntad de Dios, que se hace ya en el Cielo (es la eterna felicidad de los bienaventurados), y que igualmente ha de hacerse en la tierra.  Y será ese futo de paz y serena felicidad lo que de el pan de cada día, el elemento alimenticio que ponga todo el organismo en funcionamiento y salud.  Que las esclavitudes que el maligno pretende enredar en los pies de los creyentes en Dios y en Cristo, no puedan nunca derribar ni detener el paso firme de quien se sabe “acequia dirigida por Dios, a donde Él quiere”.
             Eso no quita que hay que aprender a regar cuesta arriba.  Y no es fácil –ya lo hice aquella vez que he contado- porque hay que ir fortificando y elevando los caballetes de la acequia para que embalse más y más hasta que se produzca el sifón necesario para que el agua vaya embalsando y así pueda ir corriendo “cuesta arriba”.  Naturalmente el agua no va cuesta arriba.  Lo que hay es un embalse que al irse llenando, desagua por donde se le va dirigiendo.  Dios es mejor Labrador que yo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Si breve...


LOS PROVERBIOS
          Hoy ha entrado el libro de los Proverbios como lectura primera., y reconozco que “me quita trabajo” porque no caben muchas explicaciones en lo que son sentencias cerradas en sí mismas y –por otra pare- bastante claras.  Más me quedaría que dar la cita y que cada trate de darle ese vistazo que le ayude a fijar pensamientos buenos, útiles y prácticos.  Estamos en el capítulo 3, de 27 a 34. Si hago algún comentario es de ese final en que expresa que Dios dice bien (=bendice) al humilde (honrado, sincero, sin dobleces, sin vaivenes vergonzantes del hoy sí8 y mañana no).  Y Dios dice la (=mal-dice) a los necios, malvados, mentirosos, liosos, que no dejan saber nunca por dónde van ni por dónde se puede ir con tranquilidad.
             El Evangelio es la exposición de San Lucas de luz que está destinada a iluminar, y a nadie se le ocurriría encender un candil para encerrarlo en una alacena.  La luz da luz y es para dar luz.
             El añadido posterior sí que me ha hecho pensar, aun con ser cosa conocida.  Pero ya decía yo ayer que la Palabra tiene más fuerza el día que, en vez de estar ANTE ella, se siente uno EN  ella.  Y esta Palabra de Jesús que afirma que lo escondido llega a saberse o hacerse público, me parece de un interés extraordinario.  Dice el dicho popular que se descubre antes a un mentiroso que a un cojo.  Jesús lo ha dicho de esa otra manera. Y donde se dice “mentiroso” puede entenderse el lioso, el que da las vueltas por detrás, el que busca sacar verdad soltando mentira, el que dice que ha hecho algo pero sólo cuenta una parte que le favorece y no la otra que no quiere decir porque no es recta (no va por derecho).  Y así tendremos cada cual que examinarnos porque todos tendemos a arrimar el ascua a nuestra sardina.  Es hermoso que el evangelio nos lleve a esos detalles que parecerían nimios y que no se suben a las sublimidades que tanto nos agradan porque en el fondo nos sentimos “libres” de sus consecuencias. Suelen decir que ”no entienden el evangelio”,  y la verdad es que está tan claro que parece mejor “no entenderlo” para buscarle los seis pies al gato y quedarse uno fuera de lo que está diciendo.
             Hay comentarios en el blog que nos deberían servir de ayuda, cuando se hace una insistencia en la vida  ras de tierra, a nivel de personas normales de la vida diaria…, de los “sin voz”, de los que precisamente nos pone delante hoy el libro de los Proverbios, y a los que Jesucristo nos remite siempre: sus hermanos más pequeños  No en balde concluye hoy Jesús advirtiendo esa sentencia tan importante:  los que se las saben todas y llevan la razón en todo (ellos así lo creen)…, eso que creen tener, lo pierden.  Quien no tiene…  es en realidad el que gana. Porque al no tener, Dios se ocupa de llenarle las manos. Así pensó y vivió Tersa de Lisieux.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Domingo 25 B


SIN-CERA
          Una cosa es leer la Palabra de Dios desde la posición espiritual (que puede quedar en “espiritualista”)…, que sería situarse ANTE la Palabra de Dios, y otra cosa es el día que uno se siente EN la Palabra de Dios. Serán dos lecturas absolutamente diferentes, aunque puedan ser provechosas. Pero la vida que cobra esa Palabra es muy diferente. “ANTE” la Palabra, “hacemos oración”. “EN” la palabra, estamos sintiendo en propias carnes esa Palabra.
             Hoy llega así esa 1ª lectura del libro de la sabiduría.  Es la súplica de quien está viendo el discurso de los envidiosos, los celosos, los insinceros, los acomplejados, “los malos” (dice el texto)…  Resumido de forma comprensible: el creyente sincero, la persona cabal, será siempre objeto del ataque más o menos directo o solapado del que se le planta enfrente por cualquier motivo.  ¿Cuál es el “motivo” que aduce la primera lectura?  Que quien no va recto en sus acciones o pensamientos, siempre se siente “acusado” por la rectitud y humildad de quien no le planta cara.  Que los hijos de la luz siempre son atacados por los de las tinieblas.  Que quienes viven pacíficos y no se meten con nadie son el objeto de los belicosos, violentos, celosos…, se creen atacados “atacados” por la bondad o humildad del que no es ni violento, ni camorrista, ni  belicoso.
             ¿Qué hace entonces el que se siente inferior (allá en el fondo de su pensamiento?  Intrigar, violentar, buscar cómo hundir al otro…, porque la sensación que siente el fondo de su sentimiento es que el que es pacífico “le echa en cara sus malas acciones”.  En realidad al que es bueno ni se le ha pasado tal por la cabeza.  Pero la mala conciencia del otro llega a pensar que aquello bueno del bueno es un “contra” sus acciones o modos de actuar.  Y la reacción que se produce es: Vamos a derribar al que va leal, vamos a someterlo a la prueba de la afrenta, la tortura, el menosprecio, y que –ya que cree en Dios- que Dios salga a defenderlo.  Es exactamente la postura de aquellos sacerdotes judíos y su pueblo, que retan a Jesús a bajar de la Cruz, si es que es Hijo de Dios… Y que Dios venga a defenderlo.  Mientras sí o mientras no, ellos acosan y hacen su obra de mofarse y menospreciar al Justo. Lo condenaremos a muerte ignominiosa… El intento de acabar con él por la “vía rastrera” (puesto que no hay más argumentos).
             Y se aterriza en el Evangelio con toda facilidad.  Jesús vuelve a anunciar una vez más que será entregado en manos de los hombres, y lo matarán…  “No entendían aquello” los discípulos… Siempre es más cómodo no entender, no darse por aludido, pensar que “es el otro” quien debe someterse…  Los discípulos prefieren callarse porque más vale callar que pretender decir lo contrario… (a Simón le había salido mal oponerse a los anuncios de Jesús).  Pues calladitos se ven ellos mejor…
             Bien sabía Jesús que no esra un silencio de acogida sino de no querer saber, de intentar que el silencio lo sienta Jesús como rechazo de ellos a ese plan.  O porque mejor hacerse el tonto y no entrar en algo tan serio como un camino de cruz.  Y Jesús tiene que explicarlo con algo tan sencillo como ese tomar a un niño inocente, abrazarlo, y mostrar que ese niño está capacitado –por su inocencia sin prejuicios- a aceptar lo que se le diga. Y ese que sea capaz de volver a la inocencia del niño, será quien recibe a Jesús…, y quien recibe a Dios en su proyecto de salvación.
             Santiago siempre da la nota práctica: De dónde vienen las luchas y conflictos entre vosotros?  De vuestros deseos de placer, de vuestra codicia y ambición… Pero acabáis por n tener ni lo que deseáis porque vuestra ambición no es deja ser nunca felices… Siempre queréis más…, y al final os quedáis vacíos.  Pero vayamos al planteamiento del principio de este párrafo:  La sabiduría que viene de arriba, ante todo es pura, amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.  Es evidente que cada característica del sabio según Dios ya es un mundo a explicar y aplicar.  Me reduzco a dos: constante y sincera.  Constante: que no es un tiovivo que cada vez va en una dirección y acaba mareando.  Y que es sin-cera.  Los antiguos escribían en tablas. Unos, en tablas enceradas, cuando lo que se escribía se podía cambiar. Bastaba fundir la cera o rasparla, y se volvería a escribir otra cosa, incluso contraria. Otros escribían en tabla sin cera, grabando a buril la escritura, que quedaba inalterable de una vez para siempre.  Eso es lo propio de personas sinceras: que hoy dicen igual que ayer; que no son volubles.  Que la paz de hoy no es guerra mañana.  Porque, dice Santiago: así os devoráis; no conseguís fruto por mucho que ambicionáis y codiciáis, y pedís.
             Jesucristo es el HOMBRE SINCERO.  Jesucristo, dice San Pablo, no es hoy un SÍ y mañana un NO.  Jesucristo es un permanente SÍ inalterable. Pertenecer a Jesús, comulgar con Jesús, es un permanente ejercicio de honradez cristiana en la que no cabe el propio engaño, ni las barriobajeras pasiones que chocan de frente con la blancura de la Hostia que expresa el gran sacrificio de quien supo dar tanto que acabó –aparentemente- perdiéndolo todo.  Y sin embargo es quien llevado hasta la muerte, sin embargo hoy triunfa en la gloria eterna, y ha mostrado con su sinceridad que ese es el camino que lleva a Dios.  De ese Cristo comulgamos; hacie esa dirección y sentido nos encamina.  

