martes, 28 de mayo de 2019

28 mayo: El Espíritu Santo


Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos. La Salve es una de las oraciones más rezadas y de mayor devoción popular. Tiene varias invocaciones y peticiones que llegan mucho al alma. Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia. Se empieza con la misma palabra del ángel a María: “Dios te salve”. Se invoca con dos títulos: “Reina y Madre”, y precisamente referidos a la misericordia de que ella es depósito que se derrama sobre sus hijos. Vida, dulzura y esperanza nuestra. Tres invocaciones de alabanza. Ella es nuestra vida; por ella hemos recibido la vida de la gracia de Cristo. Y por ella vivimos la esperanza, como corresponde a la relación del hijo con la madre.
          A ti llamamos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Vivimos en un mundo donde hay tanto dolor provocado por el egoísmo de muchos. ¿Dónde refugiarnos? En el corazón de la madre, al que llegamos gimiendo y llorando. Ella consolará. Ella pondrá su mano sobre nosotros para ampararnos. Ella será abogada nuestra, que vuelve a nosotros sus ojos misericordiosos, y después de este destierro nos muestra a Jesús.

LITURGIA
                      Al celo de Pablo corresponde la persecución de parte de la plebe recelosa que, junto con sus magistrados, desnudaron a Pablo y Silas y los molieron a palos (Hech.16,22.34) y acabaron metiéndoles en la cárcel, con sus grilletes en los pies y cerrojos en las puertas, y el encargo al carcelero de que los vigilara bien.
          Ellos pasaban la noche con cantos al Señor, cuando de repente vino una sacudida tan violenta que se soltaron los cepos y se abrieron de par en par las puertas de la mazmorra..
          El carcelero pensó que lo presos se habían fugado y decidió quitarse la vida, pero Pablo le gritó desde dentro: No te hagas nada, que estamos todos aquí.
          El carcelero encendió una lámpara y comprobó que los presos permanecían en sus celdas, y entonces se echó a los pies de Pablo y Silas y preguntó: Señores, ¿Qué tengo que hacer para salvarme? Y la respuesta fue simple pero profunda: cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia. Le explicaron la palabra del Señor a todos los de la casa, y el carcelero se los llevó a su casa y les lavó las heridas y les ofreció una comida de familia. Se bautizaron todos los de la casa y celebraron haber creído en Dios.
          La verdad que lo que yo he hecho no ha sido más que repetir lo que dice el texto. Pero no quedaba mucho más que decir, encontrando ahí la acción de Dios, no sólo en el terremoto sino en la reacción de aquel carcelero, que acaba convertido y bautizado. Por otra parte deja entrever este episodio que el bautismo se daba también a los niños, puesto que allí se impartió a “todos los suyos”.

          En el evangelio Jesús anuncia que se va (Jn.16,5-11), y se extraña de que no le han preguntado adónde va. Me voy al que me envió. La reacción ante la despedida es de tristeza que les llena el corazón. Por eso Jesús tiene que completarles la visión y darles otro ángulo de mira: Sin embargo, lo que os digo es verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
          El Espíritu Santo va a venir cuando se haya ido Jesús. Jesús ha culminado su obra durante su vida. Y sin embargo esa obra queda incompleta de cara a los discípulos, que necesitan otra inspiración, para captar todo el mensaje de Jesucristo. Y no sólo en lo que es constructivo de verdad más completa, sino también como denuncia de lo que va contra la enseñanza de Jesús.
          Por eso cuando él venga, va a dejar convicto al mundo de un pecado, una justicia y una condena. El pecado es que no creen en mí. La justicia es la demostración de que Jesús es tan justo que va al Padre, donde ya no le verán. La condena es la del príncipe de este mundo, que ya está condenado. Es labor de tiempo. Es labor a través del tiempo. El mundo está perdido y hay que denunciarlo. O mejor: está ya abiertamente denunciado. Lo importante es no meternos nosotros en los postulados del mundo, para que ese pecado, esa justicia y esa condena no venga sobre nosotros. Y lo grave es que ese veneno del mundo es muy sutil y se esparce y ramifica de mil modos peligrosos en un mundo que tanto consiente como el mundo en que vivimos. Lo peor que podía pasar es eso que se ha inoculado en algunos: que “ya nada es pecado”. ¡Ahí se metió el mundo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!