jueves, 9 de mayo de 2019

9 mayo: El que cree en mí


ARCA DE LA NUEVA ALIANZA. La ALIANZA es la relación que Dios sostiene con su pueblo, comprometiéndose a favor de ese pueblo. Era la base del Antiguo Testamento y es la base del nuevo y eterno. El símbolo de aquella alianza de Dios con su pueblo era el Arca, que contenía los signos sagrados de esa relación de Dios con el hombre. Presidió grandes gestas de Dios en ayuda de ese pueblo y era guardada y ocultada finalmente a las miradas humanas en el templo, en el Sancta Sanctorum.
            María es ARCA DE LA NUEVA ALIANZA porque fue claustro materno del Hijo de Dios, y por tanto no ya de símbolos sino de la gran realidad que es Jesucristo. Ella es, en nuestro lenguaje, el SAGRARIO que contuvo nueve meses a Jesús, el autor de la ALIANZA NUEVA Y ETERNA. Y es como el libro abierto que nos muestra a Jesús, fruto bendito de su vientre, y la madre y la educadora de Aquel que lo será todo y firmará con su sangre el pacto o alianza definitiva de Dios con los hombres.

LITURGIA
                        Hech.8,26-40: En aquellos días, el ángel del Señor le hablo a Felipe y le dijo: «Levántate y marcha hacia el Sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto». Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: «¿Entiendes lo que estás leyendo?». Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?».E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste:
«Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida ha sido arrancada de la tierra ».El eunuco preguntó a Felipe:«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: «Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.
La historia es tan viva y clara que he optado por dejar el texto tal cual, sin comentarios, porque no se puede decir mejor. Nos muestra un nuevo ejemplo de adhesión a la fe, al tener conocimiento de la historia de la salvación.

Vamos al evangelio (Jn.6,44-52). Continuando el discurso de ayer, Jesús  habla del que va a él; en realidad, nadie va a él si no lo atrae el Padre. Es la gracia de Dios la que mueve los corazones, y el Padre otorga a todos sus gracia para que todos vayan a Cristo. Luego, no son todos los que responden a esa gracia y elección de Dios.
Todo el que escucha al Padre, aprende y va a Jesús, y acaba teniendo vida eterna.
La diferencia con el maná es que vuestros padres lo comieron y sin embargo murieron, mientras que el que come de este nuevo Pan de la Vida no muere y tiene vida eterna. Ese pan de la vida es un pan vivo bajado del cielo, y el lo come, vivirá para siempre.
Vuelve Jesús a repetir que él es el Pan de la Vida, y que el que come de él tiene vida eterna, Y explicita que el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Hoy queda ahí el texto de la liturgia, pero ya se puede pensar que aquello levanta ampollas en los oyentes, porque es una afirmación muy atrevida. Lo iremos viendo poco a poco.

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