miércoles, 10 de febrero de 2016

10 feb: María de Betania unge a Jesús

        Unas breves notas generales de la
Liturgia del Miércoles de Ceniza
          En la 1ª lectura el profeta Joel exhorta a rasgar los corazones; no las vestiduras. Aquella costumbre judía de abrirse los vestidos como expresión de dolor y escándalo ante el pecado ajeno… Y dice el profeta: Rasgad los corazones; no los vestidos.
          En la 2ª lectura (2Cor 5, 20-6, 2) se pone por pasiva esa misma idea: no sois vosotros los que podéis dar el paso, sino que os dejéis reconciliar por Dios, os dejéis perdonar por su misericordia. [Es una pena que la traducción oficial haya traducido en “activa”: “reconciliaos con Dios”, pues la verdad es que sólo Dios puede reconciliar al hombre caído].
          El evangelio (Mt 6, 1-6. 16-18) es la llamada de Jesús a que la reconciliación se viva en el íntimo de la persona. Ni oración, ni limosna ni ayunos para ser vistos, sino en lo más recóndito del alma, ahí donde se realiza la verdad de la persona.

LA PASIÓN DE JESÚS
          En la Pasión de Jesús hay dos líneas paralelas: una es por qué se produce la Pasión. Y otra la lectura que hace Dios de los hechos humanos que llevaron a Jesús a la cruz.
          El punto en el que se inicia ya la Pasión hay que situarlo en el banquete que dio en Betania Simón el leproso. Jesús había llegado allí el sábado (aproximadamente). Que el banquete fuera una celebración por la resurrección d Lázaro no puede ni afirmarse ni negarse. Pero el hecho es que estaban en él los tres hermanos, y que Marta –siempre activa- era la que servía a la mesa. Y Lázaro estaba sentado junto a Jesús.
          En un determinado momento aparece María con un vaso de alabastro de valor que contenía un perfume de gran precio, y se va derecha a Jesús y se lo derrama en los pies, y se los enjuga con sus cabellos. Todo es visto y no visto, como el sentimiento mismo de aquella mujer que de alguna manera quiere expresar a Jesús su agradecimiento por tener entre ellos a Lázaro, su hermano.
          Comenta el evangelista que la estancia se llenó de la fragancia del perfume. Ni que decir tiene que de aquel aroma de nardo puro. Pero hay una dimensión más profunda en esa “expansión del aroma” y es el valor de amor inmenso y agradecido que aquella mujer expresa hacia Jesús.
          Pero no fue capaz de captar esa fragancia el apóstol Judas, que llevó a mal aquella acción y protestó, encajando el caso en mera conveniencia crematística: Se podía haber vendido ese perfume por trescientos denarios y dárselos a los pobres. Digamos que es la eterna cantinela. Aunque Juan no puede callarse y explota con una verdad como un templo: A Judas no le importaban los pobres sino que era ladrón y hurtaba lo que se iba echando en la bolsa. Cuanto más dinero se echara en aquella bolsa común de la comunidad de Jesus y los Doce, más podía meter la mano…
          Y Jesús le salió al paso: Déjala, que lo que ha hecho ha estado bien hecho, y ha ungido mis pies para la sepultura. Jesús estaba hablando de “la escritura derecha” de Dios, mientras que Judas ponía los renglones torcidos. Y Judas llevó muy a mal que Jesús no le diera la razón…; peor aún: le había quitado la razón frente a una mujer. Y eso no lo pudo soportar. Su pecho, su mal pecho, no aguantó lo que para él había sido una humillación pública, y él –que ya estaba con el alma sucia y que no soportaba el camino que llevaba Jesús- concibió la idea canalla de entregar al Maestro.
          Sabía él que Caifás y los sacerdotes estaban nerviosos y violentos porque –a causa de la resurrección de Lázaro- muchos judíos se habían vuelto hacia Jesús. Caifás teme que se le van a ir las gentes y pronuncia aquellas palabras: Conviene que un hombre muera por el bien de todo el pueblo. [Otra vez apostilla Juan: “Como era Pontífice, profetizó”. Y es que dijo mucho más de los que sabía: que la muerte de Jesus era salvación para el pueblo… Otra vez los renglones torcidos de las malas intenciones, que están conduciendo a la escritura derecha de Dios: la REDENCION UNIVERSAL.

          Y Judas almacenó en su alma el odio que se le había subido contra Jesús, y decidió entregarlo a los sacerdotes. Evidentemente no supo Judas hasta qué punto iba a llegar su venganza… Pero hay una lección muy importante: todo lo que se hace bajo la fuerza de una pasión interior, es una mala decisión, y no se calibran las consecuencias. Aunque TODO EL QUE PONE UNA CAUSA, HA DE ASUMIR LOS EFECTOS QUE SE SIGAN, aunque no los hubiera previsto. Cada uno es responsable de las consecuencias de sus actos.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:49 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LA MISERICORDIA DE DIOS Y EL PECADO.

    "En caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo" (Jn,3,20).

    ¿QUÉES EN REALIDAD UN PECACDO?.-Un pecado es una palabra, un acto o una intención, con que un hombre atenta, conscientemente y voluntariamente, contra el verdadero orden de las cosas, previsto así por el amor de Dios.

