lunes, 13 de mayo de 2019

13 mayo: Puerta de las ovejas


LA VIRGEN DE FÁTIMA.- La advocación de Fátima nos invita a la penitencia y a la oración por los pecadores. En el mensaje de Fátima está explicitada la conversión de pueblos, porque sin ello, se produciría un daño de características muy amplias y suscitó en los pastorcillos una oración para que el mundo sea librado de las penas del infierno. Y es que el mundo se ha metido en un verdadero infierno al dejar de un lado  la fe y la religión. Porque infierno es la pérdida de Dios, el vivir sin Dios, y el mundo de hoy vive sin Dios. Eso, llevado a las últimas consecuencias conduce al infierno de los condenados, y de ello nos quiere librar la Virgen al aparecerse en Fátima y dejar su mensaje de conversión. Ahí no podemos quedarnos de espectadores. Hemos de aplicarnos la parte que nos corresponde. Cuanto más nos acerquemos a Dios, más nos alejaremos del infierno del mundo. O tanto más hemos de distanciarnos de los estilos y criterios del mundo cuanto que ahí hay un verdadero infierno.
LITURGIA
                        La revelación llega a los gentiles. Habían reprochado algunos a Pedro (Hech.11,1-18) que entrara en casa de gentiles y que comiera con ellos. Sobre todo, eso: comer con los gentiles era hacer causa con ellos. Y Pedro desvela la visión que ha tenido y que le ha hecho saber que también a los gentiles les llega el reino de Dios.
            Pedro relata la visión: aquel lienzo que baja del cielo cogido de los cuatro picos, conteniendo animales prohibidos. Y en la visión Pedro es invitado a “matar y comer”. Pedro se espanta y se niega porque él nunca ha comido nada impuro. Y la voz le responde que lo que Dios ha declarado puro, él no lo llame profano. Y para que no crea Pedro que ha sido una alucinación, la visión se repite tres veces. Y luego de un tirón el lienzo es llevado arriba.
            Entonces viene el hecho real: le han llamado desde Cesarea; han venido por él seis hombres rogándole que vaya a casa de un hombre pagano. El Espíritu le dice a Pedro que vaya con ellos, y entraron en casa de aquel hombre. Y éste les contó que había visto en su casa al ángel que le decía: Manda recado a Jafa e invita a Pedro; lo que te diga, te traerá la salvación.
            Y cuenta que en cuanto empezó a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre el pagano, lo mismo que antes había venido sobre los apóstoles. Recordó las palabras de Jesús, de que serían bautizados con Espíritu Santo. Y si así Dios tomaba la iniciativa, ¿quién era yo para oponerme a Dios?
            Los que habían criticado al principio la acción de Pedro, ahora aprueban y alaban a Dios, que ha otorgado a los gentiles la salvación que lleva a la vida.

            En el evangelio de San Juan se desarrolla el capítulo 10 (1-10) que está dedicado al tema de Jesús BUEN PASTOR, en el que Jesús desgrana detalles de la vida pastoril para expresar su acción con los hombres.
            El pastor –una vez el rebaño puesto a buen recaudo en su aprisco-, se sentaba en la puerta con el cayado atravesado para evitar que el ladrón pudiera entrar o alguna oveja salir. Por eso Jesús hoy se compara a “la puerta del aprisco”. Él entra y sale porque es el pastor de las ovejas. El ladrón, a quien no le importan las ovejas, salta por otra parte. Al pastor le abre el guarda y él va llamando a cada oveja por su nombre y las saca fuera para llevarlas a los buenos pastos.
            Él camina delante y sus ovejas le siguen. A un extraño no le seguirían. Jesús va reflejando el mundo pastoril que él tenía tan vivo ante los ojos.
            Los oyentes sabían todo aquello porque era parte de la vida del pueblo, pero no comprendieron a qué venía aquella comparación. Entonces Jesús les concretó: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes eran ladrones y bandidos pero las ovejas no los escucharon.
            Yo soy la puerta; quien entre por mí, se salvará, y podrá entrar y salir y encontrará pastos. Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. ¡Ésta es la verdadera salvación!, la que supone vida y vida abundante. Salvarse no es simplemente “no condenarse”. La salvación completa es la que deja abundancia en el alma y que llena en esta vida y se completa en totalidad en la otra, porque finalmente es la misma posesión de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!