sábado, 22 de septiembre de 2012

"Cuerpo espiritual"


SEMILLA POR MEDIO
          La fiesta litúrgica de San Mateo, ayer, nos rompió la secuencia de la lectura continuada para poder seguir la argumentación de San Pablo. Lo dejamos en su trasmisión autorizada del mensaje esencial y más primitivo de la fe y del Nuevo Testamento: Trasmito lo que he recibido de los mismos primeros testigos: que Cristo murió, resucitó, y fue visto, después, resucitado. Si no hubiera resucitado, todo el evangelio es una farsa, nosotros unos embusteros y vosotros y nosotros unos memos integrales, capaces de creer y seguir a un muerto, fracasado y ajusticiado.  Y concluye: PERO CRISTO HA RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS, EL PRIMERO DE TODOS (quiere decir: Él, el primero, garantía de que resucitaremos después los demás).
             Y así llegamos a HOY: Pablo hoy trata de explicar –estamos en terreno de fe y hay que recurrir a comparaciones, y aun eso, dentro del estilo de las escuelas rabínicas, muy familiar a un judío.  ¿Cómo resucitan los muertos?  - No igual y con la misma figura y forma que vivimos aquí. Una semilla es una cosa pequeña y casi sin forma (por decirlo así).  Se entierra y la semilla germinase pudre…, y de ahí salen  frutos absolutamente diversos de lo que se sembró.  Pero estaban en germen en tal semilla.  Lo que vemos, germinado, es lo mismo que se sembró pero totalmente distinto. Así es la resurrección: lo que se entierra es materia; se pudre o se incinera.  Lo que ya queda de eso material es nada. Y sin embargo al “germinar” aparece otro “cuerpo”…, pero espiritual.  Ahora Pablo se va al estilo rabínico y argumenta así: Primero fue creado Adán, de la tierra; por tanto, material y corruptible.  Vino Cristo, que es Vida.  Por tanto lo material es lo de abajo, pero lo espiritual lo que permanece. Lo material tiene un cuerpo con órganos, tendones, huesos… Lo espiritual, no. Y sin embargo Cristo es el que permanece y da vida a los que ya murieron.  Un CUERPO ESPIRITUAL.
             Nosotros, que somos materia, difícilmente podemos hacernos idea de lo que es un SER ESPIRITUAL. Claro que las personas de fe y de vida profunda de su espíritu, sí que lo comprenden y, puedo decir, hasta lo experimentan
             Y como hablamos de SEMILLAS destinadas a dar fruto, coincide muy oportunamente el Evangelio con la gran parábola, y tan significativa, del SEMBRADOR.  Precisamente la semilla que fa fruto bueno es la que se ha podrido antes en el surco.  Y dará un fruto. Los otros granos de la misma simiente que no hallaron terreno jugoso, o se pierden totalmente o intentan salir a flote pero ¡tanta materia como hay por medio! Le impiden  crecer y desarrollarse.  Y es que tenemos –donde menos lo esperamos cada uno- nuestros espacios duros, estériles, inútiles…  Nuestras mentiras terribles que resecan posibilidades de crecimiento en gozo y alegrías…  “Matorrales” de pasiones, envidias, celos, inmadurez, egoísmos…, que ni crecen ni dejan crecer.  Y la parábola de Jesús se hace como un espejo claro de cada persona.  Falta haría que pudiéramos adquirir un espejo nítido de los que ponen de frente a uno mismo, en vez de esos espejos de feria que tanto desfiguran la realidad que acaban ofreciendo imágenes grotescas de la persona.., unas en las que parecemos fideos…, otras que inflan tanto, que parece que vamos a reventar de tan gordos…  Y abundan más estos espejos ridículos, y siempre seremos más capaces de reírnos de la figura al natural de los otros que descubrir que eso grotesco que tenemos delante es el fruto de la semilla que no alcanzó en mí su natural desarrollo.
             Y Jesús explica a sus apóstoles que tiene que hablar en parábolas porque “la gente” es incapaz de escuchar y entender las cosas por derecho, y son como el enfermo de estómago que lo más sano le sienta mal.  A ver si las parábolas le ayudan a mirarse en ese espejo que presenta Jesús con su gran pedagogía.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Leví el publicano


