LITURGIA
Jer 20, 10-13 es el
sentimiento profundo del profeta que se ve acosado por unos “amigos” que
quieren delatarlo y vejarlo y destruirlo para vengarse de él. En ese estado
recurre a Dios, al que ve como fuerte soldado que lo defiende.
Jn 10, 31-42 sigue la
diatriba de Jesús con los judíos que quieren matarlo, porque “ha dicho una
blasfemia haciéndose Dios”. Jesús les razona pero les repite que “el Padre está en mí y yo en Él” y mis
obras lo testifican. Más decididos están en matarlo e intentaron detenerlo,
pero Jesús se les escabulló y se retiró al otro lado del Jordán. La cosa
pintaba mal y Jesús sabía que había peligro real. Y ya no tensa más el arco.
Prefiere retirarse y poner tierra y agua por medio.
PASIÓN DE JESÚS
Los crucificados llevan ya unas
dos horas en la cruz, con la asfixia terrible que encerraba la crucifixión, sin
poder apenas respirar. Y Jesús que había llegado exhausto. Se presentía ya su
fin y permitieron a los deudos que se acercaran a los ajusticiados.
Al pie de la cruz de
Jesús acudió su madre. Y con ella quienes le habían acompañado durante el
trayecto durísimo de la vía dolorosa: María Magdalena, María Cleofás y otra
María (¿Salomé?). Con el grupo iba “el
discípulo a quien amaba Jesús”. Para la tradición, Juan. Y es muy posible
que físicamente lo fuera, aunque aquí no se tomaría como algo personal. Para el
propio Juan evangelista y para una corriente más profunda, es la representación
anónima de la IGLESIA (la comunidad cristiana a la que dirigía Juan su evangelio,
“discípula muy amada”, a la que quiere
hacer presente la Pasión no como espectadora sino viviéndola en propias
carnes).
Entonces Juan nos
describe el momento importantísimo de la Iglesia en el que Jesús encomienda a
su Madre que tome a la Iglesia a su cargo y cuidado: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, y a la Iglesia le encarga que tome a
María a su cargo.
Nos invita a esta
concepción el título que Jesús le da a María, a la que le llama con expresión
mesiánica (del Protoevangelio del Génesis): MUJER, y no le llama “madre”.
Título mesiánico que no mira una relación afectiva peculiar sobre un discípulo
concreto sino un encargo eclesial: la comunidad que es engendrada en la cruz
por la redención universal de Jesucristo.
A su vez, la comunidad
ha de dirigirse a la MUJER como madre de esa comunidad, y tomarla a su cargo, a
su cuidado y bajo su magisterio. La comunidad cristiana es ese discípulo anónimo al que el evangelista
no alude con nombre propio, no por una deferente “humildad” de no nombrarse a
sí mismo, sino con unos vuelos mucho más amplios de quien es representado en su
evangelio como el “Águila” que vuela por encima de todas las aves y planta su
nido en las alturas.
Jesús ya no tiene
vestidos porque se los han repartido o rifado los soldados… Entregó su perdón a
los mismos que le mandaron a la cruz (no
saben lo que hacen)… Entregó su paraíso al buen ladrón, desprendiéndose de
mirarse a sí mismo (aunque no podía tirar), y mirando al bien de aquel hombre
que había sabido aferrarse a su salvación en el último tren… Ahora acaba Jesús
de desprenderse de lo más querido en la tierra: su Madre. Ha quedado entre el
cielo y la tierra. Los hombres no lo han querido y lo han lanzado en alto, como
quien lo aparta de la tierra de los vivos. Y cuando Jesús quiere mirar al Cielo
y acogerse al abrazo de Dios, encuentra la terrible sequedad del desconsuelo
espiritual. Ya no le queda sino rezar en desolación.
Por eso se le fue el
alma hacia el Salmo 21 (22) que comenzaba expresando lo que él estaba sintiendo
más fuertemente en este momento: Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
CATACISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (cONTINUACIÒN)
ResponderEliminarLOS DIEZ MANDAMIENTOS.
"Nosotros amemos a Dios, porque èl nos amò primero" (Jn4,19).
Los diez mandamientos no son una imposición arbitraria de un Seño tirano. Hoy como siempre, son el único futuro de bla familia humana. Salvan al hombre de la fuerza destructora del egoísmo,del odio y de la mentira.Señalan todos los falsos dioses que lo esclavizan: el amor a sì mismo que excluye a Dios, el afán de poder y de placer que altera el orden de la justicia y degrada nuestra dignidad humana y la de nuestro prójimo.
Los diez mandamientos son el resumen central de la reglas fundamentales del comportamiento humano en el Antiguo Testamento. Tanto judíos como cristianos se orientan según este texto fundamentel.
Continuarà
Se acerca el Viernes Santo y las amenazas de muerte son cada vez más fuertes, a pesar de retirarse prudentemente de Jerusalén. No son unas amenazas como las que sufrieron los profetas, son implacables, por haberse declarado Hijo de Dios.Es un clima muy tenso; pero muchísimos creen en Él.
ResponderEliminarJesús, en Getsemaní, oró por cada uno de nosotros, oró por tí y por mí; no nos está permitido amar a Jesús con un amor menguado; lo tenemos que llevar grabado en nuestro corazón.¡FELIZ SEMANA SANTA CON JESÚS!