sábado, 30 de junio de 2012

MES del Sagrado Corazón. Día último


30
Corazón de Jesús, principio y fin de todas las co­sas, Rey y centro de todos los corazones: Tú ase­guraste tu triunfo a pesar de todos los enemigos porque las fuerzas del Infierno no pueden contra Ti.

Te rogamos, por el Corazón Inmaculado de tu Madre, Reina asunta al Cielo, urgidos por estas promesas, que venga a nosotros tu Reino, que se encienda tu día, que aceleres tu triunfo espiritual y social sobre las naciones todas.

Y porque sentimos inflamarse nuestro corazón con el fuego que mana del tuyo y busca incendiar to­da la tierra, sellamos el homenaje de amor y fidelidad que te hemos venido testimoniando durante este mes, haciendo el ofrecimiento total de consagrar nuestras vidas, no sólo en promesa, sino en dura rea­lidad de cada día, a implantar en nosotros y extender por la tierra el reinado de tu Corazón.

Desde lo íntimo de nuestros corazones, desde este mundo en ruinas, sin norte y sin amor, clama­mos por tu Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz.

Lamentos y confianza


LITURGIA HOY
             Después de la lectura del pasado jueves, con el desastre de la deportación de los judíos a Babilonia, y el exilio de su rey y de los notables, más el vergonzoso expolio de sus tesoros, surgen estas desgarradoras lamentaciones de Jeremías, que ve humillado a su pueblo en lo más profundo y sagrado de su ser:  la Patria, su Templo santo, su dignidad como pueblo, su cultura y –consecuencia de todo eso- aún la fe de muchos que olvidan la sagrada Ley del Dios de Israel.  Para Jeremías, en su primitivismo de expresión, su carencia de Vocablos, su sentido totalmente teocéntrico (nada ocurre ni puede ocurrir, que no sea Dios quien lo hace), acaba escribiendo desgarradoramente: El Señor destruyó sin compasión…, con su indignación demolió las plazas fuertes de Israel…  Lo que Nabucodonosor había hecho, es puesto en las mismas manos de Dios. Y los ancianos están abatidos, las doncellas deshonradas, los muchachos desfallecidos, la amargura lo domina todo. No hay, los niños mueren en brazos de sus madres…, lágrimas y gritos desgarradores son como un océano de desgracia…  Al final los brazos se elevan a Dios en súplica desde el dolor y la impotencia humana.
             Pienso lo que ocurriría si tuviéramos el valor de mirar nuestro mundo actual.  Seguramente repetiríamos las mismas lamentaciones. El matiz variaría desde la queja crítica y –puede ser que también blasfema- contra Dios, al que ningún caso se le hace, pero al que queremos luego arreglando los desaguisados de una humanidad que ha quitado a Dios de en medio, y así ha perdido conceptos esenciales de vida: Patria, familia, vida, fundamentos cristianos, puntos clave de referencia.  Bien podemos lamentarnos…, pero lo que no sé es si levantamos también los brazos a Dios, suplicando, o el puño cerrado de airada blasfemia contra Dios.
             El Evangelio, nos muestra un caso totalmente contrario.  Un centurión romano, pagano, ha oído hablar de un tal Jesús que hace el bien por donde va. Tal centurión –hombre de buenos sentimientos- tiene un criado enfermo grave, y rompiendo prejuicios, se va a buscar a ese hombre bueno, Jesús, y con la humildad más bonita que pueda darse, se acerca a Jesús y le expone el caso.  Jesús reacciona a la inmediata y con absoluta cercanía: Voy yo a curarlo.  Y surge la bellísima oración y razonamiento del pagano:  Señor: yo no soy quién para que entres bajo mi techo.  ¡Basta una palabra tuya!   Y explica que su confianza está en que él mismo, con ser un hombre, manda a su criado una cosa, y el criado la hace.  U ordena s sus soldados y los soldados realizan.  Si tú dices una palabra, eso se hará. La verdad es que Jesús se quedó admirado.  Era un hecho que su propio Pueblo no tenía esa fe tan sencilla y profunda.  Pronunció tal palabra, y el criado sanó.  Jesús estaba gozando aquella fe del centurión.
             Nosotros repetimos hoy aquella oración del pagano como una joya que la liturgia reserva para el momento sublime del encuentro con Jesús Eucaristía.  Aunque cambiamos algo la petición.  Nos cuidamos muy mucho de decirle que no venga…, que no entre bajo nuestro techo…  Sabemos que no somos dignos…, pero también sabemos que su Palabra entra por delante y cura y purifica…  Por eso “no soy digno…, pero dí tu palabra Y VEN  a mi alma sanada”.
             Y hoy se me ha ido el pensamiento a esas almas torturadas, unas veces por la mala formación recibida o desfigurada, que son incapaces de acercarse a comulgar si no va delante la confesión…, y aun con la misma confesión, no son ya capaces de irse a comulgar, “porque no son dignos”.  Y son los mismos que estudiaron desde niños que el pecado diario normal se perdona por nueve cosas (y no sólo por ellas), y una es precisamente por comulgar.  Por esa seguridad inmensa de que Jesús entra ya sanando.  Lo penoso es que existan aún quienes pretenden ser ellos los que barren primero la última pelusa, y mientras tanto no dejan que Jesús pueda hacer en ellos su obra sanadora.  Criaturas atormentadas, en las que mucha falta haría que siquiera por una vez, se abandonaran amorosa y confiadamente en brazos de Dios, y fueran capaces de confiar en que Dios “barre mucho mejor que ellas”, mucho más a fondo, mucho más de verdad, y sin dejar ni huellas.  Yo les invito a decir una y otra vez, despacio, con el corazón, queriendo sentir…, esa simple y bella oración del centurión…, o mejor dicho, de la Liturgia cristiana.

viernes, 29 de junio de 2012

29 junio


29
     Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Ti: en tu despedida anunciaste a los apóstoles que ibas a prepararles un sitio de permanencia defi­nitiva a tu lado.

Haz que ese pensamiento de abrazarte para siempre, en ese eterno vivir cara a cara contigo, estremezca de exultación y jubilo nuestras horas más tristes. Que la idea del Cielo, realísima y concreta, ilumine nuestro viaje por la tierra desierta.
Levanta cada día nuestro corazón al deseo de las cosas eternas, dispuestos a todo para conquistar esa presencia y posesión de Ti.
Convéncenos de que los sufrimientos de la presente vida, no son de comparar con aquella gloria venidera.

Corazón de Jesús, que ofreces tu Cielo a los que crean en Ti y se consagren por el Bautismo, haz que te seamos fieles a través de los mayores vérti­gos, en las horas de mayor renuncia y en las soleda­des y vacíos aparentemente más estériles. Fieles hasta el fin a tu Iglesia, fieles al Apostolado de tu Corazón, fieles a la doctrina que Tú nos enseñaste.

Y al llegar a la playa, como tus apóstoles, a través de la noche, por el inmenso mar de la vida, Te encontremos sonriente en la mañana trasfigurada, y exhalemos en tu Corazón, gastados por servirte, el último aliento del nuestro.

Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo


SAN PEDRO Y SAN PABLO
             Hoy celebra la Iglesia Católica la solemnidad conjunta de los dos grandes apóstoles Pedro y Pablo.  Pero, elegido por Jesús como la ROCA sobre la que se edifica una Iglesia que no se tambalea frente a los huracanas.  Y Pablo, “vaso escogido” por el propio Jesús, después de su Ascensión al Cielo.  Y es una pieza clave para abrir a la Iglesia a los pueblos no judíos…, a los gentiles.  Ambos apóstoles, considerados columnas de la Iglesia que, sin empequeñecer a ninguno de los otros, vienen a ser como las piezas claves de este edificio espiritual, en el que Cristo es la Piedra angular.
             En la Liturgia solemne del día, con Gloria, Credo y tres lecturas, dos de ellas se refieren a Pedro muy directamente y una a Pablo. La primera da una clave esencial: Pedro, prisionero, es liberado por “un ángel” que lo saca por los pasillos y puertas de la misma cárcel, en la que los cerrojos y las mismas puertas se van abriendo por sí solas.  Y Pedro se encuentra en la calle, casi sin acabar de creérselo. Bien puede ser un signo de LA LIBERTAD que Cristo viene a traer, y que es la propia de una realidad cristiana, que no debe estar “encarcelada”, y menos por hombres.  El mismo Pedro es el que recibe –mientras acompañaba a Jesús por aquellos caminos- la revelación de Dios para ver en Jesús, el que era hombre, el que se cansaba y sufría o gozaba, al Mesías, el Hijo de Dios vivo.  Era algo que sobrepasaba la visión humana…, lo que se podía ver con los ojos y palpar con las manos.  Era, como le dijo Jesús, la elección para ser PEDRO (=ROCA), fundamento permanente de una Iglesia que fundaba Jesús, el Hijo de Dios, sobre la pequeñez aparente de uno hombre…, de unos hombres.
             Pablo ocupa la atención de la 2ª lectura y es uno de esos bellísimos párrafos bíblicos en los que un HOMBRE LIBRE, con la libertad de hijo de Dios, la que da Cristo…, la que da haberse fundado no “en la ley” y la materialidad de los cumplimientos, SINO EN LA GRACIA QUE VIENE DE DIOS (a la que él corresponde con todas sus fuerzas, hombre libre –digo- que en su antesala del martirio por amor a Jesucristo, puede mirar a su vida como el corredor que ha cubierto su carrera…, el combatiente que ha triunfado en su lucha…l creyente que ha mantenido su fe.  Y sin remilgos ni falsas humildades, ahora mira hacia el momento de mi partida” como quien aguarda la corona merecida.  Hasta llama la atención que hable de “merecimiento” quien sabe  que todo lo debe a LA GRACIA DE DIOS EN ÉL. Pero ahí está la grandeza del hombre libre, sin prejuicios, sin temores de ser malinterpretado…;  el hombre que puede llegar al final de su trayecto, siendo como un trasunto del propio Jesús que muere entregando su Espíritu al Padre, a sabiendas de que TODO LO HA CUMPLIDO.  Por supuesto que  –así concluye Pablo- el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro su mensaje.  Aquí, pienso que hay una clave muy seria: “íntegro”, sin parcializar, sin traer el agua a su aljibe. Sino en la fidelidad de haber ido a tumba abierta en la defensa de la verdad.  Y DE LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS, que es donde se manifiesta el espíritu de Jesús.

jueves, 28 de junio de 2012

28 junio


28
Corazón de Jesús, Padre y Cabeza de la Iglesia nacida de tu costado abierto, por la cual somos mística y verdaderamente miembros tuyos, regados por tu Sangre y vivificados por tu Espíritu.

Haznos comprender y sentir el gran misterio encerrado en Ti y en tu Iglesia. Persuádenos de que jamás podremos amar al Espíritu, a lo místico, a lo invisible de tu Iglesia, si no amamos a lo visible, a su Carne.

Que comprendamos intensamente que solo a tra­vés de tu Iglesia y de sus sacerdotes, elegidos tuyos, es como eres para nosotros camino, verdad y vida, salvación y santificación.

Haz que vivamos la maravilla sobrehumana de haber sido incorporados por ella, como miembros sa­yos, no solo a tu Redención, sino de algún modo a tu Encarnación.

Que este amor deslumbrado y gozoso de tu Igle­sia, nos haga sentir con ella; nos haga hijos amantes e incondicionales de tu Vicario, el Romano Pontífice; respetuosos colaboradores de la jerarquía y de todos nuestros hermanos; nos haga conserva- intacta la propia fidelidad a la legitima autoridad por Ti esta­blecida, hasta ser dignos, si es preciso, de sufrir por tu nombre afrentas, persecuciones, cárceles y muerte.

Y otórganos, por último, Señor, ser insoborna­bles, y consecuentes con toda la tradición y virtua­lidad de la doctrina de tu Iglesia, y de su estilo de acción, quemando en su servicio todas nuestras ener­gías, dispuestos al supremo testimonió de la sangre.

La casa sobre roca


LECTURAS DEL DÍA
             Volvemos a las andadas n el libro de los Reyes, con una de las frases más repetidas en este libro: Hizo lo que el Señor reprueba, igual que su padre.   Otras veces se acaba un relato con la expresión: peor que su padre. En el presente relato el resultado es catastrófico y uno de los referentes más duros para el Pueblo de Dios: Nabucodonosor, rey de Babilonia derrota al rey judío, profana el Templo, roba los tesoros del mismo y del palacio real, y lleva presos a los israelitas a Babilonia en una deportación masiva.  Es un momento clave para aquel Pueblo de Dios, que duró siglos y que marcó situaciones trágicas en su historia.
             El Evangelio es muy serio y se debe afrontar con mucha honestidad por parte del que lo medita.  Sobran las fáciles palabras que parecerían invocar a Jesús, familiarizarse con Jesús. No basta “profetizar” [decir palabras de la Sagrada Escritura], y si siquiera haber echado demonios o haber hecho milagros… La palabra de Jesús a quienes reclaman “sus derechos” por haber hecho todo eso, es: Nunca os he conocido. Porque la familiaridad con Él viene solamente de ponerse a buscar firmemente la voluntad de Dios y cumplirla. Esta aquí muy en directo esa situación tan moderna de los que dicen ser “creyentes no practicantes”, un absurdo que se contradice en sus propios términos. Y como Jesús suele explicarse con expresiones extremas para hacerse entender, llega a decir abiertamente:  si no es haciendo la voluntad del Padre, no os he conocido.
             Y pone delante una breve parábola que haga bien visible lo que enseña:  la vida, como una casa, tiene que estar cimentada sobre algo firme, rocoso, fuerte…, inalterable ni por oleajes, vientos o terremotos. Tiene que ser tal que, aunque sobrevengan, la casa se mantenga en pie. Lo contrario, lo que no tiene cimientos sólidos, es construir sobre arena, que se mueve al pairo del viento.  Y si las olas o el huracán vienen sobre esa casa, se hunde…, se hunde totalmente, dice expresamente Jesús.
             Y aquella manera tan verdadera de decir las cosas, entusiasmó a la gente (estaba admirada de su enseñanza), porque les hablaba con toda verdad y autoridad en sus palabras.  Lo que decía, no eran frases bonitas ni soluciones suaves.  No daba teorías ni conceptos. No filosofaba para alimentar disputas con los fariseos.  Sencillamente decía lo que tenía que decir, y precisamente eso era lo que agradecían aquellas gentes, porque vale más la verdad que el disimulo; vale más la sinceridad de su vida que todo lo demás.  Y su vida avalaba lo que decía

miércoles, 27 de junio de 2012

27 junio


27

Corazón de Jesús, Siervo fiel de Dios: Tú tuviste otro manjar que el mundo no puede entender. La voluntad del Padre fue para Ti meta y camino, la ra­zón y el sentido todo de tu vida.