SAN MATEO
          Hoy celebramos la fiesta –fiesta litúrgica- de San Mateo, apóstol, también llamado en el evangelio, “Leví”.  Un publicano. Un detestable, según el pensamiento popular, por su mismo oficio de recaudador de impuestos, y de impuestos a favor de Roma, la potencia dominadora en Israel.
             En las lecturas, se toma la de la carta de Pablo a los fieles de Éfeso. Se habla de “prisionero por Cristo”, porque realmente “le apresó” la mirada de Jesús.  Entonces puede también decirse “prisionero de Cristo” porque Jesús le “apresaba” porque Él, Jesús, se había fijado en Leví y había visto enn él un apóstol.  ¿En un publicano?  Exactamente. Porque la libertad del Corazón de Cristo no ve lo que fue o lo que es…, sino el proyecto y sueño del propio Jesús sobre lo que será… Es como aquella mole granítica en la que Miguel Ángel se quedó mirando entusiasmado y ya estaba viendo en ella al Moisés que luego talló.  Porque sólo “había que quitarle lo que sobra”.  Y el buril del artista era el que cambiaba la mole en una inmensa figura, a la que sólo le faltaba hablar, como decía el autor mientras golpeaba amorosamente su obra.
             ¿Qué es lo que le sobraba? Lo que no fuera humildad, amabilidad, comprensión, capacidad para sobrellevarse mutuamente con amor, y mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.  Que si eso se da, la figura nueva emerge aún del bloque granítico de un publicano.
             De ahí que esa 1ª lectura insista en la urgencia de una UNIDAD porque tenemos un solo Señor, una fe, un bautismo, un Padre que lo trasciendo todo y lo penetra todo y lo invade todo.  Es es “invasión” de Dios que –entrando. Cambia toda la vida de alguien.  Como Jesús que, al “entrar” en la vida de Mateo, le saca de sí, le abre una luz irresistible y acaba produciendo un apóstol y un evangelista.  Uno que fue capaz de captar la maravilla de las bienaventuranzas para mostrar que el seguimiento de Jesús no estaba en el pecado o no pecado material contra los mandamientos de Dios sino en muchas más profundidades que ya no eran mandatos o prohibiciones sino caminos abiertos, inmensos, por los que transitar.  Y que los mandamientos que vivieron en Israel, iban mucho más lejos de lo que podían pensar los cumplimientos de la materialidad legal.  Cristo es un horizonte sin fronteras, y hacia ellas abre Mateo la vista de los destinatarios de su evangelio que eran, precisamente, aquellos hijos de Israel.
             Venía Jesús no a dividir buenos de malos sino a ser médico para los enfermos…, para salvarlos a todos, para que todos puedan sentirse mirados y llamados con un impresionante: Sígueme, en el que debemos sentirnos todos y cada uno.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Supliendo carencias


RESUMIENDO…
          Ayer miércoles –mientras veía el texto de San Pablo momentos antes de salir de viaje, y luego en la Concelebración Eucarística que tuvimos en Madrid en el ENCUENTRO NACIONAL del Apostolado- sentí pesar de no haber podido hacer comentario de algo tan sublime y maravilloso como la descripción del AMOR CRISTIANO que nos hace San Pablo en el capítulo 13.
             Os extrañaría si os dijera que el texto “escueto” (y mucho más reducido) que los novios eligen frecuentemente para su boda, me llega a resultar “pesado”, y después de casi 400 bodas, me llega a “empalagar” el mismo texto. No por el texto en sí, sino porque no soy hombre de copiar/pegar, y por consiguiente ya podéis imaginar lo difícil que es “crear” algo que ya se tiene visto por arriba, por abajo, del revés y del haz. Anécdota aparte, el texto es sublime, grandioso, y se le ha llamado tradicionalmente el HIMNO DE LA CARIDAD.
             Es lo mejor que se puede ambicionar…, el camino mejor…, el que ahora es y el que permanecerá eternamente.  Porque la fe se acabará cuando veamos a Dios cara a cara.  Y consiguientemente también se acabará la esperanza porque ya se tiene y lo que se tiene no se espera.
             ¿Podríamos hablar lenguaje de ángeles?, ¿ser héroes en actuaciones arriesgadas? ¿Tener el don de profecía o ser sabios en todas las disciplinas? Pues nada de eso es nada, y se quedaría como el sonido de campana que conforme se escucha, se pierde ya.  Lo que realmente PERDURA es el AMOR.  Nada que ver con la profanación de esa palabra, usada en cada canción, en cada ocasión y aún –contradictoriamente- en cada egoísmo. Nada que se parezca al puro y mero sexo, camuflado bajo esa mala expresión de “hacer el amor” (como se puede decir “hacer churros”). [Una vez, participando en el blog que me hizo naces a este “arte”, su “administrador” me hizo un bajo comentario a esa expresión…, señal de que no captaba más allá…]  San Pablo habla del AMOR VERDADERO (y hasta me da vergüenza de tener que añadirle el adjetivo…, pero hoy hay que especificarlo, por desgracia).
             Y habla, con una síntesis magnífica, de las características del AMOR: comprensivo, afable, servicial, sin que quede espacio a la envidia y el egoísmo [que le son términos opuestos y contradictorios]; que no es mal educado (ni se permite a sí mismo serlo], que no lleva cuentas del mal  para tirar en cara lo que se lleva “guardado” en la recámara de los recelos; y nunca se detiene en el defecto ajeno (la injusticia…, el fallo, el estar preparado para dar el golpe donde más pica);  ni se irrita.  Porque disculpa siempre, ve la buena fe del otro siempre, espera en el otro siempre…, y aguanta siempre…, SIN LÍMITES. El amor NO SE PASA nunca.
             Y VINIENDO AL TEMA DE HOY JUEVES,
No puedo dejarlo pasar por alto tampoco, por ser UN DOCUMENTO ESENCIAL Y PRIMITIVO en la Iglesia. Primero porque Pablo recuerda el Evangelio que les predicó “y que vosotros aceptasteis, que yo recibí y yo os trasmití…Es, por tanto posesión de la Comunidad cristiana inicial.la que recibió de Cristo, de los apóstoles…, sin cortarse el hilo de trasmisión: que Cristo murió por nuestros pecados, y así está en las Escrituras Sagradas;  que resucitó (también conforme a las Escrituras Santas), y que SE APARECIÓ resucitado a Pedro, a los Doce, a más de 500 hermanos juntos, a Santiago, y el último –indigno como un hijo abortivo- a mí.  No son mis méritos ni mi dignidad, porque soy el más menor de todos, sino la pura Gracia de Dios conmigo.  Y tengo que decir que esa Gracia de Dios no se ha frustrado en mí.
             Todos predicamos lo mismo, porque no hay otro evangelio distinto. [Es una clara advertencia a los fieles de Corinto de que Pablo no ha venido a inventar, ni su autoridad se la ha inventado él…, NI EXISTE NI PUIEDE EXISTIR otro Evangelio que el que él les ha trasmitido en correa sin fin desde los primeros]. Por decirlo así, Pablo les presenta credenciales de verdad y de una autoridad que ha recibido.
             Es uno de los textos básicos en el cristianismo.

