viernes, 16 de diciembre de 2011

NACIONALES Y EXTRAMJEROS

NACIONALES Y EXTRANJEROS
Viernes 3º adviento

Va a acabar el primer ciclo del adviento con una llamada general a toda persona capaz de escuchar la voz de Dios: los judíos que viven la rectitud de sus obras y manifiestan así su relación hacia Dios; los extranjeros que se han dado al Señor para amar siempre el Nombre del Señor.
La referencia a Juan Bautista es un nuevo acento para señalar la importancia capital del Bautista en la vida posterior del Reino: él dio testimonio de Cristo. Para que vosotros os salvéis.


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La vida de la nueva casa de Nazaret, la de José (que es ya la de José y María) vivía la normalidad del día a día. Y ese pensamiento (de no poca importancia): ¿cuál será la voluntad de Dios?. Porque Jesús “nacerá en Belén”, según las profecías. Y sin embargo no se mueve una hoja, no sopla un viento, ni hay un sueño, ni un ángel…, que diga algo. Y María y José se plantean una y otra vez: - La fidelidad a Dios ¿estará en que nos marchemos por nuestra cuenta hasta allí, o en esperar que Él siga llevando el caso a su manera? Y pasaban los días y aquello no tenía respuesta. Oraban a a Dios, le pedían que se manifestase. La gente de ahora diría: “Dios no me escucha”. Personas con la fe de ellos, simplemente esperaban.

Y un día se presenta un pregonero oficial, toca su cuerna convocando a los aldeanos, y comunica que es orden superior y obligatoria que cada cual vaya a empadronarse en la ciudad donde tiene sus raíces ancestrales. Hubo murmullo, protestas, maldiciones. María y José se echaron a un lado del tumulto, se miraron…, y no pudieron menos que sonreírse de parte a parte… ¡Allí estaba la respuesta de Dios! La más incomprensible. La más humana. Un tema meramente censal, que tendrá más o menos razones… Pero que era “la razón” de Dios. Dios pone a un pueblo a ir de arriba abajo, de este a oeste…, y al final es que JESÚS HA DE NACER EN BELÉN. Quien no quiera entender a Dios, no entenderá nada de esto.
José y María se retiraron, se metieron en casa, y planearon la marcha lo más rápidamente posible, porque María no estaba tampoco para otras cosas. Se quedaba hecha, allí en Nazaret, la cuna que José había preparado con tanto cariño. María recogía lo imprescindible. Había que disponerse a días de trayecto (ya lo conocía Ella…), y había que gestionar quiénes más irían en esa dirección.
San Ignacio nos lleva la contemplación a contar con una borriquita, que –por otra parte- tiene sus referentes bíblicos. Cargaron los bultos allí, y –una vez- resueltos los demás temas, emprendieron la marcha. María iba a ratos sobre la borriquilla, a ratos andando. Otra vez San Ignacio nos quiere hacer vivir este tiempo de una forma que hoy llamamos interactiva, y que San Ignacio expresa de forma bella y humilde: “hacernos esclavitos indignos”. Porque ya que María va a necesitar ayudas y descansos, a la par que José tiene también que abrevar a la mula, o hablar con gentes que aseguren la compañía hasta Jerusalén, acercarnos a María para preparar un poco de paja sobre la que echar una manta y que tenga su reposo, será una manera de sentirnos activos y útiles en un momento así. ¡Que son varios días, y toda atención es poca!

Y se vislumbran las cúpulas de Jerusalén…, y hay que seguir camino, sin perder tiempo. Hasta es posible que tengamos que ser nosotros los que acompañemos a aquel matrimonio, echados en las manos de Dios para que el camino sea lo más seguro, y a la vez menos molesto. Habrá ratos en que mejor es que cojamos el ronzal y dejemos a José situarse junto a María. En un camino tan largo, con temas tan trascendentes por delante, ellos necesitan hablar y plantear. Yo, “esclavito indigno”, estoy a lo que sea necesario.
José va echando sus cálculos… Aunque posiblemente él no conoce personalmente a ningún ascendiente de Belén, pero los clanes familiares son muy solidarios y la hospitalidad judía es proverbial. Lo más seguro es que tendrán dónde pernoctar…

2 comentarios:

  1. Según el relato de San Lucas, el edicto era del Emperador César Augusto. Por más cómputos de tiempo que hacen los historiadores, tal edicto tiene una diferencia de años con el nacimiento de Jesús, que hace imposible que el edicto en custión sea el romano.
    Lo que coincide conn una aproximación bastante cercana al tiempo de que hablamos, es una orden o ley de Herodes, que sería quien había ordenado aquel censo o control de su población.

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  2. ANA MARÍA11:25 p. m.

    PADRE, no quiero repetir nada… pero siguiendo sus Meditaciones sobre la “familia de NAZARET, totalmente abandonada a DIOS, sin saber cuándo y cómo iban a llegar a BELÉN… me acojo a la idea de SAN IGNACIO y me ofrezco “como un esclavito” a coger el “ronzal” de la borriquita. Iré despacito, evitando los baches, buscando un rayo de sol pues hace frío… Me parece un sueño ir tan cerca de MARÍA y JOSÉ, y de JESÚS, que pronto va a ver las estrellas del Cielo y “los ojos de SU MADRE”, por primera vez.

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