martes, 15 de mayo de 2012

San Isidro, San Torcuato, y...


VARIAS CELEBRACIONES, 15 mayo
             Hoy es San Isidro Labrador. Patrón de Madrid;  un laico santo, caritativo, trabajador.  En también San Torcuato, primer Obispo en España [Guadix (Granada)]. Día aniversario de la Institución Teresiana (P. Poveda). Aniversario de la canonización de Santa Teresa de Jesús y de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.
             En Cuanto a la liturgia del día hay dos puntos de gran interés: en la 1ª Lectura, Pablo y Silas y demás presos, podrían escapar libremente, tras aquella sacudida sísmica que deja abiertas las puertas de la cárcel. Pero no se van. Y el carcelero, a punto de suicidarse, queda admirado porque los presos no se han fugado.  Y su reacción es inmediata: Su pudiendo fugarse no lo han hecho, ahí hay algo superior.  Y reacciona llevándose a Silas y Pablo a su casa, curándole sus heridas, y haciendo una pregunta esencial, que a Pablo tuvo que recordarle mucho su propia pregunta, cuando estuvo caído y ciego, camino de Damasco. Pregunta el carcelero: “Señores, ¿qué tengo que hacer?  Respuesta también esencial: CREER EN JESÚS.  Y como creer es mucho más que acto de la cabeza, se bautiza él y se bautiza su familia.  Podría decir Jesús, hoy también: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, por cuanto Dios puede sacar de las piedras hijos de Abrahán”.
             En el Evangelio, preparándose ya abiertamente la fiesta de Pentecostés, hay tres piedras de toque básicas para reconocer que ha llegado el Espíritu:   que el mundo queda convicto de un pecado: no haber creído en Jesús; de un juicio (o justicia=bondad substancial) porque ese Cristo que no aceptan, de hecho, va al Padre [triunfa definitivamente]. Y una condena: la condena total del Príncipe de este mundo [y de los “principios” que rigen el mundo material, hedonista, egoísta, carente de amor y de ojos limpios].

A MARÍA, MADRE DE JESÚS
             Cuando hoy ha presentado tu Hijo los tres caminos  necesarios e indispensables, que a Él le han llevado al punto más alto, no puede haber otra flor que más te agrade que  mi CREER EN JESÚS.  Primera condición…, y primer impulso del Espíritu.  Mi SER JUSTO, leal, bueno, equilibrado, sin malicias, sin soberbias, sin engreimientos, sin injusticias que salen de dentro cuando pierde uno pie en el dominio de las propias actitudes cristianas, y aun solamente humanas (muchas veces bastarían).  Y NO PERMITIR QUE NOS GANE EL ESPÍRITU COMPETITIVO del tuyo y del mío.
             Que no me gane ese hedonismo que parece que me quiere hacer a mí el rey del mundo. Que considere a los demás mayores que yo, y que así esté más dispuesto a servir que a ser servido.
             MI FLOR está en mi deseo, en mi ilusión, en mi propósito, en mis muchas ganas de ser limpio de corazón, para ver on esos ojos de Jesús…, con esos ojos tuyos, ¡Virgen María!   Aquello tan bonito que se decía…: Madre: que quien me mire, te vea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!