Nuestra vocación de cristianos entraña una pro­fesión doble de servicio. Tú debes ser nuestro obje­tivo, nuestro móvil primero y único de acción, nues­tra riqueza y nuestro todo.

Haz que procedamos en tu presencia con simpli­cidad de corazón e intención recta y pura, que la ru­tina, el éxito y el fracaso no desvirtúen nuestra alteza de miras. Buscando siempre lo que más con­duce, no perdamos jamás la perspectiva de nuestros grandes motivos.

Queremos solamente servir y complacer á tu di­vina bondad, que es para nosotros horizonte y ejem­plar de vida. Caminando en Ti y hacia Ti por el ca­mino de tu voluntad divina, siempre con el mismo norte, sin otra ruta que tu Ley, ni otro guía que tu amor.

Concédenos conservar el corazón trasparente y los motivos noblemente claros. Y de esta manera, desterrada toda tibieza y procurando serte cada día más leales y agradables, te serviremos en la vida como es debido.

La fuerza de LA PALABRA


LITURGIA DEL DÍA
             El 2º libro de los reyes nos sigue dando hoy una satisfacción. En las obras del Templo descubren los obreros un libro, que entregan al sacerdote. ¡Y es nada menos que el Libro de la Ley!  Por decirlo así, el libro que lleva plasmado el sello de Dios para la relación con su Pueblo.  El sacerdote lo lleva al rey, el rey lo da a estudiar a varios sacerdotes.  Más que estudiar es orar y consultar al Señor.  Y oído el parecer de esa consulta, el Rey convoca a todos los sacerdotes, dirigentes y pueblo, sube en procesión al Templo, y allí lo lee ante todos, y –puesto en pie- sella ante el Señor la Alianza/Obediencia, que supone el compromiso formal de fidelidad a la Ley del Señor.  Y el pueblo entero fue activo en ese compromiso.
             No deja de crear gozo y pena esta descripción.  Gozo, porque hay una reverencia ante la Palabra de Dios, una escucha atenta, un sentir el compromiso que conlleva haberse encontrado con esa Palabra sagrada. Y valorar esa Palabra como para que no quede ni como “lectura” ni como dardo arrojadizo, sino como Palabra sagrada de Dios que a mí personalmente me obliga y compromete: “El pueblo suscribió la Alianza”.
             En el Evangelio distingue Jesús los verdaderos y los falsos profetas.  El verdadero expone la Palabra.  Como Cristo, la esparce.  Y ahora cada uno es responsable de su acogida, indiferencia o rechazo.  Pero no vale el dicho popular de que la letra con sangre entra.  Jesús pone un significativo símil: las zarzas no dan uvas.  Y los frutos muestran la realidad del árbol. O sea: si hay uvas, hay vides.  Si hay pinchos, hay zarzas.  Y si hay frutos buenos, hay árbol bueno;  y si hay frutos malos, el árbol está mal.
             Viene muy bien con esa 1ª Lectura, donde el proceso lento, concienzudo, de búsqueda por parte del rey, acaba provocando una adhesión general, un compromiso libre y gozoso.  Bien podríamos decir, en palabras de Jesús en otro momento, que el dedo de Dios está ahí.

martes, 26 de junio de 2012

26 JUNIO


26
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido. Tú quieres que todos los hombres lle­guen al conocimiento de la verdad y se salven. Por ellos te ofreciste a Ti mismo y enviaste a tus apósto­les por todos los países de la tierra.

Haz que nos sacuda tu palabra: “Tengo sed”, después que habías pedido agua a la mujer samaritana y no te había acercado su cántaro. Que en cual­quier puesto a que Tú nos destines en la Tierra, vivamos la urgencia de las misiones, el dolor y la vergüenza de que aún haya hombres que no han oído hablar de Ti, y reinos e islas en los que no se ha ce­lebrado tu Sacrificio.

Concédenos como una gracia especial, que estén siempre presentes en nuestro recuerdo y en nuestra posible colaboración, aquellos misioneros, hermanos nuestros, que, con el corazón a la intemperie, lejos de su cultura y de lo más querido, empujados por el soplo del Espíritu Santo, hacen su guardia silenciosa en la primera línea, donde termina tu luz y comien­zan las sombras del paganismo.

Otórganos, Señor, que contemplando el triste espectáculo de tantas turbas yacentes por el mundo como rebaño sin pastor, sintamos en nosotros el eco profundo de aquella compasión que tantas veces conmovió tu Corazón de Padre.

Puertas: ancha y estrecha


LECTURAS DEL DÍA
             Hoy tenemos una variante en la narración del libro de los Reyes. Los extranjeros han visto in Israel totalmente vulnerable por la locura de sus reyes. Y el que ahora es rey de Asiria decide invadir Palestina.  El rey Ezequías, hombre que es fiel a Dios, ve claramente que el ejército enemigo es muy grande y que no puede salirle al encuentro para impedir la toma de Jerusalén.  Y en vez de reunir soldados, se va al Templo con la carta amenazadora del rey de Asiria.  Y Dios le dice que ésta es una causa de Dios y que no se inquiete.  De hecho el propio ejército asirio se destruye a sí mismo. “Un ángel de Dios”, que era la fórmula usada para hablar de Dios mismo que providencialmente interviene.  Y DIOS SALVA A SU PUEBLO.  Es la gran lección: la salvación viene de Dios;  no de los reyes ni de los ejércitos.
             EVANGELIO en la misma línea de ayer: nada de “evangelios fáciles” ni de planteamientos a nuestro gusto.  Cierto, dice Jesús, que es inútil echar las perlas a los cerdos.  También dijo en otra ocasión, con mucha más suavidad, por las circunstancias, que “el pan de los hijos no es para los perrillos”. Aquí es muy claro que no se pierda el tiempo en pretender enseñar a quien no quiere aprender…, a quien va manipulando la misma Palabra de Dios para llevarla a su terreno.  Porque, se quiera o no se quiera, el camino del Reino es estrecho y la puerta que accede a él, más estrecha todavía.  Quien pretende avanzar por la autopista de la vida, que permite muchas velocidades, esos ni siquiera llegan a ver la puerta.  Se les pasa de largo.  ¡Y ésta es experiencia que estamos viendo todos los días”, y a poco que nos miremos, veremos el poso de mentira que encerramos dentro “los espirituales”, si no nos dejamos convencer por Jesús que está advirtiendo lo contrario: LA PUERTA ES ESTRECHA y sólo la descubren, y entran por ella, los que se toman en serio el Reino, el Evangelio, la doctrina completa de Jesús.  Pero ese es el camino que lleva a la vida.
             La otra manera de “saber vivir”, de “vivir la vida”, de crear un evangelio de chocolate, es muy fácil.  Pero hace perder la perspectiva auténtica de la VERDAD.  ¡Y muchos entran por ahí!, apostilla el Señor.

lunes, 25 de junio de 2012

25 Junio. Manda la fe y el amor


25
      Corazón de Jesús, receptáculo de justicia y de amor, que enseñaste a dar a cada uno lo suyo, pagando Tú mismo el tributo cuando te lo exigieron y diciendo: «dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Forma también en nosotros un espíritu recto de justicia que sea insobornable ante el derecho y la ver­dad del prójimo.

Que ante tantas injusticias sociales de los que abusan del obrero y lo reducen a una condición me­nor que humana, faltos de retribución y del respeto que merecen como hombres y como cristianos, res­plandezca el sentido de la justicia para los que están subordinados, viendo en cada uno de ellos a un her­mano más, que es también hermano de Jesucristo.

