miércoles, 14 de diciembre de 2011

ME CUESTA CREER

ME CUESTA CREER
Miércoles 3º adviento

Me cuesta creer en la forma de presentación de Dios que hacen los dos primeros renglones de la 1ª lectura. Comprendo que es la forma primitiva en que puede expresarse un judío. Pero me repugna el modo, para un creyente en Dios, en el Dios de Jesucristo. Lo mismo que me enferma esa expresión de que Dios da la llaga y la medicina, me duele leer aquí: “Soy Dios, Artífice de la luz y creador de las tinieblas; autor de la paz, creador de la desgracia”. Me hiere la expresión en sí, como cuando se dice que Dios manda la enfermedad o el sufrimiento (tan fácil en el lenguaje ordinario).
Luego ya leyendo uno y va encontrando el sentido positivo: No hay Dios fuera de Mí; Cielos,, destilad el rocío; ábrase la tierra y brote la salvación. Yo soy un Dios bueno y salvador, y no hay ninguno más. Vamos a quedarnos con esto como lo que expresa con rigor la infinita bondad de un Dios de misericordias, que fue el que nos presentó Jesús.
El que hace ver a los ciegos, oír a los sordos, brincar a los lisiados, y hasta resucitar muertos.
Es el Dios que esperamos en nuestro periplo de adviento


+++++++

La llegada de la caravana ala encrucijada del camino de Nazaret se realizó al cabo de varios días, cuando ya había habido esa sintonía entre los componentes de la misma, a través de varias jornadas. Y aunque María se mantenía en el círculo femenino, su finura grácil, su alegría juvenil contagiosa, su servicialidad, su naturalidad…, eran más que apreciadas por todos. De ahí que la parada de la caravana en el punto convenido tuviera emoción, gratitud, nostalgia, gozo, y su poquito de pena. María, aquella muchacha antes tan desconocida por todos, hoy era familiar. Y dejar ya en el camino y en la despedida –seguramente para no encontrase más-, les resultó a todos más sensible. María tuvo con ellos esos gestos suyos tan delicados y agraciados, y hubo despedidas. A más de una de las compañeras de viaje, le había quedado dentro algo. El encuentro con María no había quedado estéril en el sentir de muchas.

Por su parte, María tenía un impulso profundo en salir hacia Joaquín, su padre, y unirse a él en gesto filiar y reverente. Y, luego, estaba allí José, profundamente emocionado. Recuperaba a la que en pocos días sería ya su esposa formalmente, tras la celebración de la boda, que empezaba por el traslado de la mujer a la casa del marido. Recorrieron el camino hasta la aldea, contó María muchas cosas, expresó su satisfacción de cada momento, porque en cada situación había sido feliz.
Llegados a casa, Ana esperaba a a puerta y corrió impaciente hacia su hija. Un Myriam muy familiar fue la exclamación de la madre, y el abrazo largo que vine tras la ausencia, en que tanto la había echado de menos. Después, los detalles de la vida en la montaña, el embriagador momento de su llegada y saludo a Isabel, la mudez de Zacarías que se cura de pronto cuando declara que “Juan ES el nombre del niño”. Un tiempo inolvidable, un viaje muy bueno, los “pequeños consuelos” que pudo ir llevando a muchos sufrimientos…, la riqueza que le había dado aquellas jornadas y aquellas realidades vividas.
Y ya, finalmente, concertar el día del matrimonio. Las condiciones, las normales: la mujer pasaba a ser dueña y señora, administradora de los bienes, aunque en dependencia del esposo. El acta de desposorios ya estaba firmada (María ya estada “desposada” de antes, ante testigos, bien oralmente, bien con algún documento escrito. Podía haber un juramento e incluso ofrecerse sacrificios nupciales. Se pagaba la dote al padre de la novia, aunque en la sociedad judía el “precio” era simbólico. Y la mujer (esposa) pasaba a tener los privilegios del marido, y por supuesto –ya desde los desposorios”, una estricta exigencia de fidelidad

3 comentarios:

  1. En mis conversaciones con ateos, ellos siempre esgrimen estos argumentos para indicar que la Biblia muestra un Dios contradictorio. No es contradictorio, sino que el texto del antiguo testamento hay siempre que leerlo a la luz del Nuevo Testamento, y el Evangelio de Jesucristo. Yo me imagino que la mentalidad del judío pre-mesías, era la de atribuir a Dios todas las cosas. Lo bueno y lo malo de la vida. Se me hace complejo pensar en ello. Así que aquí lo dejo.

    ResponderEliminar
  2. ANA MARÍA8:25 p. m.

    PADRE, después de leer los Capítulos 44 y 45 de ISAÍAS, se entiende un poco mejor los “primeros renglones” de la Lectura de hoy… que impactaban de verdad. En medio de un “Regimiento” de Ídolos, de Magos… ETC., ISAÍAS quería insistir sobre el DIOS ÚNICO de ISRAEL, el CREADOR… Hay un versículo que podía haberlo dicho JESÚS: “Te he llamado por tu nombre…” (v. 4) De esto han pasado ya 29 siglos… y claro, echamos de menos al “JESÚS MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN…” A su ternura, a su amor por todos nosotros…

    ResponderEliminar
  3. CURIOSIDADES SOBRE EL MATRIMONIO JUDÍO en los tiempos bíblicos.
    Como no creo que sea materia de oración como para seguir en este punto en que nos hemos quedado hoy, AÑADO COMO CURIOSIDAD datos bíblicos y juntamente datos históricos que nos ha legado la tradición.

    Supuestos los "desposorios" [promesa fiel de futuro matrimonio, y compromiso de mutua pertenencia], venía el MATRIMONIO. Algún texto habla de 12 meses de distancia, aunque la Sagrada Escritura no señala nada.
    El matrimonio tenía lugar recogiendo el esposo a la esposa y llevándola a su casa. Ambos se adornaban lo mejor posible. La esposa tomaba un baño previamente, a veces se ceñía una corona, y con el rostro velado -en señal de respeto y sumisión al esposo- esperaba en casa de sus padres, acompañada de jóvenes, buenas amigas suyas.
    El esposo llegaba -también acompañado por sus amigos jóvenes- de noche, a la luz de las antorchas para hacer más brillante y llamativa su procesión nupcial, y se producían gritos de alborozo y alegría, cantos del esposo y la esposa.
    Luego marchaba la comitiva a cada del esposo, donde -todos reunidos- se celebraba el gran banquete nupcial. Hay testimonios bíblicos de 7, 12 días de celebraciones. La semana era lo normal, no sólo entre lo judíos sino entre pueblos orientales.

    Como nada de esto es un punto que nos lleve a especiales consideraciones espirituales, lo añado aquí para información y documentación. Pero no será parte de oración que me mueva demasiado para próximos momentos, tan sugerentes e importantes que pueden vivirse ahora por este matrimonio de José y María.

    Los datos que aporto están tomados de "EL MUNDO DE LOS EVANGELIOS" del P. Juan Leal S.I.

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!