viernes, 19 de febrero de 2016

Viernes 19 (José Andrés)

Viernes 19-2-2016
Buscamos y leemos: Ezequiel 18, 21-28

            La liturgia de hoy nos presenta un texto de Ezequiel. Es uno de los profetas más influyentes en el judaísmo, pero al mismo tiempo resulta misterioso por lo enigmático de sus escritos. Como sacerdote y profeta, poeta y teólogo, organizador religioso y predicador, vivió e interpretó la época más trágica y más dura de la historia de Israel: el exilio. Fue deportado a Babilonia en el año 597 a.C.
            El tema principal en torno al cual gira toda la predicación de Ezequiel es el de la “santidad de Dios”, que es ofendida por el pecado. En el capítulo 18 el profeta insiste en el tema de la responsabilidad individual. El mal o el bien no repercuten en sus descendientes.
            En los versículos de hoy resalta que si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos, vivirá. Pero si el honrado se aparta de su honradez, morirá por la maldad cometida, y no se le recordará las obras buenas que hizo. Solo queda la posibilidad de convertirse para vivir, como dirá más adelante, y hacerse un corazón nuevo y un espíritu nuevo.
            Termina el capítulo diciendo: “Yo no me complazco en la muerte de nadie…. Convertíos y viviréis”.

  

1 comentario:

  1. Ezequiel que significa "Dios fortalece"perteneciente a la familia sacerdotal, fue deportado a Babilonia en el 598 a. de C. junto con su esposa, con el rey Jeconías y una buena parte de los aristócratas judíos. Vivían en Tel-Abib. Cinco años después, cuando tenía unos 30 años, fue llamado misteriosamente al ministerio profético que ejerció hasta su muerte.Murió en el destierro asesinado por un príncipe de Judá que no le perdonó que le hubiera reprochado sus idolatrías. Ezequiel se ocupó de mantener viva la fe yahvista de los exiliados, porque no comprendían el sentido de su destino en los planes de Jahvé; estaban muy confundidos y seguían pecando y continuaban con sus vicios sin conversión del corazón porque esperaban que, de un momento a otro, acudiría Javhé a liberarlos. Acusaban a su Dios de ser injusto por hacerles pagar las culpas de sus antepasados y creían que Dios no podía permitir la destrucción de la ciudad santa y la profanación del Templo de Jerusalén. Los primeros años de su ministerio fueron una preparación para lo que iba a venir cuando se cumpliera la profecia de la destrucción de Jerusalén a manos de los caldeos.; su misión después fue la de confortar y sembrar esperanza de recuperación del pueblo, salvándolos de desesperadas depresiones, sobre todo por la falta de fe en Jahvé.El libro, hay que leerlo, se caracteriza por la abundancia de visiones. La Doctrina se ocupa de los atributos y de la omnipotencia y la justicia de Dios. Jahvé no se queda en Judá, se va con los deportados a Babilonia con su hijo predilecto, ISRAEL. Y esto exige la correspondencia de los israelitas. Ezequiel trabaja para que, por fin, empiecen a cumplir sus preceptos y se aparten de sus cultos idolátricos.Es el primer profeta antropólogo que habla a los exiliados del hombre: el primero que habla de la libertad del hombre: el hombre es pecador; pero Dios es AMOR Y MISERICORDIA. Si un hombre malo peca y llora su pecado, Dios lo perdona y ya no se acuerda que ha pecado. Si un hombre justo peca y no deja de pecar y sigue pecando sin arrepentirse y sin acudir a la reconciliación con Dios, y este hombre se muere sin arrepentimiento, Dios no lo puede salvar, "Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva".

    El pecado es personal, pero afecta a toda la Iglesia.El pecador debe cambiar radicalmente, el justo tiene que ceñirse continuamente a la voluntad de Dios, porque uno se va haciendo justo día trás día, adhiriéndose al Señor. El SEÑOR INVITA A CADA UNO A CAMINAR POR EL CAMINO DE LA SALVACIÓN.

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