sábado, 20 de febrero de 2016

SÁBADO 20 (José Andrés)

Sábado 20-2-2016
Buscamos y leemos: Deuteronomio 26, 16-19

            Moisés se dirige al pueblo en los umbrales de la tierra prometida iniciando su discurso con una palabra que tiene una gran carga significativa: “HOY”. Aparecerá, también, acompañando a cada una de las declaraciones, sea por parte del pueblo o por parte de Dios. Pero también ese “HOY” interpela a todos los que leemos la Palabra de Dios.
            En este texto del Deuteronomio estamos ante la fórmula central de la Alianza, en la que se subraya la reciprocidad entre los pactantes, es decir, entre Dios e Israel. Cada uno tiene que mostrarse leal y respetuoso con los compromisos adquiridos con el otro. Esta reciprocidad pone de relieve, además, el carácter dialogal y personal de la Alianza.
De este modo, Israel aparece elevado al rango de interlocutor libre y responsable de su Dios. Esto significa que Israel y Yahvé son el uno para el otro: Yahvé ama a Israel y este, a su vez, tiene que amar a Yahvé.
            Las dos declaraciones en las que se recuerda el papel de cada una de las partes, son muy parecidas. En el v. 17 remite a una obligación, adquirida por el Señor, de ser el Dios de Israel y a tres obligaciones o compromisos aceptados por Israel: seguir sus caminos, guardar las leyes y escuchar la voz del Señor.
            Y en el v. 18, se invierten los compromisos: tres por parte del Señor (Israel será su posesión particular, lo colocará por encima de las naciones y será un pueblo santo para el Señor) y una –equivalente a las otras tres del v. 17- por parte de Israel: obedecer los mandamientos del Señor.

            Cada pactante habla no solo de su deber en el pacto, sino también del de su interlocutor. Realmente se trata de un compromiso formal, que implica mutua fidelidad.

1 comentario:

  1. Busco y leo, (Dt26,16-19) Moisés habló al pueblo y dijo:"HOY" te manda el Señor tu Dios poner en práctica estas leyes y preceptos(...)¿Cómo? "con todo tu corazón t con toda tu alma". "HOY", acabas de aceptar lo que el Señor te propone: que Él será tu Dios y que tú cumplirás todos sus mandamientos.

    Yo, tengo que trasladarme al contexto del Deuteronomio para interpretar esta fórmula. El presente fragmento está dirigido a mí; tiene un carácter jurídico y constituye una ratificación formal de aquella Alianza de Jahvé conmigo. Dios es eterno y, en su Pacto, estábamos todos incluidos. En el plano jurídico, en Israel, la Alianza era la forma más radical para construir una comunión entre personas. El fragmento que nos propone hoy la Primera Lectura, presenta un extraordinario tipo de Pacto: no se trata de un pacto entre dos hombres, sino entre un Dios y un pueblo, entre Jahvé y el pueblo santo elegido: ISRAEL; entre el Dios siempre fiel e Israel. Es un pacto "teológico" en el que los contrayentes no están en el mismo plano, no comparten la misma dimensión. Los hebreos se sienten cómodos con su Dios porque no es un Dios lejano, inaccesible...creen en Él, confían en Él, Él tiene voluntad de salvación para su Pueblo elegido. Acoger la Gracia, obedecer sus leyes es la fidelidad que Dios pide a ISRAEL,es decir: que nos pide a todos.

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