martes, 27 de marzo de 2012

Reflexión

Esta mañana reflexionaba lo siguiente:

¿Te das cuenta Javier de que a Esteban, el primer mártir, lo apedrearon y mataron por...?

Porque no se calló, y dijo lo que no podía callar. Ser fiel al testimonio de Jesucristo. Dar razón de tu fe, hablar de Jesús ante quien sea. Eso es lo que más importó a Esteban. Ser fiel a su fe. Ser fiel a su Señor, a su Salvador, a su Maestro.

Dicho llanamente. Esteban perdió su vida por abrir la boca y negarse a cerrarla. No podía, porque su corazón estaba lleno con el Espíritu Santo. Perdió la vida en este mundo, pero ganó la vida eterna.

Gran ejemplo, el de Esteban. Me encanta que el Espíritu me lleve libremente cada día de mi vida a donde no me espero. Al igual que esta mañana, cuando sin esperarlo me ha tocado de nuevo sufrir por ser cristiano. He ido al lugar que pensé que tenía que ir, y ví lo que tenía que ver, y le ofrecí al Señor mi sufrimiento y mis dolores. A aquellos, les dejo el disfrute, los honores y los premios. Yo me quedo con el dolor, por Cristo. Inasaquible al desaliento, aunque no terminen de comprenderme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!