lunes, 14 de mayo de 2012

Permanezcan en mi amor



El Evangelio de hoy nos hace una petición expresa salida del corazón de Dios.

“Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor."

¿Pero cómo se puede cumplir esta voluntad de Dios, que es la de que yo permanezca en su amor? ¿Que debo hacer?

Lo dice Jesús, sólo los que cumplen los mandamientos, permanecen en el amor del corazón de Jesús, sólo se identifican plenamente con Jesús, son amigos de Jesús, porque Jesús cumple los mandamientos y ese es el único camino que el mismo nos ha mostrado. Al igual que Jesús agrada al Padre, nosotros debemos agradar a Dios de la misma forma, para ser llamados amigos de Dios.

Amarse unos a otros, es el mandamiento de Jesús. Y sólo seremos amigos de Jesús si hacemos lo que el nos manda. Eso dice el Evangelio.

Y Jesús nos manda dar fruto, si es que de verdad somos sus amigos. El desde luego quiere serlo de todos nosotros.

Muchos pedimos cosas a Dios, pero Jesús nos enseña que si queremos que el Padre nos conceda todo lo que le pidamos, es necesario cumplir un requisito que está mandado. Amarse los unos a los otros. 

Señor, aumenta mi fe, y concédeme el poder permanecer en tu amor, y ser llamado amigo tuyo.

1 comentario:

  1. Hoy no estuve con mi habitual audiencia, por haber estado de viaje. TE AGRADEZCO, JAVIER, que hayas sabido suplir con esa entrada tuya, que es puro evangelio, y casi podría decirse que sin apenas otra glosa que la que haría cualquier persona normal y que ora sobre el Evangelio. Pocas palabras, pero casi repetición y concreción que podría haberla hecho igual Jesús. Y hasta uno puede y debe pensar que Él la hizo, aunque el evangelista se quede en la esencia.
    Escribir así, que realmente podría hacerlo TODA PERSONA QUE HACE ORACIÓN, serían aportaciones edificantes y constructivas en el desarrollo del blog. No hay que saber mucho. Sí hay que saber que el Evangelio no se escribió para "hermanitas de la caridad" (lo pongo con minúscula porque no me refiero a las grandes HERMANAS DE LA CARIDAD), sino para personas con reciedumbre, valor, ruptura del maldito EGO, y abiertas a la glosa simple y sin más intención, del propio evangelio de Jesús. Que eso es hacer oración.

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