jueves, 22 de diciembre de 2011

PALABRAS Y SILENCIOS

PALABRAS EN SILENCIO
Día 22 diciembre.

A Ana, la de Samuel, la habían juzgado “borracha” porque en el Templo oró en silencio, sin más movimiento que el de sus labios, pero con el grito en el alma. Hoy, Ana vine al sacerdote a presentarle un niño y unas ofrendas. Por esa intención había orado desde el silencio del alma, en vez de la oración sonora judía, los cantos llamativos y la fragosidad de lo externo. MARÍA ha estado muy callada ante el aluvión de emociones y alabanzas de Isabel. Ahora todo lo vuelve hacia el Señor, que mira lo pequeño, lo humilde…, y lo bendice…, el Dios que miró a su “esclava” y a Israel, “su siervo”, y a Abrahán, su hombre rendido a la fe.


+++++++


Me vais a permitir parar la escena “a lo Berlanga”. El rato que María estuvo fuera, yo me atreví a la travesura de sacarlo del pesebre y acogerlo en mis brazos. No era más ue ese trocito pequeño de un niño recién nacido, que no hace sino lo propio de un recién nacido..
Pero de pronto experimenté que más que arrullarlo yo a Él, Él me calentaba a mí. Que era pequeño, callado, impotente…, pero que de su calor brotaba un enorme borbotón de vida.
Aquí me gana la Liturgia de la Nochebuena. Ha aparecido la bondad e Dios y su amor al hombre, enseñándonos con erudición de sabiduría. Yo no había hecho nada, ni merecía nada, ni mi acción había sido otra que coger el Niño en los brazos. Y surgió esa avalancha de palabras de LA PALABRA…, la callada y elocuente Palabra de Dios, del NIÑO recién nacido, como que me decía: “Mírame; limítate a mirarme. Detén tus ojos en mi “nada humana”…, y ya tienes todo lo que quiero decirte: ¡Que abandones los ídolos mundanos y la vida a “media religión”! Reconozco que me fue como un terremoto en mi alma. ¿ídolos mundanos! Los tengo a montones. Desde que me levanto hasta que me acuesto: “Voy a hacer”, “me gusta”, “no tengo gana”, “mañana haré”, “me quedo sentado tranquilo”, “¿qué tiene esto de malo?”, “voy a comprarme…” Y sí podemos construir nuestra personal letanía. ¿No son demasiados ídolos los que tengo? Podría hasta enumerarlos. Son más de los que creo y de los que veo
Y es que YO soy el primer diabólico ídolo que se mete en esos “deseos mundanos”. Y el pequeño-GRANDE Corazón del Niño, parece que me está latiendo más fuerte… Me está avisando. Ha aparecido la bondad de Dios que trae la salvación a todos”. ¿Me estará llegando? ¿Estará escuchando mi alma esos latidos suaves, pero tan recios, de ese corazoncito humano que me he atrevido traviesamente a sacar del pesebre frío para ponerlo sobre mi pecho.
Y no ha acabado de “hablar” el Niño. Porque la vida no se compone de “renunciar” al mundo. También a la “vida sin religión” ¡Qué tontería parece decir ahora esto, cuando estamos derretidos con el Niño. ¡Si fuera tan difícil “la vida sin religión”…!
Es que RELIGIÓN es re-leer a Dios a cada paso…, ¡y Dios no se calla nunca en el fondo de la vida interior de cada alma! Es re-elegir. Y eso supone una capacidad de enderezar paso sobre la marcha y cambiar dirección…, porque Dios no es monolítico ni antiguo. Es re-ligar. Y si “ligar es atarse, o “ligar” (hoy un sucedáneo del amor), con Dios no caben sucedáneos. Y el LIGAR con Dios es cosa muy seria, muy exigente, muy honrada, muy de replanteamiento en los mil y un ámbitos de la vida. Siempre me acordaré de aquella Religiosa que –al cambio de situación- me dijo: “si yi yo fuera a entrar a hora, no entraría”. Y yo le respondí: Pues, honradamente, márchese porque la vida religiosa y cristiana no admite pasos atrás. O se re-elige porque se ama con novedad de estreno, y se relee la historia, o se marcha uno por otros derroteros-
Y cuando lo digo, sé lo que digo, y digo lo que siento, y tengo motivos para decirlo.

1 comentario:

  1. ANA MARÍA12:02 a. m.

    PADRE, después de leer, meditar y contemplar al NIÑO entre pajas… me lo imagino feliz, como cualquier otro niño, que lo sacan de su cuna para tenerlo en brazos contra el corazón… Él se siente seguro, calentito en los brazos… y a la vez te da su calor y su amor. ¿Añadir algo más a su Contemplación? Me parece inútil… Sólo puedo decir que esa dicha, la tenemos todos los días en la Comunión. Pero entonces, tenemos a JESÚS RESUCITADO, sabiendo TODO lo que ha hecho “por mí” y haber experimentado día tras día su perdón y su amor… “Me amó y se entregó por mí”…

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!