domingo, 20 de marzo de 2016

20 marz_Domingo de Ramos

LITURGIA
            La liturgia del DOMINGO DE RAMOS se sale de lo normal. Comienza festiva con la bendición de los ramos y la procesión de ramos que es expresión de alegría y júbilo, con la lectura del Evangelio correspondiente: la entrada de Jesús en Jerusalén: Lc 19, 28-40. Recuerda el momento triunfal de Jesús entrando en Jerusalén a lomos de un borrico, y dirigiéndose al Templo entre los cantos de personas enfervorizadas. Concluye ese evangelio con las protestas de los fariseos que pretenden que Jesús calle a aquellas gentes que le aclaman. Jesús responde que aunque callaran ellos, las mismas piedras hablarían. Y ahí acaba la parte festiva de esta liturgia, para pasar ya al anuncio de los padecimientos de Jesús.
Al llegar al Altar se va directamente a la Oración y las 3 lecturas: Is. 50, 4-7, que es ya un anuncio de esos padecimientos del Siervo de Yavhé, que ofrece su espalda a los que le golpean, su mejilla a quienes le dan bofetadas y mesan su barba, o le llenan el rostro de salivazos. De hecho cuando oramos en la Pasión, tomamos estos datos para completar las escenas que quedan menos explícitas en los evangelios.
Sigue Fil 2, 6-11 con el himno cristológico por excelencia: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios. O sea: era Dios pero “escondió su divinidad” para padecer como uno cualquiera. Y así sufrió, obedeciendo, hasta llegar a la cruz en la forma de muerte más espantosa. Pero eso mismo le valió la exaltación por su fidelidad, y se tradujo en su realidad de “EL SEÑOR”, que da gloria a Dios Padre
Se desemboca en la Pasión, según San Lucas (22, 14 a 23, 56) donde quedan detallados los pasos de una pasión ignominiosa, que lleva las connotaciones propias del tercer Evangelio.
La celebración de la EUCARISTÍA pondrá actualidad a todas esas lecturas, como síntesis perfecta del acontecimiento salvador.











Movidos por las enseñanzas de la liturgia de hoy, te presentamos nuestras peticiones:

-         Para que nos dispongamos a vivir con espíritu interior los misterios de la Semana Santa, Roguemos al Señor.

-          Para que entendamos que estos misterios fueron sufridos por Jesús en toda su brutalidad, Roguemos al Señor.

-          Para que la celebración popular de los misterios de la Pasión lleguemos a vivirla con sentido religioso, Roguemos al Señor.

-         Para que centremos en las celebraciones litúrgicas la vivencia auténtica de nuestra Semana Santa, Roguemos al Señor.

Que repitamos en particular la lectura de la Pasión para hacer más interior en nosotros los diferentes momentos por los que pasó Jesús en su amor por nosotros.
            Te lo pedimos a ti, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

AMÉN.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:49 a. m.

    JESÙS,quiere también entrar triunfante en la vida de los hombres sobre una cabalgadura humilde, quiere que demos testimonio de Èl, en la sencillez de nuestro trabajo bien hecho, con nuestra alegría, con nuestra serenidad, con nuestra sincera preocupación `por los demás. También nosotros podemos decirle hoy: " Como un borriquito estoy delante de Tì. Pero Tú estàs siempre conmigo, me has tomado por el ronzal, me has hecho cumplir tu voluntad y después me daràs un abrazo muy grande"

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  2. Ana Ciudad9:36 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)

    LOS DIEZ MANDAMIENTOS

    "Donde Dios se hace grande, el hombre no se hace pequeño. Allì el hombre se hace también grande y el mundo se llena de luz."

    ¿POR QUÈ ADORAMOS A DIOS?.-Adoramos a dios por su existencia y porque la reverencia y la adoraciònson la respuesta apropiada a su aparición y a su presencia."Al Señor, tu Dios , adoraràs y a èl sòlo daràs culto" (Mt 4, 10).
    Pero la adoraci`pn a Dios sirve también al hombre, pues le libera del servicio a los poderes de este mundo.Donde ya no se adora a Dios, donde èl ya no es reconocido como el Señor de la vida y de la muerte, otros usurpan su lugar y ponen en peligro la dignidad humana.

    continuarà

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  3. Conmemoramos hoy la entrada de Jesús en Jerusalén;queremos acompañarlo ahora y no dejarlo, pues, como dice el comienzo del relato de la Pasión, ha llegado su hora.

    Jesús entra en Jerusalén a lomos de un asno que nadie había montado todavía.Entra como un rey humilde y pacífico, pero firme, está dispuesto a no echarse atrás y a no darse por vencido. En Jerusalén debe recorrer el último tramo del camino que iniciára con su encarnación. Él, que en Belén asumió la debilidad humana, ahora acepta la muerte, y una muerte de cruz. Jesús desciende tan abajo que nada hay de la experiencia humana que no pueda ser sostenido por Él y exaltado con Él, cuando la vida venza a la muerte y el Hijo regrese al Padre

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