domingo, 4 de diciembre de 2011

¡YA NO PODEMOS MÁS!

YA NO PODEMOS MÁS
Domingo 2 Adviento – B
Las palabras iniciales son muy significativas: Consolad, consolad a mi Pueblo. Ha llegado, pues, el momento. Se han hecho muchas cosas mal hechas. Pero Dios, el Dios que tiene infinita paciencia porque siempre espera para bien nuestro, llega ya proclamando repetitivas palabra de consuelo.
Se viene a nosotros un Dios gritando: desde una postura austera, desde esa gran experiencia de “desierto” (que es el ansia ardiente de una humanidad que se devora de sed), ha llegado el punto de la recuperación: hay que enderezar camino.
Y colocando en lo alto de un monte que domina la Tierra entera, un mensajero, advierte los pasos que ahora, YA, hay que dar: allanar montes, rellenar valles, enderezar zig-zaj del camino.
Sitúa Dios en el desfiladero de la vida, en lo alto de un monte, un Heraldo que avise a toda la caravana de la humanidad: ha llegado el momento de darle a esto la vuelta (y no cometamos el error de pensar que esto “ocurrió” y que estamos viendo una película…) No: caminamos nosotros en caravana angustiada por las injusticias de uno obre otros, aplastados unos por las críticas y la malevolencia de –incluso- los amigos. Nos ahogamos en una sociedad egoísta donde no somos personas sino “cosas”. Familias desechas por el paro, destruidas por la droga, asustadas ante un mundo que desprecia y pisotea al más pequeño (sea socialmente, sea porque ya estorba el pobre viejo, o porque un feto es considerado “pura burbuja” accidental). Vienen por el desfiladero de la vida miles y miles de personas hambrientas, de ricos encopetados, de enfermos desahuciados, de “hijos pródigos” maltrechos, sin algarrobas que llevarse a la boca, de muchachas desfloradas y hechas pingajo de un ambiente pretendido destruido…
Vamos a entrar por este desfiladero. Nosotros. Los que estamos en el momento actual. Y el atalaya grita: Hay que terraplenar montes de soberbia, autosuficiencia, engreimiento, falso poder del dinero… Hay que rellenar baches (cloacas diríamos), del paro que atenaza, de vicios, de abusos, de falta de conciencia, de “aquí todo da igual)… Hay que enderezar caminos; los novios, los padres, los esposos, los hijos, los legisladores, los jueces, las familias, los políticos y los agentes sociales Aquí no cabe más que un vuelco que convierta los vericuetos en calzada real. Porque viene el Señor. Y porque nosotros, ya hastiados de tanta condescendencia y facilidad de placeres, esperamos un nuevo cielo y una nueva tierra, en que habite la justicia ¡Necesitamos respirar!
¿Está muy lejos todo esto de nuestra realidad actual? ¿No andamos buscando falsos profetas que nos anuncien el final de esta pesadilla?
Pues esa fue la obra de Juan Bautista, atalaya del adviento, de que ya señala la llegada inminente de la salvación. Eso sí: Juan vine sin sedas, sin comodidades, casi sin comida… Viene en la “soledad del DESIERTO” (figura bíblica esencial para entender que a Dios sólo se le escucha desde el silencio y la honradez del alma, sin cartas guardadas en la manga). Viene austero, sacrificado, Vive lo que predica. Atrae porque él habla la verdad. No inventa. No engaña. No calla.
Y para más sinceridad: proclama los cuatro vientos que él no es el salvador, sino sólo VOZ. Ël no cambia nada; sólo enseña, previene, y simboliza con el agua clara, para que cada uno aprenda a lavarse… DETRÁS vine ya la VERDAD ABSOLUTA, el que no sólo dice sino que actúa desde la fuerza de un agua nueva, más profunda y transformadora: viene con el propio Espíritu de Dios, que añade al agua una eficacia definitiva.
La paciencia infinita de Dios pone a disposición del mundo su AMOR PERSONAL, para que ese mundo –que se ahora en su cloaca- empiece a salir de ella, enderezando caminos y haciendo más humana la vida de todos.

1 comentario:

  1. Al loco se le escenifica a veces con ese gesto y esa frase famosa de "Yo soy Napoleon". Y dicen, mira, ese pobre loco, se cree Napoleon.

    No confundir a Napoleon con Juan el Bautista. Si yo fuera sólo un poco de esa voz que clama en el desierto de esta vida sin valores y sin principios rectos, diría si estuviera loco: "Yo soy Juan el Bautista", con tal de poder convencer a alguien de que siga al que viene detrás de mi, al que yo NO SOY DIGNO DE DESATAR NI LA CORREA DE SUS SANDALIAS.

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