    Pecar significa más que infringir alguna de las normas acordadas por los hombres. El pecado se dirige kibre y conscientemente contra el amor de Dios y lo ignora. El pecado es en definitiva "el amor de sí,hasta el desprecio de Dios" (San Agustí), y ,en caso extremo la criatura pecadora dice:Quiero ser "como Dios"(Gn 3,5). Así como el pecado me carga con el peso de la culpa, me hiere y me destruye con sus consecuencias, igualmente envenena y afecta también a mi entorno. En la cercanía de Dios se hacen perceptible el pecado y su gravedad.
    "Sólo quien ha pensado reriamente lo pesada que es la Cruz, puede comprender la gravedad del pecado".
    "Mas allá sde la misericordia de Dios no hay otra fuente de esperanza para los hombres"(San Juan Pablo II).

    Continuará

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  2. José Andrés10:09 a. m.

    Siguiendo la invitación del Papa Francisco en el Mensaje para la Cuaresma de este año, iniciamos hoy una serie de comentarios a la primera lectura de la misa de cada día en este tiempo de Cuaresma. Es un tiempo litúrgico fuerte, que este año cobra un especial significado por el Jubileo de la Misericordia. El Papa nos invita a “la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio”
    El mensaje que nos quiere transmitir el Antiguo Testamento suele quedar un poco olvidado. Es verdad que el Evangelio es nuestra guía para la vida, pero no podemos olvidar los escritos de los profetas y otros libros del Antiguo Testamento, que nos enriquecen y nos hacen comprender mejor el mensaje de Jesús.
    Por supuesto que antes de leer el comentario hay que ir al texto. Buscar en la Biblia el libro correspondiente, el capítulo y los versículos, “para experimentar en primera persona ese anuncio”. Digo que es conveniente buscarlo en la Biblia, porque de esta forma nos acostumbramos a manejarla, a “hojearla”, con “h”, y esto, a veces, nos llevará a leer algún pasaje más, que no conocíamos. En estos tiempos tecnológicos sabemos que si ponemos la cita en Google, no sale rápidamente, pero la prisa no es buena consejera cuando se trata de la Palabra de Dios. Además no habremos disfrutado de tener en nuestras manos los libros en los que se ha “empaginado” la Historia de la Salvación.

    Día 10-2-2016, Miércoles de Ceniza
    Buscamos y leemos: Joel 2, 12-18

    Poco sabemos de este profeta. Se llamaba Joel, que significa “Yahvé es Dios” y que su padre se llamaba Petuel. Por no saber, ni se sabe muy bien en qué época vivió. Hay quien opina que podía haber vivido antes del exilio, pero la mayoría de los estudiosos piensan que es de la época postexílica. Joel es uno de los seis libros entre los doce Profetas Menores que no tienen indicación cronológica.
    El mensaje que nos quiere transmitir hoy es una invitación a la penitencia. Ante la amenaza del castigo se impone una renovación interior –“volver a mí de todo corazón” – y una acción penitencial. Pero esta vuelta a Dios es solo la condición. La situación nueva será provocada por la misericordia, la clemencia y el perdón del Señor. Extraordinaria reflexión para este año de la Misericordia.
    Hay un toque de trompeta, pero esta vez no es militar, sino para el culto. Convoca a la asamblea a la penitencia. Esta convocatoria es universal: desde los niños de pecho a los ancianos. Y son los sacerdotes los que se encargan de la súplica de perdón, pues la destrucción del pueblo de Dios sería motivo de burla para las naciones, que podían dudar del poder de Dios.
    Termina el texto diciendo que el Señor se apiadó de su pueblo arrepentido y lo perdonó.


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  3. Después de ser tocado con la ceniza el orgullo del hombre también desaparece cuando se ha dado cuenta de que por sí mismo, no es nada y, además es pecador y es tan necio que se sirve de los mismos dones recibidos de Dios para ofenderle. La Iglesia hoy nos obliga a bajar nuestra cabeza para recibir la ceniza en señal de humildad y nos invita a pedir perdón por nuestros pecados y nos recuerda que en pena de nuestras culpas un día tenemos que volver al polvo. La Iglesia nos llama a la conversión de corazón: El Señor de la Misericordia se conmueve ante un corazón golpeado por el arrepentimiento de los pecados porque incluye el deseo de convertirse y adherirse a Él.Todo hombre tiene necesidad de conversión.Después el Señor lo acoge y lo perdona aunque sus pecados hubieran sido de malicia extraordinaria, devolviéndole su dignidad como hijo.

    La penitencia no es un fin en sí misma. La Cuaresma acaba en Pascua. Y, la vida del hombre no es una lucha infinita contra el pecado, porque Jesús con su Muerte y su Resurrección ya lo ha vencido.

    La Cuaresma es tiempo de adoración de este Dios que ha obrado maravillas que nos dice:"Yo soy JAHVÉ, soy vuestro Dios y no hay otro."En medio de Israel estoy yo" No será jamás confundido mi pueblo. Nosotros somos su pueblo.¡El Señor ama a su pueblo!

    El Santo Padre dijo que lo que le agrada a Dios es que sus hijos se acerquen a Él como hijos, implorando su perdón y permitiéndole ejercer su misericordia.

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