miércoles, 18 de abril de 2012

Camino de Luz 09

9º.- APARICIÓN EN EL CENÁCULO (según Jn 20, 19)

Creo que no es caprichoso separar las dos narraciones (de Lucas y Juan), porque me parece muy clara la muy distinta finalidad que persiguen cada uno de los dos evangelistas. He expuesto la de san Lucas; ahora voy a exponer lo específico de Juan. Aquí están los apóstoles solamente; los Once. Los que participaron de la santa Cena, los que fueron constituidos sacerdotes cuando Jesús, tras instituir la Eucaristía, les dijo: Cuantas veces HAGÁIS ESTO, hacedlo en conmemoración mía.. O sea: vosotros quedáis constituidos continuadores de esta misma realidad mística que Yo acabo de realizar.

A ellos, pues (y sólo a ellos, según San Juan) viene ahora Jesús al atardecer del primer día de la semana, cuando ya se han producido todos los otros sucesos de consuelo y pacificación que ha ido realizando Jesús. Y a ellos es a los que ahora les dice: De la misma manera y con el mismo poder que a Mí me envió mi Padre, ASÍ OS ENVÍO YO. Evidente afirmación de continuidad de la mismísima obra de Jesús. Dicho eso sopló sobre ellos (=exhaló su aliento), y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. [Valga un paréntesis: dado que la lengua hebrea tiene muy pocos vocablos, uno solo expresa todo eso inmaterial que es “soplo”, “aliento”, “espíritu”, “viento”, etc. De ahí utilizar el “soplo” como una manifestación gráfica” de esa donación del Espíritu Santo]; A QUIENES VOSOTROS PERDONÉIS LOS PECADOS, les quedan perdonados. A QUIENES VOSOTROS NO SE LOS PERDONÉIS, no se les perdonan.

Es muy claro por qué Juan expone esta aparición con los apóstoles solamente. El poder de perdonar pecados en nombre de Dios, sólo lo reciben los que fueron constituidos sacerdotes anteriormente. Y, en ellos, todos los que vendrán después.

Es también detalle de normalidad que el saludo de PAZ, por parte de Jesús, viene en situación de paz, no de temor ni de sentirse asustados y sobrecogidos. Por el contrario, quienes ya están más predispuestos a esa esperada venida de Jesús, lo que experimentan de alegría. Y un nuevo saludo de PAZ, que más que saludo es ya PRESENCIA, está presagiando ese poder divino que les va a conceder: Como el Padre me envió…

La idea que deja también San Juan es que PENTECOSTÉS es el mismo Domingo de Resurrección. Aparte de que ese soplo es ya el “viento impetuoso” que realiza el cambio en los apóstoles”, ha sido doctrina que han expresado así determinados Santos de la Iglesia. San Lucas extiende un período de 50 días desde Resurrección a Pentecostés, camino que recorre la práctica de la Iglesia con el Tiempo Pascual, y que mucho debe ayudarnos a nosotros a aprovechar la riqueza de textos del Nuevo Testamento que se nos van brindando en las Misas diarias, para ahondar nuevamente en ese gran paso que cada uno debemos dar, ahora ya resucitados con Cristo por nuestro Bautismo, para recibir la efusión transformante de Pentecostés.

Lo que nos dice luego Juan es que Tomás no estaba con los demás cuando vino Jesús a ellos aquella tarde. Lo cual cuadra muy bien con el temperamento de ese discípulo, poco a propósito para estar allí “encerrado por miedo a los judíos”. Y esto dará nuevo juego al evangelista para una profundización en el tema de la fe, que habían de vivir aquellas comunidades cristianas del tiempo en que está ya narrando, muchos años después de la muerte y Resurrección de Jesús.

LITURGIA DEL DÍA

Pedro sigue predicando, y su predicación va siempre insistiendo en dos temas: Jesús fue condenado a muerte por aquellos dirigentes judíos, pero ha resucitado, y VIVE. Queda, pues, que ese pueblo acepte su salvación, que le viene por el Cristo triunfador. Es evidente que los sacerdotes rechinan ante esa predicación, y acaban metiendo en la cárcel a los apóstoles. Pero un ángel de Dios los libera de noche y ellos vuelven al Templo y siguen predicando. Cuando van los guardianes por ellos para llevarlos ante el Sanedrín, encuentran que no se han abierto las puertas de la prisión pero que los presos no están. Alguien avisa que están en el Templo predicando. Y como los sacerdotes no quieren dar un escándalo, van por ellos y –sin demostración de fuerza- se los llevan con ellos nuevamente. Temían que el pueblo apedrease a los guardias y ministros del templo.

Sigue el sabroso diálogo de Jesús y Nicodemo, aunque –a decir verdad- Nicodemo se ha quedado ya en silencio, desbordado por la enseñanza de Jesús. Jesús da ahora un paso consolador: Dios no ha mandado a su Hijo para condenar a mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. ¿Y cómo se salva? ¿Cumpliendo las Leyes que sabe Nicidemo, la de los judíos? - No, sino creyendo en el Hijo Único de Dios. Es la fe la que libera y salva. Por eso mismo puede haber condenación, cuando la persona se niega a creer…, entra en tinieblas del alma, detesta la luz que podía iluminarlo, pero es que su corazón está tan sucio, que teme.

1 comentario:

  1. Mientras hoy oraba, he tenido lo que pudeira ser -en mí- una especie de "iluminación" en la que compaginara las dos diversas narraciones de un mismo hecho. No afirmo, sino que expongo mi "presentimiento".
    Lucas sería el que narra en forma popular, y así trasmite manera muy asequible en la que cualquiera se puede sentir reflehjdo.
    Juan va al meollo esencial de la realidad sacramental de la Iglesia (que es la respiración que da vida a la Iglesia).
    Y se me ha venido a la mente una comparación que puede ser una inexactitud completa, pero puede ser también una manera de entender las difrenecia esenciales de los dos evangelistas. Se me ha imaginado la Semana Santa en Andalucía. Un sentido popular y asequible y comprensible por una mayoría: las imágenes, las procesiones, la Pasión de Jesús en la calle (con su particular modo en que pueden concebirla unos y otros).
    Y la Semana Santa vivida y experimentalmente sentida en las Celebraciones litúrgicas, sin tronos (o sin "pasos"), sin penitentes, sin Hombres de Trono (o "los costaleros").
    No excluye -en sí- una manera a la otra, pero se narrarían de muy diversa manera. Y se vivirían sde muy diversa manera. Las dos válidas, pero con una diferencia profunda en sí mismas.
    Lucas expresa los temores, las imaginaciones de fantasmas, la dificultad de entender..., y Jesús Glorioso teniendo que "comer" para que se vea que es persona.
    Juan, que ya da por supuesto que lo es, que ha resucitado y que viene a dar prolongación a su Iglesia, en el ámbito vital sacramental.
    Los dos se complementan, aunque en forma tan distinta.

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