Y que nuestros obreros, con un sentido de responsabilidad social saquen el mejor rendimiento de su trabajo, sin dejar de mirar que por encima de hombres y leyes, Dios es quien está viendo sus obras y quien pide una obedezcan filial movida por la fe.

Haz, Corazón de Jesús, que estemos persuadi­dos de que la única solución para el problema social es la que tu Iglesia nos enseña y que no aspiremos, ni veamos siquiera con cariño otras soluciones, qui­zás más deslumbrantes, pero siempre engañosas y nunca duraderas.

Pero que esa justicia, a imitación Tuya, sea ilu­minada por la luz del amor que pasa por encima de la obligación estricta, para abrazar al hermano, con un abrazo de sincera caridad.

"Reyes" y juicios


LECTURAS DEL DÍA
             Los “Libros de los Reyes” en la Biblia han tenido varias denominaciones; 2 de “los Reyes” y 2 de “los Paralipómenos” (o también “de las Crónicas”).  O sencillamente 4 “de los Reyes.
             Lo más general es el fracaso sobre fracaso de esos Reyes. Lo cual no es sólo historia sino lo que pudiéramos llamar: “teología bíblica”, o pedagogía.  Porque Dios no quiso que se nombraran reyes en su Pueblo escogido, porque sólo Dios podía ser su Rey.  Pero los israelitas veían que los pueblos limítrofes y más cultos tenían reyes y se empeñaros –contra el anuncio de los enviados de Dios- en que se les nombraran reyes.  Nada puede extrañar que los autores sagrados [“hagiógrafos”], pongan de relieve todo el fracaso humano del Pueblo de Dios que se ha vuelto contra Dios.  Y como, por otra parte,  es una visión absolutamente teocéntrica [Dios tiene que estar puesto en el centro de todo, para los sucesos buenos y para los malos], acaban viendo que cuantos males recaen sobre el pueblo, vienen de Dios que así corrige, e incluso castiga, a su Pueblo.
             Esa es la Lectura primera de hoy.  Y todo esto nos explicará por qué la llegada de Jesús a la historia, es la HISTORIA DEL REINO [o reinado] de Dios.  Dios ha vuelto a ser quien gobierna a SU PUEBLO.
             El Evangelio sería para pensárselo muy a fondo porque Jesús está poniendo el dedo en una llaga muy seria:  lo fáciles que somos para emitir juicios hacia afuera, mientras carecemos de la ecuanimidad necesaria para empezar por mirar la “viga” que llevamos en nuestro ojo. Pero pretendemos sacar la paja que el otro tiene en el suyo.  Jesús es un gran pedagogo.  Con sus exageraciones andaluzas –sus parábolas expresivas orientales- nos lleva al absurdo de quienes emitimos juicios sobre terceros, sin mirarnos primero al espejo.  Luego resulta –advierte Jesús- que nos llega “la viceversa”, y es que los demás nos juzgan como nosotros hemos juzgado. Hay una reciprocidad en los juicios.  Y más de una vez nos quejamos de cómo nos han juzgado…, y resulta que nosotros estamos haciendo exactamente igual.  El aviso de Jesús de quitar primero la viga del propio ojo es esa insistencia mía a que entremos primero en el autoanálisis de nosotros mismos, antes de juzgar actitudes ajenas.  Porque además, la realidad es tan justa, que lo más habitual es que nos pegamos el porrazo en lo mismísimo que hemos juzgado del vecino.  No olvidemos el cuentecillo de la joven que veía siempre percudidas las ropas tendidas de la vecina, cuando en realidad es que ella tenía sucios sus propios cristales.

domingo, 24 de junio de 2012

24 de Junio


24
Corazón de Jesús, receptáculo de justicia y de amor, Tú deseaste hace veinte siglos que to­dos fuésemos uno, y nos enseñaste a decir: «Padre Nuestro».

Hoy, cuando todo progresa y parece exigir nue­vas orientaciones sociales, nosotros nos convence­mos más aún de la perennidad de tu Cuerpo Místico y de tu Evangelio, como una solución eterna, acep­table y definitiva. Nos hablas de un paso cada vez más decidido de lo individual a lo social, del aisla­miento a la anchura y grandeza de corazón para abarcar en él a todos.

Corazón de Jesús, que nos has traído con tu amor palpable el mejor alimento de unión entre los hom­bres dispersos, haz que vivamos plenamente, a pesar de nuestros prejuicios y nuestro egoísmo, esta hora decretada por tu Providencia.

Que nos sintamos diariamente miembros de un mismo Reino, de un mismo Cuerpo Místico. Que nos sintamos también ruedas responsables de la máquina social.
Concédenos, Señor, que al lado de esas magní­ficas realidades enormes, nos resulten pequeños, en su verdadero tamaño, los roces inevitables con los que viven codo a codo con nosotros.

Danos la unión con que Tú habitas en el Padre, y con que las espigas dispersas se juntan en tu pan. Y mirando a nuestros prójimos como templos del Es­píritu Santo y miembros tuyos, no traicionemos jamás por espíritu inquieto o por cobardía, tu doctrina de justicia y de amor.

Su nombre ES JUAN


SAN JUAN BAUTISTA
             Celebramos hoy el Nacimiento de Juan Bautista, único santo del que se celebra su natalicio.  La Iglesia celebra siempre el día de muerte de los santos, porque es el día en que nacen para el Cielo.  Pero de Juan Bautista se celebra su nacimiento porque ya nació a este mundo con la santidad de quien había sido purificado en el mismo seno materno, al llegar la Virgen a casa de Isabel, su pariente anciana embarazada, y desde el seno de María –donde ya va Jesús- se produce ese trasvase de santidad y tanto Isabel como el hijo de sus entrañas, sin llenos de Espíritu Santo, y hasta el niño de Isabel da saltos de gozo en el seno de su madre.
             Los otros dos Nacimientos que celebra la Iglesia son el de Jesús, que es santo, y el de María, concebida ya sin pecado original, inmaculada en su concepción.
             La fiesta de Juan Bautista tiene un rango superior al del domingo normal y por eso hoy la celebración solemne litúrgica estará dedicada al Bautista.
             La primera lectura es un presagio de Juan en la vocación de Isaías, hombre elegido por Dios desde antes de nacer, y destinado a preparar el camino a la llegada –aún distante- del Mesías. Se preguntó el profeta si merecían la pena sus sufrimientos…, y Dios le confirma como elegido para una misión.
             Esa misión queda expuesta en síntesis en l segunda lectura, con un Juan Bautista que sabe que él no merece ni ser el criado del que viene detrás…, de Jesús.  Y sin embargo Dios lo ha destinado a estar ahí como profeta que ya señala con el dedo a Jesús, como el Cordero de Dios, el que esperaban.
             El Evangelio es el que da la nota al expresar los caminos misteriosos de Dios. Nace el hijo de la vejez de Zacarías e Isabel.  A los 8 días era el momento de ponerle el nombre. Se reúnen allegados y amigos para la fiesta, y todos le hacen cucamonas al niño, llamándolo Zacarías –como su padre- según la costumbre de Israel.  Isabel corte esa forma y dice que el Niño se va a llamar Juan.  No le dan crédito porque ni es costumbre, ni su testimonio de mujer es válido en aquella sociedad.  Preguntan a Zacarías y es más tajante aún.  Él no dice que el niño se va a llamar…, sino que JUAN ES SU NOMBRE.  Los invitados se estremecen. Quiere decir que no están ante una situación normal. Si “Juan ES su nombre”, quiere decir que Dios está de por medio, porque sólo Dios señala nombres definitivos, porque un nombre puesto de antemano expresa una misión peculiar.
             Se preguntan qué va ser este Niño, porque la mano de Dios está con él.
             No puedo menos que ir a un tema que me es recurrente y acuciante. Dios tiene puesto un nombre peculiar a cada persona. Un nombre que no es el nombre de pila que nos pusieron nuestros padres, sino ese NOMBRE por el que el Señor nos nombra…, nos marca un camino, no señala una trayectoria.  Un nombre que hemos de ir componiendo en la fidelidad a los diversos pasos de la vida en que nos vamos encontrando y en los que hemos de tener una respuesta particular, acorde con la voluntad de Dios.  Una especie de nombre que se va componiendo a base de saber acoger “las letras” que van viniendo en la vida diaria, y que no quedará cerrado hasta el momento de la muerte.
             Por eso la COMUNIÓN  de este domingo y día de Juan Bautista nos aporta un sentido muy especial a nuestra participación en la Eucaristía: ¿alguna “letra” de mi nombre e misión vendrá hoy al venir Jesús a mí, y hablarme desde mi interior…, algo así como haciéndome saltar dentro de mí mismo, como saltó el Bautista en el seno de su madre, porque le había llegado el Espíritu Santo?

