miércoles, 3 de febrero de 2016

3 febrero: DIOS es otra cosa

El día 5 es PRIMER VIERNES
Liturgia
          Hay relatos bíblicos que nos resultan extraños y hasta poco comprensibles. No entendemos cómo pudo ser una falta –y grave- que David mandara hacer un censo (2Sam 24, 2. 9-17), que al fin y al cabo consideraríamos como propio del buen estadista. Y mucho menos podemos entender en nuestra mentalidad que aquello pudiera ser castigado con castigos tan fuertes…, ¡y mucho menos por Dios! Qué datos ha manejado el escritor sagrado y cómo los ha barajado, es lo que nos deja el relato de hoy, en el que una epidemia de peste sobre Israel viene a conectarse con “castigo divino” por razón del censo. Creo que queda a la libre acogida de cada cual unir esos diversos extremos y darlos como una actuación de Dios. Personalmente yo no puedo pensar en ese Dios que manda la peste, y menos como castigo. Entiendo a Dios deteniendo aquella epidemia. Y entiendo el final, de un David –de noble corazón- que pide que los males que sobrevienen por un fallo propio (si es que lo fue), no carguen sobre el pueblo sino sobre él, que sería el que había pecado.
          Yo entiendo la historia desde otra lectura: hay catástrofes naturales y humanas de terribles consecuencias y hay un mundo alocado y perdido en el enorme egoísmo de muchos. Y yo puedo unir en mi pensamiento que Dios está escribiendo derecho con NUESTROS  renglones torcidos. Que para una mente recta y formada en la fe, Dios aprovecha los acontecimientos para avisar, para ayudar a caer en la cuenta, para que el ser humano despierte de su borrachera y su inhumanidad. Entiendo que cada suceso de la vida tiene una lectura meramente fenomenológica (ha ocurrido porque tenía que ocurrir), y una lectura “religiosa”: Dios nos habla con el lenguaje de la vida misma. Y la persona creyente sabe que tal “peste” (que Dios ni ha mandado ni ha querido), ha de levantar una pregunta sobre nuestras actuaciones al margen de Dios. San Pablo ya decía que la Creación gime como estrujada con dolores de parto porque no nos manifestaos como hijos  de Dios. Y el otro escritor expresa: Dios siempre perdona. El hombre puede perdonar. Pero la naturaleza no perdona. Y ahí es donde nos toca “leer” el mismo episodio que nos narra esa lectura que hemos tenido hoy sobre aquella peste sobre Israel.
          San Marcos es menos explicito que San Lucas en la narración de lo sucedido en la visita de Jesús a su pueblo, Nazaret. Hemos tenido recientemente el relato de Lucas, y ahora Marcos nos deja la quintaesencia, sin meterse en detalles. Va al fondo mismo de la cuestión. Jesús había ido todo ilusionado a su patria chica. Venía de muchas actuaciones suyas maravillosas (que hemos podido seguir en el evangelio diario). Y hoy ilusionaba seguir haciendo su obra en medio de sus amigos y paisanos de Nazaret.
          Pero “no desprecian a un profeta sino en su tierra y entre sus parientes y conocidos”. Y tiene su lógica. A los demás sitios iba sin más referencia que sus obras. Y sus obras eran extraordinarias. Pero cuando va a Nazaret, todos lo conocen, han convivido muchos años con él, le han conocido encalleciendo sus manos en el tajo, y además tienen allí a sus primos y familiares, con sus nombres y apellidos. Presentarse allí con aire mesiánico no encaja. Y le sacan a relucir quién es en verdad… Y más allá ya no ven nada.
          Por eso Jesús no pudo allí hacer milagros, pues bien sabido es que Jesús se remitía casi siempre a la fe del que venía a él: “tu fe te ha salvado”, “que se haga conforme a tu fe”. Si en Nazaret no tienen fe en él, porque simplemente es el paisano del pueblo, se cierra la espita de esas curaciones. Sólo pudo curar a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Algunos particulares que sí mostraron su fe en Jesús: esas gentes sencillas que se dejan de dimes y diretes y aceptan a la persona por lo que ella es y no por lo que se dice o se comenta.

          Una vez más tengo que llamar la atención sobre ese dato: a Jesús no le recibieron en Nazaret por los reventadores que salieron por allí acentuando la parte “negativa”…, los que hicieron sus comentarios despectivos, por los que no supieron focalizar los hechos desde la luz que había en ellos. Y cuando hay quien se detiene en lo negro, se le cierra el paso a ver lo blanco. Yo los veo como carroñeros de la vida, escarabajos peloteros, que impiden ver la luz por el hecho de alguna sombra. ¿Y no puede ser que cambiemos el chip de nuestras observaciones para ver el halo de claridad que hay alrededor de cualquier acontecimiento o persona? Aunque así nos equivocáramos, es mejor ese “piensa bien y acertaras” que su contrario, tan en boga entre la vulgaridad.

5 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:35 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LOS DONES DEL ESPÏRITU SANTO.

