viernes, 31 de mayo de 2019

31 mayo:Visitación de María


ADIÓS, REINA DEL CIELO. Ha llegado el último día de mayo. La última flor. La satisfacción de un mes dedicado a ti, en el que te hemos recordado desde múltiples colores en los que siempre resplandeció tu bondad y tu labor misericordiosa y protectora sobre nosotros. Al entregarte esta última flor, llevas detrás todo nuestro corazón y todos los mejores deseos de cada uno de nosotros. Lo que hicimos en nuestra vida particular para ponerte más visible en nuestras casas y en nuestras devociones, es lo que hoy encontramos como fruto de este mes de Mayo, que no quisimos que pasara de largo. Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Nos despedimos del mes pero no nos vamos de tu mano. Te necesitamos. Y queremos tener contigo sumas delicadezas filiales. Y de tu mano desembocamos ya en el mes de Junio, en el que las “flores” se transforman en frutos en el Corazón de Hijo Jesús.

LITURGIA
                      Celebramos la VISITACION DE LA VIRGEN MARÍA, como colofón del mes dedicado a ella. Y lo hacemos con lecturas propias, como corresponde a una fiesta litúrgica. Tomamos la carta a los Romanos, 12,9-16 en el que San Pablo describe un ideal de vida a los cristianos, y que hoy se aplica excelentemente a la vida de Maria. Dice Pablo que vuestra caridad no sea una farsa, no meras acciones externas que no brotaran de un interior que se implica en ese amor al prójimo. Y concreta: aborreced lo malo, apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. Todo un ideal, un planteamiento de vida cristiana en lo esencial y distintivo de ese seguimiento de la voluntad de Jesucristo.
          En la actividad no seáis descuidados; en el espíritu manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Es el otro aspecto de la vida en plenitud cristiana: la oración, la unión al Señor. Es la plenitud de la caridad, que halla en la relación con Dios el punto culminante.
          Otra característica: la alegría; que la esperanza os tenga alegres; firmes en la tribulación, asiduos en la oración La oración como parte de la vida, porque sin oración no se puede pasar. Una oración que no se limita a rezar, sino que reflexiona y profundiza y deja que el alma encuentre respuestas en el diálogo con Dios, dejando que su Palabra penetre y exija.
          Contribuid a las necesidades del pueblo de Dios; practicad la hospitalidad. Dos concreciones de la caridad.
          Bendecid, no maldigáis. Bendecid a los que os persiguen. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad.
          Tened igualdad de trato unos con otros, y poneos al nivel de la gente humilde.
          Es una lectura que no puede cortarse y apenas comentarse. Es un manual de examen de conciencia que bien podríamos utilizar en nuestras confesiones.

          El evangelio de Lc.:1,39-56 nos narra  el momento en que María, ya encinta de Jesús, el Hijo de Dios, poniéndose al nivel humilde y servicial, hace el incómodo viaje desde Nazaret a la montaña de Judea para servir a su anciana pariente, que está embarazada de seis meses. Isabel prorrumpe en gritos de júbilo y admiración porque va a visitarla la madre de su Señor, revelación que ha recibido Isabel, invadida por el Espíritu Santo, que nota saltar de gozo a su criatura dentro del vientre, en ese encuentro misterioso de los dos concebidos, desde el seno de sus madres.
          Isabel bendice a María, la agasaja y la alaba. Y María, sin negar ni poder negar todo lo que Isabel dice de ella, voltea hacia Dios esas alabanzas y las hace alabanza de Dios, de la grandeza de Dios que ha hecho maravillas en la pequeñez de su esclava. María no se ve a sí misma sino como esclava del Señor. Y lo admirable es que Dios, el Dueño y Señor, se ha dignado abajarse hasta esa esclava, levantándola del polvo y colmándola de bendiciones.
          Es el canto del MAGNÍFICAT que merece la pena aprenderse de memoria porque es una de las oraciones más hermosas, construidas por la Virgen como respuesta a las palabras de Isabel.

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