             En el Evangelio, y sin meterme en comentario –aunque me encantaría- tendríamos el ejemplo auténtico del amor, el de Cristo que acoge sin acepción de personas;  el de la mujer aquella de mala fama, que rompe todos los respetos humanos y se vuelca en dadivosidad con Jesús, en razón de su muy fuerte arrepentimiento de su pasado, y el amor que pone en delicadezas hacia ese personaje que ella ha sabido que pasa haciendo el bien.  Ahíta de sus goces efímeros y tan insatisfactorios, acaba cayendo a los pies de Jesús y con donación plena de su propio pecado transformado en amor hacia el Jesús Bueno.
             Y el reconocimiento de ese Jesús Bueno hacia esa pobre mujer que –de hecho- se está regenerando allí a sus pies.  Y cuando el fariseo santón hasta duda de Jesús por no saber quién y qué tal es aquella mujerzuela, Jesús sale en defensa de ella.  ¿Qué hay en aquella mujer y qué hay en aquel fariseo?   Hay una INMENSA DIFERENCIA: la del amor agradecido. El fariseo, que se basta a sí mismo, no tiene necesidad de perdón… (cree él), y no necesita amar... La mujer, hecha una piltrafa humana, y que busca el perdón, sólo puede ya amar.  Y Jesús advierte que esa mujer ama mucho porque se le ha perdonado muchoel fariseo no se ve en actitud de amor, porque cree que no necesita nada.  Él ya lo cree tener todo.

martes, 18 de septiembre de 2012

ENCUENTRO NACIONAL 2012

          Imprevisión mía, y muchas cosas en la cabeza, no he sabido "adelantar materia" para no dejaros sin algún comentario litúrgico en estos dos días 19 y 20. Pero MARCHAMOS A MADRID a participar del ENCUENTRO NACIONAL DEL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN ocho miembros del Grupo de Málaga.
         Hay dos ponencias muy interesantes para actualizar -en la primera- el concepto de LA REPARACIÓN, que no tiene hoy día el mismo sentido que hace 20 ó 50 años.  La segunda ponencia es de lo más actual e interesante que haya podido escogerse:  vamos hacia esa búsqueda de un conocimiento de DIOS que no es el que las expresiones humanas proyectan en Dios ¡y tantas veces lo desdoran!, bien sea por unas expresiones del Antiguo Testamento (que no sabía otra manera de decir), bien por las mismas expresiones populares que acaban volcando en Dios nuestras propias carencias.  Llegar a esa línea maestra inalterable y axiomática (=sin discusión) de que Dios es el conjunto de todos los bienes sin mezcla de mal alguno.  Lo cual nos limpiará muchas expresiones populares que en nada favorecen ni el amor de Dios ni el amor hacia Dios.
       Ayudadnos a pedir que todo se desarrolle de manera que podamos volver mucho más llenos de la idea más auténtica de QUIÉN ES DIOS..., y si la idea es mejor, ¡mejor hablaremos de Él!, más nos acercaremos a la imagen que Dios quiere dar de sí mismo.

El Cuerpo Místico


LA GRAN INTUICIÓN DE SAN PABLO
          La 1ª carta a los fieles corintios es un ejemplo de pedagogía. Empezó el apóstol por una alabanza y reconocimiento de los valores de aquella comunidad, y quién sabe si una presentación amplia de lo que debía ser una comunidad cristiana que se fundamentara en Jesucristo y su pensamiento y caminos hacia la plenitud.  Pero una cosa es el árbol y otra las hojas.  Y en aquella comunidad se dan muy diversas fallas de diversa índole, que el padre –que les ha engendrado para Cristo- no tiene más remedio que ponerles ante los ojos, corregirles y, con preguntas que les penetren (por su misma forma de hacerlas), reprenderles errores. Y ha llegado ya al que puede ser el más radical…, quiero decir, el que toca a las raíces:  que la Eucaristía llegue a no ser Eucaristía, bien porque ni pueden celebrarla, o porque la celebran dejándola huera. [Creo que todo esto es un proceso mucho más a mirar nosotros desde el corazón, que no como quien recuerda historias pasadas y “ajenas”…, porque de “ajenas” no tienen nada.
             Y ahora, entrando precisamente en las raíces mismas desde donde ha de ser sanado un árbol, si quiere conservarse, les presenta una intuición muy paulina, que es la UNIDAD TOTAL de Cristo con los cristianos en UN SOLO CUERPO.  Pero que implica precisamente la UNIDAD DE LOS PROPIOS FIELES ENTRE SÍ, porque la comunión eucarística tiene que presuponer que esa unión está ahí, o que tiene que producirse urgentemente.  Y la comparación con el cuerpo humano es clarísima. Cabeza sin cuerpo, no tiene sentido. Cuerpo sin cabeza, es cadáver. La Cabeza es el núcleo en donde nace la unidad, la conexión, la sangre que circule, los movimientos del cuerpo,  la interrelación entre todos.  De modo que en el cuerpo humano cada miembro está conectado, en relación y dependencia del otro, hasta el punto de que no hay miembros que puedan considerar menos útiles a los otros.  Y dice Pablo: ASÍ ES TAMBIÉN CRISTO.  Así es la completa imagen del CRISTO TOTAL: una unidad, una interrelación, una mutua dependencia, donde hasta el mismo Cristo Cabeza vive y es, en la medida en que los miembros viven y son…, cada uno en su función, y cada uno dirigido por ese Cristo, y según es Cristo.
             Luego, unos serán apóstoles, otros serán fieles; unos serán miembros de prestigio y autoridad y otros serán los que componen el entramado de tantas y tantas otras funciones.  Es evidente que sólo en la unidad y correlación interdependiente de unos respecto de los otros, es como funciona el cuerpo humano, y como funciona la Iglesia, y como funciona la familia, y como funcionan las comunidades de cualquier género. Y cuando surgen elementos espurios que alteran la normalidad de las células, tenemos el cáncer que corroe y mata…, la enfermedad que altera.
             Llegados al Evangelio, reconozco que es uno de los que considero más tiernos y como el retrato más sencillo de Jesucristo. Los habrá más teológicos, pero éste es un retrato sobre la marcha.
             Caminaba Jesús ajeno a cualquier incidencia. Nada más que llegar a la entrada de Naím, se topa con un entierro.  Podría ser de cualquiera…, de un anciano ya vencido por los años…  Pregunta y le dicen que es un muchacho, hijo único de una pobre viuda. El Corazón le da un vuelco, observa en efecto a la madre que va derrengada por su propio dolor (que es doble: su hijo muerto, su orfandad penosa posterior…)   y Jesús no piensa…, por decirlo así “no pone orden” en su proceso de entendimiento…, porque lo que se le abre es el Corazón, y el corazón no entiende de razones.  Por ello se dirigió rápidamente a ella, a la mujer sufriente, para decirle una palabra que Él quiere dejarle como paso previo: Mujer, no llores.  La verdad es que esa palabra por sí misma resultaba hueca porque ¿cómo no iba a llorar?  ¡Es muy fácil decir no llores!, pero la mujer va desgarrada por el hijo joven que ha perdido…, y porque ¿qué va a ser ahora de ella?  Pero Jesús había ido a la madre porque era lo que le dolía a Jesús en el alma al verla sufrir.
             Los hechos tienen que venir uno detrás de otro, y a la palabra “no llores” acompaña Jesús con el hecho: detiene a los que llevan el féretro, y da la voz de LA VIDA a aquel cadáver:  Yo te lo digo: levántate”.  Lo mismo podía ser un loco o un iluminado…, y la madre y los que lo llevan se quedan perplejos entre aturdidos y extrañados…  Todo ocurre en un instante.  No da mucho tiempo a pensar.  El joven se incorpora entre el asombro y casi el terror de muchos.  Y aquí hubiera acabo la escena muy hermosamente, y la gente se hubiera quedado tan admirada y alabando a Dios… Pero queda el gesto final, de una inconmensurable ternura, cuando Jesús toma al muchacho de la mano y se lo entrega a su madre.  Es momento culmínate del corazón. Es la delicadeza, el rasgo que podría haberse omitido pero que no omite Jesús… Es como la gran explicación de por qué Él le había dicho a la mujer, en reacción primera espontánea, que NO LLORARA.  Razón tenía Jesús, aunque hubiera parecido al comienzo que su palabra era un poco tonta pidiendo que no llorara la pobre madre viuda…  Seguramente nos dice el Señor que cada momento de Dios es el SUYO…, que los ritmos de Dios son los SUYOS…, que Dios mismo actúa con “procesos humanos” cuando actúa en realidades humanas.  Que el Evangelio no fue un libro para la biblioteca, sino un pedazo de vida, un germen de vida que está pidiendo ser profundizado, “descuartizado” en la oración, para que no se escape ni una coma.

