sábado, 18 de mayo de 2019

18 mayo: Ver al Padre


La sabatina es una costumbre muy tradicional: tener en el sábado un gesto o acto especial y distinto a los demás días, en honor de la Virgen. O con algún formulario que uno ya tiene, o simplemente con el rezo de una Salve o, en este tiempo, el Regina Coeli. Es la FELICITACIÓN SABATINA, muy arraigada en el sentido mariano de la vida de los fieles. Se potencia en Mayo, que ya es el mes dedicado a María, y en el sábado se añade esa “flor” más significativa que expresa el sentido de devoción a nuestra Madre y Madre de Dios.
            ¿Solemos tener nuestra sabatina habitualmente? ¿La podemos reincorporar a nuestras devociones? El modo ya es indistinto. De lo que se trata es de ese beso a nuestra madre en ese día dedicado a ella y que nos renueva nuestra manera de ofrecerle un detalle más.

LITURGIA
                        La lectura 1ª repite la tenida el domingo pasado, y está tomada de Hech.13,44-52. Pablo tiene la satisfacción de ver que toda la ciudad se ha puesto a la escucha de la palabra de Dios que él predica. Los judíos se llenan de envidia y coraje contra Pablo y responden con insultos a las palabras de Pablo. Entonces él y Bernabé les comunican la situación que ellos han provocado: el propósito de estos apóstoles era dedicar sus enseñanzas a los judíos, en primer lugar, pero ya que ellos no se consideran dignos de escuchar la palabra de Dios, Pablo y Bernabé se dedicarán a los gentiles.
            La alegría entre los gentiles fue grande y alababan la palabra del Señor, y muchos de ellos creyeron.
            Pero la reacción de las señoras distinguidas y principales fue violenta, en plan de persecución hasta expulsarlos del territorio. Es lo típico de las gentes aferradas a sus modos de vivir la religión. O dice el predicador lo que ellos quieren que digan y que halaga la vanidad de esas personas (ancladas en sus maneras particulares de entender la religión), o se produce el rechazo frontal. Esto no es sólo de aquellos momentos. Esto se está produciendo ahora con el Papa actual, que busca acercarse más al evangelio y las actitudes evangélicas, y ya no se produce ese movimiento tan especial del “santo súbito”, sino una actitud crítica de parte de los mismos católicos que no quieren que les levanten los pies de sus seguridades adquiridas. Es el mismo pecado de los fariseos con Jesús y de aquellos judíos y señoras con Pablo y Bernabé. El hecho que se persigue es vivir una religiosidad acomodada que viste muy bien pero que no es fiel al evangelio de Jesús.

            Jesús les dice a sus Once (Jn.14,7-14) que “si me conocierais a mí, conoceríais al Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”. Felipe debió extrañarse: ¿Habían ellos visto al Padre? Y se dirigió a Jesús para decirle: Muéstranos al Padre y nos basta. No había entendido a Jesús, Y Jesús tuvo que volver  repetir lo que había sido centro de este discurso: Felipe, ¿tanto tiempo conmigo y no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.
            Esta es la gran lección de este evangelio: la identidad de Jesús con el Padre. Jesús como sacramento del Padre. Y un sacramento es una realidad visible que hace presente otra realidad invisible. Al Padre no se le ve porque el Padre no tiene cuerpo. Pero el que ha visto a Jesús en toda su realidad humana, está visualizando lo invisible de Dios.
            No es un decir, aclara Jesús. Las obras que yo hago son las obras que hace el Padre; lo que yo digo, es lo que dice el Padre. Yo voy al Padre, y lo que pidáis al Padre en mi nombre, yo lo haré.
            Queda patente la identidad divina de Jesús. El Padre y yo somos uno. Y si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. Pedir al Padre o pedir al Hijo es igual. Porque es pedir a Dios. En el motor de esa petición está el Espíritu Santo que es el que nos impulsa a pedir.

2 comentarios:

  1. Desde la iglesia los jesuitas en Amsterdam meditamos su precioso comentario de hoy sábado, esperando comience la eucaristía de hoy . Que la Virgen le proteja siempre

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  2. Buenos días Padre, hemos leído su liturgia y nos unimos a la felicitación que ha recibido desde Ámsterdam.
    Esto le hará ver que sus comentarios no caen en saco roto.
    Un saludo-

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