viernes, 1 de junio de 2012

EL MES DEL AMOR



DÍA 1 DE JUNIO
COMIENZA EL MES DEL AMOR
PRIMER VIERNES DE MES

¡FELICIDADES, CORAZÓN DE JESÚS!

Una fecha especial que hace coincidir el comienzo del mes con el Primer Viernes.  Y en el Primer Viernes hay ya una identificación con el CORAZÓN DE JESÚS.  Felicitemos al AMOR de ese Corazón, y busquemos vivir los sentimientos más profundos de sus entrañas de misericordia.
LA LITURGIA DEL DÍA nos debe llevar a ello desde una comprensión muy especial (que desarrollaremos esta tarde D.m., en la ORACIÓN MEDITADA ANTE EL SANTÍSIMO).
Como avanzadilla vaya la mirada a la carta de san Pedro que, ante la idea de un final de la vida, pide que vivamos con sobriedad. Que no es no poder vivir, sino con la moderación con que un cristiano debe saber usar o prescindir de las cosas.  ¡Sin tensión!, que es froto del amor propio, sino con ese amor mutuo que cubre la multitud de los pecados.  Cubre esos pecados propios, porque el que ama ya tiene un escudo de defensa.  Cubre los pecados ajenos porque sabe tender un manto de amor sobre ellos.
Y estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, muy perecido a decirnos que un santo triste es un triste santo.  En la alegría se manifiesta la Gloria de Dios.
El Evangelio es un juego de símbolos muy especialmente significativos.  De una parte la higuera, un árbol que era como el emblema de la prosperidad de cada familia israelita: cada uno tendrá su higuera plantada en su viña, de expresa un profecía. Ir directamente a la higuera llena de follaje y sin frutos (que no fuera tiempo de higos es lo de menso, ¡o lo “de más” para convertirlo en signo!), que expresa la realidad de aquel pueblo. De ahí que se seque así…  Porque en definitiva lo que ha fallado ha sido la fe (como Jesús explica).  El otro, el Templo, el signo supremo.  Lo que no son culpables son los feriantes que han ido a ganarse su vida a costa de un alquiler para los dirigentes del Templo.  Lo que Jesús deja claro es que la casa de oración, Casa de Dios, está sufriendo el “bandidaje” de quienes la aprovechan para enriquecer sus bolsillos. Por eso la reacción contra Jesús no viene de los mercaderes que Jesús envía a plantar sus tenderetes fuera del Templo, sino de los sacerdotes que están traficando con lo que no es suyo.



LA HOMILÍA
El comentario que se hace en la Misa –sobre las lecturas y con las lecturas- es la HOMILÍA.  No es un “sermón”, no es un comentario que se le ocurra al Sacerdote a propósito de algo sucedido, o de necesidades del momento, ni siquiera es una meditación de ese Evangelio leído.  La HOMILÍA es el momento de desglosar las Lecturas, de facilitar a los fieles la comprensión de las lecturas, y el SENTIDO  de esas lecturas en un DOMINGO determinado.  [El domingo es cuando hay una lección concreta para la pedagogía litúrgica].  Los otros días normales son menos “homilía” como tal, porque las dos lecturas no van expresamente “casadas” entre sí.  Pero siempre deben ser la oportunidad de “traducir” el mensaje a los fieles…, enseñanza básica desde La PALABRA.
Por eso LA PALABRA no es una parte de menos importancia, ni menos sagrada que la Consagración.  Por eso LA PALABRA necesita una verdadera atención sacramental.  Por eso LA PALABRA no es una narración de cosas pasadas sino una vivencia DE HOY, en MI REALIDAD CONCRETA, como Palabra particular de CRISTO A MÍ.
Aunque sea un texto que no sea del Evangelio o el Nuevo Testamento, SIEMPRE ES PALABRA DE DIOS, que está comunicándome sus maravillas en la Historia de la salvación. Y la homilía debe saber separar mucha paja del narrador bíblico del trigo que hay siempre debajo, a través del cual va desarrollándose el mensaje divino.  [Al decir “paja” no estoy diciéndolo en modo peyorativo, sino que el narrado [=hagiógrafo], tiene que contar una historia o tiene que crear una parábola para hacerse entender de un pueblo que no comprendía conceptos sino “hechos”, “cuentecillos pedagógicos”.  De ahí la necesidad de la homilía para ir dejando libre el hilo conductor y el sentido real que el Espíritu Santo trasmite y lo hace PALABRA DE DIOS.

1 comentario:

  1. y busquemos vivir los sentimientos más profundos de sus entrañas de misericordia...ya que de no ser así, el peligro de la condenación eterna está ahí rondando. ¿De que vale ganar el mundo entero si pierdes el alma?

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