sábado, 23 de junio de 2012

23 junio


23
      Corazón de Jesús, salvación de los que esperan en Ti, que hiciste la más optimista invitación a la confianza, precisamente cuando hablabas a tus Após­toles de soledad y de lucha.

En medio de las incomprensiones y pequeñeces, del sufrimiento, de las limitaciones humanas y lo ine­vitable de la realidad de cada hora, que vuelven con­dicionados nuestros más entrañables y decididos pla­nes de santidad o apostolado, confiamos en Ti, Co­razón de Cristo.

Toda nuestra esperanza la ponemos en Ti solo, que nos prometes el ciento por uno  que nos hablas de «un más allá de toda esperanza», qué tejes con tu providencia y para nuestro bien la red de todos los caminos.

Sabemos a quién nos hemos entregado. Concédenos, Señor, que no haya encrucijada ni tiniebla capaz de arredrarnos.

Que estemos siempre seguros de Ti, por encima del temor y del dolor, esperando de tu Corazón esa misma esperanza inmutable.

Serenos y humildes, sintiéndonos capaces de cualquier trabajo y renuncia, viviendo evangélica­mente el día de hoy sin temer lo que nos depare el mañana, y seguros de tu Corazón, piedra angular, Corazón de Cristo, en quien confiamos.

Apéndices



APÉNDICE

Acabadas las explicaciones y reflexiones que se me han ido ocurriendo, acabo el presente tema de la Misa con esas expresiones vulgares que se suelen utilizar en el lenguaje ordinario.

Nací y viví bajo le expresión: OÍR MISA.  Fue el modo normal de decir.  Y no dejaba de tener su fundamento en aquel silencio total de quienes íbamos a Misa.  “Más callados que en Misa”, que era un refrán también del acervo popular.  Si encima de todo la Misa era en latín y con el sacerdote de espaldas, no era tan descabellado ir a oír Misa.  Cada fiel cristiano llevaba su “Misal de Fueles”, generalmente bilingüe –latín/lengua vernácula- y seguíamos la Misa perfectamente
Hoy comprendemos que es un modo muy impropio de hablar porque a la Misa no se va a “oír”, aunque también se ha de OÍR, ¡y de qué manera!, la Palabra de Dios.

El americanismo nos metió una expresión mucho más absurda.  El Sacerdote VA A DAR MISA.  Eso sí que no tiene por dónde cogerlo, aunque sea la forma hoy habitual, y bien expresiva de la lejanía del pueblo de lo que realmente se hace en ese momento.
Quisiera encontrar una explicación que justificara, aunque fuera de lejos, tal dicho.  Pero no lo encuentro. Porque casi puedo asegurar que ni siquiera se refiere como “dar la Comunión”.

MISA:  expresión habitual, normal, y –si se entiende en su valor- muy expresiva.  Vamos al ENVÍO…, a ser enviados, a recibir el encargo de Jesús.
Es lógico que perdida la cultura latina, la palabra “misa” se queda como nombre propio de un hecho concreto.  Y como tal modo de expresión. Poco o nada significativo.

EUCARISTÍA.  Ya nos elevamos a la esencia de aquella Acción de Gracias que se utilizaba en los primeros tiempos de la Iglesia, y que consta en los escritos del Nuevo Testamento.
“Celebrad la Acción de Gracias” era ya una realidad bíblica y teológica.  Y como “acción de gracias” es exactamente la palabra: EUCARISTÍA, CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA tiene todos los parabienes y preferencias de un tiempo –siempre tan pendular- de la historia.  No es entonces extraño que en unos Ejercicios Espirituales se describa en el “horario” el tiempo de “EUCARISTÍA”.  Como todas las cosas, sería bueno y muy loable si no fuera excluyente.  Porque igualmente mantiene su sentido “Celebrar la Santa Misa”, que necesita –como la “eucaristía” su traducción para hacerlo inteligible. Si ahí es celebrar la acción de gracias,  aquí será celebrar el envío…, el importantísimo momento de recibir el mandato de Cristo en los momentos previos a su Ascensión: ID  AL MUNDO ENTERO…, o vais enviados al mundo para bautizar, predicar, hacer discípulos…

PARTIR EL PAN fue expresión utilizada en los escritos del Nuevo Testamento, con toda la riqueza de contenido que supone “partir un mismo pan para comer todos de el”: porque sois uno los que coméis del mismo Pan, con todo el valor y exigencia de tal expresión, que encierra el sentido esencial de la COMUNIÓN, como el hecho que nos une a todos, para que seamos UNO como el Padre y Cristo son UNO.   Y porque si estáis divididos, no sea que os devoréis, que también advierte San Pablo.


Como añadido final, que no sé si dije en su lugar (el de LA PAZ), añado un dato a saber por los fieles:
            Como me gusta no dejar flecos prácticos sin tocar, he de advertir que la INSTRUCCIÓN  LITÚRGICA oficial sobre la Celebración de la Misa, advierte expresamente que el Sacerdote nunca debe abandonar el presbiterio (o su  lugar de Presbítero celebrante) para ir a dar la paz a los fieles.


