jueves, 25 de febrero de 2016

Jueves 25 (José Andrés)

Día 25-2-2016. Jueves
Buscamos y leemos: Jeremías 17, 5-10

            De nuevo tenemos un texto del profeta Jeremías. Esta vez se trata de dos oráculos de estilo sapiencial. El primero, hasta el v.8, nos dice que el hombre mortal es mala base de confianza. Aquí llama “maldito” a quien confía en el hombre y, en contraposición, el Señor hace fructificar a quien confía en Él.
            Si nos vamos al Salmo 1 podemos ver que, después de llamar “feliz al hombre que no sigue el consejo de los malvados”, nos trae la misma imagen poética que Jeremías: “Es como un árbol plantado junto al río”.
            El segundo oráculo (v. 9 y 10) expresa la capacidad del hombre para engañarse y engañar. Solo el Señor penetra hasta lo más recóndito del corazón. Jesús dirá en el Sermón del Monte: Bienaventurados los limpios de corazón”, dirigiéndose a aquellos que no son hipócritas en el corazón, que no tienen una intención falsa. Dichosos aquellos que luchan por vivir siempre según una verdadera pureza de intención, de modo que todo su hablar, como su actuar, proceden de la abundancia de su corazón.

            Tomamos buena nota de ello.

2 comentarios:

  1. Sigue Jeremías como un extranjero en medio de un pueblo ingrato y maldito, no se siente acogido y, su vida , como la de Oseas,Isaías y Ezequiel se convierte en símbolo.

    El profeta Jeremías nos ofrece dos sentencias sapienciales: en la primera ( vv5-8), nos indica exactamente donde se encuentra la maldición del hombre cuyo final es la muerte y dónde se encuentra la bendición portadora de la Vida.

    El hombre impío no es el que obra mal sino el que confía sólo en lo humano(carne) y se aleja interiormente del Señor: De un corazón así sólo pueden venir acciones perversas. Al impío se le compara con un cardo que crece sobre una tierra salobre(v6); no dará mucho fruto ni durará

    En cambio, el hombre piadoso, confía en el Señor, y se parece a un árbol plantado al borde de una acequia y no teme las inclemencias del tiempo: prosperará y dará mucho fruto( VV7SS)

    La Segunda sentencia(vv9 ss)insiste en la bondad del corazón, centro de todas las decisiones y de todos los afectos del hombre, y, sólo Dios puede conocerlo y sanarlo y, por lo mismo, valorar las obras de cada uno. Sólo Dios puede librarnos de nuestros proyectos mezquinos que únicamente nos pueden proporcionar falsas seguridades y abrirnos a horizontes seguros, de vida eterna.

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  2. Ana Ciudad3:58 p. m.

    Quien pone su confianza en las cosas de la tierra,apartando su corazón del Señor, está condenado a la esterilidad y a la ineficacia para aquello que realmente importa:"será como un cardo en la estepa, no llegará a ver el bien; habitará en la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita".
    El Señor quiere que amemos las cosas de la tierra, pero si amamos las cosas de la tierra desordenadamente ya no hay lugar en el alma para el amor a Dios

    "NO PODËIS SERVIR A DOS SEÑORES,"o Dios o las riquezas.

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