lunes, 27 de mayo de 2019

27 ,ayo: El Espíritu de la verdad


Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios.; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, Virgen gloriosa y bendita. Oración que el Papa ha pedido expresamente que pidamos en los momentos actuales en los que hay una persecución más o menos abierta y más o menos solapada contra la Iglesia. Y en realidad contra él mismo, podemos añadir nosotros. Sea María Santísima la que ampare a la Iglesia, de la que ella es madre. Y abra los ojos de los católicos de todas las facciones, para unir toda la fuerza en fidelidad a la doctrina de la Iglesia, de la que el Papa es garante y al mismo tiempo el mentor que ha de exponer desde su autoridad, los puntos que necesitan una revisión y un cerrar filas en torno a la pureza de la doctrina fiel de la misma Iglesia. Para nuestro tiempo, la puesta en práctica de la riqueza que dejó el Concilio Vaticano II.

LITURGIA
                      Estamos acostumbrados a ver en estos capítulos de Hechos un ir y venir de Pablo por diferentes lugares. Ahora en Macedonia, se detiene en la ciudad de Filipos (16,11-15), donde funda una comunidad con la que siente una intimidad especial, como puede verse en la carta que les dirige mas tarde.
          No se reduce a la ciudad y al lugar de culto. Sale a la orilla del río donde se juntan muchas personas para orar, y traba conversación con mujeres que han acudido allí. Y tiene contacto con una de ellas, Lidia, vendedora de púrpura, que adoraba al Dios verdadero. Acogió plenamente lo que Pablo enseñaba, y se bautizó ella y toda su familia. Invitó a Pablo y su compañero a aceptar: Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa. Y nos obligó a aceptar.

          En Jn.15,26 a 16-4 habla expresamente de la acción del Espíritu Santo, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre: él dará testimonio de mí, y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. El Espíritu Santo procede del Padre y nos lleva a conocer la Verdad, y nos da la fuerza para dar ese testimonio nosotros. La razón, bien sencilla: desde el principio estáis conmigo. Y por tanto ya llevan sabida una parte importante del estilo y modo de Jesús. Lo que pasa es que una cosa es saber y otra vivir de acuerdo con eso que se sabe. Ahí es donde la Verdad vendrá a nosotros desde la acción del Espíritu Santo en nosotros.
          Os he hablado de esto para que no se tambalee vuestra fe. Es que les queda que pasar por persecuciones y contratiempos cuando llegue el momento de dar ese testimonio. Para entonces ya habrá actuado en ellos ese Espíritu de Dios. Pero sabed que os excomulgarán de la sinagoga; más aún: llegará un momento en que el que os dé muerte, pensará que da culto a Dios. La persecución no viene siempre de parte de los enemigos de la fe. Surge también de parte de las personas religiosas que no quieren ver alteradas sus posiciones. Y “en el nombre de Dios” y como quien rinde culto de fidelidad a Dios, acaba actuando contra los mismos enviados de Jesucristo.
          Advierte Jesús que eso lo harán porque no han conocido ni a mi Padre ni a mí. Han conocido una religiosidad, una creencia, pero no han conocido a Dios y lo que Dios quiere, ni a Jesús y su evangelio. Por eso “en nombre de Dios” siguen sus prejuicios y actúan de acuerdo con esos prejuicios, que vienen a ser como los puntos de apoyo de una religiosidad que no se ha acercado a la persona de Jesús sino a leyes y normas y costumbres.
          De ahí la enorme necesidad de la oracion meditativa y contemplativa que se acerca virgen a la Palabra de Dios, y se deja tocar por ella un día tras otro, hasta crear un verdadero entramado invisible pero real de la enseñanza que nos dejó la palabra y la acción y los sentimientos mismos de Jesucristo.
          Por eso yo recomiendo frecuentemente “dos minutos diarios de evangelio”, a sabiendas de que quien toma esa costumbre, de inmediato nota la necesidad de ampliar los “dos minutos” para dejarse llevar de la Palabra de Cristo y de la Persona adorable del Señor, que acaba ganando el alma y llevándola a otros modos de vivir la fe.

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