lunes, 17 de septiembre de 2012

No soy digno


EUCARISTÍA
          Un punto común podría encontrarse hoy entre las lecturas, sobre todo cuando hoy llego más de media hora tarde a poder entrar en el comentario, porque mis deberes pastorales me han impedido hacerlo de otra manera.  Y dado que San Pablo llega hoy a un tema que me acucia desde hace mucho tiempo, centro en sus palabras el núcleo de mi comentario.
             Partamos de que estamos ante la primera redacción que se hizo de la institución de la Eucaristía. Partimos de que estamos en la misma fuente y en las más profundas repercusiones de ese misterio central cristiano. Y frente a ese Misterio de Amor, de Unidad, de muerte para dar vida, de salida de sí para que otro alcance luz, Pablo encuentra aquel grupúsculo que se reúne…, pero los que llevan su cena, se la comen sin contar con los que no la tienen.  Y en la versión tradicional había una fuerza enorme en la conclusión: Esto no es celebrar la Cena del Señor.    Por tanto, en esto no os alabo.
             Hoy me encuentro con la traducción oficial española que, desde luego, tiene otros matices.  No digo si más didácticos o menos. No puedo decir si más exactos o menos. Lo que sí digo que su matiz hace variar lo que he escrito antes.  Porque esta traducción del leccionario litúrgico, dice: “Así os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro está borracho”.  Evidentemente concluye: “En esto no os apruebo”. ¡Es que no puede aprobar esa situación!   Claro que eso fue en Corinto entonces. Pero me echo a temblar pensando en “Corintos” de la historia, en “grupúsculos” llenos de celotipias, donde uno se acaba preguntando, dónde está la Eucaristía.  Y reconoce Pablo que es humano que haya “partidos entre vosotros”.  ¡Humano, sí!  ¡Pero qué lejos deja a Dios, que no tiene “partidos!
             Comprendo entonces que la Iglesia haya situado las palabras del centurión romano como la inmediata preparación a COMULGAR…, a participar de la cena del Señor.  Que confesemos que realmente somos indignos de que Jesús entre en nuestra “casa”…;  que nos tendríamos que quedar en la palabra sanadora a distancia, porque de otra cosa ya no estamos en línea.
             Sin embargo, precisamente porque Jesús vino a UNIR, a DARSE, a no mirarse a sí, la Iglesia cambia la palabra del centurión. Coincide en que no soy digno (no cabía otra).  Pero la Palabra que pide a Jesús es la palabra purificadora que nos haga posible llegar dignamente a que ENTRE EN NUESTROA ALMA.  Ya que no merecemos…, que se sobreponga su acción  y nos purifique.  Bien sabemos que ¡trabajo tiene!..., porque somos los que somos, y ¡es que no nos quita nadie ser tan excesivamente humanos!
             DÍ TU PALABRA.  ACTÑUA, SEÑOR. HAZ QUE VERDADERAMENTE ESTEMOS CELEBRANDO EL SENTIDO REAL DE LA EUCARISTÍA;  que no dejemos que el “tuyo” y “mío” rasgue la unidad de tu Cuerpo, que puede resquebrajarse en el Cuerpo Místico, si entre nosotros, bautizados y consagrados y celebrantes del Misterio sublime de tu morir y ceder de Ti para darnos vida a los demás, no estamos acudiendo al miembro débil, o la mano se cree no necesitar del pie.

domingo, 16 de septiembre de 2012

ESCUELA DE ORACIÓN

EL PRÓXIMO VIERNES
DÍA 21,
A LAS 17'30,
TENEMOS LA
ESCUELA DE ORACIÓN
para inaugurar el nuevo curso.
EN EL SALÓN DE ACTOS
de la casa de los Jesuitas.
ACABARÁ CON LA MISA
a las 18'30

