sábado, 28 de abril de 2012

LITURGIA DEL DÍA


LITURGIA DEL DÍA
                Una primera lectura nos muestra un período de paz, tras la persecución, y Pedro yendo a uno y a otro para llevarle salud y vida con el poder de Jesús…, precisamente es Nombre que pretendieron apagar y eliminar, y que –sin embargo- sigue siendo el único Nombre que salva.  La Iglesia del siglo XXI testimonia que ese Nombre no se puede apagar nunca, por mucho que se intente.  Mil veces cerraron las compuertas de la historia…, pero como avalancha de agua, siempre rompe con fuerza por algún sitio.  No se puede cegar un manantial de aguas que saltan hasta la vida eterna.
                En Evangelio es de los que hay que meditar.  Los “religiosos que todo se lo saben” y hasta quieren manejar a Dios, opinaron que las palabras de Jesús eran repugnantes al sentido humano: Comer mi Carne…   Y tan listos que no supieron esperar.  Se escandalizaron y se marcharon.
                Situemos ahí a los nostálgicos, que si las cosas no son de su gusto, se hacen tan “perfectos” que dejan a Jesucristo, plenitud de perfección. Situemos a los “peleados con la Iglesia”…, o porque no avanza al paso que ellos quisieran, o porque avanzó mucho.  Situemos a los escandalizados con la liberación que Cristo ha traído, bien expresada cuando perdonó los pecados al paralítico (Mc 2) y simultáneamente le hizo andar.  Situemos a los que también se escandalizan por posiciones “de frontera”, siempre arriesgada…, pero expresamente encomendada por los Papas a quienes sabe que son capaces de ello ( y saben ellos el riesgo que corren en su labor fronteriza de liberación).
                Y la palabra de Jesús, con dolor por tantas pequeñeces humanas es  ¿También vosotros queréis marcharos?  Pedro tuvo la osadía de tomar la iniciativa y responder: Y ¿adónde vamos a ir?  Sólo Tú tienes palabras de vida eterna

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