viernes, 23 de marzo de 2012

PRESAGIOS DE MUERTE

Del Viernes 4º de Cuaresma

Hoy me ha llamado la atención la 1ª lectura porque es como presagio evidente de lo que le ocurrió después a Jesús. Jesús era un noble defensor de la verdad. No tenía que echar nada en cara, ni hacía las cosas para tirarlas en rostro. Hacía lo que hacía porque así lo debía hacer. Porque así estaba bien hecho.

El acoso de los sacerdotes y doctores de la Ley que lo oyeron hablar o lo vieron actuar, ellos mismos se lo dijeron todo a sí mismos y según la mala conciencia que tenían. Opinan que el Justo, obrando el bien o hablando la verdad, era un reproche a las ideas de ellos, y sólo verlo ya les molestaba. Las buenas acciones del Justo las juzgaban con absurdas suspicacias que Él los consideraba a ellos de mala ley, y que se atribuía a sí mismo una relación filial con Dios.

Y, aunque todo eso está escrito antes siglos antes y podría aprovecharse, en vez de hacer ellos su propio análisis y pensar si ellos tendrían que plantearse algún aspecto personal, retan al mismo Dios: que Dios salga a favor del Justo si tanto le quiere. Que, mientras sí o mientras no, aquellos jefes optarán por afrentarlo, torturarlo, y quitarlo de en medio. Que es concurrente al pie de la letra con el Evangelio de este Viernes 4º de Cuaresma. Lo que el libro de la Sabiduría refería al “justo”, en general, viene a verse reflejado en el intento de quitarle la vida a Jesús. Todavía no había llegado la hora de ello, pero se va caldeando el horno.

También la primera lectura saca su conclusión final, muy objetiva y útil para toda ocasión.

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