Quintaesencia del Evangelio

EL EVANGELIO DE LOS EVANGELIOS

             Hoy tenemos la quintaesencia del Evangelio, o sea de la enseñanza de Jesús, y todavía podría decirse que A JESÚS MISMO.  Todo el Evangelio está plasmado en las BIENAVENTURANZAS, DICHAS o auténtica felicidad que preanuncia el Reino de Dios.  Y si fuéramos a exprimir las Bienaventuranzas, nos quedaría aín una sola: DICHOSOS LOS QUE ELIGEN SER POBRES, PORQUE DIOS ES SU REU.  Ahí está sintetizado todo como en una píldora espacial que encierra todo el alimento necesario para el viaje.

             LOS QUE ELIGEN SER POBRES.  Esos son los felices. Ni lo son –de por sí- los simplemente pobres, ni los pobres a regañadientes, ni los pusilánimes que no se atreven a nada.  Sino los pudiendo mucho, pudiendo ser ricos, HAN ELEGIDO VOLUNTARIAMENTE ser pobres: no se apoyan en sí mismos, no confían en sus cualidades y fuerzas (aunque las tienen), no eximen títulos y prerrogativas.  SÓLO TIENEN A DIOS POR SU REY Y RAZÓN DE SER. En Él apoyan toda su confianza, a Él se acogen, de Él esperan. El auxilio me viene del Nombre del Señor.

             Pero esa POBREZA tiene su desdoblamiento completo a través de las siguientes bienaventuranzas.  Son sufridos…, SABEN SUFRIR sin espíritu de venganza, revancha, ni de queja, ni se suspicacia y sensibilidades infantiles o retorcidas.  Y no es que no sufren, sino que SABEN SUFRIR…; que LLORAN con lágrimas ante Dios, que le desahogan y equilibran; que se abandonan, que no buscan culpables, que no descargan sus iras, porque no las tienen, porque han sabido sufrir y no han quedado marcados ni traumatizados por el sufrimiento. Porque ni tienen enemigos ni se los buscan, ni se los crean.  Y en su profundidad de vida interior, se sienten ampliamente consolados por Dios.  Y aun saben sentir consuelo en mismo derredor, porque siguen sintiéndolo amigo, parte de la propia vida, pese  a las debilidades y flaquezas propias o ajenas.  TIENEN ANSIAS INMENSAS –HAMBRE Y SED- DE SER FIELES, de ser santos, y de que eso no sea una palabra vacua. Tan echados en brazos de Dios que su alimento es ir viviendo la voluntad de Dios en lo pequeño, en lo grande,  en lo favorable, en lo adverso, con los amigos y con los que se quieren poner como enemigos (porque el POBRE nunca ve en los otros ni enemigos ni rivales).  ¡Es que son MISERICORDIOSOS!  Su corazón está de par en par abierto a la compasión, la cogida, la necesidad del vecino.  Capaces de formar familia, grupo, comunidad, ambiente gozoso y de ayuda hacia los otros, porque es el propio corazón el que está puesto de por medio.  ¿Por qué?  PORQUE SON FELICES POR SER LIMPIOS DE CORAZÓN, limpios de ojos, limpios de mirada y de intenciones…  No se les escapa una queja, una crítica, un pesimismo, una expresión de angustia, un contagio de negatividad.  Limpiaron antes sus propios cristales para no ver percudidas las sábanas del vecino.  Puede ser una clave esencial de análisis de nuestro interior, donde crecen las flores o salen las salbandijas, tan típicas de bajos fondos.  Es que SON PERSONAS DE PAZ…, que como la tienen dentro, les es fácil proyectarlas hacia afuera.  No buscan camorra, no aceptan envites belicosos. A su alrededor van sembrando flores;  nunca espinas.  Claro: los “otros” creen que son tontos que se lo tragan todo, que “comulgan con ruedas de molino” y entonces dirigen contra ellos toda su artillería del ridículo, la acusación, la burla y la mofa…  Sencillamente LA PERSECUCIÓN de mil formas.  Ni la han buscado, ni la han querido. Pero tampoco entonces se rebelan. Padecen con paciencia y serenidad, con grandeza y con amor.  Miran a su Maestro, que así ha sido tratado, y sienten el gozo profundo, dicha y bienaventuranza de padecer por el Nombre de Cristo y por razón del Reino e Dios.  SON CRISTINOS.

             ¿O podría decirse: ASÍ ES CRISTO?