miércoles, 9 de marzo de 2016

9 marzo: ¿De dónde eres tú?

Liturgia
          La 1ª lectura de hoy: Is 49, 8-15 situaría la Cuaresma en su sentido más completo: tiempo de gracia: “En tiempo de gracia te he respondido, en el día de salvación te he auxiliado”. Eso es la Cuaresma, un período de bendición de Dios en el que se verifica la alianza con el pueblo…, para restaurar el país y repartir herencia Esa herencia que para los cautivos es alcanzar la libertad, venir a la luz. Para el pueblo de Dios es encontrar vegetación en medio del desierto y no pasar hambre ni sed ni sufrir el bochorno. Para concluir, con la ternura más grande por parte de Dios, que se compara a una madre: ¿puede una madre olvidarse del hijo que amamanta? Pues si una madre se olvidare de su hijo, yo nunca me olvidaré de ti.
Entramos en discursos del evangelio de San Juan (5, 17-30). No son explicables sino meditables. Pretender hablar sobre ellos sería volver a leerlos. Por eso me limito a citarlos y dejar que cada cual tome la tarea de una lectura lenta y reflexiva, detenida y sosegada. Una expresión resalto, por decir alguna cosa: cómo Jesús nos presenta la labor (“el trabajo”) de Dios y de él mismo a favor de la humanidad: mi Padre sigue actuando y yo también actúo, que es una clara manifestación de la providencia de Dios que no nos deja solos sino que sigue conservándonos. Lo que significa que Dios tiene puesta bajo nosotros la palma de su inmensa mano y que eso es lo que nos sostiene en vida y en esperanza.

PASIÓN DE JESÚS
          “¿De dónde eres tú?”. Es la pregunta aterrada de Pilato al escuchar la nueva acusación de los judíos que nosotros tenemos ley y según esa ley debe morir porque se ha hecho hijo de Dios. Escuchar Pilato aquello y volver a pretender entrar en razones con Jesús fue todo una. Se lo volvió a meter en el Pretorio y con temor y temblor le preguntó a Jesús: ¿De dónde eres tú? ¿De dónde has salido? ¿Quién eres, en realidad? ¿A quién estoy yo juzgando? Y es que a un ignorante religioso el encuentro con lo posiblemente sobrenatural le causa un temor especial. ¿Sería posible que yo estuviera maltratando un dios o hijo de dioses?, pensó Pilato. ¿Puede caer bajo la maldición de los dioses…, bajo la ira de los dioses? Esa es la terrible duda que le ha asaltado a Pilato en este punto del proceso…, de este proceso en el que Pilato ha jugado malamente con la libertad del preso…, con la mala defensa que ha hecho de la reconocida inocencia de aquel “dios” al que él está juzgando?
          Se encontró Pilato con lo inesperado: que Jesús no le respondió. Que Jesús no entraba en el falso juego del juez. Que Jesús volvía a aquella actitud que un día expresó ante los judíos: ¿Para qué seguir hablándoos? Que Jesús volvía al silencio con que reaccionó ante la falsía del juicio de Caifás o la repugnante comparecencia ante Herodes. ¡Silencios de Jesús! que son impactantes porque no hay peor realidad que la de un Jesús que calla porque es inútil que hable, porque no se le va a tomar en consideración. [Y estoy pensando en nuestro tiempo presente en el que lo peor que está sucediendo es el silencio de Dios… El pueblo pidió una vez a Moisés que no le hablara Dios al pueblo porque el pueblo sentía pavor… Hoy el mundo también ha elegido acallar a Dios… Y ahora se queja de que Dios no habla, no actúa, no soluciona las tragedias que el ser humano ha creado… ¡Silencios de Dios!, ¡espantosos silencios de Dios! Que nos tienen que hacer volver a una sinceridad renovada para saber escucharlo, para estar dispuestos a escucharlo].
          Pilato se incomodó, y sacó pecho (el que no había sabido sacar ante sus contrincantes judíos) y se puso serio con Jesús: ¿A mí no me respondes? “A mí”…, que soy autoridad, que soy tu juez…, ¿a mí? Pilato pretendió crecerse ante Jesús, el “hombrecillo” que necesitaba de él… ¿No sabes que tengo autoridad para liberarte y autoridad para soltarte? Por su boca se condena Pilato, porque si tenía aquella autoridad ¿cómo es que no la ha ejercido? ¿Cómo es que a estas alturas no ha resuelto ya el caso de acuerdo a sus múltiples confesiones de inocencia de Jesús? Jesús habló ahora para dejarlo mucho más perplejo: No tendrías autoridad alguna sobre mí si no se te hubiera dado de lo alto. Aunque tienen mucha mayor culpa los que me han entregado a ti. No desmontaba Jesús la idea de su origen “de lo alto”, ese que causó tanto temor en Pilato.

