viernes, 4 de marzo de 2016

4 marzo: Prolegómenos de la flagelación

Hoy es PRIMER VIERNES DE MES.
No hay reunión de Primer Viernes porque
ESTAMOS DE EJERCICIOS

Liturgia
          Las lecturas de hoy nos llevan de la mano a palpar el amor del Corazón de Dios. Os 14, 2-10 es un canto a la misericordia del Corazón de Dios sobre nosotros. Comienza con la llamada: Israel, conviértete al Señor Dios tuyo. Mensaje central de la cuaresma, que debería resonarnos cordialmente si no fuera porque hemos desvirtuado la palabra a base de repetirla. Sigue el profeta confesando el pecado de ese pueblo, y lo hace en primera persona del plural, metiéndose dentro de esa iniquidad. Y la respuesta de Dios es amplia como su mismo Corazón: Yo perdonaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan…, seré rocío para Israel. Brotarán sus vástagos, volverán a descansar a la sombra… Y Dios se compara a un ciprés frondoso de quien proceden todos los frutos.
          En el evangelio –Mc 12, 28-34- es preguntado Jesús sobre el primer y principal mandamiento de la ley. Y Jesús recita lo que era la vida misma de un israelita: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. Y aunque ha sido preguntad por el primero, Jesús añade también el “segundo” que forma parte del primero como un mandamiento doble: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
          Si el doctor de la ley había venido de buena fe, hallaba la respuesta que había pedido, y que él bien se sabía. Si había venido para “examinar” a Jesús, se puede ir tranquilo de que Jesús está en la ortodoxia más perfecta. El doctor repitió nuevamente las mismas palabras alabando a Jesús por su respuesta. Lo que es verdad es que se encontró con la palabra de Jesús que le dijo: No está lejos del Reino de Dios…, del evangelio, de la doctrina que yo vengo enseñando.

PASIÓN DE JESÚS
          No sé si alguien se haya preguntado por qué hablo de la “pasión de Jesús” y no he escrito “pasión del Señor”. He querido que pongamos la atención en todo lo humano de esta pasión; lo humano de todos los personajes que intervienen, que procedieron desde sus pasiones más netamente humanas. Y desde lo humano de Jesús, que padece totalmente sin atemperar nada de los sufrimientos que hubiera tenido cualquier otra persona en sus mismas realidades. La divinidad se esconde (dice San Ignacio); no aparece, no atempera el sufrimiento. Jesús padece en toda su totalidad. Y, además, padece no contra su voluntad sino uniendo su voluntad a la del Padre Dios, y uniendo su amor a la realidad de nosotros, criaturas protagonistas de esa Pasión.

          Dejamos a Jesús ante “el castigo” de los azotes. Terrible y tremendo castigo, como lo describen los contemporáneos. A Jesús lo condujeron al patio donde se realizaba tan macabro castigo. Lo desnudaron. Lo ataron a una columna alta, con los brazos en alto, de forma que quedaba todo el cuerpo expuesto a los azotes.
          Los verdugos no eran ni buenos ni malos. Eran profesionales que estaban para eso. No hay que suponer en ellos mayor saña contra Jesús, porque ellos simplemente cumplían con su misión para la que estaban contratados. A ellos les daba lo mismo uno que otro, y emplearon toda su “profesionalidad” en aplicar los azotes a Jesús.
          ¿Cuántos? ¿Cómo? Si nos inclinamos a una realidad normal, a Jesús –judío- se le debía flagelar al modo judío. Y el modo judío era “cuarenta azotes menos uno”. [Una de las fórmulas de la falsía judía, aplicando una norma con su interpretación peculiar. Estaba dicho que al culpable le eran 40 azotes “pero cuidado que el castigado no quede infamado”. En consecuencia, para evitar tal infamia, interpretaban en no llegar a los 40… “40 MENOS UNO”, o sea: 39 golpes.
          El flagelo normal era de dos correas con dos bolas de acero en las puntas, o 4 correas con una bola en el extremo. O sea: cada golpe llevaba 4 puntos de dolor. 39 golpes por 4 bolas (quizás, por 4 llagas) suponen 156 llagas sobre un mismo cuerpo. Y por tanto llaga sobre llaga podía ahondar en las carnes de forma impresionante.
          Ese fue “el castigo” a que Pilato sentenció a Jesús “por no hallar en él una causa de muerte”…, aunque los estudiosos opinan que bastaba para morir. (De ahí los “40 menos 1”…, para que no fuera a morir el castigado).
          Ahora ya podemos pensar en lo que fue aquel momento de la Pasión de Jesús. Pero lo dejaremos para otro momento, porque hay motivos para meditar con más detenimiento.


HOY COMIEMNZA LA NOVENA DE LA GRACIA a San Francisco Javier.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad11:06 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LA SALVACIÓN DE DIOS:LA LEY Y EL PECADO

    "Dios escribió en las tablas de la Ley lo que los hombres no leían en sus corazones"(San Agustín).

    ¡CÓMO SOMOS SALVADOS?.-Ningún hombre se puede salvar a sí mismo.Los cristianos creen que son salvados por Dios, que para esto ha enviado al mun do a su Hijo Jesucristo. La salvación significa que somos liberados del poder del pecado por medio del Espíritu Santo y que hemos salido de la zona dxe la muerte a una vida sin fin, a una vida en la presencia de Dios.
    San Pablo declara :"Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Rom 3 ,23).El pecado no puede existir ante Dios, que es completamente justicia y bondad.Si el pecado sólo es digno de la nada ¿q´ué pasa con el pecador?. En su amor, Dios ha encontrado una vía que aniquila el pecado, pero que salva al pecador.Lo hace de nuevo estar en su sitio , es decir, justo. Por eso desde antiguo la redención se denomina también "Justificación".No nos hacemos justos por nuestras propias fuerzas. Un hombre no puede perdonarse el pecado ni liberarsa de la muerte.Para ello debe actuar Dios en nosotros, y además por misericordia ,no porque lo pudiéramos merecer.

    Continuará

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  2. La novena (del latín novem, 'nueve') es un ejercicio de devoción que se practica durante nueve días para obtener alguna gracia o pedir por una determinada intención. Puede estar dedicada a cualquier mediador, cuya intercesión es más poderosa ante Dios, debido a los méritos logrados durante su vida. Por ejemplo la Virgen María y los santos. Pueden ser nueve días consecutivos o nueve veces un día de la semana determinada (nueve viernes, por ejemplo).
    Cuando se pide la intercesión de un santo, se busca imitar sus virtudes y santidad ya que de lo contrario la novena carecería de sentido si no se practica con fe y determinación de cambio.

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  3. Por la señal, etc.
    Señor mío Jesucristo, etc.



    ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
    Amabilísimo y amantísimo Santo: adoro con vos humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de gracia que os concedió en vida y por la gloria de que ya gozáis. Os suplico con todo el afecto de mi alma, me consigáis por vuestra poderosa intercesión, la gracia importantísima de vivir y morir santamente. Os pido también me alcancéis la gracia especial que pido en esta novena...(aquí se piden las gracias espirituales y temporales que se desean). Y si lo que pido no conviene a mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.

    Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

    Se puede terminar con la siguiente oración atribuida a San Francisco Javier:



    ORACIÓN
    Eterno Dios, Criador de todas las cosas : acordaos qué Vos criasteis las almas de los infieles haciéndolas a vuestra imagen y semejanza.

    Mirad, Señor, como en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.

    Oración. Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier: concédenos que, pues veneramos la gloria de sus insignes merecimientos, imitemos, también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

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