Pregunta Jesús


¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?
          Un domingo que deja huella.. Que debe dejarla. Isaías ha abierto brecha con ese poema del Siervo de Yawhé que es un presagio del futuro Mesías, hasta el punto que muchos detalles de la Pasión de Jesús son, en realidad, proyecciones de este relato.  Como si la respuesta a la pregunta de Jesús a sus apóstoles se hubiera adelantado siglos en el túnel del tiempo, el Siervo dice de sí que ha recibido ya una Palabra ante la que no se rebela: la vida que le espera es de maltrato, de burlas, de humillaciones… Y él no aparta el rostro a los salivazos y las bofetadas, y al mismo tiempo sabe que no será abatido por nada de eso. Que intentarán pleitear con él para acusarlo, pero que él se sabe defendido por la verdad de Dios, como por un fuerte soldado que le protege y ayuda. Nadie podrá probar una culpa que él haya cometido.  Por tanto se está planteando esa profecía en términos de lucha y sacrificio.
             Llega Jesús que, con todo su arte pedagógico pregunta a sus apóstoles en un aparte, a solas, en intimidad, qué opiniones han escuchado ellos acerca de Jesús.  Respuesta que nada les compromete y donde puede explayarse.  En una cultura totalmente religiosa las opiniones son de orden religioso:  Dicen que Jeremías, o Elías o uno de los antiguos profetas.  Podrían añadir: También tú has oído que dicen algunos que eres discípulo de Beelzebul…
             Si nosotros saliéramos hoy a preguntar por ahí nos traeríamos otro conjunto de respuestas, desde las certeras a las más extrañas; desde las teóricas (como quien repite expresiones) hasta las escandalosas de quienes ni saben quién es Jesús (y que no serán hoy las más extrañas).
             El momento final de la pasada Procesión del Corazón de Jesús lo acabé preguntando directamente a los Hombres de Trono, aunque la pregunta valía para todos.  Habéis llevado con sano orgullo el trono del Corazón de Jesús… Lleváis muchos otros tronos de otras imágenes… Pero ¿quién decís vosotros que es Jesús´ Dicho de otra manera: ¿qué detalles, qué fondo, ¿qué doctrina…, es lo que encarna el Corazón de Jesús? ¿Qué repercusiones concretas supone en las vidas creyentes?
             Hago un cuestionario a cada una de los cientos de parejas que vienen a pedir boda en esta Iglesia, y tras varias preguntas “pedagógicas”, acabo con una: ¿Quién es Jesús, según tu experiencia?  Y unos dicen que es “símbolo”, otros no responden “porque –dicen- es una pregunta que no es para escribirla” [lo que no se puede expresar escrito se puede quedar en un “fantasma mental”].  ¿Y no será que no saben responder porque Jesús se ha quedado hecho un fantasma en esta sociedad actual?  Luego cabría preguntarse doloridamente, si les hemos dado a estas generaciones unos fundamentos medianamente básicos para que puedan responder a esa pregunta, no ya desde las teorías o las superficiales “vivencias” que no se personalizan y que han dejado la penosa pregunta de aquella muchacha en TV al preguntarle sobre Jesús y responder con desenfado: ¿Y quién es ese tío?  [Chirría la expresión, pero que nos sirva de espejo].
             Porque ahora Jesús, una vez liberados de tensiones posibles, puesto que es tan fácil hablar de lo que dicen los otros, entró con una pregunta directa: Y vosotros, ¿quién decir que soy Yo?   Tenemos la ventaja de que Simón se arrogó el derecho de responder en nombre de todos, y por cierto que muy bien: Tú eres el Mesías.  Una gran respuesta de catecismo. Pero cuando Jesús se adentró en lo que ese “Mesías” era y llevaba consigo, de padecer, de ser maltratado, de ser entregado a la muerte…, a Simón se le acabaron “las ciencias teóricas” y se rebeló contra “la práctica”.  Decir frases y vivencias hermosas estaba bien. Meterse ya en un Jesús que padece, ¡que no se te ocurra tal cosa  Y Jesús tuvo que decir que hablaba tan a lo humano que en realidad estaba haciendo de demonio… Porque malo es no conocer a Jesús, pero mucho peor es conocerlo desfigurado, amañado por la “piedad fácil” o “el cumplimiento de preceptos”.
             Hoy la pregunta viene rebotada hasta nosotros: ¿Quién decimos nosotros que es Jesús?  ¿Cómo estamos buscando CONOCER INTERNAMENTE LOS SENTIMIENTOS Y EL MODO DE SER DE JESÚS? ¿Se fundamenta nuestra vida personal cristiana en la meditación lenta y profunda de la propia Palabra y Vida de Jesús?  Lo que conocemos de Jesús está reflejándose en las actitudes de la familia, en el modo de reaccionar, en lo que buscamos ver y en realidades concretas de nuestra vida de cada momento?  ¿Cuál es la fotografía que damos de nosotros en nuestro hablar, en nuestro hacer, en nuestro escribir, en nuestro pensar, en nuestra distracción…, y en lo normal diario que ofrecemos a quienes nos están tratando?
             Santiago –que cada vez merece más la pena leer en su escrito- no pudo responder cuando preguntó Jesús porque Simón se tomó la palabra para decirlo todo.  Pero Santiago tenía algo que decir.  Y lo dice hoy: Está muy bien tu fe, y haces muy bien en tus manifestaciones religiosas. Pero yo te muestro mis obras y en mis obras puedes ver mi fe.  ¿Cuáles son tus obras, esas que se ven cada día…, las que capta el vecino…, o el esposo, la esposa, los hijos, los compañeros de trabajo, los contertulios del bar o del bingo?
             No mucho más añadiría hoy Jesús en esta Eucaristía en la que vamos a participar en el Domingo, día del Señor, día por excelencia para vivir comunitariamente nuestra fe.

sábado, 15 de septiembre de 2012

DOLORES Y ANGUSTIAS


”LA VIRGEN DE LOS DOLORES”
          El  pueblo sigue celebrando más el antiguo Viernes de Dolores, en el corazón de la Cuaresma, y a punto de entrar en la Semana Santa.  Y eso es muy respetable.
             El  calendario litúrgico lo pasó a hoy, 15 de septiembre.  ¿Es una “atracción” de sentimientos por la fiesta de la exaltación de la Cruz que fue situada ayer?  (antes “el día de la Cruz” era y para el pueblo sigue siendo, el 3 de mayo).
             Celebramos esas advocaciones de la Virgen que expresan sus sufrimientos: o Virgen de los Dolores (camuflado hoy por “Lola”…, que siempre fue pero sin eludir el Nombre completo;  hoy sí se trata de eludir); Virgen del Mayor Dolor (muy cofradiero), Virgen de las Angustias, con sus múltiples patronazgos en diversos lugares españoles.
             El anciano Simeón predijo a María que “una espada de dolor te traspasará el alma”. También interviene aquí el pueblo para rendir devoción a los siete dolores de la Virgen: el anuncio de Simeón, la huida a Egipto, el acompañamiento a Jesús en el camino del Calvario; el cambio de su Hijo por “los hijos” que le encargó Jesús en la cruz; Jesús muerto sobre sus rodillas tras el descendimiento  (y que es la clásica imagen de la Virgen de las Angustias, en donde se muestra el terrible dolor de una madre que tiene sobre su regazo al hijo derrengado y muerto y en ese “adiós” antes de la sepultura).  Pueden añadirse el dolor ante las dudas de José, o el de la orfandad en Nazaret… La cosa es sumar siete por eso del simbolismo hebreo de ese número, que indica plenitud.  Y haría alusión a esa vida de María como Mujer de dolores, como se habla de Jesús, “varón de dolores”.
             En las lecturas de hoy se hace el traslado de lo que la carta a los Hebreos  dice de Jesús: a gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su actitud reverente.  María también tuvo que orar a Dios desde el fondo del alma ante aquellos dolores suyos –que eran dolores de su Hijo- y sus súplicas y serenas lágrimas fueron como gritos amorosos dirigidos al Cielo, al Dios que libera, que conforta, que ayuda, que escucha…, aunque no precisamente en la forma en que uno pretendería ser escuchado.  Escucha, sí.  Pero aquí dice el texto que aprendió, sufriendo, a obedecer, y llevado a la muerte, se ha convertido en prenda de salvación para todos los que viven en obediencia de fe y confianza en Dios.   Traducir eso a la realidad de María es llegar al meollo mismo de su inicial, y el desarrollo que lleva consigo a través de una  vida.  Una vida vivida en obediencia a Dios, en rendición plena a los misteriosos caminos de Dios en el Hijo que Ella misma llevó en sus entrañas.
             Hay dos evangelios a elegir:  uno nos pone a María al pie de la cruz en los momentos finales de Jesús…, su firmeza erguida sin derrumbarse ante aquella tragedia. El trueque desventajoso de SU HIJO por LOS HIJOS, por nosotros…
             El otro tema es el momento del anuncio de Simeón.  Que no sólo le anuncia a Ella esa espada de dolor que le irá traspasando a través de su vida, sino el mismo anuncio de que ese Hijo suyo va a ser, sin Él pretenderlo, una señal ante la que la humanidad se divide en amores que dan la vida, y en odios que quitan la vida… La historia de una humanidad que fue, que es y que será (desgraciadamente), mientras no llegue el día en que Dios ponga a sus enemigos bajo los pies del Salvador.  Expresión que –de una parte- podría ser el descendiente que aplasta la cabeza de la serpiente, y –de otra parte- una humanidad que acaba viendo la luz y postrándose en rendición de reconocimiento del Cristo Salvador.  Y sería absurdo excluir esa posibilidad de los recalcitrantes que permanecen en el pecado diabólico del “no serviré”, al que el arcángel Miguel les sale al paso y les derrota y vence. (Apocalipsis 12).  ¿Puede haber tales recalcitrantes que se afinquen en el pecado diabólico e infernal?  - Evidentemente. También a ellos les toca ser puestos como estrado de los pies del Salvador. Porque vencerá el león de la tribu de Judá, o aceptando o no aceptando los que lo vean vencedor.  Lo que aceptan, entran a formar parte con Él, aunque sean “obreros de la última hora”.  Los que no lo aceptan, ya se han destruido a sí mismos.
             Y es evidente que la madre sufre en su alma y corazón maternal que haya hijos que no acepten al HIJO y –por tanto-no sepan acercarse al regazo acogedor de la madre.  [Cierto que, LA MADRE será elemento básico para que muchos de los “recalcitrantes” acaben bajándose de su soberbia, y por la ternura del Corazón de esa Madre compasiva, dolorosa, angustiada…, acaben volviéndose a Jesús.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Cruz gloriosa