          Por eso nos dice el evangelista que desde entonces buscaba soltarlo. Lo que pasa es que Pilato no fue nunca un hombre sincero consigo mismo y con su idea. Fue el político que flirtea con su misma verdad y acaba perdiendo la partida por insincero y cobarde.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:20 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LA SALVACIÓN DE DIOS: LA GRACIA.

    "Confía en Dios como si el éxito de las cosas dependiese únicamente de él y en nada de ti;y,con todo, aplícate enteramente a ellas como si Dios no fuera a hacer nada y tú todo"(San Ignacio de Loyola)

    ¿SE PUEDE GANAR EL CIELO MEDIANTE LAS BUENAS OBRAS?.-No, ningún hombre puede alcanzar el cielo simplemente por sus propias fuerzas, Ser redimidos es pura gracia de Dios que, sin embargo, exige la cooperación libre del hombre, que es meritoria por gracia.
    Por más que seamos salvados por la gracia y por la fe, tanto más debe mostrarse en nuestras buenas obras el amor que hace brotar la acción de Dios en nosotros.

    ¿DEBEMOS TODOS SER SANTOS?.-Sí , el sentido de nuestra vida es unirnos a Dios en el amor, corresponder totalmente a los deseos de Dios. Debemos permitir a Dios "que viva su vida en nosotros".Esto significa ser santos.
    El Señor no nos exige grandes obras sino únicamente entrega y agradecimiento. No necesita nuestras obras,sino únicamente nuestro amor.( Santa Teresa del Niño Jesús).
    Todo hombre se hace la pregunta:¿Quien soy yo?. ¿Para qué estoy aquí?.¿Cómo puedo ser yo mismo?.La fe responde que sólo en la SANTIDAD llega el hombre ser aquello para lo que lo creó Dios. Sólo en la SANTIDAD encuentra el hombre la verdadera armonía consigo mismo y con su Creador. Pero la santidad no es una perfección hecha a medida por uno mismo, sino la unión con el amor hecho carne, que es Cristo. Quien de este modo logra nueva vida se encuentra a sí mismo y llega a ser santo.

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  2. Se podría decir que a la pregunta de Isaías"( ¿Es que puede una madre olvidarse ?"),responde Jesús que el Padre suyo y nuestro, jamás dejó de ser Padre y dador de vida para todos. Es la misma misión que Jesús ha recibido: comunicar la vida eterna en nombre del Padre. El Espíritu Santo, a través de La Iglesia, continúa esta misión en el mundo. Nuestro Dios no es un espectador de lo que pasa en el mundo, sino que actúa para que llegue a plenitud su Plan de Salvación para todos. El recuerdo del Juicio nos invita a colaborar con su Proyecto.

    Hay muchos políticos que son como Pilato: insinceros, ambiciosos y cobardes. España necesita que Dios intervenga en este momento y que rompa todos los acuerdos que nos pueden llevar a la pobreza y a la persecución por el hecho de ser cristianos.

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