LITURGIA DEL DÍA
Seguimos con la 1ª lectura que nos cuenta las intrigas y crímenes de aquellos reyes.  Y Dios sobresaliendo siempre por encima providencialmente, para ir construyendo la HISTORIA DE LA SALVACIÓN, en medio de tanta barbarie humana.  El pueblo, y los escritores sagrados, en su modo de ver la vida –donde Dios tenía que ser el que manejara todos los hilos- atribuyen a un Dios “enfadado” los desastres que vienen sobre aquel pueblo.
En el Evangelio Jesús viene a dar la gran respuesta: Dios es siempre providente, y conduce todo al bien. Las barrabasadas y las preocupaciones son humanas y sólo humanas, porque Dios está sobre cada persona con su mano providente amorosa.  Que si ya se cuida de lirios y pájaros, ¡Cuánto más de los hombres y mujeres que son sus hijos!
Lo que sí advierte claramente Jesús es que hay dos realidades imposibles de unir: Dios y “el dinero”.  Claro: para un occidental, “dinero” es moneda, euros, dólares, denarios…  En realidad expresa todo elemento de “poder” (de falso poder).  Sería una escapatoria fácil para el que no tiene dinero…, que vería tranquilamente este evangelio como que no va con él.  Pero el PODER más grande y perjudicial que hay en la humanidad es EL PROPIO YO, con el que siempre nos acabamos anteponiendo al mismo Dios.
De ahí la conclusión de Jesús: Buscad primero el Reino de Dios y su santidad.  Lo demás es añadidura… Vivir el HOY… “ayer” Y “mañana” no existen.  HOY hay que vivirlo y rendir lo mejor.

viernes, 22 de junio de 2012

Marcha de Francisco Javier


          Esta tarde ha venido a verme Francisco Javier.  Me pide el favor de que –en su nombre- exprese su arrepentimiento y petición de perdón por las últimas intervenciones que ha tenido en los COMENTARIOS.
          Lo hago en aras de la fiel amistad que nos une, y con el sentimiento de una marcha definitiva e irrevocable.
          Quedo como único administrador del blog, aunque con el absoluto hándicap de mis desconocimientos informáticos, de los que él es un maestro.
          Y desde luego tengo que expresarle el inmenso agradecimiento por el gran servicio que ha hecho al APOSTOLADO DE LA ORACIÓN al crear este blog, tan ricamente ilustrado y con tan estupendo dominio del medio.
          Cumplida su petición, es muy posible que queden flecos de carencias para entrar en el blog a algunos usuarios habituales, como ya me han comunicado esta tarde.  Intentaremos solucionar, si fuere necesario, y sé que cuento con Javier para el asesoramiento necesario.

DIMISIÓN

Presento mi dimisión como administrador de este blog. Se queda el Padre Cantero como administrador. Yo voy a desconectarme a mi mismo, de forma que a partir de ahora, yo mismo me auto excluyo del blog.

Las razones de mi dimisión son las siguientes:

- Siento una falta de libertad a la hora de escribir.
- El que me quiera leer, puede ir a mi blog personal, y así no molesto aquí.

No es una decisión en caliente. Es simplemente que yo sin libertad no puedo seguir participando aquí. Y si tengo que estar pensando en lo que cada uno quiere escuchar antes de escribir, es para volverse loco. Os deseo lo mejor. Que el blog siga adelante, y que otros que parece que escriben muy bien, tomen mi puesto y continuen. Con mi marcha, seguro que se apuntan al carro otros.

Yo no valgo mucho en definitiva.

Estoy dolido por muchas cosas, y os voy a perdonar a todos los que habéis contribuido a mi dolor, voy a pedir mucho por vosotros para que así el Señor, me perdone también a mi. Rezar también vosotros por mi, y aunque no esté, no me olvidéis. Mi intención siempre fue buena. Eso creo yo, aunque ahora mismo mi pena no me deja ver mucho. Me voy, me voy a buscar un rinconcito oculto donde pueda estar con el Señor, buscaré su consuelo, suplicaré misericordia con lágrimas, porque es como me siento ahora, y me pondré en sus manos, para que haga de mi lo que quiera.

En el tema del INFIERNO han comentado:

Lola
Ana María
Jose Antonio
y Javier

Aparte de usted.

Es decir, los mismos de siempre. No entiendo por tanto su alusión ABIERTA y PÚBLICA a los comentaristas.

Doy una explicación pública de la parte que me toca, aunque esto que estoy haciendo es pérdida de tiempo para mi, que podía estar dedicando a otra cosa, pero no voy a dejar las cosas así y ya está.

Cada uno comenta lo que siente. ¿No se trataba de eso? Entonces, ¿A qué salir por ahí? Desde luego, eso a mi me hecha para atrás, y no sólo a mi.

¿Temas esotéricos?

Usted lo ha dicho, no yo. Nadie habla de temas esotéricos. Yo he entendido perfectamente su intento de enfocarlo al corazón, y le he apoyado por ello, pero no se puede llamar públicamente temas esotéricos a lo que se ha hablado en "comentarios" de ese tema. No tiene usted razón en eso, Padre y acaba de hacer mas mal que bien al enfocar así.

Estamos hablando de temas que importan a la gente, y el esoterismo es otra cosa. Si para usted el esoterismo son las revelaciones privadas aprobadas por la Iglesia, dígalo. Diga abiertamente donde está el esoterismo. No hable con comillas.

Yo se que no me voy a ganar amigos por hablar abiertamente así, pero la gota colmó mi vaso. A partir de ahora es que no pienso entrar en el blog, y el pelo ya no me lo ven más por ahí.

Ya tienen tema para hablar mal de mi y acusarme.

Ya me imagino a alguien diciendo: ¿Lo ve Padre, lo ve? Ya se lo decía yo, que ese Javier...

¿Sabe lo que les digo?

¡Que ya está bien!

El buen ladrón que fue al paraísó

Habían dos ladrones crucificados junto a Jesús. A uno lo llevó consigo al Paraíso. Al otro. ¿Al otro que le pasó? Nada dice la Biblia. Lo que tengo claro es que yo me quiero parecer al primero. Algo tuvo que pasar en su corazón. Algo tuvo que ocurrir...que no ocurrió en el otro lado del Calvario.

Hay otro pasaje en el Evangelio:

¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?

Y os diré en aquel día...

Y ellos dirán:

Pero Señor, ¿no hicimos muchos milagros en tu nombre? ¿No expulsamos demonios en tu nombre?

Y el Señor les dirá...

Eso es para mi también el infierno. Es un infierno pensar que eso pueda ocurrir, y es razonable pensar que si ocurre es porque las cosas no se hicieron como Dios enseñaba, sino de otros modos y formas variopintas que en el fondo buscaban algo que no estaba acorde con la voluntad de Dios.