NI CON RECLAMO
          En la gran zarzuela  “LA REVOLTOSA” se produce un encuentro casual pero deseado.  Y dice el personaje: ¡”Vaya; ni con reclamo”!.  Hoy viene muy bien la FIESTA DE EXALTACIÓN DE LA CRUZ, que celebra la liturgia en este día, para descubrir que hay situaciones que “ni con reclamo” vienen mejor.
             Las lecturas están centradas en la CRUZ.  La diferencia con el Viernes Santo (allí es una cruz sangrante con el momento de  la muerte de Jesús) es que hoy se mira la otra vertiente de una Cruz que exalta, que triunfa, que salva.  Bien sabemos que es sólo una diferencia de acentos, puesto que estamos hablando de la misma CRUZ y de la misma realidad, de la misma  barbaridad y de la misma salvación.  Pero los acentos significan mucho en la liturgia porque los misterios evangélicos tienen tantos matices que ayuda encontrar ese complemento de forma subrayada.
             La CRUZ “de hoy” es una cruz triunfal. Quien mira a la cruz…, mejor dicho, al CRISTO CRUCIFICADO- queda curado de las picaduras de las serpientes venenosas.  Creo que ya habremos aprendido (o estamos en vías de aprender) que las expresiones bíblicas de un pueblo de pobrísimo vocabulario y de enorme sentido de fe centrado tanto en Dios, que pase lo que pase “lo ha enviado Dios”, no pueden leerse en culturas tan diferentes, con una traducción al pie de la letra.  A nadie se le ocurriría hoy decir que los animales salvajes en Kenia los ha puesto Dios allí para fastidiar a los keniatas.  Explicaciones mucho más normales nos dirá que los elefantes, los hipopótamos, los leones o las jirafas, o las serpientes cobra, han encontrado su hábitat propio, o el que la civilización le ha dejado…, y hoy son reservas naturales.  Por eso será mucho más científico decir que el pueblo que caminaba por el desierto, llegó a un lugar donde había víboras. Y que el pueblo –precisamente por su sentido sagrado de la vida- recurre a Moisés para que en su comunicación con Dios, pida el remedio en lo inhóspito de un desierto.  Y Dios, que habla con Moisés cara a cara, le da un remedio sobrenatural:  que haga una esfinge de serpiente, la ponga en alto y quien sea mordido, venga a ese estandarte y –mirando- quede curado.
             Lo que tenemos es un símbolo del Cristo Crucificado, elevado en alto en el mástil de la Cruz –como Jesús explica a Nicodemo- de modo que todo el que es picado por “las serpientes”, encuentre curación en ese Cristo que han matado en la cruz.  ¿Quién lo ha matado: “LAS SERPIENTES VENENOSAS”…, los odios, las envidias, los celos, los egoísmos patológicos, las pasiones de todo tipo y de toda índole, las que llegan de “cerca” o “de lejos”…, las que suceden como consecuencia de tanto veneno humano como hay por ahí.
             ¡Es que el propio Hijo de Dios, al hacerse hombre (despojado de su paraguas divino), fue también víctima directa de ese veneno humano, de esa serpiente venenosa que hay en cada pecado, y que –en definitiva- hay en cada personas!  “Se despojó de su rango divino”…, “se enfrascó en la tierra de los humanos, haciéndose como cualquiera…, y –por lógica- le cogió la humillación hasta morir crucificado.
             ¿No es una ayuda profunda HOY encontrar esta FIESTA LITÚRGICA en la que se resalta el triunfo del Crucificado…, quien –precisamente por su obediencia hasta la muerte- recibió el nombre sobre todo nombre…, y que precisamente por todo eso HOY ES ADORADO y exaltado en el Cielo, en la tierra y hasta en el abismo (por mucho que “el abismo” se retuerza ante la figura triunfal de la víctima que él mismo provocó?  [Es la otra realidad de la HISTORIA DE SALVACIÓN:  Mataron a Cristo "las serpientes venenosas".  ¡Pero Él murió -ahora hablaremos "al otro lado de esa Historia, y por tanto, en el designio divino- PARA REALIZAR LA REDENCIÓN de la humanidad].
             Serpientes venenosas las vamos a encontrar siempre, en todas partes, en donde menos se esperan.  “Estandartes” en alto, con la figura de Cristo Crucificado Salvador, los tenemos quienes vivimos la maravilla de la fe, ese cedazo sublime que nos hace cambiar las lanzas en podaderas y los desiertos en torrenteras de agua.
             OH, CRUZ FIEL, ÁRBOL ÚNICO EN NOBLEZA:
JAMÁS EL BOSQUE DIO MEJOR TRIBUTO
EN HOJA, EN FLOR Y EN FRUTO.
DULCES CLAVOS, DULCE ÁRBOL DONDE LA VIDA EMPIEZA
CON UN PESO TAN DULCE EN SU CORTEZA.

