viernes, 18 de marzo de 2016

18 marzo: Ahí tienes a tu hijo

LITURGIA
            Jer 20, 10-13 es el sentimiento profundo del profeta que se ve acosado por unos “amigos” que quieren delatarlo y vejarlo y destruirlo para vengarse de él. En ese estado recurre a Dios, al que ve como fuerte soldado que lo defiende.
            Jn 10, 31-42 sigue la diatriba de Jesús con los judíos que quieren matarlo, porque “ha dicho una blasfemia haciéndose Dios”. Jesús les razona pero les repite que “el Padre está en mí y yo en Él” y mis obras lo testifican. Más decididos están en matarlo e intentaron detenerlo, pero Jesús se les escabulló y se retiró al otro lado del Jordán. La cosa pintaba mal y Jesús sabía que había peligro real. Y ya no tensa más el arco. Prefiere retirarse y poner tierra y agua por medio.

PASIÓN DE JESÚS
                Los crucificados llevan ya unas dos horas en la cruz, con la asfixia terrible que encerraba la crucifixión, sin poder apenas respirar. Y Jesús que había llegado exhausto. Se presentía ya su fin y permitieron a los deudos que se acercaran a los ajusticiados.
            Al pie de la cruz de Jesús acudió su madre. Y con ella quienes le habían acompañado durante el trayecto durísimo de la vía dolorosa: María Magdalena, María Cleofás y otra María (¿Salomé?). Con el grupo iba “el discípulo a quien amaba Jesús”. Para la tradición, Juan. Y es muy posible que físicamente lo fuera, aunque aquí no se tomaría como algo personal. Para el propio Juan evangelista y para una corriente más profunda, es la representación anónima de la IGLESIA (la comunidad cristiana a la que dirigía Juan su evangelio, “discípula muy amada”, a la que quiere hacer presente la Pasión no como espectadora sino viviéndola en propias carnes).
            Entonces Juan nos describe el momento importantísimo de la Iglesia en el que Jesús encomienda a su Madre que tome a la Iglesia a su cargo y cuidado: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, y a la Iglesia le encarga que tome a María a su cargo.
            Nos invita a esta concepción el título que Jesús le da a María, a la que le llama con expresión mesiánica (del Protoevangelio del Génesis): MUJER, y no le llama “madre”. Título mesiánico que no mira una relación afectiva peculiar sobre un discípulo concreto sino un encargo eclesial: la comunidad que es engendrada en la cruz por la redención universal de Jesucristo.
            A su vez, la comunidad ha de dirigirse a la MUJER como madre de esa comunidad, y tomarla a su cargo, a su cuidado y bajo su magisterio. La comunidad cristiana es ese discípulo anónimo al que el evangelista no alude con nombre propio, no por una deferente “humildad” de no nombrarse a sí mismo, sino con unos vuelos mucho más amplios de quien es representado en su evangelio como el “Águila” que vuela por encima de todas las aves y planta su nido en las alturas.
            Jesús ya no tiene vestidos porque se los han repartido o rifado los soldados… Entregó su perdón a los mismos que le mandaron a la cruz (no saben lo que hacen)… Entregó su paraíso al buen ladrón, desprendiéndose de mirarse a sí mismo (aunque no podía tirar), y mirando al bien de aquel hombre que había sabido aferrarse a su salvación en el último tren… Ahora acaba Jesús de desprenderse de lo más querido en la tierra: su Madre. Ha quedado entre el cielo y la tierra. Los hombres no lo han querido y lo han lanzado en alto, como quien lo aparta de la tierra de los vivos. Y cuando Jesús quiere mirar al Cielo y acogerse al abrazo de Dios, encuentra la terrible sequedad del desconsuelo espiritual. Ya no le queda sino rezar en desolación.

            Por eso se le fue el alma hacia el Salmo 21 (22) que comenzaba expresando lo que él estaba sintiendo más fuertemente en este momento: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad11:51 a. m.

    CATACISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (cONTINUACIÒN)

    LOS DIEZ MANDAMIENTOS.

    "Nosotros amemos a Dios, porque èl nos amò primero" (Jn4,19).

    Los diez mandamientos no son una imposición arbitraria de un Seño tirano. Hoy como siempre, son el único futuro de bla familia humana. Salvan al hombre de la fuerza destructora del egoísmo,del odio y de la mentira.Señalan todos los falsos dioses que lo esclavizan: el amor a sì mismo que excluye a Dios, el afán de poder y de placer que altera el orden de la justicia y degrada nuestra dignidad humana y la de nuestro prójimo.
    Los diez mandamientos son el resumen central de la reglas fundamentales del comportamiento humano en el Antiguo Testamento. Tanto judíos como cristianos se orientan según este texto fundamentel.

    Continuarà

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  2. Se acerca el Viernes Santo y las amenazas de muerte son cada vez más fuertes, a pesar de retirarse prudentemente de Jerusalén. No son unas amenazas como las que sufrieron los profetas, son implacables, por haberse declarado Hijo de Dios.Es un clima muy tenso; pero muchísimos creen en Él.

    Jesús, en Getsemaní, oró por cada uno de nosotros, oró por tí y por mí; no nos está permitido amar a Jesús con un amor menguado; lo tenemos que llevar grabado en nuestro corazón.¡FELIZ SEMANA SANTA CON JESÚS!

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