sábado, 12 de marzo de 2016

Sábado 12: José Andrés

Día 12-3-2016. Sábado
Buscamos y leemos: Jeremías 11, 18-20

            Para poder entender mejor estos tres versículos hay que verlos en su contexto. En unos capítulos anteriores han escuchado a Jeremías desahogarse. El motivo era la desgracia de su pueblo. Ahora cambia la razón: él mismo es perseguido y en estos momentos no siente cercana la presencia reconfortante que el Señor le había prometido. Su vocación entrará en crisis. Así hay que entender estos lamentos personales que llamamos “confesiones” y que revisten un cierto tono jurídico de reproche al Señor por una promesa de cercanía, aparentemente, incumplida. En estas explosiones líricas aflora el cansancio y el dolor profundo de un profeta fiel a su misión.

            Hoy recoge la liturgia la primera parte de esta primera “confesión”. Se trata de un diálogo entre el Señor y el profeta. Dios le descubre un complot contra él. Su predicación causa problemas y pretenden hacerle callar. Pero hacer callar a Jeremías es como matarlo. Por esta vez, el Señor responde y promete salir en defensa de su profeta. La imagen del “cordero llevado al matadero” ha llegado hasta el Nuevo Testamento.

1 comentario:

  1. Jeremías,11,18-20.Este texto es la primera de las "confesiones "de Jeremías; testimonio precioso único en la Biblia. El Señor permite que Jeremías descubra el boicot que sus propios paisanos han urdido contra él; lo quieren quitar de en medio,(v19). Jeremías, víctima inocente, ante el peligro que acaba de pasar se compara a un cordero manso llevado al matadero. Esta imagen que ya la hemos encontrado en Isaías, se sigue utilizando para describir al Mesías que expía en silencio el pecado del mundo. Está tan triste y abatido que se atreve a dirigirle una Oración de venganza al Señor. Él vive sus desengaños como un hombre del Antiguo Testamento, ahora piensa en la ley del talión; será Jesús, realidad de lo que el profeta figuraba, Quién morirá inocenteponi´rendose en las manos del Padre, él mismo y poniendo también a los malhechores que lo crucificaron, para que los perdone.

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