jueves, 13 de septiembre de 2012

En el corazón del cristianismo


EL AMOR SOBRE TODO
          Coinciden las lecturas de hoy en esa base fundamental del amor, expresado en muy diversos contextos y particularidades. Y cómo los conocimientos tienen que ceder ante el sentir profundo del alma…, o tenemos que saber conocer con el corazón, que es una diversa manera de “saber”.  San Pablo (1 Co 8, 1-7; 11-13) hace unos retruécanos interesantes: “el conocimiento engríe; el amor edifica”.  Si alguno cree conocer algo, eso significa que aún no conoce como es debido”.  ¿Por qué todo esto?  Por un tema aparentemente muy simple…, y sin embargo que “trae cola”. El tema en cuestión es comer de la carne “consagrada a los ídolos”.  El puro conocer nos dice que eso no es ni significa nada, porque los ídolos son nada y por tanto nada varía esa carne de otra carne.  Hasta ahí el puro conocer. Ahora surge una cuestión, que Pablo plantea en primera persona: Yo voy a una comida en la que la carne que ponen ha sido ofrecida a un ídolo. Podría comérmela con toda tranquilidad porque eso no me dice nada.  Pero tengo junto a mí unos hermanos que sí creen en ello, y que si como de esa carne les dejo la apariencia de que estoy en comunión con el ídolo (o con los seguidores del ídolo).  Entonces el puro saber mío de que es una tontería, no me justificaría en comerlo, porque esos hermanos sufrirían escándalo. En conciencia, pues…, en conocimiento del corazón que valora al hermano…,  que valor AMAR, no comeré de esa carne nunca más.  ¡Y bien sé yo, dice Pablo, que Dios sólo es Uno, Creador, Salvador y quien ha purificado todo y está por encima de nimiedades humanas!  Pero también sé que Dios es amor y valora mucho más el amor que los puros conocimientos, por muy sublimes y exactos que sean!
             El Evangelio está también en esa órbita concreta en la perícopa de hoy.  Y va más allá: el amor a los enemigos, el dar aun más allá de lo indispensable (porque se trata de amar y el amor no puede admitir fronteras).  Si sólo supiéramos amar como cualquier persona sin fe y sin Cristo, no estaríamos sobrepasando los límites humanos de la vulgaridad.  Y el cristiano ha de sobrepasar esos límites, porque el metro-patrón que tenemos es el ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso. Y a partir de ahí , y aunque no lo busquemos, vamos a recibir la correspondencia a ese amor.  Para quien ama aun por encima de sí mismo y de sus intereses, la medida que recibirá en correspondencia es una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.  Y, dentro de las excepciones, aun humanamente uno recoge según siembra, porque la medida que usamos la usarán con nosotros.  ¡Cuantas veces nos quejamos de los “otros”. Mientras no tengamos la capacidad de auto-reflexión e interiorización muy sincera de entrar dentro de nosotros, de nuestro corazón, de los recovecos y repliegues de ese corazón, será muy difícil que acertemos en el juicio equilibrado.  Por eso tantas veces tenemos que arrepentirnos de haber ido más lejos en nuestras maneras de juzgar.  Y es que, en el mejor de los casos, el mejor juicio de los otros es el que no se hace.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El NOMBRE de María


FELICIDADES A LAS MARÍAS
          La liturgia de la Iglesia recuperó hace poco esta celebración del NOMBRE DE MARÍA que se había ido con las últimas reformas del calendario litúrgico.  Tanto la celebración del NOMBRE DE MARÍA como la del NOMBRE DE JESÚS, han sido dos “adquisiciones” renovadas para la celebración religiosa.  Porque naturalmente no las había perdido el pueblo, y lo bonito es volverlas a poder encontrar en las directrices litúrgicas.

             Entra hoy la 1ª lectura en dos concreciones paulinas menos fáciles de entendimiento en el contexto actual.  Habla del celibato.  Y por supuesto no está hablando del “celibato clerical” que en ese momento histórico ni se planteaba como disquisición teórica.  Habla en general y ya se puede ver los distintos escorzos que hace para tocar el tema, en unas aplicaciones que para nosotros quedan extrañas. Pero lo que hemos de contar –además- es que en esas disquisiciones, advierte expresamente que lo que está escribiendo es su pensamiento personal pero sin órdenes del Señor.  No es de poca monta esa advertencia que él mismo hace. Tendríamos que “pensar” en clave del propio pensamiento paulino, en el contexto concreto, y eso es imposible en todo ese conjunto de casuística que se ha propuesto. 
             De otra parte, se ha situado –para su explicación- ante una hipótesis: la vida es muy corta y no hay que asentarse tanto en ella. De ahí que cada uno viva su situación pero con un desprendimiento que sea signo de lo pasajero de este momento terreno.  ¿Pensaba Pablo que realmente era un momento tan apremiante que es que venía ya el fin del mundo?   Uno puede pensar que sí cuando lee de primeras.  Sin embargo debía ir por otro aspecto porque en la segunda carta explica expresamente que él no ha dicho que el mundo se vaya a acabar ya..
             Como no hay en este día una especial doctrina como tal, lo que puede sernos útil es mirar hacia la rapidez con que pasa la vida, y dentro de ella lo fugaz de cada momento y situación.  No merece la pena enfrascarse tanto en lo terrenal que pareciera que aquí tenemos nuestro destino final.  Lo que tenemos y podemos, trabajémoslo, hagamos lo mejor que podemos y sabemos, ¡disfrutémoslo!, pero bien a sabiendas de la transitoriedad de todo esto que tenemos entre manos.  Hemos de hacerlo todo con el alma puesta en ello…, y hemos de vivir con el espíritu suelto sin apegarnos tanto que acabemos sumergidos en lo trivial de lo terreno.
             En Evangelio son las  bienaventuranzas y malaventuras que San Lucas ha recogido del conjunto total (el que nos pone San Mateo).  Aquí se habla de POBRES sin especificar nada más.  Lucas se dirigía a una comunidad de gente pobre y entonces les expresa que más allá de su pobreza hiriente, hay un Dios que hace reyes a quienes se abandonan a Él y sobrepasan su necesidad y carencia con altura de alma.
             Habla de HAMBRE y tampoco añade otra palabra.  El sufrimiento del hambre tendrá una distinta saciedad para los que miran a Dios y saben que van a encontrar saciedad.  LOS QUE LLORAN, reirán, y los excluidos, perseguidos, humillados por causa de su fe, van a ser ensalzados por Dios. El Hijo del hombre pasa por todo ese sufrimiento pero Él, como los que padecéis, encontraréis  recompensa grande en el Cielo.
             ¿Sería todo esto un opio al pueblo sufriente aquí, con la promesa de ser felices “allí”?  Es el lenguaje que sólo entenderá la persona de fe. Y es el lenguaje que no se reduce a un: aguantaros, que ya vendrá lo bueno en el Cielo, sino a una situación que ES MUY PENOSA y se sufre desde la injusticia humana, egoísta y carente de sentimientos…, pero la vida no se acaba ni así ni siempre así.  Para el que ama a Dios, todo le lleva al bien, y hay una “justicia” que deja las cosas en su sitio.  Es la Santidad y Bondad de Dios, que  sale al paso.  La fe lo afirma. El creyente lo cree.  El “medio creyente” se queda a ras de los hechos y le es difícil subir más.
             Se entenderá mejor todo eso cuando surgen las malaventuras de los ricos…:  ya lo tienen todo; no esperan más; no pueden tampoco esperar más.  La riqueza bloquea.  LOS SACIADOS como el rico comilón, creen que toda la vida será así.  Acabó teniendo hambre de una gota de agua en la punta de su lengua…, y ni siquiera eso pudo ya tener.  La muerte fija posiciones…  Creyó REÍRSE DE LA VIDA…, se rió del pobre menesteroso que ni las sobras le dejaban para matar su hambre… Luego le tocó llorar amargamente, con ese duelo inconsolable de no haber puente que hiciera posible regresar al pasado para “hacerse bueno”.  Finalmente, ¡cuánto anhelamos que HABLEN BIEN de nosotros!  (dice el dicho popular: “aunque sea mentira”).  Pero nada nos da quien habla bien, ni nos quita el que habla mal.
             No están lejos los textos del Evangelio y el final de la primera lectura: hay que vivir esta vida menos asentados en lo que tenemos, y dando paso a esa duda provechosa que nos haga plantear el presente pensando mucho más en cómo estamos construyendo el futuro.  Y quien tiene fe, sabe que el futuro-futuro es demasiado importante para jugárselo aquí como un juego de cartas.