    ¿QUË SON LOS DONES DEL ESPÏRITUN SANTO?.-La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son "disposiciones permanentes"que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
    Son siete:sabidurìa,inteligencia,consejo ,fortaleza,ciencia,piedad y temor de Dios.
    DON DE SABIDURÌA:nos da el adecuado sentido de proporción para que sepamos estimar las cosas de Dios; damos al bien y a la virtud su verdadero valor, y vemos los bienes del mundo como peldaños para la santidad, no como fines en sì mismo.
    DON DE ENTENDIMIENTO: nos da la percepción espiritual que nos capacita para entender las verdades de la fe en consonancia con nuestras necesidades.
    DON DE CONSEJO: agudiza nuestro juicio.Con su ayuda percibimos y escogemos la decisión que sèrà para mayor gloria de Dios y bien espiritual nuestro.
    DON DE FORTALEZA:una vida cristiana exigeb ser, en algún grado, una vida heroica. A veces se nos pide un heroísmo mayor, cuando hacer la voluntad de Dios trae consigo el riesgo de perder amigos, bienes o salud.
    DON DE CIENCIA:nos da el "saber hacer"; nos dispone a conocer lo que es útil o dañino.Para elegir debemos antes "conocer".
    DON DE PIEDAD:no es ponerse de rodillas, con las manos juntas, ojos bajos y oraciones interminables. La plabra "piedad" en sentido original, describe la actitud de un niño hacia sus padres.amor, confianza,reverencia.Si esta es nuestra actitud hacia nuestro Padre Dios, estamos viviendo el don de piedad.
    DON DE TEMOR A DIOS:es bueno mirar a Dios con ojos de amor, confianza y reverencia pero es también muy bueno no olvidar nunca que es el Juez
    de justicia infinita, ante el que tenemos que responder de las gracias que nos ha dado.Recordarlo nos darà un sano temor de ofenderle.
    Estos siete dones forman parte de la riquísima dote que se nos infunde en el Bautismo.

    Continuarà

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  2. La labor de Ana es muy positiva y lo que deseo es que se le preste la debida atención a sus COMENTARIOS, que nos están reciclando en el conocimiento de las verdades de nuestra fe.
    Respecto del TEMOR DE DIOS puedo completar su exposición advirtiendo que SIEMPRE que en la Biblia aparece "temor de Dios", se establece otro verso paralelo que habla de amor. De ese modo se quiere dejar en pie que el "temor" bíblico no tiene nada que ver con "tener miedo o temor" a Dios sino el amor profundo a Dios que nos debe llevar al "temor de nosotros mismos" que somos capaces de dejar a Dios. Tememos a nuestra debilidad, a nuestras salidas de tono, a nuestras huidas del amor misericordioso de Dios.
    San Ignacio en sus Ejercicios, al hablar del Infierno, hace pedir al ejercitante que "si del amor de Dios me olvidare por mis culpas, al menos el temor del infierno me ayude para no caer en pecado". No suple amor de Dios con "temor de Dios", sino con otro temor que nace de la propia limitación personal.
    No podría entenderse nunca que el ESPÍRITU SANTO QUE ES AMOR, nos fuera a hacer el "don" de tenerle temor a Dios.
    El pueblo, que habla del "temor de Dios" no suele emplearlo con sentido negativo sino como expresa Ana, en el don de PIEDAD: el "temor filial" del hijo que tiene hacia sus padres amor, confianza, reverencia.

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    1. Padre, como seguidora de Ana, sigo con mucho interés sus Comentarios que me sirven de repaso.

      A propósito del temor de Dios, creo que no hay que interpretarlo por miedo a Dios. Como yo lo siento, es una actitud amorosa de un buen hijo que no quiere ofender a Dios porque lo reconoce como Padre y lo ama , confía en Él y lo respeta, pero también se reconoce a sí mismo y reconoce sus limitaciones y de ahí nace el temor: ¿un amor/miedo a amar desde nuestra indignidad como criaturas...?

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  3. Ana Ciudad12:17 p. m.

    Padre, le agradezco mucho su aclaración sobre el amor ( temor)a Dios.Siempre he pensado que no puedo temer a quien tanto nos ama.El verdadero temor es a perder lo y eso depende de la debilidad humana.Gracias.

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  4. A mí tampoco me parece que David hubiera cometido una falta por haber hecho censo que le permitiera conocer a su Comunidad. No puedo creer en un castigo divino, en este caso. Más bien creo que se trató de una epidemia causada por una bacteria infecto-contagiosa que afectaba a los ganglios linfático y a los pulmones de los hombres , mujeres y animales y era mortal de necesidad. Aquí en España, se desencadenó una peste bubónica, importada de China en la Edad Media.
    A Jesús lo recibieron mal entre los paganos,y en NazaretDonde lo conocían como el "hijo del carpintero". Jesús está triste y extrañado de su falta de fe; y, le sabe mal por ellos, porque pierden la oportunidad de abrirse al proyecto de salvación de Dios y poderse liberar del mal. El Maestro es el primero en "sacudirse las sandalias" y marcharse a otro lugar sin abandonar la misión...

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