viernes, 13 de abril de 2012

Camino de la Luz, 4

4º.- PEDRO Y “EL OTRO DISCÍPULO” [Jn 20, 2-11]

NOTA PREVIA. Yo no soy un especialista bíblico. No soy “Doctor” en Sagrada Escritura. No soy un científico ni un “estudioso” de libros. Si de algo puedo presumir –como esa expresión de San Pablo- es ser (lo diré quizás con petulancia), hombre de oración. En mi vida ha sido el todo de mi “ciencia”. Y por lo mismo, ávido discípulo de quien me ha trasmitido amor a la Sagrada Escritura y me ha abierto portillos de reflexión, profundización y riqueza en el desarrollo de la materia de OARACIÓN. Y –eso sí, vaya en honor de ellos, mis maestros de oración- puedo permitirme VIVIR Y VOLAR por las páginas del Evangelio, “reflictiendo” –palabra típicamente ignaciana, y de mucho más contenido que “reflexionando”-, y sacando provecho.

Siempre estuve en el grupo general que lee “JUAN” donde no se escriben sino expresiones amplísimas de “discípulo amado”, “al que quería el Señor”, “el que recostó su cabeza en el pecho de Jesús”. Y uno de mis Maestros de oración me dio una meditación, mientras yo realizaba la gran experiencia del MES DE EJERCICIOS, a 5 horas completas diarias de oración, que se titulaba: El discípulo anónimo. Y ahí fue desmenuzando la materia de tal forma que, tras las expresiones evangélicas, siempre aparecía una realidad “anónima” pero concreta y real: YO MISMO…, cualquier cristiano que puede perfectamente sentirse “el otro”, el “amado”, “el que ha llegado a sentir los pálpitos del Corazón de Jesucristo”. Por lo demás, yo no siento cátedra ni hablo “ex cátedra”. Repito que simplemente intento ser hombre de oración, ahí donde el Espíritu sopla donde quiere y va donde quiere, y nadie sabe ni de dónde viene ni adónde va; sólo quien ha nacido del Espíritu”.

María Magdalena llegó al lugar donde estaban reunidos y encerrados todos, por su miedo a los judíos. Dio su tremendo recado sobre el imaginado robo del cadáver de Jesús. Pedro (no perdamos de vista la época en que ya está escrito este evangelio) es el que tiene que subir porque es el que siente la responsabilidad primordial. “El otro discípulo” (no perdamos de vista tampoco aquí en qué año está escrito este evangelio), sube con Pedro. Y sube más aprisa, aunque con el respeto a Pedro, sólo se asoma al sepulcro y ve. Pero no entra. Le deja la primacía a Pedro, que es el que entra sin más. Luego, el “otro”. Y allí “estamos” mirando. Los lienzos, el sudario… ¿Iban a desnudar el cadáver para robarlo? ¿Iban a dejar plegados los lienzos, como se pliega la piel que muda una serpiente, mientras el animal se marcha con su nueva piel?

Pedro está absorto. Pero “el otro discípulo” ve que se le empieza a encender una luz… ¡Lo había dicho antes el Señor! Había advertido siempre –cuando hablaba de su muerte, y en toda ocasión- que resucitaría al tercer día. Y están ya en el “tercer día”. Se alegran sus entrañas… Ve lo mismo que Pedro, pero VE MÁS ALLÁ, y CREE. Pedro advierte aquella mudanza en el rostro y en el profundo suspiro de paz de aquel discípulo. Y aunque Pedro sólo VE lo que ve, se queda, cuando menos, preguntándose qué ha ocurrido.

Bajaron en silencio. Pedro iba con los ojos clavados en el suelo… Intuía algo de lo que pudo experimentar aquel “otro”… El “otro”, aunque respetando mucho el silencio de Pedro, va cara al viento, como quien bebe el aire fresco y renovador de aquella mañana, que ahora es mucho más luminosa…

La llegada al Cenáculo –tan esperada por los demás- no descubre expresamente datos especiales: el sepulcro está vacío (como han dicho las mujeres). El cuerpo de Jesús no está allí.

