viernes, 4 de marzo de 2016

Viernes 4 (José Andrés)

Día 4-3-2016. Viernes
Buscamos y leemos: Oseas 14, 2-10


            Por primera vez, en esta Cuaresma, leemos a Oseas. Este profeta vivió en el Reino del Norte, en tiempos de Jeroboán II y su actividad profética se extendió hasta la destrucción de Samaría en el 722 a. C.
            Oseas era un hombre que amaba intensamente a su esposa y pasó por la amarga experiencia de su infidelidad, pero él la siguió amando a pesar de todo. Esta experiencia personal la presenta Oseas como símbolo teológico: por un lado la miseria de los pecados del pueblo y por otro la grandeza del amor de Dios, más fuerte que la infidelidad.
            El texto de hoy es el final del libro y es un canto a la conversión y a la esperanza. El amor gratuito de Dios ha surgido con fuerza regeneradora cuando todo estaba perdido.
            Tiene una estructura penitencial en dos partes: la llamada del profeta a la conversión y la respuesta de Dios al profeta con promesas para el pueblo, que suponen una puerta abierta a la esperanza.
            En la primera parte del oráculo encontramos verbos y actitudes típicas de la conversión: volver, buscar, confesar. Llama la atención la expresión “y no llamaremos más dios nuestro a la obra de nuestras manos”, que tiene hoy día una gran actualidad en las idolatrías modernas.
            En la segunda parte Dios responde desde su amor gratuito y sin condiciones, anunciando una nueva experiencia de sus relaciones con el pueblo. Utiliza las imágenes vegetales para describir la nueva floración. Los frutos de Israel son, en realidad, frutos del Señor. La idolatría ha sido definitivamente vencida.


1 comentario:

  1. "Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste con tu pecado".(Os14,2) Son palabras de los antiguos profetas, que la Iglesia, en la Cuaresma nos las recuerda y nos invita a la conversión. Es una invitación para todos: para los pecadores endurecidos en el mal porque Dios perdona a sus hijos los pecados más horribles si acuden a Él compungidos, para los tibios, para los indiferentes y para los "buenos"para que realicen una profunda purificación interior y se adhieran totalmente a Dios. Como Israel, que requerido por Oseas prometió volver a su"amor primero" y abandonar todos sus ídolos:"No volveremos a llamar dios a la obra de nuestras manos"; Así el cristiano debe acoger la invitación de la Iglesia,y apartarse de cualquier cosa que le impida entregarse a Dios...El hombre va fabricando sus propios ídolos, más o menos grandes; pero que TODOS roban a su corazón y a su vida lo que debía entregar a Dios. El primer gran ídolo lo crea en sí mismo en la medida que va buscando lo que apaga el egoísmo la codicia, la vanidad, el orgullo o el deseo desordenado de afectos. También el apego a personas o cosas que se convierten para él en pequeños o grandes ídolos. Así es como el hombre queda dividido en sus afectos e incapacitado para entregarse totalmente a Dios.Cualquier apego por pequeño que sea, es una atadura que ata al hombre y le impide volar hacia Dios, le impide alcanzar una perfecta unión con Dios. En este estado viven muchas almas que desando entregarse a Dios,se dejan amarrar por pequeños ídolos, costumbres defectuosas y, sobre todo,, tienen una falta de generosidad para romper esas amarras y dejar en libertad a su alma que busca a Dios.

    El pueblo de Israel se convirtió y, a la conversión del pueblo, corresponde la "conversión " de Dios que, empujado por la fuerza de su AMOR misericordioso sanará el mal de Israel y perdonará sus infidelidades.El Cantar de los Cantares ofrece unas imágenes bellísimas y la"prostituta" arrepentida,, le dice al Amado:¡Oh, con qué razón se te ama! El (v9) es el culmen de las promesas: Dios será todo para el pueblo, que ya no adora a otros dioses.

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