viernes, 2 de marzo de 2012

RESPONSABIIDAD

PRIMER VIENES DE CUARESMA

El fondo d la primera Lectura es la PROPIA RESPONSABILIDAD ante la vida: los hechos, los pensamientos, las actitudes. Cada uno es responsable de sus actos. Cada uno por si mismo. Ni por lo que hacen unos o lo que viene de otros. Cada cual carga con su culpa. Cada cual confiesa su culpa. Cada cual se arrepiente o no de su culpa. Cada cual ha de poner remedio a su culpa. Nadie es responsable del fallo del otro. Y cuando callarse sería una complicidad, entonces toca corregir o ayudar. “El que peca, ese morirá”, una fórmula sincopada de decirlo en pocas palabras. Y el que se arrepiente, cubre así con amor los pecados propios y las posibles culpas ajenas. Nadie se daña a sí mismo por el pecado del otro.

El Evangelio es también muy expresivo: Si vas a presentar tu ofrenda y en el camino te acuerdas de que tu hermanos está herido por causa tuya, deja tu ofrenda allí, ve a tu hermano y ponte en paz con él. Luego, ya, vuelves”. No deja el Señor de recibir tu ofrenda, pero tienes que traer tus manos limpias y tu corazón abierto. Absurdo es pleitear. Los dos salen perdiendo. Durante el trayecto, buscad el arreglo. Que, si no, luego el juicio va a hacerle daño a los dos.

PRISIÓN DE JESÚS

Si en vez de seguir a los sinópticos siguiéramos a San Juan, el desarrollo sería distinto. San Juan es el evangelista de la divinidad de Jesús, ya desde la primera palabra de su Evangelio. Por tanto el prendimiento no es tan “humano”, tan de ganar ls pasiones humanas. Cuando llegan los que van a detener a Jesús –para Juan es ya una “compañía militar” (cohorte, que era romana), no ha valido de nada la seña de Judas. Es Jesús quien se adelanta y se presenta: - ¿A quién buscáis? lY en tercera persona responden: - A Jesús Nazareno. La respuesta de Jesús no es tan simple como puede parecer. La palabra que Él pronuncia, equivale a decir: Yawhé. El divino tetragrama que a los judíos les representaba a Dios. Por eso los que lo buscan, “retroceden” o “caen al suelo” (diversas traducciones). Por tanto a Jesús no lo prender por la fuerza. La fuerza y la llave la tiene Él. Y Él espera a que se levante. No huye, no se aprovecha.. [San Ignacio nos dice: “padece y quiere padecer”]. Cuando vuelven en sí, vuelve el mismo diálogo. Y aunque ahora van a prenderlo, será bajo la condición que impone Jesús, constituido en “Señor” de su propio padecer: - Si me buscáis a mí, dejad que éstos se marchen. Y los discípulos pueden huir sin que nadie les corte el paso. Y ahora: “Ha llegado vuestra hora y la del diablo”. Recordemos que en las “tentaciones, el diablo, vencido, “lo dejó para otra ocasión”. Es ahora y con permiso de Dios.

El sentido de todo esto es importante en la fe cristiana. Jesús no es un vencido. De ahí ese título con el que comenzó todo este relato: “Por qué muere y por qué matan a Jesús. Muere, porque es el Redentor enviado por Dios, que, en su obra en la tierra, está realizando la misión a la que vino. Ese sería el punto de relato de Juan.

Por qué lo matan: porque los hombres tenemos el terrible poder de matar el Amor. Porque las pasiones nuestras causan pasión y dolor alrededor. Y Jesús se ha entrado en el fango humano. Vuelvo a decir: no actúa como el Dios poderoso que mueve los hilos de su propia pasión y salva “desde la altura”. Él entra en lodazal humano –y emborrizado en él- va empujando a la humanidad hacia arriba para que no la devore el terreno pantanoso del pecado. Por eso los sinópticos narran los hechos sin poderes sobrenaturales. Otra cosa es cómo “lee Dios”, cómo “traduce Dios”, como desde la miseria levanta al pobre”.

Y esta visión es la que nos puede llevar a una aproximación –e incluso identificación- con el dolor de Cristo..: sentir dentro nosotros el dolor de Cristo dolorido; experimentar el quebranto de Cristo quebrantado, y llorar y sufrir nosotros pena interna, honda, profunda, sabiendo que todo eso lo padece POR MÍ. Lo que tiene una traducción: ¿qué sintió el corazón de Jesús, cuando fue viviendo todo este desajuste e injusticia de la humanidad…, con nombres propios: yo y tú y el otro?

O ¿cómo “leo” o medito la Pasión: ¿desde mi butaca de cine, viendo la película? O encontrándome de pronto, víctima y verdugo, Cristo y Judas, ¿jefe, criado, amigo huido.., incluso con la humillación de tener que salir desnudo por entre las sombras de los olivos, por tal de que a mí no me cojan?.

Varía mucho y hace muy distinto efecto. Y si me emborrizo yo también en esta miseria mía y de otros, empezaré a darle vida a esa pregunta: y yo, ¿qué he de hacer y padecer por Cristo?

Él salió de allí maniatado, empujado, maltratado… Esto es realmente lo que me ayuda a irme identificando. Con Él…, o con los que atan las manos de Jesús, porque así pretenden dejarlo sin poderes.

1 comentario:

  1. Javier, el administrador5:01 a. m.

    También se puede morir por el pecado de otro. Porque el peca contra mi apartándome de su vida, ese me mata, y muerto estoy. También se me ocurre, observando la cruz, que uno voluntariamente puede entregar su vida para salvar al otro. Eso hizo Jesús. Si mirara el último tiempo de mi vida, como me he comportado con mis hermanos, si analizara profundamente que es lo que he buscado, si a mi mismo o el bien de los demás, podría llegar a una conclusión de si he matado o me han matado.

    La Palabra de Dios dice cómo debemos comportarnos los unos con los otros. Amaos los unos a los otros COMO YO os he amado.



    Yo creo que uno si es responsable del fallo del otro, en la medida en que el otro presiona al uno para el fallo. La responsabilidad es compartida en ese caso, cuando intervienen dos personas. ¿Y quien tiene más responsabilidad? ¿Importa eso? Yo creo que si.

    DICE EL CATECISMO TAMBIÉN:

    1868 El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos:

    — participando directa y voluntariamente;
    — ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos;
    — no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo;
    — protegiendo a los que hacen el mal.

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