sábado, 12 de marzo de 2016

12 marzo: Camino del Calvario

Liturgia
          Las primeras lecturas de ayer y de hoy nos acercan a la Pasión. Jer 11, 18-20 nos habla del hombre que como cordero manso que es llevado al matadero, él no sabía los planes homicidas que había contra él. Recurre a Dios, que juzga rectamente para que Dios le defienda. En un lenguaje judío, pide que lo vengue de sus enemigos.
          En el Evangelio –Jn 7, 40-53- la discusión se produce sobre el origen de Jesús. Saben que es galileo y de Galilea no salen profetas, dicen los fariseos. Lo escrito es que naciera de la familia de David, y de Belén… Estaban precisamente confirmando el origen mesiánico de Jesús.
          Los fariseos van ninguneando a todos los que no piensan como ellos: al pueblo, a los guardias que no han detenido a Jesús, al propio Nicodemo, que era fariseo. Cuando se lleva una idea predeterminada, es muy difícil aceptar otros modos de ver.

PASIÓN DE JESÚS
          El paso de la comitiva aquella era presenciado por muchos, empezando por los mismos que habían gritado en la plaza. Iban delante los de a caballo y –flanqueando a los tres condenados- iban los soldados que custodiaban y los verdugos que realizarían la crucifixión. Los  condenados llevaban colgadas al cuello las tablillas con la causa de su condena.
El morbo de una ejecución de sentencia de muerte atrae a las muchedumbres, aunque no todos en el mismo sentido. Hay unos que jalean como si de un espectáculo se tratase, y otros que ofenden a los condenados, y se congratulan de que van a pagar por sus maldades. Hay también muchos que están porque están y no sabrían decir por qué están, si no es por ese mismo morbo que no saben si es de aprobación o de curiosidad. Y los hay que lamentan la situación y se ponen en el lugar de los desgraciados que han recibido la sentencia de muerte.
          Ahí estaba una muchedumbre que les seguía y unas mujeres que se golpeaban el pecho y lloraban. (Lc 23, 27-31). Era un conjunto de personas capaces de sentir en sí el dolor de los que padecen, o personas más sensibles que expresan así sus sentimientos. No hay que descartar a esas mujeres plañideras que estaban presentes en los acontecimientos luctuosos, que daban un mayor acento de tragedia al dolor de los familiares. Por supuesto que todo este grupo (“gran muchedumbre de pueblo”) no estaban en la línea de los que se gozaban, sino en el campo contrario. Lamentaban. Lloraban caminando al paso de los tres condenados.
          Jesús se volvió a ellas y les dijo: No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Llorad por la desgracia de un pueblo y unos dirigentes injustos, insinceros, soberbios, apasionados, y por esos hijos vuestros que han gritado en la plaza del pretorio, sin saber siquiera por qué gritaban. Van a venir días en que van a ser más felices las madres que no engendraron, porque va a llegar la desgracia sobre este pueblo, y desearíais más bien la muerte. Porque si en el leño verde se hacen estas cosas, en el seco ¿qué sucederá? Si en el inocente se han cometido tantas injusticias, en quienes no son inocentes, ¿qué se puede esperar?
          No detestaba Jesús aquel acompañamiento que le hacían desde una buena fe, pero les advertía que la desgracia se iba a prolongar en ese pueblo. A Él poco le podían ya ayudar; tenían que estar muy alertas porque les aguardaban malos tiempos. Era un pueblo que había asumido para sí toda la responsabilidad de aquella muerte: que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Y la historia les iba a devolver aquello en forma de la invasión romana y la destrucción de Jerusalén y del Templo. ¡Tendrían que llorar más bien por sus hijos!

          El trayecto hasta el Calvario no era muy largo, pero se convirtió en terrible vía dolorosa para Jesús que no podía tirar de sí mismo, y era maltratado para que aligerara el paso. Muy cerquita de él iba siempre Simón de Cirene con el madero. Lo que ocurrió fue que Simón se encontró impactado ante todo aquello que veía, en las gentes, en los soldados, en las mujeres, en Jesús… Y lo que veía en Jesús le fue ganando el alma hasta el punto de sentirse bien con haber podido servirle de ayuda a ese hombre bueno que le había ganado el corazón.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad9:01 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuació)

    LA IGLESIA.

    "El camino del Señor es sencillo como el de Juan y Andrés, de Simón y Felipe,que comenzaron a ir detrás de Cristo por curiosidad y deseo.No hay otra vía, en el fondo,que no sea esta curiosidad deseosa suscitada por el presentimiento de lo verdadero."

    ¿CUALES SON LOS CINCO MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA?.-1).Oir misa entera los domingos y fiestas de precepto. 2)Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte,y si se ha de comulgar. 3)Comulgar por Pascua de Resurrección.4) Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.59 Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
    El primer mandamiento, exige a los fieles queb santifiquen el día en el cual se conmemora la Resurrección del Señor y las fiestas litúrgicas principales en honor de los misterios del Señor, de la Santísima Virgen María y de los santos, en primer lugar participando en la celebración de la Eucaristía, en la que se congrega la comunidad cristiana y descansando de aquello trabajos y ocupaciones que puedan impedir esa santificación de esos días.

    Continuará

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