La diferencia es que “aquel otro discípulo amado del Señor”, gran testigo de cómo es el Corazón de Cristo, tiene un semblante muy distinto. A él le ha pasado algo, observan los demás. Él respira paz y sentido de consuelo en su alma. Pedro no habla. Ahora Pedro eso sí está más relajado aunque tenga su preocupación personal, sus ansias, su deseo. Pero un aura de sosiego ha entrado en el Cenáculo… Empiezan a sentirse los efectos de la Resurrección, aunque aún nadie ha visto a Jesús.

LITURGIA DEL DÍA

Comienza la persecución, por el momento solapada. Dado que Pedro está rodeado de gentes por aquella curación del lisiado, los sacerdotes y comisarios del Templo vienen por Pedro y Juan y los arrestan, porque es tarde y ya no pueden hacerles juicio. A la mañana siguiente les preguntan con qué poder y en nombre de quién han hecho eso. Pedro responde que no se explica por qué tienen que dar cuenta de un bien que han hecho sin faltarle a nadie. Pero si quieren saberlo… Pedro retomó el kerigma, les dijo expresamente que ellos fueron los que crucificaron a Jesús, pero que Jesucristo Nazareno es el Nombre y el poder con el que han hecho la curación,, y no hay otro poder bajo el Cielo en que pueda alguien salvarse, si no es en el de Jesús.

Me quedaría en el Evangelio con una substancia muy especial: ha habido muchos detalles, más o menos curiosos de los que caben en tantas horas y fracasos de pesca en una pequeña barquilla… Y sin embargo ha habido un clima insospechable en la unión entre ellos, cuando Jesús vivía. Y eso lleva al “discípulo amado” a descubrir en ese conjunto de hechos que “el muchacho de la orilla”, ES EL SEÑOR. Yo diría que es la más grande lección para la vida. Y eso que quienquiera que piense sin prejuicios el penúltimo párrafo de esta lectura, podría plantearse mucha más enjundia de la narración de la pude saltar a primera vista.

4 comentarios:

  1. Anónimo2:59 p. m.

    Señor Cantero, le aseguro que me ha sorprendido mucho su nota previa a la entrada de hoy. Yo he aprendido a VOLAR en la libertad de ser hijo de Dios. De que no voy contra nadie, más que contra lo que a mi me parece mal. Si puedo aportar aporto. Si puedo matizar matizo. Si creo que tengo que corregir corrijo. Si tengo que rectificar rectifico. Todo en la libertad del que se sabe hijo de Dios, y entendiendo que en esta casa se acoge a la gente con esa libertad. Nunca con pretensión de ir contra nadie o dañar a nadie. Si eso lo pensare alguien, como comprenderá esa no es mi responsabilidad.

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    1. Anónimo3:06 p. m.

      Por supuesto, como me reconozco pecador, probablemente el más grande de este mundo, alguna vez me puedo "desviar" un poco de mi objetivo, pero sin malicia, creo yo. El problema es que yo escribo y no me importa que me corrijan, si es con buena intención. Tampoco me creo superior que nadie, ni me creo que lo se todo. Pero también actúo con seguridad en lo que veo, porque es mejor ser persona de convicciones aunque tengas que rectificar, que ser persona timorata y veleta, o ser persona de dimes y diretes.

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  2. Santa teresa de jesús

    !Oh Rey de gloria y Señor de todos los reyes !!Cómo no es vuestro reino armado de palillos ,pues no tiene fin . !

    Santa teresa del niño jesús.

    No crea que nado en consuelos , !oh, no !mi consuelo es no tenerlo sobre la tierra .

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    1. Te agradezco, Lola, ¡y mucho! tu entrada. Abres la brecha para tantas personas de buena fe que pueden entrar en el blog PARA CONSTRUIR, y utilizando su nombre, como AUTÉNTICOS TESTIGOS.
      Dado que el impasse que hubo que establecer unos días, redujo las entradas en el blog, y que ahora toca mostrar que al blog se viene por motivos auténticos de colaboración constructiva, tu entrada es una perla que debe abrir camino. De verdad, Lola, ¡muchas gracias!. E invitación a cuantos pueden hacerlo, y mostrar que este blog le es querido y familiar. Y testimonial de bondades y participación.

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