miércoles, 30 de marzo de 2016

30 marzo: María Magdalena

El día 1 es Primer Viernes
Liturgia
          Los efectos de la resurrección quedan patentes en aquel milagro que obran Pedro y Juan con el tullido de la puerta del Templo (Hech. 3, 1-10), al que no pueden dar limosna material porque no tienen, pero pueden darle la salud en nombre de Jesucristo Nazareno. Admiró a la gente ver andar al tullido… Pero era el mensaje de la Resurrección lo que quedaba debajo de aquel hecho milagroso.
          En el evangelio de San Lucas (24, 13-35) otro caso semejante al de María Magdalena: tienen aquellos dos discípulos a Jesús a su lado y no lo reconocen. A diferencia del caso de María, ahora el “peregrino” se muestra fuerte con los dos huidos: “necios y duros de cabeza”, aunque la acción de Jesús es la misma: abrir los ojos a aquellos hombres para que puedan estar dispuestos a la fe: el Mesías tenía que padecer para entrar en su gloria. Y para eso, les explica las Escrituras. Porque todo estaba anunciado. Y acabarán reconociendo a Jesús, que les ha ganado el interés.

VIDA GLORIOSA
          La aparición a María Magdalena es una de las narraciones más curiosas de toda la vida gloriosa, por su dinamismo y el dramatismo con que San Juan ha construido el relato. María Magdalena llegó al Cenáculo con el alma en la boca y el corazón destrozado, tras su imaginación de que habían robado el cuerpo del Señor. Subió a comprobar Simón Pedro, que sólo pudo certificar que no estaba el cadáver en el sepulcro, aunque los datos comprobados mostraban que no había sido robado. Magdalena, apenas se repuso de su carrera, se volvió de nuevo al sepulcro. Extrañamente no se encuentra con Simón Pedro que baja. Y ella se sitúa frente al sepulcro abierto, llorando. Y mirando dentro. Y así mirando se encuentra con que unos ángeles estaban situados en la cabecera y a los pies de donde estuvo colocado el cuerpo de Jesus. No se inmuta Magdalena ante tal visión. Incluso establece conversación con ellos, que le preguntan: Mujer, ¿por qué lloras? Y como la cosa más natural ella les responde con su idea fija: Porque se han llevado al Señor y no sé dónde lo han puesto. No sabía otra cosa y ni los ángeles allí le inmutan.
          Ahora oye pasos. Imagina –siempre pura imaginación- que es el jardinero u hortelano. Ni se vuelve a mirar. Pregunta también ese individuo la razón de aquel llanto, y hasta ofrece una pista para que Magdalena hubiera reaccionado: ¿A quién buscas? Era ya un dato: llora porque ha perdido a alguien… Ella sigue sin mirar ni razonar, sino que se dirige a él –el jardinero- muy respetuosamente: Señor, si tú te LO has llevado, dime dónde LO has puesto, y yo iré y LO tomaré. Con su obsesiva idea, habla como si todo el mundo estuviese pensando en lo que piensa ella. Te LO has llevado…, dónde LO has puesto…, LO tomaré. Pero ¿a quién?, podría preguntar el hortelano, si fuera realmente el encargado de aquel huerto. Aparte del absurdo de la mujer que piensa que el ladrón le va a decir dónde…, y la no menor locura de ella tomar el cadáver… ¡Es que no hay una palabra lógica!..., salvo esa otra lógica de la mujer obsesionada con una idea…, o más bien, con un sentimiento profundo de su alma.
          Jesús debía estar admirado y embelesado con aquella simplicidad de María Magdalena, y optó por lo más simple de todo: pronunciar su nombre, con tal riqueza de matices que lo dijo todo en una sola palabra: ¡MARÍA!..., María la loca, la encerrada en su pena, la que no ha creído en la resurrección…; la profunda amante del Maestro…, sencillamente MARÍA…
          Y María se giró sobre sí misma y tal como estaba llorando se tiró a los pies de Jesús, los cogió con toda su alma y pronunció su palabra más expresiva: RABBUNÍ (Maestro mío)…, y lloró compulsivamente; lloró ahora de gozo, y se aferró a los pies de Jesús como seguridad de que ya no se le escapaba.

          Jesús la dejó así hasta que se serenara. Y cuando ya estaba sosegada, Jesús le encargó la gran misión de ser misionera de sus mismos apóstoles: Ve y dile a mis hermanos… [expresión esta: “mis hermanos” que demuestra la concepción posterior del relato en medio de una comunidad, pues Jesús nunca llamó “hermanos” a los apóstoles]. Y ella fue y les comunicó dos grandes verdades: HE VISTO AL SEÑOR (primera visión del Señor resucitado). Y ME HA DICHO ESTO Y ESTO (primer mensaje de la resurrección).

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:01 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)

    PRIMER MANDAMIENTO: "Amaràs a Dios sobre todas las cosas"

    PANTEÌSMO:del griego "pan"(todo) y "theos"(dios).Cosmovisión según la cual no existe nada excepto Dios; según esto, todo lo que existe sería Dios; y Dios sería todo lo que existe. Esta doctrina no es compatible con la fe cristiana.

    ATEÎSMO:del griego "theos"-Dios.Concepto general para las múltiples formas teóricas o pràcticas de la negación de la existencia de Dios.
    ¿ES EL ATEÌSMO UN PECADO CONTRA EL PRIMER MANDAMIENTO?.-El ateísmo es un pecado en cuanto rechazo de la existencia de Dios.Pero la imputabilidad de esta falta puede quedar ampliamente disminuìda en virtud de las intenciones y las circunstancia
    La frontera entre la imposibilidad pràctica de creer y la resistencia a creer es con frecuencia imprecisa. La actitud de rechazar la fe sencillamente como algo sin importancia, sin haberla examinado detalladamente, es con frecuencia màs grave que algún ATEÎSMO teórico.

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  2. "TE DOY LO QUE TENGO; EN NOMBRE DE jESUCRISTO, ECHA A ANDAR". Esta frase de Pedro nos dice cuál debe ser nuestra actitud frente al mundo.En nombre de Jesús debemos dar la mano y ayudar a levantarse y andar al que ha perdido toda esperanza.Jesús no deja de instruirnos, si sabemos interpretar su Palabra y nos dejamos instruir, seremos capaces de acoger y dar buena calidad de vida a los más apesadumbrados.Nuestras Comunidades deben ser testigos de la Resurrección, del gozo y de la esperanza que nos ofrece Jesús resucitado. Ya estará siempre con nosotros, ahora podemos abrirle el corazón cuando estemos agobiados o desanimados.

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