Mateo 6, 19-23


             El “OJO DE TU INTENCIÓN”
             Antes de abrir el “correo” para mantener una equidistancia e independencia, voy a lo substancial.  Quiero decir: no quiero entrar en comentarios sobre comentarios, si los hubiere.  Y menos con ese fondo dorado tan molesto que GOOGLE le ha puesto a las respuestas, que con dificultad se pueden leer.
             No deja de ser sintomático –y lógico- que donde entren más comentarios sea a propósito de los temas “esotéricos” que –al final de cuentas- es lo que nadie sabemos ni podemos saber…, y aunque lo sepamos, lo que no podemos manejar.  Por algo yo desvié el tema a LO PRÁCTICO, al CORAZÓN…
             Y hoy viene Jesús en el Evangelio a hacer lo mismo.  Los fariseos discutían de cuestiones abstrusas, que poco podían resolver, o resolvían “por emotividades” o conveniencias.  Pero quedaban parados cuando Jesús les ponía las cosas prácticas sobre el tapete.
             Hoy habla Jesús y dice: No os perdáis en “tesoros de la tierra”, que eso se lo come la polilla, o se aprovechan los ladrones… Amontonad tesoros en el cielo. Que DONDE ESTÁ VUESTRO TESORO, AHÍ ESTÁ VUESTRO CORAZÓN.
             Vamos a hacer el  ejercicio al revés, porque es lo más posible de hacer, sin divagar, sin irse a la parra.  ¿Dónde está mi corazón?  Eso no se filosofa.  Eso se mira en examen profundo de sentires interiores.
             ¿Mis filias y mis fobias?  ¿Mis “amigos” y “mis enemigos”?  [Me explico: somos todos tan buenos que “no tenemos enemigos…]  ¿Cuáles son mis reacciones primarias ante tal o cual…, ante tal personaje que sale en TV, ante tal escrito en el ABC o EL PAÍS, ante tal libro, ante tal opinión de la persona que conozco?  ¿Cuáles son las “etiquetas” espontáneas que coloco sobre la cabeza de Fulanito o Menganita?   Las mismas cosas, dichas por A o por B, ¿cómo las recibo?
             Al final, el problema no es ni siquiera “el tesoro” sino el propio corazón.  Y hay tales fondos ocultos, tapados, ocultados a la propia mirada que si ya el Santo Cura de Ars estuvo a punto de marearse cuando Dios le concedió ver el fondo-fondo de su alma, estoy seguro que yo me marearía del todo…, y hasta me quedaría a las puertas de un infarto si viera la pocilga que albergo en los repliegues oculto de mi corazón.
             Habla Jesús del ojo de tu intención…  (yo le llamé “demonios del corazón”, y estoy hablando de lo mismo). Porque si tu única luz está a oscuras, ¡cuánta oscuridad!
             ¿Estamos seguros de pensar en pura limpieza de corazón?  ¿Pensamos igual en un hecho también igual, si viene de una persona o viene de otra?  ¿Manejamos idéntico baremos con el “amigo” que con el “no amigo”?  ¿Nos podemos considerar imparciales en nuestros sentimientos? ¿tan objetivos en algo que lo expresamos idénticamente a Menganita, a Zutanito, a Ticio y a Cayo?
             Afirma Jesús que la lámpara de tu cuerpo es tu ojo.  Ojo sano, cuerpo entero luminoso (verdad objetiva por delante).  Ojo enfermo, cuerpo a oscuras (manipulación de la verdad objetiva; emotividades que desvían; filias y fobias).
             No podéis imaginar cómo se descubre eso desde fuera.  Viene alguien y le cuenta a uno una historia…;  muchos detalles…, cosas aparentemente sueltas…  Y el que escucha está viendo la trama que hay debajo.  Al final, basta con despampanar tanta farfolla, y lo que queda al descubierto es un corazón…  ¿Luminoso?  ¿a oscuras?  ¿en plena oscuridad?  Jesús ve esa verdad.  Los humanos nos equivocaremos.  Él, no.

             Por eso he dicho al principio que me mantengo (o pretendo mantenerme…, a conciencia de mis propias farfollas) en la equidistancia. Veo de lejos, desde fuera.  Y no entro más en “esoterismos”.

             Cuando se habla del Evangelio, será hermoso ver la proliferación de sentimientos que levanta en nuestros “comentaristas”.

22 de junio. DIOS ES AMOR


22
Corazón de Jesús, en quien creemos sin haber vis­to: danos una fe capaz de sostener nuestra espe­ranza en Ti y nuestra caridad. Una fe que nos haga vivir convencidos de tu presencia entre nosotros y de tu providencia. Y que nos haga vivir en medio de lo visible y presente, creyendo en lo invisible y futuro.

Te pedimos, Señor, la fe total, la fe viva y per­fecta que exige de nosotros la Iglesia. Una fe capaz de llevarnos al martirio en defensa de tus dogmas, base del cristianismo, y en esas verdades sublimes y heroicas de tu doctrina.

Te creemos, Señor, pero ayuda nuestra fe. Que no sintamos jamás el escándalo de las infinitas locuras de tu Cruz.

Que nunca dejemos de creer en el Padre Nues­tro, y que siempre llamemos a Dios con el nombre dulce de Padre, convencidos de que todo cuanto nos sobrevenga, bueno o malo, pasa por la criba amorosa de esa mano paternal de Dios. Que no nos asfixien ni nos hagan dudar nunca, los dolores y las agonías que lleva consigo la vida, y que Dios ni manda, ni quiere.

Ya se acaba LA MISA...


LA “ACCIÓN DE GRACIAS”

Ya he tocado el tema en otro “aparte” reciente. Por ello no será necesario mayor detenimiento. Sólo expresar en síntesis que el espacio tras la Comunión debe tener una suficiente amplitud. Si se dice que el sacerdote se sienta es porque se le quiere dar tiempo a este momento.  Tiempo donde cabrá DAR GRACIAS -¡qué menos!-, y donde en la intimidad de dos amigos, caben esas comunicaciones de verdadera amistad.  Por tanto, un algo de PEDIR, porque ¿cuándo mejor que teniendo al amigo tan dentro?  Pero otro tanto es LO QUE EL AMIGO QUIERE DECIR. Lo contrario es egoísmo espiritual, o ser amigo de conveniencia.  ¡Y hay tanto que ESCUCHAR AL AMIGO…! Ahí estaría ese momento en que supiéramos hacer más nuestro el mensaje de las Lecturas de ese día, o de alguna de ellas que puede hablarnos más al alma en este momento determinado

FINAL DE LA CELEBRACIÓN

Y he dicho conscientemente “de la celebración”. No he dicho “despedida”, ni he dicho “final de la Misa”.  Porque ni hay tal despedida, ni la Misa ha acabado.
Ha acabado la celebración.  Y el sacerdote, en la fórmula adoptada por la Conferencia Episcopal española, dice “Podéis ir en paz”.  Imagino que muy consciente de la hipersensibilidad de nuestros fieles…, del sentido de falsa “libertad” con que parece que haya de tomarse nuestra vida espiritual, acudieron los responsables a utilizar la fórmula “delicada” de invitar…, de un tímido: Podéis ir en paz”.  Bien conscientes tenían que ser de que “el original” no era sí. Ni era así el anterior latino: “ITE; missa est”, ni mucho menos el original evangélico con un imperativo “ID” de Jesús, que EVIABA como misión esencial para ir al mundo a ser evangelio vivo en él, y así bautizar a todas las gentes.  De ahí al “podéis ir en paz” hay una distancia abismal, una pérdida total de sentido original.  Una mera “delicada despedida”, a la que –encima de todo- los fieles responden un “demos gracias  Dios”, que hasta podría sonar a “¡gracias que esto se ha acabado”!  No es que lo sea para todos, pero sí para ese no pequeño grupo que va buscando la Misa más corta, en la que menos predique el Cura…, o que ni predique…
Traduzcamos ahora el anterior “Ite; missa est” más al pie de la letra:  ID;  vais de misión.  O bien: vais enviados.  O “lo que aquí habéis vivido, esparcidlo por donde vayáis”.  O “esto que aquí habéis vivido, continuad viviéndolo en vuestra casa o taller u oficina, o familia, o en la cola del autobús, o en vuestras conversaciones y juicios…  Si ahora DAMOS GRACIAS A DIOS antes de salir, tendrá su gran sentido.  Porque ahora salimos mejor que entramos…  Porque ahora no sentimos misioneros (=misa) de una VIDA que hemos recibido, un empuje nuevo, una ilusión, una exigencia cristiana, una PALABRA que nos ha tocado dentro.
Así sí, DEMOS GRACIAS A DIOS, llevando paz por donde vayamos.  ¡Y agarraos bien…,  que vienen curvas!

