martes, 8 de marzo de 2016

Martes 8 (José Andrés)

Día 8-3-2016 Martes
Buscamos y leemos: Ezequiel 47, 1-9.12


            Hoy, tanto en la lectura de Ezequiel como en el evangelio de Juan, se habla del agua. En Ezequiel sale del templo y se convierte en torrente impetuoso que sana y da vida a las zonas más áridas de la tierra santa. Uno de los fundamentos de la riqueza de Babilonia era el río Eufrates, muy conocido por Ezequiel. No olvidemos que fue deportado a Babilonia con otros muchos judíos en el año 597 a. C.
            El profeta se sirve de la imagen del agua y contempla a Sión toda ella recreada por los brazos de un río abundante y ve cómo del templo mana una fuente de agua que corre impetuosa desde los cimientos de ese lugar en el que Dios habita y donde se celebra su culto. Ya no es aquella apacible fuente de Siloé sino que es una oleada inmensa que todo lo vivifica, de modo que incluso la tierra más seca se convierte en productiva. El caudal de esta agua supera al de aquella otra agua, ya superabundante, que manaba de la roca del Éxodo. Es tanto como el caudal del jardín del Edén, que hace germinar árboles de frutos maravillosos que comunican y devuelven la vida.

            “Agua viva”, agua regalada por el Señor, presencia vivificadora de Dios.

1 comentario:

  1. Ezequiel, 47, 1,9´12. Debido al clima árido de Palestina, las fuentes se consideraban un regalo de Dios y, nuestros antepasados solían erigir un santuario. En la visión de Ezequiel el poder vivificador de Dios fluye del zaguan del mismo templo, fluye por donde regresó la Gloria del Señor cuando vino a vivir al pueblo que volvía del destierro. El poder sanador de esta agua lo experimenta el profeta en su cuerpo.(vv3b.4b). A él se le revela la extraordinaria fecundidad de la fuente que sana el Mar Muerto y lo llena de peces (vv7-10); los árboles frutales dan exquisitos frutos...El agua que viene de Dios fecunda la tierra por donde pasa.

    El Nuevo Testamento recoge estos símbolos: Jesús es el templo del que brota el agua viva del Espíritu(Jn, 7,38.

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