sábado, 27 de febrero de 2016

27 febrero: Soy Rey

Liturgia
          Arrojará al fondo del mar todos nuestros delitos; extinguirá nuestras culpas”. He ahí la lección más importante de toda la experiencia del hombre y mujer como pecadores. Miq 7, 14-15. 18-20 es una confiada afirmación del cuidado de Dios sobre nosotros y su perdón radical. Dios nuestro: pastorea a tu pueblo con el cayado; ¿qué Dios hay como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa…, te complaces en la misericordia…, volverás a compadecerte, arrojarás a lo hondo del mar todos nuestros pecados. O esto lo entendemos o no hemos entendido la misericordia de Dios.
          Lc 15, 1-3, 11-32 es ya el cenit de esa presentación de la misericordia de Dios: el hijo se va “al cabo de días” (no ha sido un mal momento), vive malamente, derrocha su caudal… Imagen del pecador que se ha metido hasta las cejas. Pero el día que la situación se tuerce y pasa necesidad, ni las mujeres, ni los amigachos, ni nadie le ayuda. Y entonces sólo le vale un recuerdo: el de su padre… Y se decide volver, con todo su peso en el alma y en los harapos de su cuerpo. No contaba con que el padre era mucho más de lo que él sabía. Y el padre ni le reprocha nada, ni le pide cuentas, ni quiere saber nada del pasado. Todo se lo devuelve, y hasta lo defiende de su hermano. Lo que vale al padre es que este hijo y hermano tuyo se había perdido y lo hemos reencontrado. Verdaderamente ha arrojado los delitos al fondo del mar y ha extinguido las culpas.
          Así es Dios y lo seguirá siendo siempre.

PASIÓN DE JESÚS
          Ataron a Jesús para llevarlo al Pretorio para el juicio del Gobernador romano. Era temprano, nos dice San Juan. Poco más de las 7. Caifás y los sacerdotes y ancianos acusadores no entran en el Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua. Salió Pilato a ellos y preguntó: ¿qué acusación traéis contra este hombre? Era la pregunta lógica. Si le traen un preso para que Pilato dirima la cuestión, lo primero es hacerse cargo de la causa. Pero los sacerdotes se sintieron heridos con la pregunta y respondieron de mala manera: Si fuera un malhechor no te lo habríamos traído. Pilato olió ya el percal y vio el apasionamiento que había en aquello. Y respondiendo ahora en el mismo tono de enfado, les responde: Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. Una de dos: o yo lo he de juzgar y necesito saber la causa, o vosotros lo juzgáis con vuestras leyes. Lo que podía incluir una coz contra los judíos: si vuestras leyes permiten juzgar sin saber la causa, arreglaos vosotros. Y surge la razón de por qué tenía que juzgar Pilato: Porque a nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. Por tanto no vienen a un juicio auténtico sino con una sentencia dada de antemano: dar muerte a Jesús.
          Y la cosa debió ponerse tensa y lo judíos tuvieron que echar marcha atrás: ya lo habían acusado de malhechor (guardándose mucho de acusación de “blasfemo” porque eso no le hubiera dicho nada al pagano Pilato. Pero tenían que plantear las cosas de otra manera para impresionar al presidente. Y le dijeron: éste perturba a nuestra nación y prohíbe pagar tributos al César, y se llama ‘Mesías REY’. Dos acusaciones que sí le deben importar al político: Jesús perturbador y prohibiendo pagar el tributo.
          Ya habían presentado la causa. Evidentemente nada de nada para “dar muerte”. Y Pilato se interesó por el tema, cogiéndolo por el final: ¿Eres tú el rey de los judíos? Pilato debía tener la idea de los diversos sujetos que se habían presentado como mesías, con la pretensión de ser liberadores de Israel. Y ahora le traían a uno más, y lo traían los jefes… ¿Era Jesús ese ‘Mesías Rey’ como le acusaban?
          Jesús le preguntó a Pilato si aquello lo decía por sus conocimientos de alguna causa pendiente, o era solamente el altavoz de los judíos acusadores. Y Pilato se desmarcó del caso respondiendo que ellos, los jefes judíos, lo habían entregado. ¡Algo habrás hecho! Y Jesús le aclara que su reino no es de este mundo, y la prueba es que no tengo soldados que me defiendan. Mayor extrañeza en el gobernador: Luego, ¿tú eres rey?
          La gran sorpresa fue la respuesta de Jesús: ASÍ ES, soy rey. Para esto vine al mundo. Pilato no sabía si tomarlo en serio o en chanza, pero Jesús le imponía un respeto, y la pasión que mostraban sus acusadores le manifestaba más aún que allí había un caso que no era corriente.

          Jesús completó su respuesta: Vine para dar testimonio de la verdad. Y ahí sintió Pilato una reacción de escepticismo: en medio de todo lo que estaba viviendo, ¿qué es verdad? Ahora era cuando estaba perdido. No quiso seguir hablando. Dio media vuelta y se fue.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad8:58 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LA COMUNIDAD HUMANA

    "El hombre no puede adorar a Dios y al mismo tiempo despreciar su prójimo. Ambas cosa son incompatibles"-

    ¿EN QUÉ MEDIDA SON TODOS LOS HOMBRES IGUALES ANTE DIOS?.-Ante Dios todos los hombres somos iguales, en la medida que todos tenemos el mismo Creador, todos fuimos creados según la única imagen de Dios con un alma dotada de razón, y todos tenemos el mismo Redentor.
    Dado que ante Dios todos los hombres son iguales, todo hombre posee la misma dignidad y puede reclamar los mismos derechos como persona. Por eso toda discriminación social, racial,sexista, cultural o religiosa de la persona es una injusticia inaceptable.

    ¿POR QUÉ EXISTEN, NO OBSTANTE, LAS DESIGUALDADES ENTRE LOS HOMBRES?.-Todos los hombres tienen la misma dignidad, pero no todos encuentran las mismas condiciones de vida.
    Donde la desigualdad es causada por los hombres, está en contradicción con el Evangelio. Donde los hombres han recibido de Dios diferentes dones y talentos,es Dios quien nos remite unos o otros para que en la caridad uno compense lo que le falta al otro.

    Continará

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