sábado, 24 de diciembre de 2011

PALACIO Y MUCHO AMOR

PALACIO Y MUCHO AMOR
24 diciembre

Empezaría a decir: FELIZ NAVIDAD DE JESÚS, pensando sobre todo en que el primer y esencial invitado a la fiesta es Él. Pero estamos aún por la mañana, y la liturgia va por otro sitio. Repite el Evangelio del domingo: David, ya instalado en su Palacio, y pacificados los reinos , piensa que es hora de que DIOS TENGA SU CASA digna; otro Palacio cde madreas nobles… Natán, su Profeta, asiente como persona particular.
Pero Dios le habla como Profeta y le manifiesta otros planes: Dile a David que no será él quien me construya el Templo. En realidad David preparó materiales en abundancia y se lo encargó a su hijo Salomón. Pero la cosa va mucho más adelante: el “Palacio” de Dios será el amor humilde de la humilde doncella de Nazaret. El “Palacio será LA PA" en el mundo. ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, en la casa de David su siervo”



+++++++++++

“Enseñándonos a renunciar la falta de religión”. Pero el corazón del ser humano no está para quedarse en vacío. Renuncia para dejar más espacio que rellenar. Y rellenará –paradójicamente- de sobriedad honrada, ahí donde los valores están trastocados con los del mundo y sus deseos mundanos.
Y he querido que sea hoy, cuando ya nos encontramos en la última reflexión antes de la Nochebuena…, a punto de conmemorar el Nacimiento de Jesús, cuando ese Niño que llevo en mis brazos con la complicidad de María (que “se ha distraído” con las florecillas del campo, pronuncia la PALABRA que llena definitivamente el “vacío!”: Una vida, sobria, honrada, y religiosa.
No se trata de rezos, de novenas, de devociones, de “piedades”. RELIGIOSO ya decíamos ayer que era una cosa muy a fondo: un RE-LEER y RE-ELEGIR a Dios. Un amarlo con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo el corazón. Un ser Dios el primero, el referente substancial. Un cerrar los ojos para SENTIR A DIOS en el fondo del alma. Una OBEDIENCIA profunda a SU PALABRA, que la tengo arropada en mis brazos y está elocuentemente gritando
Pero no estaría entendiendo para nada esa SU PALABRA si me quedara ahí. Pienso como que Jesús mismo “se me caería” de los brazos para ir al frío del pesebre, si no empiezo a ponerle nombres a Dios: a mi amigo, a mi enemigo, al de mi cuerda, al de “la otra cuerda”, al seco y al gracioso, al agradable y al desagradable, al primero y al último, al hombre y a la mujer, al joven, a los mayores y a los ancianos, al solo y al solitario, al de un color y al del otro.
Vivir una vida RELIGIOSA es vivir la tópica “ternura” de la Nochebuena, y la soledad y el hambre de los que tienen una noche como las demás (con el agravante de que saben que es distinta). VIDA RELIGIOSA y PIEDAD son dos expresiones iguales. Por eso no es la “dulce piedad del niño Jesús”, sino el corazón piadoso al andrajo humano, al ateo, al que no cree en el mismo Dios que nosotros (¿o será que nosotros NO CREEMOS en el mismo Dios de Jesús y hemos creado una simbiosis que no se compagina con el Dios del Evangelio, y eso es lo que escandaliza y aparta a muchos? ¡Mi Jesús!, casi estoy temblando. Casi me dan ganas de llamar a María y decirle que Ella sea la que tome en brazos a Jesús, porque Ella conoce, acepta y guarda en su Corazón… San Pablo concluye esas expresiones: “aguardando la dicha que esperamos, la aparición gloriosa el gran Dios y Señor nuestro Jesucristo.

Cuando el profundo silencio de esta media noche nos haga resonar LA PALABRA MISERICORDIOSA de un Dios que se ha metido en la tierra, les aseguro que yo quisiera renacer otro distinto del que soy. No quisiera ser mera “voz” que clama (y menos “en el desierto” donde nadie escucha). Desearía ser ECO DE LA PALABRA DE DIOS QUE SE HA HECHO HOMBRE, ha venido a habitar entre nosotros, los suyos…, y anhelo como un alarido ilusionado, que he acogido su Palabra, y que he servido de tímido altavoz, para que todos también la escuchen y se zambullan en esa PALABRA VIDA Y EFICAZ…, en el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, que no se limita a un “comienzo” (fugaz) –que es la primera palabra de san Marcos- sino a “desmontar” al leproso y al cojo, al ciego y al muerto de Naím, a Pedro y a Judas…, y empezar UNA VEZ EN LA VIDA a ser yo el que vivo cada y todas de aquellas realidades, siendo yo el que vive el instante aquel, el que ve la mirada de Jesús, el que sufre con Él o se alegra, el que pide agua o sufre por la traición del amigo… Es hora de “desmontar” el “cuentecito oriental de siglos atrás”, y sentirme que NOCHEBUENA no es lo que está siendo, y que NOCHEBUENA es otra realidad diaria muy actual, con Cristo en el Centro, yo a su lado dejándome enseñar, y el mundo que padece, sufre y goza, se sacrifica y disfruta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!