LITURGIA DEL DÍA
Una lectura primera de muchas intrigas; de muchas “cosas humanas”. De demasiadas muertes…  Vamos: ¡el reflejo de la vida misma!  Lo que queda como “zumo exprimido” es que Dios escribe derecho, pese a los muchos renglones torcidos humanos.
El Evangelio es de los MUY SERIOS.  El corazón es el eje, el foco central.  Ahora se demostrará –en la vida diaria- si dónde está el tesoro.  Y desde luego es para tentarse la ropa.  Porque Jesús apunta al ojo de la intención.  Y no de “las buenas intenciones” o ls “no malas intenciones”, sino a esa intención del muy fondo del alma… y ahí dice que si la única luz que tienes está oscura, ¡CUÁNTA SERÁ TU OSCURIDAD!   Si llegamos a ser capaces de ahondar ahí, veremos más de lo que pensamos “a vista de pájaro”.
Dedico una más amplia reflexión en el BLOG.

jueves, 21 de junio de 2012

El Evangelio de hoy dice que si no perdono, Dios tampoco

Dice:

    Si no perdonas al que te ofendió, DIOS no te perdona.
Supongamos que no perdono a quien me ofendió. Que soy de esos que no están en el camino de Dios, y que suelen decir al que le ofendió que ya no me vuelvas a dirigir la palabra, o yo contigo no quiero saber nada, o esta me la vas a pagar y vas a ver...
    Luego voy y me confieso, pero me callo en la confesión que estoy enemistado con otra persona y que no quiero perdonar. El sacerdote lógicamente, no lo sabe, pero Dios si. El sacerdote me absuelve, porque es su obligación, pero Dios no te perdona. ¿Quién lo dice?. Lo dice Jesús, el Señor.
    La confesión ha sido inválida. Los pecados que he confesado, aunque tuviera propósito de enmienda y arrepentimiento, y el sacerdote me haya absuelto, la confesión no es válida. Dios no perdona al que no perdona.
    Supongamos que luego voy y comulgo en ese estado. San Pablo dice que en ese estado se traga uno su propia condenación. Es duro, pero eso dice San Pablo. Es que San Pablo es muy duro, lo envió el Señor.
    La comunión en ese estado es sacrilegio contra el cuerpo y la sangre de Cristo. Los pecados no se perdonan, y añado un pecado más a los anteriores.
    Todo esto es la reflexión del Evangelio de hoy.
    Y si rezare mil padrenuestros, pero no perdono a quien me ofendió, no tengo nada que hacer. Es tiempo perdido. Dios no perdona porque yo no perdono, así de simple.

Sin amor, nada sirve, y si no amo al hermano a quién veo, ¿cómo puedo decir que amo a Dios, al que no veo? (esto es Palabra de Dios)

II.- Infierno


             ¿Y EL INFIERNO?
                Una primera nota explicativa, posiblemente útil para muchos, y que ya da pauta para lo que seguirá.
                Dice el CREDO que Jesús, tras su muerte –y antes de su Resurrección- bajó a “los infiernos”.  Si bajó Jesús allí y se presentó, YA NO ES INFIERNO, porque el Infierno, por definición, es ausencia total y permanente de Dios. Se trata del “lugar” llamado “seno de Abrahán” donde esperaban todos los muchos santos que habían existido antes de Cristo, porque todavía no estaba abierto el Cielo, cuya llave la tenía el Cristo Resucitado.  Los visita Jesús –lo cual ya les es un Cielo adelantado, y subirán con Él cuando Jesús resucite y entre en la Gloria del Padre.  Ellos serán su cortejo inicial.

             Si ahora ya hablamos del INFIERNO, como situación de los posibles condenados por haber muerto de espaldas a Dios, en enemistad con Dios, libremente y conscientemente elegida, he de decir Ídem de lo mismo que había dicho del DEMONIO. Lo primero, que CREO EN EL INFIERNO.
Lo segundo que nadie puede decir si hay alguien en el Infierno.  Tercero que si alguien murió sin aceptar la misericordia de Dios, ofrecida hasta el último instante, halla SU “LUGAR” en ese estado definitivo de ausencia plena y definitiva de Dios, al que rechazó cuando Dios le ofrecía la mano, (por mucho que se quiera hoy suavizar y “aminorar” lo que tiene sentido de eternidad).  Cuarto: “fuego”, “azufre”, etc. (datos bíblicos) son la forma expresiva, plástica, para indicar “este lugar de tormento.  Quinto:  NO ES UN LUGAR físico, como tampoco lo es el CIELO.  Es un estado.  Si en el Cielo es la felicidad sin fronteras ni fin, por poseer a Dios, sin posibilidad de perderlo, el Infierno es la infelicidad máxima, sin fronteras ni fin, por carecer de Dios. Ese es el terrible e insufrible tormento. Lo que Dante –en la Divina Comedia- pone como rótulo “a la puerta del Infierno”: “Los que entráis aquí, dejad toda esperanza”.  Jesús explicita con esas formas llamativas del fuego eterno o del abismo infranqueable sin retorno  (parábola del rico y el pobre).

Pues bien: dejado lo descriptivo, ya dije ayer al tocar el tema del “demonio”, lo que me aterra es el infierno que creamos los humanos.  Es frecuente la expresión popular: “¡Esto es un infierno! 
             ¿No es mucho más de temer ahora que yo me haga un infierno para el esposo, la esposa, los padres, los hijos, el anciano, la vecina, el obrero o el jefe, para el barrio, para el grupo con el que estoy...?   ¿No es insoportable el soberbio que no se apea de su burro, y que abierta o solapadamente tiene que estar siempre como “manolita la primera” (que dice el dicho popular)?  ¿No es un infierno el individualismo egocéntrico que hace imposible la convivencia a gusto, donde se puede vivir “juntos” y estar distantes leguas y leguas de los otros?  ¿Nadie ha experimentado el rechazo instintivo…, el temor…, a que entre “Fulanito” por las puertas de su propia casa, porque supone a los demás que ya no hay paz ni libertad?  Al final, indica un estado en el que la persona se sitúa en ausencia de Dios.
             Dije ayer; “y sigan la lista”.  Así lo digo hoy.  Porque hay palabras que las queremos quitar del medio porque “nos molestan”…, y sin embargo podemos estarlas creando como “estado” a nuestro alrededor.
             Lo contrario de entrar alguien en casa y decir: Ya viene mi cielo…
             Examinar y discernir es lo propio de la madurez.

21 de junio


21
      Corazón de Jesús: nosotros hemos aceptado los misterios de la Trinidad y de la Eucaristía, con amor y sin escandalizarnos. Pero hay un misterio tu­yo, el misterio de la Cruz, ante el que sentimos un estremecimiento de repugnancia y rebeldía.

Tú, varón de dolores, hecho al desierto, al odio, a la sed y a la intemperie; Tú, que con las privacio­nes de tu vida y el exceso de amor del Viernes San­to trazaste unos incomprensibles caminos nuevos: haz que comprendamos el sentido del dolor, eso nues­tro, tan nuestro, que tiene el insospechado destino de completar tu Pasión.

Para comprenderlo, ayúdanos a ponernos al ritmo de tu Corazón traspasado y al ritmo de esta hora de dolor que vive el mundo.

Otórganos aceptar gozosos toda la dureza de nuestra vida, inflexibles en nuestras renuncias, aus­teros nosotros mismos, y, con nuestro ejemplo, pre­dicadores de penitencia.

Unidos a Ti, Hostia Pura, Santa e Inmaculada por la abnegación propia, por el voluntario ejercicio de la penitencia y por la expiación de los propios pe­cados, haremos de nuestra vida un holocausto conti­nuado que se consuma en tu honor, como amor que cubra todos los pecados que hieren tu Corazón Divino traspasado.