martes, 20 de marzo de 2012

¡DIOS MÍO, DIOS MÍO...!

REZANDO EN PURA FE

Dado el perdón total, ofrecido incondicionalmente el Paraíso, rifadas sus ropas, entregada su propia Madre, ya ha quedado Jesús en la desnudez plena, la que ya no es sólo externa sino la de una humanidad que lo lanza en alto, y un Cielo que le está cerrado.

Esos momentos en que le sale espontánea su lengua materna, y ora como único recurso: Elí, Elí…, Dios mío Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Queda uno sumido en el sumo misterio que no se puede explicar. Cuando siente Jesús esa desnudez absoluta, no le queda ya más apoyo que rezar. ¿Y qué se le viene al alma rezar? ¿Qué puede expresar mejor su desolación, vaciamiento (=kénosis, “despojado de sí”, de Filipenses 2, 6) que el Salmo 21? Y Jesús reza. Podría haber escogido otro Salmo, pero aquel era el que le reflejaba más hondamente su momento actual). Los místicos que han pasado por la que llaman “noche obscura”, saben muy bien la terrorífica experiencia de sentirse como dejados de Dios, cuando en realidad sólo en Dios tienen su confianza, y siguen sabiendo que Dios no les ha dejado. Jesús vive esa “noche obscura”: reza, porque sabe que Dios está con Él. Pero al mismo tiempo sufre esa íntima sensación de estar abandonado, cuando en realidad todo lo que ha hecho y hace es por Dios y por entrega absoluta en las manos de Dios, a quien ama y del que se sabe amado. Pero Dios está tras ese velo tupido que no puede traspasar el que vive la “noche obscura”.

No podemos ni entender ni comprender. Primero, no podemos entender la mayor parte de los fieles porque para comprender tendríamos que tener la experiencia inmensa de Dios, tan sentida como el vaso de agua fresca en el estío, o el calor que templa en el invierno, que son fáciles y gozosas sensaciones placenteras. Eso supone tener una familiaridad interior con Dios, como algo que se paladea con la satisfacción que invade todo el ser.

Y no podemos comprender cómo Jesús está acudiendo a ese Salmo como la expresión más semejante a su realidad. Demás está comprobar que Jesús fue totalmente hombre y que no echó nunca mano de su “paraguas” protector de la divinidad. Quiso pasar por lo que puede pasar cualquier fiel, porque quiso vivir su encarnación como uno de tantos, en la obediencia suprema que llega a la muerte en la cruz.

Luego queda algo que todavía es m´s grandioso, si cabe: que el Salmo 21 no se puede llamar “el salmo del abandono” sino el Salmo de la confianza en medio del abandono. Porque basta tomarlo completo para ver que junto a esas expresiones desgarradas que va describiendo, de pronto parece que llega a un oasis de confianza y seguridad en ese mismo Dios. Y así se repetirá más veces. Por tanto, la fe de Jesús está en plena fuerza, no entra en crisis por el sufrimiento que padece, tan espantoso, y que Jesús es el prototipo de creyente que precisamente entra en entrega confiada cuando llega el momento de posible duda. Y es que la fe no está en sentir devoción, ni en el gusto, ni en la facilidad para estar unido a Dios… La fe es auténtica fe cuando permanece en la desnudez sin agarradero… Cuando la fe sólo es LA FE. Y lo es cuando sigue creyendo aunque el mundo se volviera del revés en la vida de la persona.

Cree Jesús. Está asido totalmente a Dios. Y –más allá de lo que da de sí el desgarro que sufre- se sabe asido totalmente por Dios. Es que yo tengo la enorme tentación de traspasar el velo de lo infinito y ver a Dios con la respiración contenida,…, con las lágrimas en los ojos, y casi saltando de su trono empíreo para acudir en ayuda de Jesús… Claro que estoy poniendo en Dios lo que yo oro. Pero, aparte de la osadía de mis expresiones humanas traspasadas a lo inescrutable de Dios, digo que “acierto” porque mi sentir de Dios es el de un Padre tan inmensamente Padre, que este momento se me clava en el alma así, y no puedo menos que desvariar al expresarlo.

¡Inmenso Dios! Nos es imposible a los humanos saber unir las piezas de tus misterios. Pero cuando alguien te echa en cara su sufrimiento y dice que Tú se los has mandado, yo siento la seguridad absoluta de que eso es imposible. Y lo que sé en lo profundo de mi ser es que Tú, Dios maravilloso y Padre, estás escribiendo una melodía inefable con las notas más desgarbadas y absurdas del pentagrama humano. Por eso soy capaz también, si llega el caso de rezarte sangrando ese Salmo 21, y saber de sobra que Tú no me has abandonado..

3 comentarios:

  1. Anónimo3:44 a. m.

    Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa ...¿porque padre ? ¿que significado tiene ? ..¿le llevo a Jerusalen ? ..Si eres Hijo de Dios ,tírate de aquí abajo,porque está escrito:
    Ordenerá a sus ángeles que cuiden de ti,que te lleven en volandas para que no tropieze tu pie con ninguna piedra .Como he entendido ,Jesús no hizo en ningun momento uso de su poder para beneficio suyo ,solo unicamente para los demás,que humildad ,
    También está escrito :No tentarás al Señor tu Dios.¿el diablo está hablandole de la muerte en la cruz?.¿sino aceptamos nuestras cruces de la vida ..¿estaremos tentando a Dios ? .Sino aceptamos su voluntad y nos desasimos de nosotros mismos¿como podemos alimentarnos ?

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  2. Anónimo4:36 a. m.

    Y así, es lo más acertado y seguro hacer que las almas huyan con prudencia de las tales cosas sobrenaturales,acostumbrándolas,como habemos dicho,a la pureza de espíritu en fe oscura,que es el medio de La unión .

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  3. ANÓNIMO 1º:
    No veo el sitio exacto donde yo haya escrito esa "llevada al alero del Templo". Seguramente será en otro texto anterior al hablar de "baja de la cruz y creeremos". Mi referencia a esa cita de los dos sinópticos que lo dicen es simple referencia a unos textos que están ahí. Pero si en vez de esa "llevada" tan burda y original (tal como allí la dramatizan y sintetizan Mateo y Lucas) nos fijamos en la cita e la Pasión: "Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en Ti", esteremos diciendo lo mismo y sin cosas raras. ¿No es mucho más comprensible que aquella descripción de tentaciones seguidas y condensadas, la realidad sea precisamente la de tantas veces que los fariseos y sacerdotes le tentaron (=probaron, persiguieron) pidiéndole señales o burlándose así del crucificado? Pero Jesús no se bajó de la cruz. No tenía que hacer aspavientos raros para que creyeran en Él. Ya había dicho: "si no queréis creer en Mí, creed en mis obras; esas dan testimonio de mí". Me parece mucho más serio que ese "paseo espacial" al pináculo del Templo.

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