miércoles, 20 de junio de 2012

Apostolado de la Oración

Hoy en día son muchos los católicos que no conocen el Apostolado de la Oración, y muchos los que lo conocen. Algunos piensan que es una cosa, y otros piensan que es otra, pero es lo que es. Para los que todavía no conocen el Apostolado de la Oración, y más concretamente como les hablo desde Málaga, hablo a nivel local y me dirijo primero a los locales. El Apostolado de la Oración se compone de dos palabras.
APOSTOLADO.
y
ORACIÓN.

Cualquier cosa que no sea eso, no es el Apostolado de la Oración.

En este blog también se tratará de explicar probablemente y clarificar los conceptos de cara al futuro. Yo de momento se muy poco y puedo hablar muy poco, por eso me limito de momento a lanzar esta idea, y decir, que para mi el Apostolado de la Oración es APOSTOLADO y es ORACIÓN. ¿Estaré equivocado?

Entiendo yo, siempre dejando un porcentaje para la duda, aunque de momento estoy firme en mi postura, la ORACIÓN implica un deseo de hacer oración. Algo que brota desde dentro y sale hacia fuera. No impuesto. No obligación. No rutina. No cumplir. Es imposible a mi juicio, tratar de ser fuente si no se tiene agua, o que de la fuente de agua, salga por el caño, agua sucia.

Oración hay de muchos tipos, y hasta se puede orar en distintas posturas, pero hay algo que para mi es imprescindible. El deseo de Dios, el deseo de bien, de amor, de paz, de concordia, de fraternidad, debe ir unido al orante. Si está presente eso, el miembro del Apostolado de la Oración, según mi visión, es útil. Si faltan esas cosas y otras similares, para mi es como la fuente con agua amarga, o la fuente sin agua. Sería difícil orar con verdadero espíritu cristiano, si mi vida no está en actitud cristiana. Y eso implica, conocer al Sagrado Corazón o querer conocerlo. Lo demás, para mi, son momentos que llegan y pasan, ruido, distracción, vanaglorias humanas, deseos de la carne, pasiones, luchas estériles, pena y amargura buscada sin saber que se busca.

Voy primero a buscar el agua, y le voy a pedir al Señor humildad y deseo de ser su discípulo, y luego veremos.

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